miércoles, 17 de octubre de 2012

La respuesta a los acertijos de Puebla


Biblioteca Palafoxiana
Todo lo que se ignora, se desprecia.
Antonio Machado
Por Alejandro C. Manjarrez
Si usted es de los que se interesan por conocer algo de la historia de Puebla (supongo que a Jorge Aguilar Chedraui y Antonio Gali Fallad les vale un soberano cacahuate a pesar de que quieren gobernar la ciudad capital), van las respuestas a los “acertijos que publiqué la semana pasada:
¿Cómo y por qué ocurrió en Puebla la primera manifestación documentada de discriminación racial?
Los primeros fundadores se pasaron por el arco del triunfo la idea de que Puebla fuera una población sin la encomienda que entonces equivalía a la esclavitud. Había sido el argumento principal para que la Segunda Audiencia decidiera establecer en Cuetlaxcoapan (valle donde las víboras cambian de piel) la ciudad inspirada en la Utopía de Tomás Moro, de donde también se inspiraron para esforzarse a fin de que Puebla fuera un lugar santo, levítico, libre de indeseables. Por ese espíritu clasista, los españoles (la mayoría soldados del conquistador cuyos antecedentes dejaban mucho qué desear) decidieron que los indígenas pernoctaran fuera de la traza urbana. De ahí que al ponerse en sol tuvieran que salir rumbo a su casa. Por ello se construyeron los barrios El Alto, Xanenetla, Analco, Santiago, Santa Ana, El Parral, El Carmen, San José y otros. Lo paradójico de este apartheid fue que sólo a los negros y asiáticos se les permitía estar cerca de sus amos.
¿En qué año se manifestó la primera acción precursora de la autonomía al municipio?
Ocurrió en 1554 cuando el Ayuntamiento poblano entabló un litigio que buscaba invalidar la imposición del virrey, cuyo interés fue nombrar un alcalde provincial de la Santa Hermandad, cargo que desplazaría a los alcaldes ordinarios. A final del pleito la Corona decidió que para obtener ese beneficio el rey, los poblanos tenían que pagar veinte mil pesos. A partir de esa decisión se inició la costumbre de adquirir el cargo de alcalde provincial, puesto exclusivo para los capitulares del Ayuntamiento que contaran con el aval de la Corona.
¿Quién fue el audaz que se disfrazó de cura y ofició misa en la Catedral de México (y en otras del país), el mismo que una vez descubierto tuvo la inteligencia y habilidad para burlarse de los miembros del Tribunal del Santo Oficio?
Nada más ni nada menos que Martín Villavicencio Salazar, célebre por su picardía y negro sentido del humor. El tipo nació y estudio en Puebla. Llegó a disfrazarse de cura para lo cual, además, sustraía las hostias de los templos y oficiaba misa en algunas partes del país. Sus habilidades y conocimientos le permitieron portar la sotana sin problemas de ninguna índole. Incluso se dio el lujo de oficiar misa en la Catedral de México. Lo más curioso es que la Inquisición lo descubrió y, gracias a la facilidad de palabra, le dio permiso de ausentarse del juicio para regresar a Puebla a despedirse de su familia y curarse de sus males con la condición de regresar a los 40 días. Nunca más se supo de él. De esa vida llena de aventuras, burlas y “usurpación de funciones”, Vicente Riva Palacio obtuvo la inspiración que produjo su novela Martín Garatuza.
¿Por qué se produjo oro y plata en Puebla sin que los oidores, el virrey y la Corona se dieran cuenta de éste que fue el primer peculado en la Nueva España?
Resulta que aquellos ilustres poblanos decidieron contrabandear mercurio y azogue para de manera clandestina explotar las minas y beneficios de oro y plata, también clandestinos, ubicadas en Huauchinango, Tepeyahualco, Tetela, Zacatlán, Tepexco y Libres, lugares por cierto no detectados ni, obvio, mencionadas en el Ensayo Político sobre la Nueva España del barón Alejandro de Humboldt.
¿Qué grupo organizó la recepción en Catedral primero al general Winfield Scott –el invasor norteamericano que llegó hasta el alcázar de Chapultepec– y poco después a sus altezas serenísimas Maximiliano y Carlota?
Los conservadores, el más conspicuo de ellos Alejandro Arango y Escandón, un hombre políglota y culto que también formó parte de los “notables” que fueron a Miramar a ofrecer a Maximiliano el trono de México. Valga subrayar que los invasores de cualquier nacionalidad siempre fueron recibidos con la magnificencia que en el siglo XIX formaba parte del entreguismo clerical y ultra conservador: festejaban al triunfador francés, norteamericano o austriaco con espectaculares Te Deum en la Catedral angelopolitana.
¿Quién fue el héroe mexicano que le dijo a Benito Juárez que el problema de México no eran los invasores sino los reaccionarios poblanos?
A pesar de las celebraciones de los 150 años de la batalla del 5 de Mayo, nunca se dijo (o cuando menos no lo escuché) que Ignacio Zaragoza le dijo al Presidente de México que quería voltear los cañones hacia la ciudad de Puebla, donde se encontraban los verdaderos traidores. Se refería a los reaccionarios cofrades de Arango y por ende caballeros de la vela perpetua.
¿Cuál fue el primero de los gobernadores de México que se pasó por el arco del triunfo las leyes emanadas de la Constitución de 1917?
Se llamó Alfonso Cabrera Lobato, hermano de Luis. Por sus pistolas el mandatario aquel mandó cerrar el Colegio del Estado (hoy Universidad Autónoma de Puebla). Los alumnos se ampararon y la justicia federal ordenó reabrir las puertas del edificio Carolino. Sin embargo, el doctor Cabrera, en su terquedad y burlándose de los “amparitos”, las mandó cerrar media hora después arguyendo la falta de maestros que se hicieran cargo de las cátedras: en pleno uso de sus facultades como gobernador, ya había cesado a todos los maestros (cualquier parecido con personas vivas y poderosas es simple coincidencia).
¿Quién fue el poeta que protagonizó uno de los lances románticos más esplendentes de la historia poblana?
Gutierre de Cetina, se llamó el autor del madrigal dedicado a la bella Leonor de Osma. Los celos del marido provocaron un artero ataque contra el poeta que terminó herido, lesiones que meses después provocaron su muerte, no así el olvido de su pasión por esos ojos de mirar airado.
¿Qué gobernador estrenó lo que hoy es Casa Puebla donde mandó adaptar una habitación para en ella guardar la valiosa colección de muñecas de sus hijas?
