Por Alejandro C. Manjarrez
Lo dije y el tiempo lo ha confirmado: Rafael Moreno Valle es un hombre seductor, un encantador de serpientes.
También escribí que el hoy mandatario de Puebla actúa como los conquistadores que superan cualquier obstáculo cuando se empeñan en obtener el triunfo anhelado.
Y machaqué en lo que cualquier persona sabe: que por ahora él es el “dueño” del presupuesto estatal que en su sexenio podría superar los 350 mil millones de pesos.
Con esas, llamémosle cualidades, se diluye o topa con pared cualquier pronóstico negativo para la estrella y protagonista de Puebla. De ahí que no resulte aventurado asegurar que Rafael Moreno Valle llegará a ubicarse en la final de la lucha política partidista, disputa que incluye la postulación para la candidatura presidencial (quizás por el PAN). Esto a pesar de que en el camino se le aparezcan imponderables –como fue el caso de la maestra Elba Esther Gordillo Morales–, circunstancias que podría resolver gracias, precisamente, a sus habilidades para convencer a los demás, incluido el equipo que formó hace diez años.
Adéndum a lo de imponderables:
Me refiero a aquellos eventos que pueden producir un mal rato. Por ejemplo: el mencionado caso de Elba Esther u otro que directamente lo relacionara, como podría ser la denuncia interpuesta contra Antonio Gali Fayad (enriquecimiento inexplicable), siempre y cuando este acto judicial produjera la orden de aprehensión, tema del cual me ocuparé en otra entrega. Tenemos tiempo.
¿Encantador de serpientes?
Se dice que este tipo de seductores son personas cuya sonrisa resplandece para destruir cualquier barrera psicológica; que semejante expresión facial suele ir escoltada de palabras que –tal vez sin haberlo pensado– el destinatario había querido escuchar; de frases que transmiten la calidez adornada con la simpatía y solvencia retórica del conquistador. Y que conste: no hay –valga la figura– “ofidio humano” que resista esta descarga seguida de movimientos corporales que, verbigracia, a Bill Clinton le ganaron el mote de “histrión de la empatía”.
¿Serpientes?
Es válida la definición si consideramos que antes de la fundación de Puebla (1531), el valle escogido por la Segunda Audiencia para asentarla se llamaba Cuetlaxcoapan, nombre que significa: lugar donde las víboras cambian de piel. Y más aún si partimos de que en su sentido esotérico el reptil suele ser visto como símbolo de sabiduría.
Al combinar estas condiciones no queda mas que aceptar que los poblanos podemos ser viperinos, enigmáticos, venenosos, cambiantes (es de sabios rectificar), miméticos e incluso hasta hábiles para la arrastrada si de alcanzar la cima se trata. Abundan las muestras.
Antídoto
Debido a lo que apunto en el primer párrafo, condiciones a las que debo incluir la innegable habilidad para manejar la empatía que mezcla inteligencia con voluntad, Moreno Valle pudo dominar al serpentario político poblano. La prueba: los partidos en donde existen varios ejemplares que convergen en esta digamos que alegoría (somos un grupo unido… pero de víboras, diría el ranchero). Y si el amable lector se anima a echar un vistazo al tema, tal vez descubra que todos los que cambiaron de piel fueron seducidos por quien usó el poder para, por casualidad o de manera preconcebida, hacer posible esa metamorfosis llamémosle kafkiana.
A propósito de Kafka:
Dijo el escritor que la desgracia de Don Quijote no fue su fantasía sino Sancho Panza. La observación de Franz sería válida para la política oficial si en la peña poblana existiera alguien parecido al impasible seguidor del ingenioso hidalgo. Si así fuere le aseguro que no habría metrosexuales. En fin.
