lunes, 26 de diciembre de 2011

Profecías con olor a tinta


 
Por Alejandro C. Manjarrez
Eso de la videncia es un tema tan complejo como sencillo. Complejo porque detrás de las referencias hay muchos argumentos, testimonios y comprobaciones difíciles de refutar. Y sencillo si nos acogemos a la lógica que suele dotarnos de razones convincentes y hasta contundentes. En este último punto centraré mi comentario y, por qué no, la predicción sobre la política que todos conocemos y muy pocos entendemos debido a sus contradicciones o fallas digamos que humanas.
Antes de entrar en materia vale la pena echar un vistazo de pájaro a la historia de las profecías:
Nostradamus vio el fin del mundo y así lo pronosticó. Según los estudiosos de aquella personalidad adivinatoria, el hombre se equivocó o no fue lo bastante claro. Sin embargo, su presencia en ese ámbito prevalece con la magia que le dio fama en el pasado remoto.
Rasputín, el monje ruso, fue otro de los personajes considerados con facultades paranormales. Ya sabemos que el tipo no pronosticó que sería asesinado precisamente por la influencia que ejerció en el zar y la zarina cuya esperanza se basó en la magia curativa y las facultades de quien fungió como poder tras el trono: primero lo envenenaron con cianuro; como no murió le dispararon varias veces; pensaron que aún vivía y por ello lo encostalaron para lanzarlo al río. El caso es que Grigori falló y feo a pesar de que él lo dijo presuntuoso podía ver lo que los demás no imaginaban. Una vez muerto el monje después asesinaron a la familia Romanov que lo había impulsado, protegido y dotado de un poder político extraordinario.
Malaquías de Armagh, que nació en el año 1094, ganó su espacio en la historia de la iglesia romana gracias a sus profecías cargadas de religiosidad. Pronosticó que Irlanda sería dominada por una semana de siglos pero que a pesar de ello nunca perdería su fe. Y en efecto, siete siglos sufrió el peso de la bota inglesa. También se le atribuye esta otra: que al llegar a 112 papas después de su muerte que ocurrió en el año 1148, el mundo terminaría (Benedicto XVI es el 111). La verdad es que el personaje tiene en su haber varios milagros y por ellos lo santificaron. Por cierto, Malaquías dijo que el 2 de noviembre moriría y no le falló.
Gordon Michael Scallion es otro de los videntes famosos, en su caso de nuestra época. Un día se quedó sin voz y tuvo que ser hospitalizado. Ahí, cuando estaba solo vio una luz intensa: era el ectoplasma de la mujer que, dijo, le indicó que debería escribir los mensajes que ella le dictase. Así lo hizo y pronosticó algunas tragedias como tsunamis, terremotos y cambios climáticos. Entre esas prácticas proféticas apareció el terremoto de México (1984) y la caída de la bolsa (1987). Fue tan intensa su producción que ésta tuvo algunas fallas y otras visiones que por obvias le restaron credibilidad; es el caso del cambio climático que igual pronosticó Al Gore.
La base de las predicciones llamémosles técnicas, es la información histórica combinada con la prospectiva que se sustenta en el conjunto de análisis y estudios científicos, económicos y sociales. Mientras que lo profético sucede cuando el pensamiento mágico se armoniza con la energía del maravilloso cerebro que todos tenemos pero que muy pocos saben usar. En ambos casos la lógica opera para dar sustento al vaticinio. Y en esto se han basado los nuevos y espectaculares magos que adivinan el futuro.
Ahora veamos lo qué le depara a Puebla en este 2012:
*De acuerdo con el comportamiento de la cosa pública, el que viene será un año de sorpresas: se modificará la política oficial para, en lugar de las tensiones sociales que produjo el violento cambio de estilos del poder político, tratar de hacer menos tensa la relación del gobierno con los grupos sociales.
*La lucha electoral orillará a los partidos políticos a valerse de la guerra sucia o campañas negras, acciones que producirán momentos de tensión con algunos brotes de violencia. Será un año difícil para cuatro de los marinistas cuya riqueza mal habida es inocultable.
*Se organizarán grupos de empleados del gobierno para protestar contra la política laboral y los recortes que afectan su economía familiar. La inconformidad producirá revelaciones producto de infidencias, y se difundirán algunos manejos heterodoxos del dinero público.
*En el primer círculo del poder habrá una boda en alguno de los ritos luteranos que causará revuelo mediático.
*En Casa Puebla se anunciará el advenimiento de un nuevo miembro vinculado con la familia del Gobernador.
*En la entidad poblana ocurrirá una fuga de “cerebros”: regresarán a su lugar de origen varios de los servidores públicos que arribaron al estado para formar parte del gobierno morenovallista.
*El sistema de espionaje político implementado por el gobierno poblano, recibirá un revés en las redes sociales. Diría el ranchero: darán al titular del poder Ejecutivo una sopa de su propio chocolate.
*Los jefes de línea de la universidad pública sorprenderán a la sociedad al ponerse de acuerdo para hacer la declaración institucional cuyo impacto afectará las relaciones de la BUAP con el gobierno del estado de Puebla. Pintarán su raya pues.
*Uno de los controvertidos empresarios poblanos, ganará los espacios de los medios de comunicación local y nacional. Será protagonista de la nota periodística más importante del 2012.
*En los primeros meses del año el gobierno estatal producirá su primer chivo expiatorio.
*Respecto a los resultados electorales que entronizarán a los representantes populares, no hay nada nuevo ni sorpresivo bajo el sol. La razón: estos se darán de acuerdo con lo planeado en los escritorios de Elba Esther Gordillo, Enrique Peña Nieto y Rafael Moreno Valle. Aunque tendremos varias sorpresas.
*El PRD tendrá en Puebla una votación histórica para ubicarse en el mismo nivel del PAN respecto a la representatividad en las Cámaras. 
Estas son, pues, algunas “profecías”. Claro que tienen el olor a tinta porque, como digo arriba, están sustentadas en la información y otros datos más que por ahí han sido escritos y se escuchan en los sinuosos caminos del chisme y pueden percibirse en los corrillos del poder. Así que no les haga mucho caso; sin embargo, tampoco las deseche porque a lo mejor y resultan tal cual.
Ah, se me olvidaba: Rafael Moreno Valle seguirá montado en su macho...
Nota bene: para otras profecías, las del tarot, busque usted la revista Réplica.
Twitter: @replicaalex

martes, 20 de diciembre de 2011

El chango del cardenal


Por Alejandro C. Manjarrez
En la columna anterior compartí con el lector unas líneas del libro de mi autoría Soy político, y qué. Hoy lo hago con una de las historias que contiene otro libro, Confidencias del poder. Como ya lo dije ambos se publicarán el próximo mes. Va.