A pesar de sus múltiples y millonarias remodelaciones, todavía hay quienes recuerdan que la residencia donde hoy vive el gobernador de Puebla, le decían la ‘casa de las muñecas’. Así la llamaron porque el entonces mandatario Carlos I. Betancourt, destinó un cuarto especial para guardar los cientos de muñecas de trapo, porcelana, madera, pasta y sololoy que su esposa Teresita, sus dos hijas y él mismo compraron durante varios años hasta formar la valiosa colección cuyo paradero nadie conoce. Don Carlos ordenó que el gobierno comprara el predio y se construyera el inmueble. Una vez que concluyó su gestión, los agradecidos diputados emitieron el decreto por el cual el gobierno donaba la casa al ex gobernador. “¡Pobrecito don Carlitos! –deben haber dicho aquellos legisladores– No tiene donde guardar sus muñecas”. Y por unanimidad votaron por la afirmativa: ¡Había que obsequiarle la casa pagada con el dinero del pueblo, faltaba más!
¿Qué mandatario fue destituido por ser sospechoso de la autoría intelectual de un crimen?
José María Sánchez se llamó. Fue gobernador del 18 de junio de1921 al 2 de marzo de 1922. Se le acusó de haber asesinado a los hermanos Moro. Se amparó y le fue concedida la suspensión provisional.
¿Cómo se llamó el presidente del PRI poblano que fue asesinado por su chofer quien a su vez se suicidó, precisamente en las oficinas de ese partido?
Rafael Lara Grajales, presidente del pnr (antecedente del pri poblano) y su ayudante y chofer, protagonizaron la tragedia amorosa que a los dos les costó la vida. El móvil del crimen y suicidio quedó sin aclarar debido a la obligada discreción que en esa época se acostumbraba para salvar la fama pública de las mujeres y el prestigio de los políticos. La versión más creíble de este episodio sangriento, dice que en un arranque de celos el ayudante, un joven teniente, le disparó a su jefe para enseguida suicidarse con la misma pistola.
¿Quién es el político que obtuvo el 110 por ciento de la votación en uno de los distritos federales de Puebla?
Melquiades Morales Flores. Tomó el lugar del candidato de apellidos Cortés López, maestro de profesión: éste murió quince días antes de la elección y Melquiades fue designado como candidato emergente. En esas dos semanas logró obtener la votación más alta en la historia de las elecciones en el mundo, circunstancia que debería haberse explotado para que en esa materia Puebla tuviera el récord Guinness.
¿Que edad tenía Carmen Serdán cuando fue declarada muerta por un médico chambón que no supo distinguir un ataque de catalepsia?
Carmen Serdán estuvo muerta durante varias horas. Tenía dieciséis años cuando conoció el inframundo y regresó a la vida. Ese día su madre la encontró tendida en la cama con el brazo izquierdo caído sobre el piso de duela. La vio plácida. Estaba excepcionalmente hermosa. Daba la impresión de haber entrado al sueño que por ser eterno se llama muerte. Tenía una insólita y acentuada hermosura en el rostro que proyectaba esperanza. De repente, sin saber la causa, la señora Alatriste supo lo que había ocurrido; aspiró profundo para poder gritar las palabras que se agolparon en su mente: — ¡Mi hija está viva!
¿Qué hizo Manuel Serdán –padre de Aquiles, Carmen y Máximo– para pasar a la historia como uno de los precursores de la revolución social que estalló en 1910?
Junto con Alberto Santa Fe, en 1878 Manuel Serdán publicó la Ley del Pueblo en el periódico La Revolución Social, órgano del Partido Socialista Mexicano fundado por Manuel y Alberto y, de acuerdo con lo que sus creadores habían planeado, hubo grupos que adoptaron como suyo el contenido del manifiesto: todos coincidieron en que representaba la esperanza para mejorar las condiciones del trabajo y, de alguna forma, participar en un acto patriótico: la defensa del país contra las ambiciones políticas de Estados Unidos.
¿Cuál es el documento de sor Juana Inés de la Cruz que, según Octavio Paz, se encontró en Puebla?
Nos cuenta Octavio Paz en su libro Las trampas de la fe, que en 1690 “apareció en la ciudad de Puebla un folleto de lóbrego título: Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo…”
¿Cuántos muertos hubo en el asalto que los enemigos de Madero perpetraron en el antiguo toreo de Puebla?
Mientras que la sociedad se alistaba para acudir al llamado popular, los federales inconformes con Madero también se preparaban para disolver a los grupos de simpatizantes. ¡Denles duro!, había dicho el coronel Aureliano Blanquet a sus colaboradores, orden que pudo haber sido uno de los malos presagios que se quedaron en el fuero interno de quienes observaron el cielo de ese día: estaba decorado con nubes esculpidas por los vientos del mes de julio. Corría el año 1911. Fueron más de cien los niños, mujeres y hombres asesinados a tiros y bayonetazos.
¿Cómo se llama el paisano que espetó que los poblanos comíamos cerdo, cochino, puerco y marrano, y por qué lo dijo?
Luis Cabrera Lobato. Ocurrió cuando disertaba en la tribuna del Congreso de la Unión y el voluminoso Aurelio Manrique le gritó:¡Mono, perico y poblano…! A bote pronto Cabrera le respondió: ¡Los poblanos comemos cuatro platillos: puerco, cerdo, cochino y marrano! El pobre de Manrique fue aplastado por la carcajada de los diputados. 
¿Cómo se llamó el obispo que impulsó la producción literaria en Puebla?
Fray Julián de Garcés, uno de los consentidos de Carlos V, también fundador de la Puebla de los Ángeles, fue quien impulsó a los hoy llamados creadores.
¿En qué año la ciudad de Puebla tuvo su primer alumbrado público?
En 1723. La iluminación se basó en farolas de aguarrás. Ya existía la nomenclatura y estaba en apogeo la construcción de obras civiles. Por ejemplo: se habían edificado el puente de Xanenetla, el de San Francisco y el puente México, éste último construido en 1720.
¿Cuántos “ángeles” (los de carne y hueso) construyeron la ciudad de Puebla?
Nada más dieciséis mil: Tlaxcala aportó ocho mil indígenas, Cholula y Calpan poco más de seis mil y Tepeaca tres mil y fracción. Treinta fueron asignados por tres meses a los primeros pobladores. Y veinte más sin límite de tiempo para realizar labores agrícolas. Mano de obra barata pues.
 “Pagaré cuando se termine la Catedral”, decían los morosos de la época. ¿Cuántos años duró la construcción de la Catedral?
87 años. Inició en 1562 y se consagró en 1629. El humor de la época encontró en esa complicada empresa una forma de eludir sus pagos.
Hasta aquí las respuestas que algunos de los políticos nunca podrían responder, no por ignorantes sino debido a que para ellos los libros muerden y los de historia escalpan.
Twitter: @replicaalex