Reconocimiento
Por aquello de que el lector llegara a malinterpretar mis líneas me anticipo y aclaro: esta no es una crítica al gobernador. No. Dios me libre. No obstante, sin que sea un escrito alegóricoo laudatorio, este texto bien podría encajar en alguna de las secciones reservadas a gobernantes políticamente exitosos. La razón: no es cosa menor eso de convertir a partidos y militantes de oposición en fans y comparsas oficiales; menos lo es el hecho de emitir destellos político-electorales cuyo resplandor ha deslumbrado a periodistas en proceso de una increíble mutación para –otra vez recurro a Kafka– aplicar aquello de que “muchas veces es más seguro estar encadenado que ser libre”.
Cuenta alguna de las leyendas de regiones selváticas como Putomayo, Caquetá y Amazonas, que por allá existe una serpiente que en lugar de morder y envenenar envuelve al hombre y con la cola le da de fuetazos, castigo que lo deja en condiciones de caminar como modelo de pasarela y moviendo la cintura al estilo del marchista.
Otra de las fábulas populares establece que tales coletazos acaban con los chismes que son causa de discordias, violencia y enemistades. Lo malo es que la parábola no aplique en Cuetlaxcoapan donde nuestras víboras sólo cambian de piel y los políticos se la pasan dándole coletazos a la sociedad.
Respetado lector:
He regresado a este espacio después de la ausencia obligada por la mordedura de una víbora de cascabel (lo comenté en la columna anterior). Por eso el tono de mi narrativa que a falta de serpentinas, globos y espanta suegras, sirvió para lanzar una especie de estornudo festivo cargado de confeti variopinto. Si acaso percibe algún veneno, me justifico echándole la culpa al pinche ofidio que tuvo a bien inoculármelo.
acmanjarrez@hotmail.com
@replicaalex
lunes, 29 de julio de 2013
jueves, 18 de julio de 2013
Mi encuentro con la serpiente
Por Alejandro C. Manjarrez
Todo empezó cuando la tormenta de rayos
alteró el sistema nervioso de Jony, la perrita cocker spaniel que durante ocho
años formó parte del hogar: ésta echó a correr y su instinto la llevó a
internarse en el bosque. Pasaron dos días y el animal no regresó.
La mañana del 15 de julio, empezaron a
ladrar los perros de casa. Supuse que Jony estaba de vuelta y que llegaba
herida o enferma. Fui hacia donde se encontraban los canes con la esperanza de
ver a la mascota tratando de meterse por algún hueco de la reja-puerta. Hacia
allá se dirigió mi vista. Cuando caminaba noté algo extraño en la actitud de
los animales: tenían la cola entre las piernas. Mi observación resultó tardía porque
en ese momento me mordió la serpiente que estaba asustada y lista a repeler
cualquier agresión: sentí un extraño ardor en el tobillo y vi cómo la cascabel
huyó culebreando alejándose de mí vista.
(En la época de lluvias las víboras
buscan lugares soleados. Nunca atacan a menos de que se sientan agredidas)
De inmediato le dije a mi esposa que
saldría en busca de un médico. Ella se asustó cuando le comenté lo que había
pasado. La adrenalina aguzó mi sentido de conservación. Pensé en cómo retardar
el trayecto del veneno: “Lo único que sirve –me dije– es conservar la calma y
buscar ayuda profesional. Traté de seguir la recomendación de no sé quién y
subí a mi auto. Manejé como conductor de ambulancia. Recorrí parte del
Periférico y debo haber implantado un récord de tiempo entre Haras del Bosque
(donde vivo) y el sanatorio que se encuentra ubicado en la zona Angelópolis de
Puebla.
En el trayecto rumbo al hospital hice
algunas llamadas para conseguir el antídoto. Dos de mis hijos se dieron a la
tarea de buscarlo hasta encontrar el único existente en la ciudad: lo tenía la
farmacia Fleming de especialidades (BUAP). Habían transcurrido sesenta minutos
cuando llegó el suero a Urgencias del Hospital Ángeles donde ya me encontraba
encamado. En ese lapso vi tres o cuatro enfermos graves y a sus seres queridos
avisándoles a sus familiares. Yo estaba conectado a los aparatos que vigilan los
signos vitales. No hubo nada malo. El suero con el antídoto y otros
medicamentos actuaron en mi organismo. De ahí me llevaron a una habitación para
que los médicos observaran mi herida y reacciones. Todo normal; es decir, el
hematoma provocado por la mordida y el veneno seguía su curso pero sin
presentar síntomas que indicaran algo extraño o alarmante. No obstante, el
doctor recomendó que permaneciera internado 24 horas más por aquello de que
ocurriera alguna alteración indeseable. En esas andaba cuando de la Secretaría
de Salud del gobierno del estado de Puebla nos avisaron que estaban disponibles
veinte dosis de ese tipo de suero, que por cierto se elabora con veneno
desactivado.
