domingo, 23 de noviembre de 2014

La política chicharronera

Dioses del mundo moderno (1932) José Clemente Orozco
Por Alejandro C. Manjarrez
Impresionado por el semblante de Tony Gali Fayad, comenté con Eukid Castañón:
—Tony se ve demacrado. Supongo que le sorprendió el carácter demandante y colérico del gobernador…
Era el inicio del régimen y los morenovallistas estaban apurados: les urgía cumplir las metas del primer año de gobierno. Sobre los hombros del entonces secretario de Infraestructura (hoy alcalde), se posaba el gran peso técnico-burocrático, carga que incluía concluir a tiempo las obras emprendidas e inventadas por su jefe.
Haciendo eco de mi comentario, Eukid dijo:
—La presión del cargo afectó a Gali. Le ha sido difícil acoplarse a la faceta laboral de Rafa. Todavía lo descontrolan las altisonancias jerárquicas.
Más o menos esas fueron las palabras del discreto Castañón (que por cierto he repetido de memoria), el único de los colaboradores que sabe cómo cruzar por las borrascas anímicas de su jefe y hacerlo sin despeinarse.
El principio es la mitad de todo
Gali había convivido con Rafael Moreno Valle en los momentos de relax y diversión, lapsos en que la seductora sonrisa del entonces aspirante a la grande de Puebla, podía convencer a cualquiera, ya sea para que aceptara formar parte del comité de financiamiento o bien para que se adicionara a la operación de su gran proyecto electoral. Creo que a eso se debe el primario descontrol emocional de Tony, uno de esos convencidos en las vertientes mencionadas.
En el trayecto previo al poder, participó intensa y comedidamente el actual alcalde “panista” de Puebla, tanto que logró que su hijo fuera postulado como diputado del PRD primero y después —una vez concluida la Legislatura y cumplida la edad legal para ocupar el puesto— que el gobernador lo nombrara titular de la Secretaria de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico del gobierno poblano.
Síndrome libanés
Me he preguntado cuáles serán las cualidades de José Antonio Gali Fayad, para evitar que su dignidad  se vea afectada con los gritos y tamborazos de su jefe y hacedor. También he buscado alguna causa que me ayude a entender su habilidad para acoplarse y tolerar el carácter disparejo de su paradigma, además de aguantar los sofocones que provoca el regaño, injusto o merecido. Lo único que se me ocurre es que debe haber seguido el ejemplo de los árabes que se asociaron con Maximino Ávila Camacho, el gobernador que los hizo cómplices… y generacionalmente ricos. Por ello digo que Tony decidió agradar a Rafa con la intención de obtener el cargo que hoy ostenta, al cual llegó después de haber roto —si es que existen en su ideario— los parámetros del decoro y la ética electorales. En fin, chueco o derecho el actual munícipe logró convertirse en parte del juego de quien se preparó para vivir de y en la política… hasta que el cuerpo aguante.
En esa digamos que apuesta —además de los mencionados Eukid y Tony—, también participan Cabalán Macari Álvaro, Luis Maldonado Venegas y Roberto Moya Clemente, equipo que forma parte de…
Lo bonito y lo feo del gobierno
Veamos pues:
De acuerdo con la numeralia producto de la obra pública estatal, Macari sería el secretario más eficaz del gobierno morenovallista y, en consecuencia, el responsable de los parques horizontales, de los puentes atirantados, de los eventos espectaculares, de los centros integrales y de los caprichos neoyorkinos, obras que han hecho de Puebla un muestrario de estilos y/o antojos digamos que arquitectónicos. A esto hay que agregar lo que podría ser otra de las fantasías del mandatario: la iluminación navideña que, si el INE se pone draconiano y la oposición lista, constituiría un delito electoral ya que, en vez del colorido variopinto tradicional y habitual, decoraron a la ciudad con haces azules y blancos. La intención, obvio, es establecer que los únicos chicharrones que truenan en Puebla, son los de Moreno Valle, el góber que se adueñó del PAN, de sus colores y del destino de sus dirigentes.  
Por su parte, Luis Maldonado Venegas y Roberto Moya Clemente, forman el eje político–financiero que controla el tozudo y afanoso mandatario de Puebla. Por eso funciona bien la sentencia que le atribuyen a don Jesús Reyes Heroles: “Lo que en política cuesta, sale barato”. Si así fuere (hay que dar el beneficio de la duda), tendríamos que reconocer a la dupla en cuestión, el llamémosle mérito de haber sido ellos las piezas fundamentales para que los dirigentes del PRD, PAN, Panal y Compromiso por Puebla, actúen como si fuesen marionetas de Casa Puebla.
Esos son los funcionarios punta de lanza cuyo ejemplo arrastra al resto del equipo. La diferencia está en que mientras unos pasan por metrosexuales, otros parecen ser los intelectuales del grupo, o sea los que piensan, actúan e intentan solucionar los problemas financieros, sociales y políticos provocados por grupos y personas inconformes ante las consecuencias sociales negativas derivadas de las órdenes del Gobernador, ni más ni menos.
El tatuaje
Moreno Valle es considerado autor (yo digo casual) de la muerte del niño José Luis Tehuatlie Tamayo: como gobernador él dio la orden del operativo en Chalchihuapan y su enviado se excedió—. Es, asimismo, el conductor político de las expropiaciones y el causante de los actos de poder que lastiman a la sociedad. También lo es de los excesos en el ejercicio de la ley y de la persecución de líderes sociales o populares. De igual manera, él propició la indignación de los poblanos que se sienten ofendidos por los actos de su gobierno. También se le achaca la absurda (pero entendible) protección a Facundo Rosas Rosas. Los manifestantes (cada día en aumento) con sus críticas callejeras y mediáticas son por ende difusores de sus errores políticos y administrativos. Su lejanía con el pueblo, las protestas de ONGs y los señalamientos de grupos sociales, igual lo dejan mal parado ante la nación.
No hay plazo que no se venza
Quedan dos años de gobierno. Difícilmente Moreno Valle podrá desvirtuar tantos sambenitos, todos endilgados por sus mandantes, incluido el de gobernante represor. El lapso incluye la intención de hacer gobernador a José Antonio Gali Fayad, diputados federales a sus operadores políticos cercanos y, por aquello de la dudas, poner una especie de camisa de fuerza a los dirigentes políticos que le deben todo lo que son, tienen, presumen y disfrutan.
¿Podrá?
Puede ser siempre y cuando el pueblo ofendido se lo permita, los priistas enmudezcan y se paralicen, el INE ceda ante su simpatía, el gobierno federal se haga el desentendido y los afectados callen, apechuguen y se comporten como mártires de la política chicharronera.