domingo, 14 de octubre de 2012

Periodismo vs poder político


Grafico tomado de Radiografía Mundial.com
 
Por Alejandro C. Manjarrez
Eran tiempos de Guillermo Jiménez Morales.
“El periodismo en Puebla tenía en Enrique Montero Ponce a un maestro de la generación que junto con él trascendió al tiempo. Su capacidad y sensibilidad reporteriles lo alejaron de la tentación que secuestró a otros dos personajes de la época, los mismos que quisieron manejar la prensa escrita como si ésta fuese un negocio de toma y daca o una actividad que por añeja hubiese sido propia de la época del virreinato. La intemporalidad de don Enrique, premio nacional de periodismo, se debe precisamente a su profesionalismo y visión periodísticas.”
Esto lo dije durante la presentación del libro de Blanca Lilia Ibarra (Expresiones entre lo publico y lo privado), acto que tuve el privilegio de conducir (2009). Manuel Bartlett Díaz, Guillermo Jiménez Morales, Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Montero Ponce, fueron los presentadores de la obra que compila las entrevistas de la periodista, hoy en funciones de presidenta de la Comisión para el Acceso a la Información Pública.
Viene a cuento la remembranza porque don Enrique acaba de presentar su más reciente libro ¿Y ahora qué, Enrique?, un trabajo cuyo contenido son las reflexiones del propio periodista, recuerdos escritos como dice Pedro Ángel Palou en el prólogo con la soltura que traza el laberinto político mexicano de las últimas décadas.
La habilidad que refiere Palou me invitó a recorrer sus páginas para constatar que, en efecto, Montero Ponce tuvo la oportunidad de navegar en la cresta de la ola del entonces (como ahora) agitado mundo político nacional. Encontré en sus textos la oportunidad de viajar del pasado al presente (y viceversa) en un santiamén para concluir que han cambiado los hombres que ejercen el poder no así la esencia que, con algunas variables, sigue siendo la misma aunque con una venturosa diferencia compensatoria: la actitud de las nuevas generaciones cuyas críticas y protestas se manifiestan al instante gracias a la inmediatez auspiciada por las redes sociales.
Valiéndose precisamente de esas redes sociales (Twitter), el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas dijo que se encontraba en el festejo del 43 aniversario de Tribuna, donde, por cierto, se presentó el libro de marras. Fue uno de los cientos de mensajes informativos y auto promocionales que vía el pajarito azul acostumbra a enviar el mandatario. Y así como tal la esquela propagandística quedó en mi mente hasta que leí en ¿Y ahora qué, Enrique? lo que en seguida transcribo:
El coronel me presentó al doctor y general Rafael Moreno Valle, quien de secretario de Salud en el sexenio del presidente Gustavo Díaz Ordaz vino a Puebla como candidato a gobernador del estado.
“El general Rafael Moreno Valle es mi hermano y vamos a darle todo nuestro apoyo”, me dijo el coronel. Se cubrió con esmero la campaña del candidato hasta que fue electo gobernador.
A unos meses de la toma de posesión, el coronel me llamó una mañana para ordenar: “¡Vamos a darle con todo a Moreno Valle! La voz enérgica y la orden dictatorial me desconcertaron. “Hace unos meses…” me atreví a responder recordándole su recomendación anterior. El periodista es un soldado y debe obedecer a sus superiores. La redacción me pareció un cuartel. En poco tiempo, el general Moreno Valle me brindó su amistad. No olvido su interés y sus atenciones cuando solicité una recomendación para que atendieran a mi hija Alejandra en el Instituto Nacional de Neurología. La gratitud es para toda la vida.
La campaña contra Moreno Valle fue diaria y subía de tono. Las órdenes se cumplían, pero una me desconcertó: “Dale con todo al gobernador y firma la nota”.
Coronel, usted es el dueño del periódico, pero no de mi nombre. No firmo la nota.
¿Noooooo? Preguntó.
No, coronel.
El impacto del teléfono para cortar la comunicación señaló lo que me esperaba. Mi nombre desapareció del directorio y mis columnas dejaron de publicarse. Es el momento crucial de un periodista. El editor cuida sus intereses y ordena arbitrariamente. Es el choque entre el periodista y el dueño del diario. Si te doblegas, pierdes tu independencia y tu libertad de expresión. Si te rebelas, defiendes la dignidad de esta bendita profesión…
El coronel José García Valseca era, literalmente, un soldado y por ello obedeció sin rechistar la orden superior, o sea publicar y machacar sobre el evento que produjo las decenas de muertes ocurridas durante el operativo de Huehuetlán el Chico, acción llevada a cabo por el personal del gobernador Rafael Moreno Valle.
Al periodista Manuel Sánchez Pontón (decano del periodismo poblano), le correspondió ser el primero en investigar in situ el hecho, información que al otro día publicó el periódico Excélsior.
La fuerza bruta
La nota de “Manolete” produjo el escándalo nacional pero también convocó la reacción de los vengadores, varios de ellos en el papel de sicarios del gobernante, empleados que motu proprio o instruidos por su jefe decidieron golpear al periodista con la deliberada intención de matarlo. Luis Echeverría era a la sazón presidente de México y, dicen, ya había ordenado sacar de la bancarrota a los periódicos de García Valseca (su gobierno los compró para después “vendérselos” a Mario Vázquez Raña).
Cambiaron los tiempos. Sin embargo, los nuevos gobernantes conservaron la esencia de antaño. Claro, hoy con una venturosa circunstancia: las manifestaciones políticas cruentas resultarían terribles para sus autores intelectuales debido a la inmediatez de la información y, desde luego, a los millones de críticos internautas que deambulan en la “gran nube”.
Montero Ponce nos recuerda en su libro que “la gratitud es para toda la vida”. Respetable y valiosa la opinión de don Enrique. Pero Manuel Sánchez Pontón sabe bien que las huellas de la injusticia igual pueden ser herencia generacional, legado que en muchos casos se ha convertido en un ejemplo, digamos que genético.
En fin...
Algún día alguien se atreverá a preguntar a Moreno Valle Rosas (si acaso éste se deja) lo que piensa sobre ese tipo de dotes y qué representan para él los periodistas Montero Ponce y Sánchez Pontón.
Ya veremos, dijo un ciego.
Twitter: @replicaalex