Al día siguiente recibí una llamada de
la asociación cuyo trabajo es cuidar las especies crótalos y asistir u orientar
a las personas que sufren la mordida de alguna serpiente. Su interés, dijeron,
es porque en las farmacias y hospitales de Puebla no hay dosis suficientes del
suero-antídoto, quizá porque no existían antecedentes sobre ataques de crótalos.
¿Cómo se enteraron?, pregunté a la
persona que me contactó. Me dijo que alguien de la reserva Flor del Bosque (ahí
hay un serpentario) le había informado después de que yo hablé para indagar si
ellos tenían el antídoto explicándoles la razón de la emergencia. Así supe que
mi caso quedará registrado como el primero que ocurre en Puebla, zona en
apariencia ajena a esas especies.
Más tarde me visitó uno de los biólogos
del laboratorio que produce el suero de marras. Quería saber si hubo problemas
para conseguirlo. Lo puse al tanto y prometió hablar con las autoridades de
diferentes hospitales con el fin de convencerlos sobre la necesidad de contar
en su stock de medicamentos con varias dosis de antídoto. Coincidimos en que
debido al irresponsable uso del suelo (yo le llamo corrupción), los
fraccionamientos invadieron la zona endémica donde viven y se reproducen
crótalos e insectos venenosos como la araña violín y la conocida como viuda
negra, cuyos venenos son terriblemente dañinos, mortales si no se administra a
tiempo el antídoto correspondiente. Los alacranes también salieron a colación;
dijo que el piquete de la especie que habita en la zona metropolitana de Puebla
no es mortal como las alimañas que se reproducen en tierra caliente, la Mixteca
por ejemplo.
¿Qué hacer cuando ocurre este tipo de
percances?
Una vez pasado el susto me puse a
investigar los procedimientos recomendables para evitar que se necrose el
tejido y se ponga en riesgo la vida. La intención: escribirlo con el deseo de
alertar a quienes me lean pidiéndoles correr la voz y avisar de este peligro
latente. Sobre todo en los nuevos fraccionamientos cuyos constructores (en
complicidad con las autoridades) le han robado espacio a la naturaleza, ambición
acompañada de la estupidez, coincidencia que perjudica terriblemente el
equilibrio ecológico.
–
Identificar al crótalo
o bicho que le inocule su veneno (el antídoto digamos que tradicional no
funciona contra la toxina de la serpiente coralillo, reptil poco común en la
región).
–
No alterarse y
conservar la calma.
–
Acudir al hospital más
cercano.
–
Hacerse acompañar de
alguien para que vigile sus reacciones que en el peor de los casos pueden ser:
dificultad para respirar, hormigueo, sudor frío, vista borrosa, pulso rápido,
palidez, sed, cansancio, debilidad, párpado caído, baja de presión arterial, náusea,
vómito, entumecimiento del miembro afectado, parálisis y dolor ascendente.
–
A falta de asistencia
médica el tejido se inflama hasta hacer que éste reviente provocando que se
necrose con el peligro de perder el miembro afectado e incluso hasta la vida.
Esta es pues mi experiencia. Espero
sirva para evitarle un mal rato si por mala suerte usted o alguno de sus
familiares resultara afectado. Ojalá que nunca ocurra, empero, no está por
demás conocer los procedimientos para, si se presenta, afrontar semejante
emergencia.
Que sean felices.