Juan Sandoval Íñiguez no despegó la vista del vino que él personalmente servía ponderándolo como uno de los mejores de su cava.
—Hágame usted el honor de probarlo —dijo el cardenal  a Guillermo Jiménez Morales al tiempo que señalaba con sus ojos la copa y veía a Tití, el chango adoptado por el prelado.
El sorprendente color de la bebida caía sobre el cristal como una cascada llena de magia. Guillermo hizo la cata y lo aprobó sin poder ocultar su desasosiego por la fría y agresiva mirada del pequeño mandril que lo observaba como si fuese el peor enemigo de su especie.
—Este es un excelente vino —respondió Jiménez—. Su sabor se percibe suave y potente, con un bouquet especiado y elegante. Es de lo mejor que he tenido en el paladar, gustillo que invade todos los sentidos, señor Cardenal; la sensación y aroma se enriquece al ver su color cereza, oscuro, cautivante. Gracias su Eminencia por esta inolvidable y grata oportunidad que me ha permitido compartir con Usted unos sorbos de la milenaria cultura vinícola.
Cardenal y Embajador se quedaron viendo como si quisieran transmitirse algunos de sus pensamientos igual de campanudos. El simio, que los miraba nervioso, parecía interesado en captar las sensaciones de sus dos enormes dioses, uno muy cercano a él, y el otro tan sospechoso como El extraño, aquel personaje antisemita llevado a la pantalla por Orson Welles.
La animada conversación versó sobre la cultura universal y la religión en su nueva cruzada para recuperar adeptos. Las palabras de ambos recorrieron los dos mil años de la historia de la Iglesia, incluida su lucha contra el poder civil, confrontación llamada “guerra cristera”. Se percibió el perfume del poder de esos dos hombres cuya vida se amoldó en cuanto empezaron a hablar de las funciones delegadas al César... 
…Cardenal y Embajador platicaron como si fuesen viejos amigos. Los prominentes labios de los dos personajes eran observados por el chango que parecía querer integrarse a la conversación. Íñiguez estaba complacido con la actitud de su adorada mascota que así como ponía interés en la plática, de repente se rebelaba para, desvergonzado, acercarse a don Guillermo.
—¿Le molesta Tití? —preguntó Juan una y otra vez pero sin hacer nada para impedir los excesos del pequeño eslabón perdido, entre ellos meter sus deditos en el plato del Embajador.
—No Cardenal; no me molesta este simpático changuito —mintió sonriente Jiménez—. Es un buen detalle de su parte el cuidar y educar al mono cuya mirada tiene los destellos de una inteligencia precoz que la naturaleza le impidió desarrollarse para ser racional.
—Dios así lo determinó —terció el príncipe de la Iglesia—. Quizá para mostrarnos que hay muchos hombres que parecen racionales pero que sólo son remedos de este bello animalito.

Plática de altura
La pomposa conversación se fue animando conforme el vino penetró el organismo hasta formar parte del torrente sanguíneo. Se vertieron ideas y se glosaron costumbres, e incluso discutieron con civilidad distintas lecturas e interpretaciones sobre libros trascendentes como El laberinto de la soledad y Visión de Anáhuac, de Paz y Reyes, respectivamente.
Cultos pero en las antípodas, anfitrión e invitado pudieron haber recordado el verano de 1691, año de calamidades. Imagino que hasta conversaron sobre la tragedia de las cosechas perdidas por las intensas e inusitadas lluvias. Y también de los efectos que produjo la falta de leña y carbón, y de las inundaciones de la ciudad de México, y del hambre que hizo estragos entre los pobres, y del inesperado eclipse de sol, y de la aparición del chahuixtle en las pocas milpas que quedaban, y de la escasez de maíz y trigo, y de la presencia de los acaparadores y especuladores que nunca faltan, y de la hambruna que concitó las protestas del pueblo contra las autoridades, en fin, todos ellos infortunios que afectaron al virrey cuya imagen decayó igual que había caído el prestigio y la economía del gobierno civil…

Ahí seguía Tití confundido por las palabras de los seres humanos. Sus pequeños ojos parecían mostrar el destello de luz intelectual que proyecta el mutismo. De repente se inquietó y se puso a brincar justo en el momento en que salió el nombre del arzobispo Aguiar y Seijas, apasionado enemigo de las mujeres, en especial de sor Juana Inés de la Cruz. Algo afectó el elemental cerebro del chango porque el animal sufrió un ataque de pánico. El Cardenal tomó a Titi con cariño paternal hasta que logró calmarlo para que dejara de chillar con la estridencia que taladra los oídos.
—Aguiar y Seijas ocupó el vacío de poder político que produjo la protesta del pueblo —dijo don Guillermo un poco más tranquilo debido a que Tití había sido controlado—. A partir de ello el Clero adicionó la política a su labor pastoral, acción que, como consta en autos, duró más de cien años para después modernizarse y ejercer su poder de manera tersa y espiritual.
…El cardenal se mostró satisfecho con el comentario de su invitado e inició el ritual del piojito al mono cuyos pequeños ojos seguían fijos en quien fue el primer embajador de México en El Vaticano.
—Me da gusto escucharlo —dijo Juan Sandoval—. Se ha ganado a un amigo que le ofrece este espacio de reflexión y oración, una de las ramificaciones de Roma. Veo con gusto que Usted ha percibido la esencia del gran poder del Señor que, lo acabo de comprobar, lo escogió como su custodio laico en este mundo de confusiones e intereses ajenos a nuestro credo…
El chango brincó y volvió a gritar como si algo le hubiera picado en el lugar más sensible cercano a las nalgas. La reacción del mico obligó a Jiménez a dar por concluida su visita; no quiso interrumpir aquella relación hombre-animal que bien pudo haberse iniciado en algún lugar parecido al mítico Paraíso. Guillermo salió de la residencia del Cardenal directo al hotel para bañarse y desinfectarse ya que el olor a chango lo había penetrado hasta quedar grabado en uno de los núcleos neuronales de su hipotálamo.
Ya sólo con su amo, el gesto del pequeño mandril debe haber cambiado apoderándose de la expresión común en los niños que han logrado recuperar la atención del padre o de la madre, cuya responsabilidad les induce a propiciar la estimulación precoz. Pero Íñiguez no pudo lograr que el chango dejara de serlo.



