lunes, 29 de febrero de 2016

“¡Fuera Moreno Valle!”


La política saca a flote lo peor del ser humano
Mario Vargas Llosa

Por Alejandro C. Manjarrez
Después de leer las distintas opiniones sobre el supuesto arreglo de la elección por la gubernatura de Puebla, esperaba escuchar un discurso pulgón tanto el pronunciado por Blanca Alcalá como en voz de Manlio Fabio Beltrones. Esta posibilidad me recordó la figura de Carlos Fuentes parado en el segundo nivel de la Biblioteca Palafoxiana y me vino a la cabeza el siguiente pensamiento: “Si a pesar de lo que vio Fuentes quedó convencido de que Puebla vivía sus mejores momentos, es obvio que al gobierno poblano le fue fácil armar el escenario político que legitimara lo que sería el nacimiento del cacicazgo de Rafael Moreno Valle”.
(Recordemos que Fuentes había criticado con dureza intelectual al entonces candidato Enrique Peña Nieto: “Yo no pido que sepan quién es Platón o que haya leído la Suma teológica de Santo Tomás. Quiero que (los candidatos) sean inteligentes, que entiendan la realidad del país, que entiendan lo que está pasando, que entiendan al mundo”. Antes de estas palabras Carlos opinó que Peña no tenía derecho “a ser presidente de México a partir de la ignorancia”)
Como quedé insatisfecho con mi reflexión me puse a buscar en los escritos de Fuentes alguna idea que medio atemperara aquella su actitud de complacencia con el poder en Puebla. Fue en la página 140 de su libro En esto creo, donde encontré las líneas que medio justifican la razón del autoritarismo demostrado por el mandatario durante los últimos cinco años, lapso utilizado por él para poner en práctica sus ideas. He aquí lo que escribió Fuentes refiriéndose a la escenificación kafkiana de la relación entre el individuo y el poder:
“El individuo en Kafka es un parásito, escribe Hopenhayn, que quisiera dejar de serlo pero que, a pesar suyo, revela el mundo de parásitos que el sistema requiere para ejercer el poder. El ‘héroe’ kafkiano sólo quiere ser acogido por el poder. Pero al someterse al poder, rasga sin quererlo la máscara del poder. El ‘héroe’ kafkiano, gracias a su torpeza, no a su inteligencia, revela el fondo arbitrario del poder…”
Mientras le daba vueltas a la idea de Fuentes buscándole la relación con los panegiristas de Moreno Valle y los escarabajos víctimas del poder, los mismos que juntos le “dan poder al poder”, apareció en la escena pública el registro de Blanca Alcalá Ruiz como candidata del PRI a la gubernatura de Puebla. Y escuché lo que —según algunos sesudos análisis— era poco menos que imposible: a una candidata quitándose el sambenito de comparsa de Tony Gali (títere de Moreno Valle, dijo Beltrones), y a un presidente del PRI también empeñado en borrar la impresión que, entre otros, escribió Ricardo Alemán en su publicitada columna de El Universal.
Vi cómo los “escarabajos” se transformaban en seres humanos para dedicarle a Rafael Moreno Valle lo que éste nunca, creo, imaginó escuchar a los cuatro vientos, palabras repercutidas con la persistencia de las redes sociales. Por ejemplo: que es un tipo soberbio, corrupto, déspota y megalómano. Y que Tony Gali, virtual candidato del PAN y de los partidos aliados, es su títere.
Kafkiano, ¿verdad?
Antes de ese barullo político-mediático, el que esto escribe preguntó a Manuel Bartlett su opinión sobre la política electoral en Puebla. El ex gobernador y senador dijo que para Moreno Valle, Blanca representaba una sucesión aterciopelada. Más o menos lo mismo opinaron muchos de los observadores de la política local. Lo escrito por Alemán tenía en ese momento la solidez que da la coincidencia de las opiniones basadas en la “desproporción que existe entre el poder real y el relato del poder”.
La arengas de la candidata y del presidente del CEN del PRI, emocionaron a los 16 mil priistas presentes en el acto (número por cierto coincidente con la cantidad de indígenas que en 1531 se dieron a la tarea de construir Puebla). De esas miles de gargantas brotaron, al unísono, los gritos que, intuyo, deben haber incendiado las entrañas, las vísceras del mandatario que el pasado domingo sufrió el golpe existencial que, seguramente, abolló para siempre su estructura emocional:
¡Fuera! ¡Fuera! ¡Que se vayan pero que regresen lo robado!
Kafkiano, ¿qué no?
@replicaalex