@replicaalex
martes, 9 de julio de 2013
Moreno Valle, la estrella de Puebla
En abono a lo
escrito por:
Rodolfo Rivera,
Arturo Luna y Rodolfo Ruiz.
Por Alejandro C. Manjarrez
Al final de la quinta etapa de su
gobierno, Melquiades Morales Flores llamó a los miembros de su equipo de la
Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social para decirles e instruirlos: “El
próximo será un año electoral. Tenemos que hacer muchas obras. De ello depende
que nuestro partido gane elecciones”.
La petición política se topó con un
problema serio: se había adelantado, gastado y comprometido el presupuesto del
último año de aquel sexenio. “Ya no hay dinero, Gobernador”, le dijo el
Secretario explicándole las razones. Al escuchar tan desalentador informe, sin
pensarlo mucho, Melquiades escogió la vía del endeudamiento que el tiempo y las
malas lenguas convirtieron en “hoyo financiero”.
Viene a cuento el dato para establecer
que la derrama económica suele dar la tranquilidad social y financiera que
abona el prestigio político del gobernante y su administración. Si no hay obra
pública, el dinero escasea, la planta laboral decae, merma la capacidad
económica de las familias, aumenta la pobreza y surge el malestar en contra del
Estado. Cuando esto sucede es porque los economistas orgánicos decidieron poner
los caballos detrás de la carreta, en este caso la política.
Dos ejemplos para contrastar:
Uno: influido por sus asesores de lujo,
Enrique Peña Nieto aceptó que se restringiera el gasto público hasta que Luis
Videgaray le dijera cuándo y cómo soltarlo, decisión ésta que ocurrió poco
antes del proceso electoral que incumplió con las expectativas que se había
trazado el PRI. No quiso iniciar su gobierno con bombos y platillos, “música”
que hubiese producido la derrama económica en cuestión. Además decidió
compartir el poder con sus “enemigos” (Pacto por México), factor que adicionado
a la atonía financiera produjo la merma de prestigio que afectó a su instituto
político. Por esas dos causas el PRI dejará de gobernar a 5 millones de
mexicanos a pesar de tener el control del dinero público y de varios de los
congresos estatales. No se requiere de mucha inteligencia para caer en cuenta que
justas o no las estrategias, éstas afectaron al partido del Presidente de
México. Los caballos no jalaron la carreta y Peña Nieto dejó pasar la primera oportunidad
que le permitiría mejorar su imagen lastimada por la falta de legitimidad
endilgada por sus adversarios políticos.
El otro: a pesar de tener formación de
economista, Rafael Moreno Valle decidió privilegiar la política (o sea poner
los caballos delante de la carreta) con la intención de ganar las elecciones.
Él y sus asesores encontraron la forma de realizar obras notables (por su
espectacularidad) así como acciones de beneficio colectivo. No hubo debilidad en
la distribución y manejo del gasto público. Tampoco regateó el impulso a
diversas acciones políticas como las que mezclaron el agua y el aceite con el
atole y el champurrado. En gran medida ello produjo lo que podríamos llamar la
hegemonía de la política variopinta cuya concepción pudo haber nacido en la
época del melquiadismo, cuando el político-político aceptó las sugerencias del economista-político,
o sea de Rafael Moreno Valle, época en que éste tuvo la oportunidad de conocer
la olla y medirle el agua a los camotes.
Si a lo anterior le agregamos la
experiencia electoral del gobernador poblano, más un PRI deteriorado y varios
priistas haciéndole al Tartufo, llegaremos a comprender lo que en Puebla fue la
gran derrota del PRI: Rafael y su equipo lo deshicieron dejándolo en calidad de
caricatura cantinflesca.
El método que según yo utilizó Moreno
Valle, concentra las “enseñanzas” y los consejos de tres libracos: El arte de la guerra de Sun Tzu y las 48 leyes del poder de Robert Greene. Mencioné
tres porque considero al otro Arte de la
guerra, en este caso el de Maquiavelo, mismo que abrevio con uno de sus
conceptos: “el mejor régimen político y social se derrumba, como las habitaciones
de un magnífico y regio palacio, resplandeciente de oro y pedrerías, cuando carecen
de techo o de defensa contra la lluvia”. En este caso esa “lluvia” podría ser
los fenómenos naturales de la política, algunos de los cuales (con “techo” o
protección incluida) fueron referidos por Rivera, Luna y Ruiz, los periodistas
que menciono en el epígrafe.