@replicaalex

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Una Gaviota no hace verano


Por Alejandro C. Manjarrez
Está visto que para ser un político exitoso se necesita tener buena estrella. No basta ser rico o hábil en eso de beneficiarse con el manejo de los recursos públicos. Tampoco son suficientes las componendas entre pares o la cobertura que ofrece el moche o el salpique. No. La suerte en la política mexicana —que por cierto equivale a un pacto con el diablo— es la que sostiene y da vigencia a los mandatarios cuyos excesos ofenden al pueblo que los llevó al cargo.
Y en este caso, ¿qué significa la suerte?
Curiosa o paradójicamente, la vida pública de los suertudos depende de Enrique Peña Nieto, o sea de cómo le vaya en la feria nacional. Él, el Presidente, es el hado o algo así como el sol que ilumina el camino de esos políticos. Las razones: Enrique tiene en casa a su buena estrella, la famosa Gaviota. Por si fuera poco esta afortunada característica, Peña Nieto representa al dios de nuestro sistema teocrático-sexenal. Por ello, si él mueve un dedo, México se mueve; si hace un guiño, el poder mediático responde; si adopta uno de sus famosos gestos, sus secretarios actúan, sonríen, se enojan o se acogen al conveniente mutismo, depende el mensaje visual. Y qué decir de su cautivadora sonrisa cuando con esa poderosa expresión empática es capaz de conquistar voluntades…
Del primer mandatario depende pues la tranquilidad de la clase política nacional. Para la mayoría Peña Nieto podría ser la suerte o buena estrella: si le va bien a él, les va bien a sus colaboradores, correligionarios y cuates. Y si le va mal, sus adversarios, críticos y detractores sacan provecho a la circunstancia aunque en ella vaya de por medio la estabilidad de la nación. Sobran los ejemplos.
Bueno, hay uno que no sobra porque ha resultado el principal beneficiario del caos guerrerense y, valga la definición, del desmadre ferroviario. Por ello le queda bien el adjetivo de…
El suertudo del caos
Rafael Moreno Valle Rosas, gobernador de Puebla, vivía el peor de sus momentos políticos cuando estalló la “bomba” de Iguala, hecho que sorprendió a México, al mundo y desde luego al Presidente. El tema del crimen de José Luis Tehuatlie Tamayo, asesinato ocurrido en San Bernardino Chalchihuapan, cayó en una fosa mediática y fue apagado por las llamas de la pira nacional que provocó la estupidez del munícipe asesino, el tal Abarca. Pasaron los días y las protestas solidarias con los padres de Ayotzinapa atrajeron, para revivir, el caso de Puebla. En esas andaban los progenitores acompañados por padrinos, compadres e hijos putativos de la política mexicana, cuando Carmen Aristegui reventó el asunto de “La casa blanca”. Otra vez se desvió la atención nacional para escrutar la operación inmobiliaria que “descarriló” al tren rápido de Querétaro. La muerte del niño poblano pasó a tercer término no obstante el llamado que hicieron los jóvenes que llegaron a Puebla para participar en el VI Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia y Adolescencia, todos ellos indignados por la actitud del gobierno morenovallista en contra de la señora Tamayo, madre de José Luis (fue corrida del recinto donde se llevaba a cabo el acto, dicen que por Marta Erika Alonso, esposa del gobernador): exigieron justicia por el —así lo expresaron— asesinato del adolescente de 13 años de edad.
¿Qué pasará con el suertudo Rafael?
Si funciona su instinto de conservación, inventará algún pretexto para montarse en la dinámica de transparencia impuesta por el jefe de las instituciones nacionales. Entonces, si así lo hiciere, tendría que publicar la lista de sus bienes, incluidos los de su esposa y padres, capitales que podrían hacer que palideciera la riqueza de la familia presidencial. Y como el ejemplo arrastra, sus colaboradores estarían obligados a seguir los pasos del jefe con la posibilidad de que sobreviniera el…
El caos gubernamental
Esa corresponsabilidad sería sin duda muy desgastante e incluso hasta explosiva. Imagínese el lector que saliera a la luz pública la riqueza de los funcionarios del gobierno poblano: a varios de esos servidores les bastó tres años para lograr adquirir el estatus de ricos, nuevos si partimos de que llegaron a Puebla en condiciones de modestia económica.
Aunque, pensándolo bien, así como van las cosas, no habría problema porque es probable que ocurra otro follón que obligue a Peña Nieto a sacar la casta para, sin quererlo, seguir fungiendo como la buena estrella de Rafael… y de otros gobernantes atrapados en la vorágine provocada por sus decisiones personalistas unas, chambonas otras, dictatoriales las más.
Pero como una Gaviota no hace verano —u otoño o invierno— en México todo puede pasar.
@replicaalex