jueves, 11 de octubre de 2012

Acertijos poblanos


 
Por Alejandro C. Manjarrez
Las siguientes preguntas son para los morenovallistas que quieren gobernar la ciudad de Puebla, los mismos que ya se auto destaparon. Me refiero a Jorge Aguilar Chedraui, Antonio Gali Fallad y Fernando Manzanilla Prieto. (Al final hago la propuesta “metodológica”). 
¿Cómo y por qué ocurrió en Puebla la primera manifestación documentada de discriminación racial?
¿En qué año se manifestó la primera acción precursora de la autonomía al municipio?
¿Quién fue el audaz que se disfrazó de cura y ofició misa en la Catedral de México (y en otras del país), el mismo que una vez descubierto tuvo la inteligencia y habilidad para burlarse de los miembros del Tribunal del Santo Oficio?
¿Por qué se produjo oro y plata en Puebla sin que los oidores, el virrey y la Corona se dieran cuenta de éste que fue el primer peculado en la Nueva España?
¿Qué grupo organizó la recepción en Catedral primero al general Winfield Scott –el invasor norteamericano que llegó hasta el alcázar de Chapultepec– y poco después a sus altezas serenísimas Maximiliano y Carlota?
¿Cómo se llamó el “notable” poblano que fue a Miramar a ofrecer el trono a Maximiliano?
¿Quién fue el héroe mexicano que le dijo a Benito Juárez que el problema de México no eran los invasores sino los reaccionarios poblanos?
¿Cuál fue el primero de los gobernadores de México que se pasó por el arco del triunfo a la Constitución de 1917?
¿Quién fue el poeta que protagonizó uno de los lances románticos más esplendentes de la historia poblana?
¿Cuánto pagó Puebla a la Nueva España para que la Corona le cediera la designación de Alcalde Provincial?
¿Qué gobernador estrenó lo que hoy es Casa Puebla donde mandó adaptar una habitación para en ella guardar la valiosa colección de muñecas de sus hijas?
¿Qué mandatario fue destituido por ser sospechoso de la autoría intelectual de un crimen?
¿Cómo se llamó el presidente del PRI poblano que fue asesinado por su chofer quien a su vez se suicidó, precisamente en las oficinas de ese partido?
¿Quién es el político que obtuvo el 110 por ciento de la votación en uno de los distritos federales de Puebla?
¿Que edad tenía Carmen Serdán cuando fue declarada muerta por un médico chambón que no supo distinguir un ataque de catalepsia?
¿Qué hizo Manuel Serdán –padre de Aquiles, Carmen y Máximo– para pasar a la historia como uno de los precursores de la revolución social que estalló en 1910?
¿Cuál es el documento de sor Juana Inés de la Cruz que, según Octavio Paz, se encontró en Puebla?
¿Cuántos muertos hubo en el asalto que los enemigos de Madero perpetraron en el antiguo Toreo de Puebla?
¿Cómo se llama el paisano que espetó que los poblanos comíamos cerdo, cochino, puerco y marrano, y por qué lo dijo?
¿Cómo se llamó el obispo que impulsó la producción literaria en Puebla?
¿En qué año la ciudad de Puebla tuvo su primer alumbrado público?
¿Cuántos “ángeles” (los de carne y hueso) construyeron la ciudad de Puebla?
“Pagaré cuando se termine la Catedral”, decían los morosos de la época. ¿Cuántos años duró la construcción de la Catedral?
Las respuestas serán publicadas hasta el próximo viernes para dar tiempo a que los comunicadores de la radio poblana (los que se animen) se las pregunten a los aspirantes mencionados. Y aquí cabe otra pregunta, pero para los lectores:
¿Cuál de los comunicadores se atreverá a preguntárselas a Jorge, Tony y Fer?
Twitter: @replicaalex