Al entender las particularidades de ese
“arte”, Rafael Moreno Valle prevaleció no obstante la terrible caída de Elba
Esther Gordillo y el triunfo de Enrique Peña Nieto. Estaba (y está) preparado
para esas y otras eventualidades conocidas o inesperadas. Conoce a su “enemigo”
y se conoce a sí mismo. Es un “general” en cuya mentalidad la derrota no existe
o si ésta llegara a presentarse la toma como otra oportunidad para conservar,
vigorizar y seguir su ruta hacia el máximo poder. Diría el chino filósofo y
guerrero referido arriba: “ha usado la mente propia y también la ajena para
enfrentar la fuerza bruta personificada en los políticos sin imaginación. Sus
planes fueron tan oscuros como la noche pero con la luz de la luna y las
estrellas que sus adversarios no quisieron ver, dándole la oportunidad de atacarlos
como un rayo después de haber puesto en práctica acciones desconcertantes, como
pudieron ser los pre destapes anunciados hasta el hartazgo.
Concluyo:
Rafael Moreno Valle ha tenido la
habilidad de construirse la gran panoplia que le permitirá rechazar y escudarse
de aquellos ataques que le lancen sus adversarios y enemigos políticos. ¿Cuánto
tiempo? El suficiente como para llegar al 2018 como una de las alternativas del
PAN y puede ser que hasta de los partidos patiño que acompañan a Gustavo
Madero, los cuales en un descuido formarían parte de la estrategia que adopte
el próximo dirigente nacional (el que resulte ungido), cuya misión será
recuperar el poder y proteger a su partido de las tormentas que sin duda
organizará Morena.
Es cuanto…
@replicaalex
miércoles, 3 de julio de 2013
Caso Malpica
Por Alejandro C. Manjarrez
“La vergüenza del gobierno”. Así
denominé la columna (Sin censura) publicada en Síntesis el 14 de febrero de
1993. En aquella entrega describí el trompicado trayecto del entonces rector de
la Buap, Óscar Samuel Malpica
Uribe, líneas que hoy le comparto con el deseo de que no se tergiverse la
verdad sobre este controvertido académico y político asesinado en el umbral de
su casa la noche del martes pasado. Los datos que leerá son tan veraces como el
hecho de que este columnista fue testigo presencial a petición expresa de
Samuel. E incluso, en algunas ocasiones, intermediario para tratar de resolver
la problemática universitaria auspiciada por los grupos en pugna.
He aquí parte de la historia:
“El despacho del entonces director de
Tránsito, René Meza Cabrera, sirvió de escenario para montar algunas de las
obras políticas que (padecía) Puebla. Por ejemplo: el asunto de la Buap, incluida la estrategia del rectorazo, la entronización de José
Doger Corte y, obviamente, el prolegómeno de los interinatos rectorales.
“Antes de ponerse a funcionar el plan de
vialidad universitaria concebido por
los cerebros de la citada Dirección, Óscar Samuel Malpica Uribe tuvo la
oportunidad de aclarar su posición con Alberto Jiménez Morales, quien por
aquellos días ejercía a plenitud su poder tras el trono. La plática inicial se
llevó a cabo en un conocido hotel de la Angelópolis. Allí, Malpica explicó sus
razones. Y de buen talante don Alberto se ofreció a intermediar para que el
gobernador entregara de inmediato el subsidio retenido por sus pistolas
(después supe que por instrucciones de Manuel Bartlett, a la sazón secretario
de Educación Pública). Asimismo, se comprometió a ordenar a la prensa
semioficial la suspensión de críticas contra el satanizado rector. Como condición
se le pidió a Samuel su aquiescencia para convocar a la clase política
universitaria a lo que sería una junta conciliatoria.
