A veces hace falta un ramalazo de
locura para construir un destino.
Margarite Yourcernar
Por
Alejandro C. Manjarrez
Ni
modo: correré el riesgo de ser reiterativo. La razón: Rafael Moreno Valle es
tan predecible que lo que hizo hace años lo repite, pero no por falta de
imaginación sino debido a que responde al proyecto de poder que incluye el
fortalecimiento de su economía. Supongo que su padre o su abuelo le mostraron
el camino valiéndose del apotegma de quien fue amigo, jefe y paradigma de la
familia: “Político pobre es un pobre político”.
Hagamos
pues un rápido viaje por la vida pública de quien podría convertirse en el
único gobernador que dejó gobernador y, en un descuido, en el único que, valga
el eufemismo, hizo gobernadora a su respetable e incomprendida esposa:
Rafael
nació en pañales de seda.
Vivió
rodeado del amor de sus padres.
Estuvo
en riesgo su vida y por ello tuvo una infancia llena de atenciones: nada más lo
operaron del corazón.
Por
ésa y otras razones fue el niño consentido del matrimonio Moreno Valle-Rosas.
Su delicado estado de salud demandaba que le cumplieran todos y cada uno de sus
caprichos infantiles.
Rafael
se acostumbró a disfrutar de las ventajas que permite la riqueza económica
combinada con la atención desmedida.
Sus
padres lo prepararon para tener éxito en la jungla financiera donde medran las
“fieras” cuya zalea y aliento despide el tufo a dinero.
En
medio de ese entrenamiento apareció lo que le había inoculado el abuelo: la
política.
Con
esas cargas genéticas, Rafael Moreno Valle Rosas arribó a Puebla; lo hizo con
la actitud del conquistador aquel que usó los espejitos para convencer al
pueblo.
Su
padre accedió a soltarlo después de lo que fue una negociación difícil dado que
había proveído a su hijo de educación elitista y una carrera financiera y no,
como ocurrió, para ser político. Rafa aprendió así a moverse en el mundo donde
los miramientos salen sobrando cuando de ganar dinero se trata.
Su
consentidora y comprensiva madre fue su cómplice natural y con esa calidad le pidió
a Armando Labra, amigo de la familia: “Habla y convence a mi esposo para que permita
que mi hijo incursione en la política. Rafael siempre te ha escuchado…”
Armando
Labra, cercano al matrimonio, cumplió su cometido con un agregado digamos que
fraternal: abrió algunas de las puertas por donde Rafita, como le decían, accedió
a la vida pública, primero en las campañas del PRI y después durante el proceso
electoral que impulsó a Melquiades Morales Flores hacia Casa Puebla. En este
espacio de su vida aprovechó el agradecimiento que Melquiades le manifestaba al
general y doctor Rafael Moreno Valle, el padrino político que lo convirtió primero
en su secretario privado, después en diputado y, mediando un importante
donativo económico etiquetado para compensar los gastos de campaña de sus
compañeros, líder del Congreso local. Gracias pues a ése y otros apoyos que el
abuelo le brindó a Melquiades, Rafita
pudo cobrar a precio alzado el llamémosle compromiso generacional. “¡Quiero la
Secretaría de Finanzas!” exigió a pesar de su inexperiencia en el manejo de las
finanzas públicas. Y al entonces gobernador no le quedó de otra mas que
entregársela sin rechistar: era su destino y —diría Shakespeare— lo jugó con
las cartas del nieto de su hacedor.
El
resto de la historia es harto conocido, incluyendo el influjo que Rafael ejerció
sobre dos entes políticos, el mencionado Melquiades Morales Flores y Elba
Esther Gordillo Morales, ésta su hada madrina e impulsora política (recordemos
que la Maestra negoció con Felipe Calderón la senaduría panista que convirtió a
Rafael en el candidato natural a la gubernatura). También persuadió a muchos de
los dirigentes del panismo nacional y varios de los encargados de algunos
membretes políticos. Todo ello, lo subrayo, valiéndose de su habilidad en el
área de la seducción financiera, espacio donde los escrúpulos salen sobrando
(dice el clásico que lo que en política cuesta, sale barato).
Creo pues que estos
trazos del perfil de Moreno Valle son suficientes para asegurar lo que en mis
columnas he apuntado hasta el hartazgo: de una u otra forma Rafael sacará
provecho al proceso electoral que vivimos, incluso si su esposa llegara a
perder la elección. En este caso tendría una gestión senatorial tranquila y
políticamente productiva. Y se libraría de los señalamientos que a punto están
de convertirlo en un hito de la historia negra de Puebla, tal y como lo ha
sugerido Andrés Manuel López Obrador y repetido Miguel Barbosa Huerta.
La paradoja
Respetado lector: no se
sorprenda si Moreno Valle sale beneficiado y limpio de este proceso electoral.
El tipo se ha preparado y tiene la facultad de los camaleones. Sabe cómo
mimetizarse. Aprendió a sobrevivir en los ambientes políticamente tóxicos; lo
hizo valiéndose de su capacidad histriónica en la cual destaca, insisto, su poder
de seducción personal, actitud que combina perfecto con lo financiero. Sin
embargo, este pronóstico podría cambiar gracias a la única nube negra que
oscurece su futuro: el lopezobradorismo.
El candidato presidencial
de Morena ha dicho que, de ganar la presidencia, le sería muy incómodo que
Martha Erika Alonso llegara a gobernar Puebla. Que no la ve como candidata con
merecimientos. Que la considera una pieza más en el engranaje que mueve la
maquinaria de Rafael acondicionada para —ya lo sabemos— conservar el poder y
consolidar algo parecido a una monarquía.
Es obvio que AMLO no
ignora que “con dinero baila el perro y que, con un poco más, también el dueño”.
Por ello le preocupa que su candidato al gobierno de Puebla pierda la elección.
Sabe que Moreno Valle tiene y usufructúa la propiedad intelectual de los
distintos membretes políticos, incluidos los partidos estatales que apoyan la
candidatura de Martha Erika Alonso de Moreno Valle (PAN, PRD, Movimiento
Ciudadano, Compromiso por Puebla y PSI). Y por si lo anterior no bastara ahí
está el pacto del PRI con el Verde Ecologista y Nueva Alianza: todo indica que las
dirigencias estatales del Verde y el Panal fueron convencidas para que
postularan candidatos utilitarios cuya misión consiste en encubrir la
estrategia electorera diseñada para que Martha Erika Alonso de Moreno Valle
gane la elección.
La maniobra política es
prácticamente del dominio público. En ella Rafael Moreno Valle tiene la opción
de mover su maquinaria electoral de acuerdo con el resultado de las encuestas
nacionales; es decir, si observa que el triunfo de Miguel Barbosa es
irreversible, instruiría a sus huestes para que apoyen a Enrique Doger Guerrero.
Esto porque sabe que es mejor un mal trato que un buen pleito. Dudo que Moreno
Valle se siente a esperar esperanzado en el triunfo de Ricardo Anaya Cortés seguro
que éste se prestará a borrar con la cola lo que ha dicho con la boca.
Salta a la vista, entonces,
que Rafael tiene en sus manos las cartas y que con ellas jugará el destino que
le planearon su abuelo y su padre. Lo malo de este juego es que en él va
incluido el destino de Puebla, estado cuyos habitantes están en las antípodas
de la estirpe morenovallista…
@replicaalex