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domingo, 18 de diciembre de 2011

Vida y milagros de un gobernador


Por Alejandro C. Manjarrez
Como comienza el periodo vacacional ab ovo, confieso a los lectores que lo utilizaré para preparar los originales de los dos libros a publicar en enero próximo. Mientras llega esa para mí esperada fecha, quiero compartirles las primeras líneas del inicio de la novela que se intitula: Soy político y qué. Se trata de la autobiografía de algún gobernador; o de varios unidos en uno. Por si existiere alguna duda sobre esta mi travesura, va primero el epígrafe y enseguida trece párrafos del primer capítulo:
Cualquier semejanza con personas en ejercicio pleno de su poder, o en la banca, o en retiro, o congeladas, o muertas, no es casualidad. Sólo es falta de imaginación.
“No hubo una sola voz que pusiera en tela de duda mis logros y el éxito que me propuse cuando todavía era un joven hijo de la tierra árida y empobrecida por los intermediarios, hombres cuya ambición produjo más pobres que los que actualmente soporta el campo mexicano.
“Por esa abrumadora descarga de lisonjas a mi trabajo, inteligencia y discernimiento político, se manifestó en mí, lo confieso sin rubor, la actitud de soberbia que me atrajo muchos enemigos, mismos que, poco antes de que yo dejara el cargo, brotaron como la mala yerba. Sin embargo, gracias a mi origen pueblerino pude entender mis errores y cambiar de ruta orientado por el ángel de la guarda que me acompañó durante el tiempo que ejercí el poder…
“Ya había sido diputado, posición que en automático me llevó al Senado. Aprendí cómo diablos corromper a quienes ejercen el poder. Lo que me faltaba encontrar era la forma de hacer que el Presidente se fijara en mí y me permitiera ser su amigo. Tuve que esperar a que se presentara la oportunidad.
“En esas andaba cuando en una reunión binacional con los gringos conocí a una bella hembra; nos hicimos amigos, nos confiamos algunos de los secretos que se pueden compartir. Y entonces, sin mediar protocolo o antecedente digamos que amistoso, ella me pidió lo que hasta ese momento me parecía poco menos que imposible:
“—Acércame al presidente Emmanuel Cordero —dijo de sopetón entrecerrando sus bellos ojos—. Te prometo que si lo haces seré tu aliada y usaré todo lo que tengo para que los dos logremos nuestros objetivos.
“Al escuchar semejante oferta, la imaginación que solía asediarme cuando estaba a solas frente a una mujer hermosa, me hizo concebir ideas sexuales fantásticas. Era la regla y me ocurrió en ése que parecía un encuentro casual. De ahí que mi libido respondiera de inmediato aunque con el freno de la madurez que prodiga la edad. Pude atemperar mis pasiones al combinarlas con el razonamiento producto de la experiencia. Pensé y dudé de la oferta-petición que me había hecho aquella fabulosa hembra, meditación que acompañé con el recorrido visual por sus atributos. Tanta belleza me quitó el resuello a pesar de ser yo un gallo muy jugado en esas lides. Imaginé lo que en esas circunstancias habría hecho mi abuelo garañón; vino a mi mente una de las muchas frases que me dijo (“a las viejas háblales derecho para no perder el tiempo”) y sin mediar delicadezas hipócritas solté a la fémina:
“—¿Quieres ser su amante?
“—Sí —respondió sin siquiera pestañear la cabrona—. Pero necesito que me recomiendes con él —agregó mostrándome los dientes humedecidos por el néctar de su boca.
“—Déjame pensarlo —enuncié mustio e hipócrita porque omití que yo era el que necesitaba ser recomendado—. Dame tu teléfono y la dirección donde pueda localizarte. Necesitamos tiempo para conocernos mejor… Tú sabes.
“—Sí, sí… Está bien —cantó mientras buscaba en su bolso la tarjeta que extrajo como si ya la tuviera preparada—. Aquí tienes mis generales: el celular, el radio, el número del teléfono y la dirección de mi casa. Háblame a cualquier hora —dijo con voz etérea. Y otra vez mi imaginación empezó a volar…
“Hasta ahí todo parecía lógico a partir de dos hechos: la debilidad que el Presidente sentía por las mujeres, y mi fama de mujeriego. Eso fue lo que yo quise ver basándome en el primer impacto que me causó esta dama de nombre Irene Walter Rémix. Pero allá muy en el fondo dudé de su franqueza, actitud que me indujo a sospechar sobre las intenciones que, supuse, me ocultaba. Inclusive llegué a presumir que todo se trataba de un plan para manipularme. Empero, pese a las dudas que nunca faltan, me dejé llevar por mi entusiasmo y enterré los recelos naturales que propician ese tipo de encuentros fortuitos. Esto porque Irene era como un sueño, una oportunidad que —pensé entonces y seguí en las mismas por largo tiempo— concentraba los dones de la naturaleza y los atributos que Dios hombre también debe haber soñado…
“Quise pero no pude borrar de mi cabeza su cadencia corporal, su voz sensual y su aliento a brisa primaveral. No podía despojarme de aquel aroma, esencia que me recordaba mi primer y fortuito encuentro con la adolescente que conocí en una fiesta del pueblo y que, en silencio y comunicándonos con los ojos, a hurtadillas, los dos nos desaparecimos para estrenarnos en el amor custodiados por las flores que emergían de la tierra como cómplices que nos protegían de las miradas indiscretas...”
El segundo libro ya lo he comentado en este espacio. Se llama Confidencias del poder. En algunos casos revelo y en otros rememoro hechos que no deben quedar en el olvido. Así que vertida esta nota bene, digo al amable lector que por este medio lo mantendré al tanto. ¡Ah! Y se aceptan sugerencias eh... 
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viernes, 16 de diciembre de 2011