domingo, 7 de octubre de 2012

La política metrosexual*


Por Alejandro C. Manjarrez
Perdón por el término del subtítulo, pero encaja perfecto con el estilo de gobierno que impuso Rafael Moreno Valle Rosas para, tal vez, romper lo que él pudo haber visto como el estereotipo rústico de la provincia mexicana. De ahí su interés por maquillar a la capital y vestir al estado con una obra pública moderna, cara, eficiente, digna y vanguardista aunque contrastante con la pobreza que ubicó a la entidad en una lamentable posición estadística.
Ese empeño rebasó las expectativas de los sorprendidos gobernados y sacó de su modorra a los celosos vigilantes de nuestro patrimonio histórico. Unos asombrados por la rapidez y urgencia por construir lo que habría de servir como símbolo arquitectónico de los 150 años de la Batalla de Puebla. Y los otros indignados debido a que nunca fueron consultados ni tomadas en cuenta sus opiniones a priori y posteriori, dictámenes relativos a la conservación de la herencia histórica que, entre otros galardones, dio a Puebla el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad. El choque frontal del poder concentrado contra la opinión pública que se opuso a ser manipulada.
La prensa también formó parte de esos desacuerdos o contradicciones. Primero porque al gobernante le resultó rústica, pueblerina y por ende estorbosa, rebasada e inservible: no encajó con su “alto perfil” político y social. Y segundo debido a que consideró incómoda y molesta su apertura y la libertad para actuar así como las referencias que, en un par de casos, representaron el exceso que raya en la ofensa personal. Diría cualquier político curtido en esos menesteres: Moreno Valle demostró que tiene la piel delgada, sensible. Lo peor es que haya supuesto que la prensa era su enemiga, circunstancia que a él lo motivó para declararle la guerra; bueno sólo al 90 por ciento de los periodistas cuya pluma y medios le resultaron fastidiosos.
Esa fue la lectura que hizo la mayoría de los trabajadores de los medios de comunicación escrita y algunos electrónicos cuyos propietarios aceptaron limitar la libertad de expresión de sus comunicadores y periodistas, condición sine qua non para firmar los llamados convenios de publicidad.
A vuelo de pájaro
En su intento para combatir el denuesto en contra de Rafael, su grupo formó un equipo contestatario en las redes sociales. Actuaron como guerrilleros cibernéticos o terroristas informáticos. Con ese estilo respondieron columnas, comentarios y criterios. No despreciaron los epítetos y descalificaciones, algunas de esas expresiones rayanas en el analfabetismo funcional. Defendieron a su entonces candidato de otros epítetos y descalificaciones de la misma factura. Actuaron como la cuña del mismo palo. Su trabajo les mereció un buen premio burocrático.
Ese tipo de acciones electorales debieron acabarse junto con la campaña. Pero no fue así ya que la inercia las mantuvo vigentes aunque con menos intensidad. Prevaleció el estilo para responder a los críticos de su líder a través de las redes sociales, lo cual tensó aún más la relación prensa-gobierno. Y las notas de la prensa local libre empezaron a humedecer los cimientos del enorme muro mediático nacional porque sirvieron de referencia u orientación.
Pincelada gruesa
Uno de los editores de la prensa poblana vendió al gobernador Moreno Valle la idea de que se rasgaría las vestiduras para defenderlo, incluso censurando a sus columnistas. Tal vez hizo uso del lápiz rojo con el objetivo de subrayar palabras o frases para, una vez armados los textos, con ellos justificar sus decisiones contra la libertad de expresión. Dio resultado la treta y su periódico se transformó en el boletín oficial.
A esa entrega de criterios agrego y recuerdo otro hecho importante: siendo candidato, Rafael había leído y emocionalmente sufrido los ataques en su contra, prácticamente de toda la prensa local que por aquellos días servía a los intereses políticos de Mario Marín y su “delfín” Javier López Zavala. Es obvio que le molestaron y que fueron tomadas como si fuese el estiércol que abonó el terreno donde meses más tarde, ya como gobernador, sembraría la iniciativa que como otras enviadas por él su Congreso local aprobó ipso facto. La llamaron “rafamordaza”, ley que desapareció del Código Penal los delitos de difamación y calumnia para modificar el daño moral que establece el Código Civil de Puebla: se aumentó al doble la pena patrimonial pero la modificación resultó como el “petate del muerto”; es decir, en los primeros dos años del gobierno morenovallista no hubo demandas que lamentar aunque sí un cúmulo de cartas aclaratorias.
Un grafitazo
De cualquier manera el ambiente de la primera tercera parte del gobierno produjo el tufo de la venganza contra la prensa escrita cuyos efectos argumentaron los encargados de la comunicación gubernamental no impactan en nuestra sociedad donde casi nadie lee.
Excepto El Sol de Puebla y Síntesis, este último diario afín al proyecto político del gobernador, el resto de los periódicos entró en un proceso de crisis administrativa-financiera, fenómeno que en el mejor de los casos los obligó a reducir personal. Otros dejaron de circular porque su economía estaba basada en los convenios de publicidad. Y hubo dos que tres cuya infraestructura les permitió compensar los ingresos perdidos mediante la oferta del uso de sus máquinas de impresión.
