domingo, 11 de diciembre de 2011

“Hay que sacar al PAN de Los Pinos”


Por Alejandro C. Manjarrez
Diría Perogrullo: gobernar conlleva una enorme responsabilidad. Pero hacerlo sin partidarismos y apegado a la equidad que obliga el cargo, es un acto exclusivo de los estadistas.
Felipe Calderón Hinojosa, ha soportado estoico el enorme peso de la Presidencia, tara aumentada, curiosamente, por su vocación de trabajar, pensar y soñar para quedar bien con sus correligionarios, esperanzado en que éstos digan al final del día: Felipe ha sido el mejor presidente para los intereses del PAN.
En torno a esa inspiración giran las acciones del mandatario. Por ello privilegia los asuntos electorales sobre la responsabilidad de gobernar para todos los mexicanos, acciones en las que nunca han faltado las estrategias diseñadas con la intención de desprestigiar a los oponentes, los que sean. La izquierda unida o desunida es uno de los objetivos que aparecen en los planes “secretos” de Los Pinos. Y el otro el PRI, obvio. “Hay que conservar la presidencia de México, haciendo lo que se tenga qué hacer”, podría ser el principal postulado blanquiazul para el año 2012, la frase común que se antoja como una de las consignas del grupo Calderón.
Todo esto tiene sin duda un alto costo político, debido a que se han utilizado (y seguramente lo seguirán haciendo) las instituciones que en sus pesadillas de poder Andrés Manuel López Obrador mandó al diablo. La táctica produjo ya el desgaste de la imagen y prestigio de la Presidencia de la República (la institución más importante), el poco que le dejó Vicente Fox y su adorada Marthita. Tres ejemplos, sólo tres:
1-   El fallido michoacanazo operado por la PGR. En la otra familia, la presidencial, la Cocoa fue la más afectada con el desastre judicial.
2-   La costosa disolución de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, a cargo de Javier Lozano Alarcón, el kamikaze del gabinete, actitud o función que los electores le cobrarán tanto a él como al PAN, y
3-  La retórica permanente articulada con la malévola intención de culpar a otros del fracaso de la guerra que supera los 50 mil muertos, crímenes en su mayoría sin la averiguación previa que la Ley establece.
Todo ello obliga a suponer que el próximo será un año mediático muy movido. Primero porque la oposición al gobierno unirá sus fuerzas inspirada en la frase panista pero al revés: hay que sacar al PAN de Los Pinos. Por otro lado las dirigencias de la izquierda dirán algo muy parecido a lo que en su época expresó Irineo Rauda, el general que ganó fama por sus andanzas en Michoacán, precisamente: “Éramos los mesmos, nomás que andábamos un poco devididos”.
Lo que natura non da…
Y ya que traigo a colación al famoso general que así justificó las luchas entre las diversas facciones revolucionarias (maderistas, zapatistas, carrancistas, villistas, orozquistas, obregonistas, callistas, delahuertistas y demás), con el permiso de Armando Fuentes Aguirre (La otra historia de México, Ed. Planeta. 2010), déjeme comparar a Irineo con Enrique Peña Nieto, cuya memoria teflonezca lo ha puesto en evidencia y de paso arrastrado a otros aspirantes a cargos de elección popular.
“Presumía de culto y refinado este general Irineo Rauda, y exornaba su expresión con giros que a él le parecían muy elegantes. Al rendirle a un superior el parte del día, le dijo pomposo y campanudo: Mi general: este día de hoy fina hubo ninguna novedad que altere vuestro semblante.”
Nos cuenta Catón que para parecer culto, el tal Rauda apuntaba en una libreta las exquisiteces que encontraba en los libros, frases que se aprendía y después repetía en sus conversaciones dándole el giro semántico que le permitía su escasa cultura. Algo parecido a lo que hacen los políticos pero sin apuntes porque confían en su memoria. Y la memoria o los recuerdos, como establece la ciencia, es producto del aprendizaje, capacidad que se apoya en la natura y en los conocimientos. De ahí la antigua frase: “Lo que natura no da Salamanca no lo presta”.
Tenemos, pues, la posibilidad de que las campañas que se avecinan resulten tan espléndidas que nos darán mucho de qué hablar; a saber:
Un o una panista empeñados en ganar votos con base en el desprestigio de sus oponentes; para ello trabaja el primer panista de la nación.
Un contradictorio izquierdoso-centrista-amoroso recetándonos sus fórmulas diseñadas para salvar al país mediante la interpretación de la Cartilla Moral de Alfonso Reyes, disciplina que, espera, lo lleve a ocupar la institución que hace poco más de seis años mandó al diablo.
Y un candidato de centro-izquierda mostrándose concertador con la prensa al compartirle su realidad; es decir, lo que sería el “material más apasionante que aquel que la ficción le brinda al novelista”.
Así las cosas, sin estadistas en el escenario nacional, da lo mesmo Chana que Juana.
Twitter: @replicaalex