El PRI marinista, aún vigente


Por Alejandro C. Manjarrez
La participación de Manuel Bartlett Díaz en el proceso electoral del 2012, ha puesto al PRI poblano contra la espada y la pared. La experiencia del ex gobernador y la parafernalia que seguramente se le unirá, me permite imaginar un escenario desastroso para el partido de Mario Marín Torres.
Por si el lector levantó la ceja después de leer la última frase, enseguida explico el por qué los derechos de autoría priista poblana aún le pertenecen al también ex gobernador y, en alguna época, ahijado, fan y colaborador cercano de Manuel Bartlett:
El actual presidente del Comité Directivo Estatal es producto del caldo de cultivo que movió el cucharón del entonces “Precioso” mandatario. Varios de los presuntos candidatos surgieron de la misma pócima. Y casi todos los dirigentes olvidaron que los militantes tienen más importancia que el gobernador actual que, además de haberlos derrotado, hizo aliados a su causa a quienes supuestamente tendrían que haberlo enfrentado en los temas políticos que afectaron o afectan a los priistas, fenómeno éste que merece un apartado especial.
Tenemos, así, que el ex secretario de Gobernación Federal y ex secretario de Educación Pública y ex senador de la República, llega a Puebla más fuerte que cuando ganó la elección que lo hizo gobernador: conoce el terreno que pisará, lo apoyan los estrategas que junto con él perdieron y ganaron elecciones y, además, habrá de ocupar el enorme vacío del liderazgo que añoran los jefes de línea cuyo control o presencia sigue vigente a pesar de que hayan sido desplazados unos y engatusados otros. Vea usted:
Ignacio Mier Velasco pondrá a la disposición de su ex jefe la estructura cuyos ejes él aceitó y reacomodó después de la estruendosa derrota sufrida por el PRI en la primera elección que le tocó al gobierno bartlista. De ahí que con su apoyo y dirección electoral, Enrique Doger Guerrero haya ganado la presidencia municipal llevándose una votación en esos momentos histórica. Lo curioso es que una vez engrasado el engranaje electoral, Mier le dio mantenimiento para –entonces así lo supuso– conducir de la mano a su amigo Enrique por los caminos que lo llevarían al gobierno estatal. Recordemos que Nacho fue presidente del PRI poblano, posición que le permitió conocer las entrañas de la bestia electoral y convertirse en un estratega en ese tipo de asuntillos.
Además de Mier, estaría Carlos Meza Viveros, ex dirigente del PRI municipal y uno de los políticos con mejor preparación para el debate, la denuncia y la judicialización de las elecciones. En un descuido hasta Víctor Manuel Giorgana se adicionaría al grupo. Pero lo peor para quienes se enfrenten a la fuerza de Bartlett, es que este personaje conoce vida y milagros de aquellos que puedan contender por el escaño senatorial, incluidos Javier López Zavala, Alejandro Armenta Mier y Blanca Alcalá Ruíz, por mencionar a los tres aspirantes con bagaje.
A lo anterior hay que adicionar la ola-tsunami que, según parece, provocará Morena y su candidato amoroso. La razón: un número importante de ciudadanos están convencidos de que el PAN no debe permanecer en el poder. Lo paradójico es que parte de ese segmento social tiene reminiscencias priistas; sin embargo, parecen estar dispuestos a votar en contra de su partido, precisamente porque la dirigencia y los representantes populares del PRI se amorenovallaron.
De concretarse estas condiciones basadas en la lógica de los tiempos que vivimos, las elecciones cambiarían el escenario poblano para dejar sin dos senadurías al PRI. Esto, que conste, dependerá de quiénes sean los candidatos que postulen. Con Zavala la moneda estaría en el aire (si no es marinista ¿qué otra cosa puede ser?). Y con Blanca podría alcanzar los votos suficientes para que no quedara como tercera fuerza electoral. El resto de aspirantes, con el respeto que se merecen, poco o nada pueden hacer por su partido
La duda que todavía no da color, se basa en el efecto electoral de las alianzas PRI, Panal y Verde Ecologista, cuya concepción para contender en Puebla también ha sido alterada con la presencia de Bartlett. Además de Guillermo Aréchiga Santamaría, ¿quiénes serían los héroes o mártires de esta contienda? ¿Enrique Agüera Ibáñez?
Hay que esperar un poco de tiempo para saber más o menos lo que pasará con el PRI entre amorenovallado y amarinado, instituto por ahora víctima de sus timoratos dirigentes. A esta circunstancia nada positiva para el, insisto, PRI marinista con tintes morenovallistas, agregue el lector la participación de Javier Lozano Alarcón, otro ex priista entrenado para el debate y el descontón contra aquellos que pongan en duda la solvencia moral y política de su amigote el Presidente.
En efecto, lo mejor está por venir para quienes sólo somos observadores –críticos o no– del acontecer político estatal. Así que estemos preparados porque esto, señoras y señores, se va a poner tan bueno como divertido.
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martes, 13 de diciembre de 2011