Brochazo gordo
Eso de que casi nadie lee parecía la verdad absoluta hasta que aparecieron los teléfonos inteligentes y las computadoras portátiles. Como ya se ha dicho, la prensa escrita orienta la información que se difunde en los medios electrónicos, en especial las columnas que, lo dijo Manuel Bartlett, suelen mostrar lo que el gobierno muchas veces ignora.
En ese criterio de que pocos leen se basa la política de comunicación social de muchos gobiernos. Es obvio que aún no asimilan las consecuencias del fenómeno producto de las redes sociales que, para compensar el alejamiento de los lectores consuetudinarios, ahora difunden lo que publican los periódicos de papel y electrónicos. En otras palabras: cambió el esquema y la prensa escrita volvió por sus fueros a pesar de que actualmente los periódicos y revistas circulen menos que antaño. Y aquí cabe el ejemplo que convoca a comparar lo que pasaba en Estados Unidos hace poco más de una década y cruzar esos antecedentes con lo que también ocurría en el México finisecular.
En 1999 William F. Arens (Publicidad, Ed. Mc. Graw Hill) publicó los siguientes datos: Estados Unidos tenía 114.7 millones de adultos que leían el periódico el fin de semana, de los cuales dos de cada tres lo hacían diariamente. Casi el 60 por ciento de los lectores adultos leían todas las páginas, mientras el 95 por ciento lo hacía con las secciones de noticias generales. Entonces circulaban 60 millones de ejemplares con un promedio de 2.1 lectores por ejemplar. En 1997 hubo 1 520 periódicos en la Unión americana, con una circulación total de 59.8 millones de ejemplares. Ese año se registró una circulación combinada de semanarios y diarios de alrededor de 105 millones de ejemplares. Y el volumen de publicidad creció 5.7 por ciento en 1996 gracias a las ventas totales que sumaron 38 mil millones de dólares, dinero que en un 88 por ciento fue facturado a los anunciantes estadunidenses.
En nuestro país es difícil obtener datos precisos equiparables a los registros que existen en el vecino del norte. Empero, si acudimos al Instituto Verificador de Medios podremos suponer (la duda existe debido a los datos inflados de muchos periódicos y revistas) que en el culmen de la circulación nacional hubo días que se imprimieron unos 3 millones de ejemplares de chile de dulce y de manteca y otro tanto de revistas semanarias, quincenales y mensuales (TV y Novelas, Teleguía, Vanidades, Muy interesante, Contenido, Selecciones, etc.). La suma de estas dos posibilidades apenas llega al 10 por ciento de la circulación de medios escritos publicados en la tierra del Tío Sam.
Lo interesante de esos números y cifras está en que siguen más o menos igual y puede ser que hasta mejor si consideramos el funcionamiento comercial así como la oferta y el consumo noticioso que ocurre en las redes sociales, cifras difíciles de obtener y comprobar debido a que no hay registros precisos. Sin embargo, gracias al fácil acceso e inmediatez que proporciona la “gran nube”, no resulta arriesgado afirmar que México elevó su número de lectores interesados en las noticias que, insisto, inicialmente se producen en la prensa escrita y en los medios que cuentan con su página web.
Todo ello me lleva a afirmar que en estos tiempos es una gran burrada menospreciar a los periodistas sin micrófono o ajenos a la pantalla de cristal. Sólo hay que ver lo que dicen o leen esos comunicadores electrónicos para confirmar que la mayoría repite, refritea o analiza lo publicado por la prensa horas antes o incluso el día anterior. De ahí que la imagen de Rafael Moreno Valle Rosas haya sufrido algún deterioro no obstante haber inventado, impulsado y contratado medios afines, además de su intenso manejo comercial en las televisoras con señal nacional. Parafraseando al otrora famoso Ratón Macías, ese deterioro se lo debe a su política de comunicación, espacio en el cual no caben los periódicos y páginas web que se atrevieron a ser veraces y en consecuencia a criticar aquello que recuerda la época del despotismo ilustrado.
La magia de las letras
Los 140 caracteres de cada mensaje en Twitter y los 14 mil o más que pueden insertarse en Facebook, permiten la libre expresión sin taxativas ni controles. Supera la barrera que Arcadi Espada plantea cuando dice que el poder maneja al periodismo para controlar a la sociedad. Por cierto una sociedad cada día más interesada y participativa en los temas que involucran a sus autoridades y también al periodismo al cual ahora vigila con sentido crítico y con frecuencia denunciante. Según parece, se acabó el método burdo para lisonjear al político que paga por ello. E igual encontró su acta de defunción la costumbre de usar el poder y el dinero del pueblo para censurar a la prensa y sus representantes. Lo único que podría sobrevivir es la autocensura pero con un enorme riesgo: quedarse callado para siempre por haber perdido credibilidad.
Vaya problema para gobernantes y periodistas.
*Este texto forma parte del libro La Puebla variopinta próximo a publicarse, obra de la cual soy el autor.
Twitter: @replicaale