“Las primeras conversaciones marcharon
más o menos bien hasta el día en que se debió verificar la reunión de avenencia.
Previamente alertado por su avanzada sobre la presencia de algunos porros, el
rector fue tajante al rechazar ese tipo de concertaciones y pláticas con —así los
definió él— interlocutores descalificados profesional y moralmente. En
ese momento se dio cuenta que detrás de la acción se escondía un perverso
proyecto cuyo objetivo era desarticular a la Buap
atomizando sus fuerzas políticas y académicas a fin de poder restarle prestigio
y presencia ante la sociedad y, desde luego, frente al estudiantado. De igual
manera comprendió que los jóvenes universitarios eran el único apoyo con que
contaría. Y en ellos decidió cifrar su trabajo y esperanza.
“Pero ya se había iniciado la operación
del plan en contra de la Universidad crítica y popular, inclusive (José) Doger
contaba con la autorización y la bendición
de René Meza Cabrera, para iniciar su precampaña y llegar cincho al proceso de elección de rector. La amistad de José con el
director de Tránsito (ahora notario público) y los buenos oficios que demostró
como informante del gobierno piñaolayista, le permitieron granjearse la
voluntad del asesor y, por ende, alcanzar la rectoría…
“Una vez descubierta la asonada contra
la Buap, Malpica emprendió lo que
fue el último esfuerzo político destinado a conservar la dignidad universitaria
(esa fue su inspiración. Sólo tenía 32 años). Se manifestó ante el casi tapiado
Palacio de Gobierno (en su patio estaba un batallón de policías fuertemente
armados) seguido por más de 20 mil estudiantes. Sus consejeros y acompañantes
le insistían en tomarlo arguyéndole que en el hecho caerían varias víctimas y
junto con ellas el gobierno de Piña Olaya. Pero el rector se negó porque —según
me lo dijo— no quería cargar sobre
su conciencia la muerte de algún estudiante…”
Hasta aquí la cita.
Malpica Uribe fue encarcelado. Primero
el gobierno convenció a su esposa para que lo demandara por agresión física
(hecho falso) y ya adentro del penal le fincaron el delito de peculado, mismo
que no existía por dos razones: no era servidor público y él nunca dispuso de
ningún dinero que no fuera parte de su salario. El motivo fue el encono de Piña Olaya, coraje que lo
orilló a manipular las leyes poblanas para mantener en la cárcel a Samuel:
estaba enojado por la denuncia que éste presentó ante la Cámara de Diputados
federal pidiéndole a los legisladores juicio político en contra del gobernador,
precisamente. Un año más tarde fue liberado gracias a que sus abogados le
ganaron la partida al gobierno represor. Y Malpica recuperó su plaza y los
salarios que le retuvieron a pesar de que fue un preso de conciencia.
Diez años después, lapso que Samuel
ocupó para señalar lo que a su juicio estaba mal, lo matan igual que a otros
universitarios asesinados por sicarios del gobierno. Por esta digamos que
constante, urge que se aclare el homicidio y que se aprenda al autor o autores
para que queden incólumes quienes ejercen el poder político cuya fama, hay que
subrayarlo, ha quedado en entredicho debido a que sus amanuenses y panegiristas
convirtieron el crimen en un acto político.
martes, 2 de julio de 2013
El antes y el ahora, anáfora electoral
La duda,
uno de los nombres de la inteligencia.
Jorge
Luis Borges
Por Alejandro C. Manjarrez
Antes
los mandatarios coordinaban las campañas de los candidatos de su partido.
Antes
los candidatos decían que eran honestos para convencer a los electores.
Antes
los ciudadanos votaban por quienes, en un digamos que adelanto de sus promesas,
se ponían con su cuerno.
Antes
ganaba la elección aquel que tuviera el mejor coordinador electoral (léase
alquimista) y un equipo de expertos en el manejo de las urnas.