Cuando el ridículo los alcance


Por Alejandro C. Manjarrez
¿Y ahora qué va a pasar con nuestros políticos culturalmente chambones, unos en vías de empoderarse y otros trepados en el poder? ¿Cambiará Puebla? Además de los libros utilitarios como El arte de la guerra, ¿se atreverán a leer obras de corte literario e histórico? ¿Romperán el estigma de la ignorancia política?
Mientras ellos mismos (o sus declaraciones) nos aclaran los enigmas apuntados, analicemos algunas de las probables consecuencias producto de los dislates y olvidos de Enrique Peña Nieto, aspirante del PRI a la presidencia de México, tropezones que imitaron otros políticos, entre ellos Ernesto Cordero, Mario Delgado y José Ángel Córdova Villalobos.
Y aquí, con el permiso del lector, cabe e incluyo lo que dijo Arturo Pérez Reverte en alguna de sus entrevistas:
“Un político ignorante, como hemos tenido ministros de Cultura y de Educación con un nivel cultural muy bajo, se torna peligroso. Son técnicos, pero con base muy poco sólida. Mi miedo siempre es que la ignorancia unida al poder político, y la incultura unida a la incapacidad de legislar, produce efectos devastadores.”
Regreso al tema e insisto: la ventaja que nos ha proveído el aspirante del PRI, es que leídos o no, los ciudadanos ya nos dimos cuenta de que ahora sí podremos exigir que la cultura forme parte de los planes y propuestas de los candidatos que buscarán convencernos. Unos lo haremos a través de las redes sociales mientras que otros seguramente se valdrán de los comentarios de boca en boca y de casa en casa. En fin, lo importante de la aportación peñista es que si no ha pasado, pronto dejará de funcionar el famoso atole con el dedo.
Este es, pues, el regalo decembrino del priista que sin habérselo propuesto golpeó los bajos del “monstruo electoral”, ente constituido por una sociedad cada día mejor informada y, en consecuencia, menos proclive a dejarse llevar por la propaganda televisiva.
Pero aparte de esa extraordinaria contribución de Peña Nieto, hay otra: la que hizo poner los pies en la tierra a los especialistas en marketing político. Me refiero al sector donde se diseñan imágenes y proyectos gubernamentales de largo aliento. Ahí, en esas entrañas casi burocráticas, se estarán rediseñando las estrategias que a los responsables de este mercado les permitirán sacar a sus bueyes de la barranca cultural. Aunque en otro orden de ideas, ya pasó con el ex presidente Bill Clinton, por ejemplo, y también con Eliot Spitzer, ex gobernador de Nueva York. Recordará el lector que tanto uno como el otro decidieron que para ellos el sexo era el método ideal en temas de relajación y para prevenir que estallara su ánimo concertador. Ambos supusieron que con este tipo de desfogues podrían atemperar las presiones del agobio gubernamental. Clinton pudo librar la bronca ocasionada por Mónica Lewinsky –la becaria que cayó de rodillas y lo confesó–, gracias a las acciones de su cuarto de guerra y dado a que era el Presidente del país más poderoso del orbe. Pero Spitzer se vio obligado a dimitir porque sólo trabajaba de gobernador.
En una de sus recientes colaboraciones (“La vida, la gente”), Javier Gutiérrez Téllez nos recordó el nivel cultural de los gobernadores de Puebla. Los mejor librados del análisis hecho por el colega, fueron Alfredo Toxqui, Guillermo Morales Blumenkron y Melquiades Morales Flores. El resto quedó en el mismo nivel donde se acaba de ubicar Enrique Peña Nieto, circunstancia o historias que habrían pasado desapercibidas si el aspirante presidencial no hubiese demostrado lo que tanto ruido ha provocado. El recorrido que hace Javier muestra que la buena memoria o el telepronter son insuficientes para que el político pase a la historia librándose de los sambenitos inculto y chambón.
Como ya lo dije, ese ruido y el despertar de la sociedad, necesariamente habrán de modificar los esquemas de la propaganda adoptada por los gobernadores o presidentes municipales. Ya no será suficiente el mediaticazo que difunde al político fotogénico o promueve sus acciones de gobierno, a pesar de que éstas sean parte de su obligación constitucional. No. De ahora en adelante, además de su modito de andar, tendrán que cultivarse para evitar que el ridículo los alcance.
Al final de cuentas, cosa rara por cierto, Enrique Peña Nieto ha logrado lo que nadie había podido hacer: despertar en el pueblo la necesidad de exigir que los gobernantes sean cultos. Y de paso sacudir a personajes como Carlos Fuentes cuyo criterio al respeto resultó demoledor: “Este señor –espetó– tiene derecho a no leerme. Lo que no tiene derecho es a ser presidente… a partir de la ignorancia…” Lástima que no lo dijo hace medio siglo, cuando México era la región más transparente.

Twitter: @replicaalex

domingo, 11 de diciembre de 2011

“Hay que sacar al PAN de Los Pinos”