jueves, 4 de octubre de 2012

El PRI de las traiciones


Imagen tomada de http://bit.ly/QVjbYn
 
Para Manola Álvarez Sepúlveda,
priista desde antes de nacer
Por Alejandro C. Manjarrez
Falta poco para conocer si Fernando Morales Martínez deja el PRI poblano o si es relevado con la idea de que esa organización política se fortalezca y renueve. Esto último lo más probable si partimos de las condiciones en que lo dejaron los marinistas, algo que sin duda preocupa a la nueva dirigencia nacional cuya misión es legitimar a Enrique Peña Nieto, empezando por regenerar al tricolor, el partido que lo postuló, ejercicio que ocurrirá a nivel nacional y desde luego en Puebla.
Qué diablos pasó con el Institucional de cuyas filas surgieron desde Manuel Bartlett hasta Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís, Dante Delgado Rannauro, Jorge González Torres y otros destacados políticos que hoy militan e incluso fundaron sus propios partidos…
Primero fue la corrupción política. Después la práctica antidemocrática. Enseguida el reparto del poder entre las camarillas que se corrompieron al grado de llevarse hasta el mecate. Y por último la traición a la ideología y en consecuencia a los militantes que creyeron en los principios de su instituto político incluidos, por qué no, el de la equidad de género y el reconocimiento a la militancia y vocación social de sus afiliados.
Esas son algunas respuestas. Hay más pero para detallarlas se requiere de algo parecido a un ensayo que no cabe en este espacio. Así que hoy me centro en lo que ocurrió con el PRI poblano que, creo, de los estatales es el que políticamente se encuentra en peores condiciones y, por si fuera poco, desprestigiado. Cuando menos eso dicen varios de los colaboradores del próximo presidente de México, entre ellos algunos poblanos y poblanas que desde hace rato se quejan del deterioro de su cuna y otrora plataforma de lanzamiento político. En esta lista podrían estar –especulo– Adela Cerezo, Jorge Estefan Chidiac, Germán Sierra Sánchez, Jaime Alcántara Silva, Alberto Jiménez Merino, Blanca Alcalá Ruiz, Jorge Juraidini y otros más que no cayeron bajo el influjo y seducción del gobernador Rafael Moreno Valle.
El dedo sobre la llaga
Las diferentes versiones sobre la debacle ocurrida cuando el PRI perdió el poder Ejecutivo del estado de Puebla, coinciden en que el Precioso lo llevó a la derrota por dos rutas, una casual y la otra preconcebida; a saber: el desprestigio de su gobierno y los tratos que hizo con el PAN entonces dirigido por Manuel Espino, compromiso después validado con Rafael Moreno Valle Rosas. Su meta: lograr el retiro millonario, gozoso, tranquilo y con patente de impunidad.
De haber concretado el Revolucionario Institucional la misión de ser el partido político impulsor de la democracia (recordemos sus iniciativas para integrar a las minorías políticas al Congreso de la Unión), además de buscador de talentos y soluciones sociales de acuerdo con su plan de acción, no se habría convertido en una oficialía de partes que, como consta a todos los políticos, tuvo momentos luminosos sí, pero enturbiados por las costumbres que encajan en lo que dijo Bernard Mandeville (La fábula de las abejas): “Los vicios privados hacen la prosperidad pública”.
Y vaya que hubo vicios privados que produjeron cuantiosas fortunas.
Por ello y otras razones, el PRI de Puebla representó su propia y moderna versión de la metamorfosis kafkiana: se transformó en una cosa con la panza abombada, llena de patas y protuberancias; presencia que asustó a propios y extraños; conversión que produjo la felicidad de Acción Nacional, partido que, obvio, aprovechó la oportunidad para presentarse ante la sociedad como la única alternativa ajena a la corrupción pública en todas sus manifestaciones. Y se lo creyeron gracias a la rémora que, por ejemplo, produjo el salinato con todo y los crímenes de Luis Donaldo Colosio, Francisco Ruiz Massieu y el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.
Lo curioso es que esta nueva oportunidad para el PRI se basa, precisamente, en la corrupción pública, pero ahora la del gobierno de Felipe Calderón, cuya estructura (en especial la de seguridad) se echó a cuestas el lastre de los 80 mil crímenes sin resolver, además del peso público que le produjo la acción de varios de sus políticos que concluirán tan millonarios como en su época lo hicieron los priistas.
En fin, son dos los retos políticos urgentes para el poder que viene. Uno es recuperar la credibilidad perdida en el tráfago de la corrupción. Y el otro hacer de su partido una caja de cristal donde no quepan los tartufos ni los mediocres que se esconden detrás de la concertación con aquellos que renuncian a su ideología para acogerse al pragmatismo que los hizo políticos variopintos.
acmanjarrez@hotmail.com