Antes
el partido en el gobierno cuidaba las formas para promover, impulsar, ayudar y
hacer ganar a sus candidatos: sacaba de la nómina oficial al escogido y lo
mandaba a hacer talacha en el
distrito o municipio por el que habría de contender.
Antes
los partidos postulaban a militantes con capacidad de convocatoria personal.
Antes
los políticos tenían mística de servicio y compartían parte de su riqueza con
el pueblo que pretendían representar.
Antes
bastaba una sonrisa o palmada del candidato para que
el recipiendario se sintiera satisfecho y hasta animado a votar por él.
Antes
ganaba la elección el candidato que, además de ser popular y previsor, contara
con una estructura electoral tan eficiente como mañosa.
Han cambiado las cosas gracias a que la
democracia tiene un nuevo marco jurídico que acabó con las viejas costumbres para,
tal vez sin haber sido la intención de los legisladores, modernizar las mañas
electorales.
Hecha
la ley, hecha la trampa
Ahora
el mandatario en funciones prepara e instruye al equipo que habrá de coordinar
y manejar las campañas de sus candidatos.
Ahora
basta que el candidato sea rico para sentirse con derecho a representar o
gobernar a la sociedad, no importa si el origen de su fortuna es lícito o
producto de la corrupción.
Ahora
los candidatos contienden por el distrito o municipio donde cayeron los
programas sociales, los mismos que manejó el gobierno con intenciones
electorales etiquetadas éstas para promover las imágenes públicas de sus gallos.
Y lo peor: ellos, los elegidos, lo presumen y se arrogan dichas promociones
gubernamentales.
Ahora
puede ganar la elección el candidato que cuente, no
con un coordinador electoral, sino con varios preparados ex profeso dentro del
gobierno. La alquimia actual incluye el manejo del padrón y la distribución de
los responsables de casilla. Todo ello, en el mejor de los casos, apoyándose en
el soslayo del órgano vigilante y responsable del proceso.
Ahora,
para resultar ungidos, los candidatos tienen que formarse en las entrañas del
ogro filantrópico. La talacha electorera
se hace desde las oficinas de gobierno y con recursos oficiales.
Ahora
son postulados aquellos cuya capacidad de convocatoria y compromiso supuestamente
social, se constriñe al personal de las oficinas públicas afines al proyecto
del poder Ejecutivo.
Ahora
los ungidos como candidatos tienen una bien definida obsecuencia: su vocación
es de servicio sí, pero dirigido a quien o quienes manejan su vida pública y en
un descuido hasta sus actividades personales.
Ahora
el votante en potencia no espera la palmada o el papacho.
Lo que quiere es que la buena disposición del aspirante o candidato se
manifieste en especie: material de construcción, dinero, despensas, tractores, fertilizantes,
becas y otros de los beneficios derivados de los presupuestos federal, estatal
y a veces hasta del municipal.
El
reto ciudadano
Ya lo sabe el lector pero es importante
subrayarlo: ahora gana la elección el candidato que tiene el apoyo de los
cuadros que se formaron en el gobierno, estructura que así como levanta muertos,
puede modificar la tendencia de la votación antes de que despunte el sol del
día siguiente, depende del lugar y distancia donde se encuentren ubicados los
comités distritales electorales.
¿Quiere usted un ejemplo del ahora?
Pues ahí está el del gobernador de Baja
California, el único denunciado por esta práctica que es el PAN nuestro de cada
día y la PRImera que sale a relucir.
Para concluir mis reflexiones que son
producto de la observación, transcribo uno de los mensajes duros que circulan
en las redes sociales:
“El ladrón
vulgar te roba: el dinero, el reloj, la cadena, el celular, el auto. El
político te roba: la felicidad, la salud, la vivienda, la educación, el futuro,
la pensión, la diversión, el trabajo. El primer ladrón te elige a ti… Y al
segundo lo eliges tú.”
Así que cuidado
mis valedores: cierren sus oídos al canto
de las sirenas. No permitan que los manipulen. Voten valiéndose de la
inteligencia que, depende su creencia, Dios o la naturaleza les dio. Escojan al
candidato no corrupto. Y no fallen porque una vez depositado el sufragio, ya no
se admiten reclamaciones.