Por Alejandro C. Manjarrez
Diría Perogrullo: gobernar conlleva una enorme responsabilidad. Pero hacerlo sin partidarismos y apegado a la equidad que obliga el cargo, es un acto exclusivo de los estadistas.
Felipe Calderón Hinojosa, ha soportado estoico el enorme peso de la Presidencia, tara aumentada, curiosamente, por su vocación de trabajar, pensar y soñar para quedar bien con sus correligionarios, esperanzado en que éstos digan al final del día: Felipe ha sido el mejor presidente para los intereses del PAN.
En torno a esa inspiración giran las acciones del mandatario. Por ello privilegia los asuntos electorales sobre la responsabilidad de gobernar para todos los mexicanos, acciones en las que nunca han faltado las estrategias diseñadas con la intención de desprestigiar a los oponentes, los que sean. La izquierda unida o desunida es uno de los objetivos que aparecen en los planes “secretos” de Los Pinos. Y el otro el PRI, obvio. “Hay que conservar la presidencia de México, haciendo lo que se tenga qué hacer”, podría ser el principal postulado blanquiazul para el año 2012, la frase común que se antoja como una de las consignas del grupo Calderón.
Todo esto tiene sin duda un alto costo político, debido a que se han utilizado (y seguramente lo seguirán haciendo) las instituciones que en sus pesadillas de poder Andrés Manuel López Obrador mandó al diablo. La táctica produjo ya el desgaste de la imagen y prestigio de la Presidencia de la República (la institución más importante), el poco que le dejó Vicente Fox y su adorada Marthita. Tres ejemplos, sólo tres:
1-   El fallido michoacanazo operado por la PGR. En la otra familia, la presidencial, la Cocoa fue la más afectada con el desastre judicial.
2-   La costosa disolución de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, a cargo de Javier Lozano Alarcón, el kamikaze del gabinete, actitud o función que los electores le cobrarán tanto a él como al PAN, y
3-  La retórica permanente articulada con la malévola intención de culpar a otros del fracaso de la guerra que supera los 50 mil muertos, crímenes en su mayoría sin la averiguación previa que la Ley establece.
Todo ello obliga a suponer que el próximo será un año mediático muy movido. Primero porque la oposición al gobierno unirá sus fuerzas inspirada en la frase panista pero al revés: hay que sacar al PAN de Los Pinos. Por otro lado las dirigencias de la izquierda dirán algo muy parecido a lo que en su época expresó Irineo Rauda, el general que ganó fama por sus andanzas en Michoacán, precisamente: “Éramos los mesmos, nomás que andábamos un poco devididos”.
Lo que natura non da…
Y ya que traigo a colación al famoso general que así justificó las luchas entre las diversas facciones revolucionarias (maderistas, zapatistas, carrancistas, villistas, orozquistas, obregonistas, callistas, delahuertistas y demás), con el permiso de Armando Fuentes Aguirre (La otra historia de México, Ed. Planeta. 2010), déjeme comparar a Irineo con Enrique Peña Nieto, cuya memoria teflonezca lo ha puesto en evidencia y de paso arrastrado a otros aspirantes a cargos de elección popular.
“Presumía de culto y refinado este general Irineo Rauda, y exornaba su expresión con giros que a él le parecían muy elegantes. Al rendirle a un superior el parte del día, le dijo pomposo y campanudo: Mi general: este día de hoy fina hubo ninguna novedad que altere vuestro semblante.”
Nos cuenta Catón que para parecer culto, el tal Rauda apuntaba en una libreta las exquisiteces que encontraba en los libros, frases que se aprendía y después repetía en sus conversaciones dándole el giro semántico que le permitía su escasa cultura. Algo parecido a lo que hacen los políticos pero sin apuntes porque confían en su memoria. Y la memoria o los recuerdos, como establece la ciencia, es producto del aprendizaje, capacidad que se apoya en la natura y en los conocimientos. De ahí la antigua frase: “Lo que natura no da Salamanca no lo presta”.
Tenemos, pues, la posibilidad de que las campañas que se avecinan resulten tan espléndidas que nos darán mucho de qué hablar; a saber:
Un o una panista empeñados en ganar votos con base en el desprestigio de sus oponentes; para ello trabaja el primer panista de la nación.
Un contradictorio izquierdoso-centrista-amoroso recetándonos sus fórmulas diseñadas para salvar al país mediante la interpretación de la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, disciplina que, espera, lo lleve a ocupar la institución que hace poco más de seis años mandó al diablo.
Y un candidato de centro-izquierda mostrándose concertador con la prensa al compartirle su realidad; es decir, lo que sería el “material más apasionante que aquel que la ficción le brinda al novelista”.
Así las cosas, sin estadistas en el escenario nacional, da lo mesmo Chana que Juana.
Twitter: @replicaalex

jueves, 8 de diciembre de 2011

Periodistas y ciudadanos, presuntos culpables


Por Alejandro C. Manjarrez
Bien por la ley que faculta al Ministerio Público para solicitar al poder Judicial la intervención telefónica: de esta manera se podrá obtener información que conduzca al esclarecimiento de delitos calificados como graves y aquellos relacionados con la delincuencia organizada, el secuestro y la trata de personas.
Y digo bien no porque esté de acuerdo con lo que autorizaron los diputados (dudo que alguien ajeno al Gobierno lo acepte), cuerpo legislativo cuya soberanía y criterio dependen del poder Ejecutivo. De ninguna manera. Mi expresión se basa en la lógica que nos lleva a suponer que con esta reforma la sociedad se verá más que obligada a exigir por todos los medios a su alcance, que esos eufemísticamente llamados diputados legislen para que el nombramiento y jerarquía del Procurador de Justicia del estado de Puebla, ya no dependan del poder Ejecutivo. Mientras omitan esta necesidad y su Eminencia decida por los demás, cualquier intervención telefónica llevará el sello de Casa Puebla y, en consecuencia, los jueces padecerán el sambenito de borregos alimentados por la tersa y a la vez mano dura del señor gobernador.
Bien por la determinación de los conscriptos de la patria chica para que el nombre del obispo Juan de Palafox y Mendoza, figure en los muros del recinto legislativo.
Y digo bien no porque sea correcto que refuljan en el frontispicio del Congreso local las 21 letras del apelativo de su Ilustrísima, sino porque este Congreso de Puebla por fin habrá oficializado lo que ya sabemos: que sus diputados son corderos de Dios y, por ende, trasgresores de las leyes que protestaron respetar y hacer cumplir.
Bien por los diputados que a priori aprobaron (en comisiones, obvio) lo que habrá de ser la reforma a la Ley del Issstep, misma que plantea el aumento directo de 10 por ciento a las cuotas para la institución, de las cuales los trabajadores absorberán el cuatro por ciento y el gobierno estatal el seis por ciento restante.
Y digo bien no porque la medida sea conveniente para la ya mermada economía de los trabajadores del estado de Puebla, sino porque semejante disposición tendrá tres efectos inmediatos; a saber:
a)   Paliará el déficit ocasionado por la mala administración consecuencia de los negocios y raterías de los otrora funcionarios marinistas.
b)   Esta necesaria o estratégica disposición enardecerá los ánimos laborales en contra quienes se llevaron hasta el mecate y que, a pesar de ese latrocinio, gozan del beneficio de la impunidad concertada. Y
c)   Como consecuencia de lo anterior, el gobierno estatal se verá obligado a moderar sus gastos (me refiero a la partida del Ejecutivo) para evitar que los miles de afectados se rebelen y protesten contra lo que ellos podrían considerar excesos o incluso lujos innecesarios.
Después de estas reformas y dictámenes protestados o protestables –depende el criterio del lector–, en las próximas sesiones los ciudadanos legisladores empezarán a discutir para aprobar las reformas a la Ley de Transparencia, proyecto elaborado y revisado al alimón por los dos poderes que, según el clamor popular, es uno solo. Y ahí veremos de qué lado masca la iguana: si pulen aquellas facetas tan inciertas como mañosas que ubicaron a la poblana como una de las leyes más opacas; o si de plano le dan la vueltecita para que el poder Ejecutivo siga despachándose con la cuchara grande, lo cual dañaría aún más la imagen de nuestros multicolores diputados.
Concluyo y retomo lo de las intervenciones telefónicas:
Ante la estructura judicial que la canalla considera sometida a los designios del poder Ejecutivo, ¿quién nos garantiza que las conversaciones de usted, del que esto escribe y de los colegas periodistas no sean objeto de intervenciones judicialmente autorizadas?
La preocupante duda se debe a que, de acuerdo con la costumbre, digamos que secreta, los “pájaros en los alambres” ya escuchan nuestras conversaciones, razón por la cual ahora ese tipo de intrusiones podrán justificarse con alguno de los supuestos enunciados. Si así fuere todos seríamos presuntos culpables.
Está cabrón.

