viernes, 1 de marzo de 2019

¿Barbosa, Armenta, De la Sierra?


Pa‘que tanto pinche brinco
estando el suelo tan parejo

Por Alejandro C. Manjarrez
Los estrategas políticos deben serlo a partir de su capacitación, estudios, experiencia, inteligencia y criterio. Sin embargo, no obstante ello, estos expertos también suelen cometer errores en perjuicio de la causa que defienden o promueven. No están zafos, pues, de regar el tepache al dejarse llevar por su pasión, soberbia o desmedido interés personal.
Ahora bien, si alguien se arroga la calidad de estratega político sólo por haber observado, estado, negociado y disfrutado de las mieles del poder, lo más probable es que sus acciones o recomendaciones resulten contraproducentes debido a que benefician a quien quieren marginar o eliminar de equis contienda política. Esto porque al investirse como especialistas muestran su menosprecio por la ética de lo que debe ser una actividad privativa de personas preparadas y con intensa práctica profesional.
El ejemplo más ostentoso de lo que acaba usted de leer lo tenemos en Puebla: alguien tuvo la ocurrencia de redactar o aconsejar la carta que signó Martha Hidalgo, madre de Martha Erika Alonso, misiva en la cual la señora acusa a Miguel Barbosa y pide a Morena que no permita que el ex senador se convierta en candidato a gobernar el estado.
¿Y qué diablos provocó este estratega improvisado?, preguntará el lector…
Para empezar lo escrito debe haber molestado al presidente de México porque de manera irresponsable (igual que lo hizo Marko Cortés) lo embarró de las dudas fabricadas ex profeso para lucrar con el lamentable accidente donde perdieron la vida la hija y el yerno de doña Martha. Dice además que Barbosa tiene las manos manchadas de sangre y que él fue quien promovió las canalladas que polarizaron a la sociedad poblana, mismas que, sugiere, causaron la muerte de la gobernadora y el senador.
Tales dichos —que por cierto carecen de fundamento legal y de la lógica humana que debe privar en los actores del quehacer público— propiciaron que los morenistas se unieran en torno a Luis Miguel Barbosa Huerta, unos abiertamente convencidos del liderazgo que éste ostenta y otros obligados por las circunstancias, como es el caso de los aspirantes a la candidatura en disputa: al defender a Barbosa directamente o con su silencio defienden y apoyan la causa de Morena, que es la causa de su líder Andrés Manuel López Obrador.
Además de esos efectos, la insidiosa epístola dio oportunidad a Barbosa de revivir su presencia como víctima del fraude electoral programado para hacer ganar a la esposa del ex gobernador. Fue el oxígeno que requería quien resultó víctima de la “canallada” procesal que puso en evidencia los controles que durante ocho años diseñó y manejó el morenovallismo. De paso, la carta de marras ató las manos de los adversarios en la contienda interna morenista (Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra) cuyas opiniones y actitudes apoyaron a Luis Miguel cuando éste sufrió los efectos de la amañada elección que le impidió llegar a la gubernatura.
En fin, así como los estrategas políticos deben ser capaces, preparados y éticos, los políticos deben mostrarse congruentes con la ideología que enarbola su partido, más cuando saben que, gracias a la presencia popular de su líder, están obligados a conservar la unidad que les dará permanencia y fortalecerá su liderazgo social. De acuerdo con las encuestas, los sondeos y la respuesta social producto del hartazgo hacia la manipulación del poder y la esperanza, es casi seguro que el próximo gobierno de Puebla sea encabezado por un militante de Morena.
¿Barbosa, Armenta, De la Sierra?
Según parece Barbosa va en caballo de hacienda y en una de esas hasta, por qué no, agradecido con el chambón estratega político del PAN, posible autor o promotor o instigador de la misiva en cuestión…
@replicaalex

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