@replicaalex
lunes, 1 de julio de 2013
La judicialización de la política
Por Alejandro C. Manjarrez
El fútbol bajó de tono el cierre de las
campañas. Las concentraciones de cada candidato pasaron a segundo término. Ahí
no hubo goles ni juego rudo ni victorias que festejar. Bueno, excepto el
triunfalismo de los fanáticos de Tony Gali y la ventaja festinada por los
priistas cuyo optimismo les ha hecho pronosticar que Enrique Agüera será el
próximo presidente de Puebla capital.
Lo que vimos en el prolegómeno de esos
cierres podría compararse con el esquema futbolístico de los brasileños que
desde el inicio del partido contra España, mostraron su necesaria y hábil
rudeza, características que al combinarse bajaron el poder del fútbol español.
Retrocedamos unas semanas y recordemos
que dos equipos —me refiero a los políticos— se valieron del golpe bajo y del
juego violento (en este caso sin habilidad). Veremos que cual contraste con el
partido de marras, en las campañas electorales de Tony y Enrique la
descalificación fue el hilo conductor, actos respondidos en tiempo y forma con
la misma llamémosle técnica. El que las hace no las consiente, diría el
clásico. En fin.
Lo que presenciamos, leímos y escuchamos
en los últimos cuarenta días, es consecuencia del trabajo de los estrategas del
marketing político y sus amanuenses, maniobras diseñadas para que uno y otro
fueran señalados como corruptos, acusaciones que permitieron a ambos grupos publicar
terribles golpes mediáticos que, valga el contraste, a cualquier gringo o inglés
lo hubiera sacado de la contienda.
Regreso a la alegoría futbolística y
pregunto: ¿quién ganará esta final?
Según lo que ha ocurrido creo que el
juego poblano se definirá con una llamémosle ronda de penaltis dado que los dos
agotaron sus oportunidades para definir el partido en el tiempo reglamentario.
Entre esos “tiros libres” están desde luego las denuncias por enriquecimiento
inexplicable (es un delito que se persigue de oficio), que es lo mismo que
corrupción. La diferencia entre uno y otro “jugador” la encontramos en que
Agüera ya fue exonerado mientras que Gali tiene en su contra la denuncia
interpuesta por Manuel Espino, trámite judicial que —dice el ex panista— sigue
su curso. Todo indica que en los próximos seis meses el tufo judicial irá en
aumento.
Lo anterior me lleva a proponerle al
lector que pensemos en los tres escenarios probables, aunque no ideales.
a) De ganar la elección Enrique Agüera
Ibáñez, el PRI echaría las campanas a vuelo. En vez de cacería de brujas podría
darse un proceso de negociación entre los tres niveles de gobierno, pacto que
haría de Puebla un municipio receptor de los beneficios del estado y la
federación. Los sapos serían parte del platillo de lujo en Casa Puebla.
b)
Si la votación favorece a Antonio Gali Fayad, yo creo que ni su adversario y
menos aún el jefe de éste, se tragarían esos sapos para después mostrar la
sonrisa de la concertación. Reconocerían el triunfo de sus rivales sí (son dos,
Tony y Rafa), pero ningún priista de prosapia se atrevería a meter las manos
para desaparecer la denuncia interpuesta por Manuel Espino y las que tendrá que
resolver el Trife; me refiero a las que presentó el PRI en contra del gobierno
de Puebla acusándolo de intervenir en el proceso electoral que vivimos.
c)
Este escenario lo forma la virgen que atrae las miradas de las autoridades que a
veces la escuchan hablar. Tal actitud podría beneficiar a los gobernados cuyas
protestas, exigencias y silencio tendrían que aplacarse mediante una
extraordinaria labor gubernamental en beneficio de la sociedad angelopolitana.
De
acuerdo con esta mi campechana apreciación, creo que lo que viene no es de
color de rosa. Espero equivocarme.
@replicaalex
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