Twitter: @replicaalex

martes, 6 de diciembre de 2011

Ojo políticos: los libros no muerden


Por Alejandro C. Manjarrez
La cultura de los gobernantes. ¡Vaya tema!
Este segundo comentario también está sustentado en lo que dijo otro priista durante la pasada lucha por presidir el PRI poblano, sugerencias con las que puso en aprietos a sus correligionarios.
Fue Antonio Hernández y Genis quien nos regaló una especie de manual cultural para aquellos que busquen ser líderes, propuesta que por sus alcances aún sigue vigente debido a que los aspirantes a gobernar al país acaban de demostrarnos que son muy malos lectores.
Está claro que hoy los políticos se enfrentan a la vigilancia o marcaje personal que se da en todas partes, empezando por las redes sociales. Éste y otros fenómenos deberían obligarlos a cuidarse para evitar errores que los equiparen al famoso Juanito. Enrique Peña Nieto y Ernesto Cordero, por ejemplo, se acaban de ubicar en el umbral que, precisamente, da acceso al espacio donde –diría el historiador y politólogo Gustavo Abel Hernández– viven y medran los hombres públicos que necesitan de un Walt Disney que les diga qué decir y cómo hacerlo.
En uno de sus artículos semanales (que ya no publica debido a que su pluma se transformó en algo parecido a una charrasca de doble punta y filo), Toño planteó lo que en ese momento fue un divertido juego semántico que buscaba alertar a sus correligionarios: “Si entre los priistas no existe quien tenga cualidades combinadas con la capacidad de convocatoria que requiere un dirigente, entonces para qué le buscan mangas al chaleco”. Nada más propuso que los entonces aspirantes a la presidencia del comité directivo estatal priista, reunieran las siguientes condiciones ajenas por cierto al pensamiento mágico y, obvio, a la costumbre del dedazo inspirado en la confiabilidad del elegido, o mejor dicho en su mansedumbre:
Conocer a Platón y su República o Las leyes, lo mismo que a Aristóteles en su Política o en cualesquiera de sus tres versiones de la Ética. Saber qué dice Agustín de Hipona en su Ciudad o Tomás de Aquino en su Vindiciae contra tyrannos. Haber leído El Príncipe y como complemento a Tsun-su.
Las obras tanto de Montesquieu como de Rousseau, Hobbes, Marx, Marshall McLuhan y Robert Dalt, también figuraban en la traviesa lista de los requerimientos intelectuales que sugería Hernández y Genis, relación donde igual mencionó a Sartori, Bobbio y Fujiyama.
Como para poner a sufrir a cualquiera de los cultos priistas (que lo hay, aunque usted no lo crea), Antonio los retó a demostrar que fueron capaces de leer biografías como las de Alejandro, César, Napoleón, Carlos V, Disraeli, Churchill, los hermanos Kennedy, Gandhi, Lenin y Mao. A esos digamos que requisitos, el entonces priista-zavalista añadió otras obras: las de Manheim, Reyes Heroles, Madison, Jefferson y Tom Paine.
Tanta exigencia me hizo suponer que la intención de Antonio era la de provocar en los aspirantes un terrible conflicto existencial, crisis que los indujera a subirse a la parte más alta de la Biblioteca Palafoxiana para, desde ahí, lanzarse de cabeza para caer en el vetusto y bien conservado piso (la letra con sangre entra, dicen).
El lado lúdico de aquella colaboración, apareció con la imagen de Hugo Chávez, pero no por su forma de cantar, sino por su estilo de joder a sus pares. Y ya como para medirle el agua a los camotes, Hernández sugirió que los aspirantes a dirigente valoraran el hecho de que Noam Chomsky (un joven de 70 años), él solo y sin salir de su casa, en menos de 48 horas haya podido reunir a más de un millón de personas en todo el mundo.
Antonio Hernández y Genis es, creo, el único político más o menos joven en cuyo haber tiene esas lecturas y otras más como El laberinto de la soledad y Las trampas de la fe de Octavio Paz (para que no se me escape la mención del Nobel). Sin embargo y a pesar de su alto perfil cultural, Toño quedó al margen de la política estatal y del gobierno estatal por tres razones de peso harto conocidas: su anti morenovallismo electoral, el talento que lo ha hecho temible ante los ágrafos con influencia, y la capacidad intelectual que afecta la psiquis de –valga la definición altisonante– los padrotes o asesores de políticos con algún tipo de poder.
Ahora bien, suponiendo que sus correligionarios hicieran caso a lo que dijo Hernández, la mayor parte de ellos tendrían que ponerse a leer durante ocho horas al día; en algunos casos el doble para medio recuperar el tiempo que han perdido por su fobia a los libros. Además atreverse a emular a grandes lectores como Fidel Castro, por ejemplo, el hombre que reveló Gabriel García Márquez, su amigoes un lector voraz, amante y conocedor muy serio de la buena literatura de todos los tiempos, y, aun en las circunstancias más difíciles, siempre tiene un libro interesante a mano para llenar cualquier vacío". Otro imitable sería Thomas Edward Lawrence, mejor conocido como Lawrence de Arabia, el inglés cuya capacidad de lectura –escribió su biógrafo– le permitió leer poco más de cuarenta mil libros (¿?).
Si me inquiriese el lector el por qué calificar a los políticos a través de sus lecturas, le respondería: porque cuando escuché sus dichos o leí sus entrevistas donde revelaron cuáles eran sus libros preferidos, con honrosas excepciones la respuesta siempre fue la misma: El arte de la guerra y Las 48 leyes del poder. Y que conste: esas aseveraciones han sido publicadas.
Así que, señores políticos y servidores públicos, para no meterse en las honduras donde acaban de caer los aspirantes Peña y Cordero, necesitan leer. Háganlo conscientes de que los libros no muerden
Twitter: @replicaalex