Twitter: @replicaalex

lunes, 1 de octubre de 2012

Las esposas del poder



Por Alejandro C. Manjarrez
Algo pasó en la política nacional porque las esposas de los hombres públicos se convirtieron en el eje politico de la gestión de sus maridos. La muestra más espléndida es sin duda Angélica Rivera, cónyuge de quien gobernará a los mexicanos a partir del próximo 1 de diciembre.
Lo mismo ocurre con los matrimonios de otros gobernantes hombres donde la mujer de la casa representa la sensibilidad, la bondad e incluso hasta la inteligencia que atempera u oculta las tarugadas del político en funciones de Ejecutivo. Basta un poco de fama -como es el caso de Angélica- para distraer la atención del pueblo ávido de paradigmas y, por ende, de la esperanza que hace menos trágica la pobreza ahora entreverada con la ola criminal y la corrupción que flagela a México.
Basten otros dos ejemplos para afianzar esta mi tesis, si usted quiere pueblerina. Uno de ellos es Beatriz Gutiérrez Müller y el otro Rosalinda Bueso, esposas de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, respectivamente. Las dos le han dado lustre a la presencia de sus compañeros de fórmula matrimonial: les mejoraron la imagen para ser vistos como hombres familiarmente estables y definidos, además de vigentes en el contexto de la política nacional.
Y si lo anterior no fuese suficiente o con efectos concluyentes, incluya el lector a la controvertida Martha Sahagún y a la cordial e inteligente Margarita Zavala, cada cual en su respectivo protagonismo de Estado.
Viene a cuento la reflexión porque acá en Puebla se ha regateado la presencia pública de Martha Erika Alonso de Moreno Valle. Esta "modestia" inducida podría deberse al alto perfil (a veces exagerado) que ostenta o le han fabricado a su cónyuge, el mandatario Rafael Moreno Valle. Sólo la vemos en la escena pública cuando el protocolo gubernamental exige su aparición al lado del gobernante, su esposo. Es digamos que el mejor activo personal de Rafael, fortaleza paradójicamente desaprovechada por quién sabe qué razones.
Para contrastar lo que acaba usted de leer, observe la actividad pública de Gabriela Moreno Valle Rosas, esposa del secretario general de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto. Ambos nos han obsequiado su presencia en una intensa actividad pública respaldada por programas de interés tanto mediático como social. En otras condiciones, digamos que diferentes, la dinámica de este matrimonio ya habría causado prurito al titular del poder Ejecutvo de Puebla. Sin embargo, no ha ocurrido esta llamémosle reacción natural, en virtud del afecto e intereses familiares y políticos que unen al Uno con los otros dos.
Lo que viene -así lo percibo- es algo que me atrevo a llamar el renacimiento de Martha Erika. Lo digo porque las coordenadas políticas obligarán a los estrategas del gobernador a incluir a su esposa en el protagonismo mediático concebido para reposicionar la imagen de Moreno Valle en el gobierno peñanietista, precisamente involucrando a Martha Erika Alonso con el otro protagonismo, el de Angélica Rivera. Aunque distantes en el origen de la fama pública, las "primeras damas" mencionadas podrían acoplarse e incluso hacer una buena amistad siempre y cuando se establezca un conveniente acuerdo para impulsar algunos de los programas sociales que den solidez a las acciones de gobierno de sus maridos. Ambas tienen personalidad y carisma como para convencer a los gobernados sin anteponer las diferencias partidistas o culturales e incluso ideológicas. Y a las dos les conviene hacer un pacto de mutuo apoyo en el que, obvio, Puebla y su mandatario saldrían ganando.
En fin, esto de la política se parece a las telenovelas. Puede ser una trama con mensajes constructivos y hasta culturales, o convertirse en un "culebrón" en el cual sus protagonistas estén sobreactuados al grado de fomentar desde la pena ajena hasta la sonrisa compasiva. Dependerá de la capacidad actoral de los meros-meros quienes, en el caso que nos ocupa, está comprobado, son dos histriones de la empatía.
Twitter: @replicaalex