domingo, 4 de diciembre de 2011

La cultura de los gobernantes


Por Alejandro C. Manjarrez
Los políticos confiables son aquellos que se han formado con lecturas de todo tipo. Usted sabe quiénes son y podrá calificarlos a partir de lo que propongo como paráfrasis de una sentencia famosa: por sus lecturas los conoceréis. U otra que le escuché a un diputado constituyente: al calor de la improvisación nacen con extraña fecundidad una sarta de pendejadas.
Bueno, he dicho políticos confiables basándome en que la cultura obliga a reflexionar sobre la trascendencia del cargo público que se ejerce: qué hacer, qué decir, cómo actuar, por dónde transitar y a quiénes contratar, por ejemplo, para (lo sufre Enrique Peña Nieto) no ser víctima de lo que apunta Gabriel Zaid (De los libros al poder): “La murmuración, el descontento, los rumores, los chistes contra el paraíso oficial, suelen quedarse en la crítica oral. La crítica letrada es obra de una minoría que tiene algún poder: cuando menos el de escribir y dar a conocer sus escritos”.
Como lo he comentado en este espacio, el problema está en que la mayor parte de los políticos no leen. Y lo peor: muchos de los que dicen hacerlo presumen con sus libros de cabecera; verbigracia: El arte de la guerra y Las 48 leyes del poder. Alguno ha incluido a El Príncipe del famoso Maquiavelo (quien por cierto también escribió otro Arte de la guerra). En fin.
El único del montón de políticos entrevistados que, según recuerdo, omitió esos títulos, es Enrique Doger Guerrero. Ocurrió hace un lustro cuando respondió las preguntas de la colega María Auxilio Spezzia Merlo (Intolerancia). Entonces hice el siguiente comentario:
“Es obvio que el presidente municipal leyó la novela de Dan Brown (El código Da Vinci). Lo refiere cuando habla de las especulaciones electorales que agudizan la desconfianza del pueblo. “Estamos –dice el entrevistado– en una sospecha y el día que nos atengamos a las pruebas las sospechas deben diluirse”. Esta expresión lleva algo de sus experiencias personales ya que él es objeto del famoso sospechosismo cada vez que ocurre algo que lesiona la imagen de los principales miembros gabinete e incluso la del propio gobernador (Mario Marín Torres).
“También salta a la vista que se siente obligado a leer a Carlos Fuentes (cuando era rector, él lo propuso y le dio el ‘Honoris Causa’): dijo que está en espera de que salga a la venta su próximo libro (Todas las familias felices)”. Esta declaración reveló que su equipo andaba en la luna de Valencia en lo que a información cultural se refiere, pues tenía dos semanas que la obra citada se encontraba disponible en las librerías de Puebla.
“Arturo Pérez Reverte –periodista por cierto–, es otro de sus autores favoritos, y no precisamente por La reina de sur (la lucha del narcotráfico) o Territorio comanche (las vicisitudes de los corresponsales de guerra), sino por El pintor de batallas, libro que muestra la compleja geometría del caos de este siglo donde se combinan el arte, la guerra, el amor, la lucidez, así como la soledad de un antiguo fotógrafo que pinta un mural en el cual plasma el rostro de un fantasma dispuesto a cobrar una deuda mortal. La triada del fresco la completa la sombra de una mujer desaparecida diez años antes...
Entre sus lecturas también figura la obra de Jorge Bucay, un médico especialista en enfermedades mentales, psicodrama y psicoterapia. La poesía y el cuento son otras de las facetas de Bucay. El buscador, uno de sus libros “nocturnos”, ayuda a que el lector aprenda a entender la oscuridad para después brindar consejos a quienes la sufren. Otro libro es El camino de la auto-dependencia que, entre otras cosas, propone fórmulas para lograr el equilibrio personal y el de aquellos a quienes amamos. Dice Bucay que esta actitud forma parte del éxito o del arte de saber cómo lograr el propio desafío…”
En la entrevista de marras también encontré que Doger gusta de la historia. “Y que esa afición le está ayudando a no repetir los errores que suelen cometer otros, los que la ignoran. Le dijo a la colega Spezzia, que releyó las biografías escritas por Fernando Benítez, el escritor, periodista, antropólogo y además experto en chamanismo mexicano (puede ser que también  haya leído Los indios de México y El peso de la noche). La forma como se refirió a Benítez obliga a suponer que el munícipe conoce muy bien la vida del escritor, quien por cierto vivió en Puebla, en Tonanzintla…
“Valga acotar que Fernando Benítez ha sido de los pocos periodistas con el genio para trasladar la cultura al periodismo, actividad ésta que –lanzó Doger– en Puebla es de muy alto contraste. Dicho lo anterior, Enrique añadió que los medios de comunicación ‘a veces lo patean adentro (del campo de fútbol) y afuera. Que por ello prefiere leer, estar más tranquilo porque… las lluvias, las manifestaciones o los periodicazos gratuitos con mentiras… algunos intolerantes, otros más tolerantes, son telegramas entre las clases políticas (sic). Es el correo del zar (sic), de las elites, son unos trancazos. Hace años estaban en los lavaderos de Almoloya, ahora son las columnas’.”
Hasta a aquí la cita que sirve de introducción a las próximas columnas sobre la capacidad intelectual de los políticos en activo. Ahora parafraseo a René Descartes para decir que la ausencia de cultura provoca malas costumbres y que las malas costumbres incitan a escribir sobre la ignorancia de los gobernantes. En esas andamos.
Twitter: @replicaalex