jueves, 26 de febrero de 2015

“¡Oiga gobernador, el presidente soy yo!”


Por Alejandro C. Manjarrez
En Puebla, dice la conseja popular, no se mueve una hoja sin la voluntad de la deidad que habita en el cerro de los Fuertes.
Si así fuere habría que mirar a Rafael Moreno Valle —o sea el dios— con ojos de reclamo dado que él sería el autor intelectual de todas las burradas que cometen sus colaboradores: los que están en la nómina oficial y aquellos que cobran honorarios en la confidencial. Incluya el lector en tal esquema la persecución que padecen quienes se atreven a pensar diferente y por ello, en el mejor de los casos, son objeto de discriminación o, si mal les va, de la persecución legal derivada de su función pública (en Puebla no hay funcionario que resista una auditoría por encargo del Ejecutivo). Lo peor del asunto es que los efectos de algunas decisiones políticas llegan hasta Los Pinos donde mora el otro dios, el que puede lo más.
Pensé en ello cuando leí la columna de Fernando Maldonado (Parabólica), líneas que refieren uno de los actos inspirados y apoyados en el poder atrabiliario que le endilgan al gobernante estatal. El columnista de Intolerancia Diario apunta cómo los policías estatales amagaron a Alejandro Armenta Mier, ex funcionario de la Secretaría de Gobernación federal y ahora candidato a diputado federal. Lo trataron como si fuese un “distinguido” miembro del crimen organizado.
Es obvio que Armenta sufrió lo que coloquialmente se llama un calambre o un estate quieto. La razón: su buena fama pública, antecedentes que lo convierten en uno de los pocos políticos con estructura electoral propia (fue alcalde de Acatzingo, diputado local, presidente estatal del PRI poblano y secretario de Desarrollo Social en la entidad), circunstancia que lo presenta como ganador en Tepeaca, distrito donde, por cierto, enfrentaría a Mario Rincón González, candidato de Rafael Moreno Valle, precisamente.
Esto que en apariencia parece un conflicto doméstico o local, actos que el dios de los Fuertes bien conoce, produjo ya algunas inquietudes que en nada benefician a Moreno Valle, el gobernante contradictorio porque por un lado quiere quedar bien con el presidente Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong, jefe político del gabinete, y por otra parte se maneja como su enemigo embozado.
Lo curioso es que Alejandro Armenta fue coordinador del voto en Puebla durante la campaña de Peña Nieto y, hasta hace unos días, colaborador cercano de Osorio Chong.
Cuando el río suena…
En esos espacios de poder circula ya la información del acto policiaco intimidatorio. Saben, por ejemplo, que el presidente municipal de Amozoc trabaja para Omar Álvarez Arronte y que éste a su vez opera para el candidato de Moreno Valle; que ellos contrataron ochocientos cincuenta bardas en los municipios de Amozoc y Acajete para llevar a cabo la campaña de desprestigio contra Peña Nieto, actos cuya autoría intelectual le endilgan al gobernante de Puebla. (En la capital del estado también aparecieron varios espectaculares con la misma tónica, propaganda que duró 24 horas porque, dijo el presidente estatal del PAN, “alguien se la robó”).
En fin.
Si fuese cierto lo que se cuenta en los corrillos políticos, tendríamos entonces que en Puebla la guerra electoral está inspirada u opera de acuerdo con las instrucciones del dios de los Fuertes. Y que éste ha soslayado al otro dios, el que puede lo más, el mismo que motivado por su poder podría espetarle alguna de las frases que acostumbra; verbigracia:
“¡Chingada madre, el presidente soy yo, no te has dado cuenta!”*
Claro que Rafael sabe quién es el Presidente. Lo malo es que se basara en los tropiezos semánticos y políticos del jefe de las instituciones nacionales y que por esos dislates lo considerase políticamente ingenuo y, en consecuencia, incapaz de usar el poder en su contra. Si así lo hiciere supongo que estaría construyendo el cadalso al cual llegaría solo, sin su séquito de corifeos.
¡Que el otro Dios lo agarre confesado!
*Paráfrasis a lo dicho por Peña en campaña a Gustavo Cuevas Gutiérrez, capitán de Caballería del Ejército, su jefe de seguridad. Nota publicada por la Agencia Apro, 9 de mayo de 2012).

@replicaalex

lunes, 23 de febrero de 2015

La Puebla variopinta


Por Alejandro C. Manjarrez
Hay varias razones para que el gobernante cometa los errores que vulneran su fama pública. Detallo diez:
1. Ignorar la historia del estado que gobierna.
2. Menospreciar a los ciudadanos.
3. Cerrar los ojos para no ver la realidad social que le rodea.
4. Permitir que sus colaboradores se corrompan.
5. Decir mentiras o verdades a medias.
6. Suponer que los gobernados son pendejos.
7. Despreciar las tradiciones de su entidad.
8. Atentar contra la libertad de expresión.
9. Tratar de manipular a los jóvenes.
10. Vulnerar la autonomía universitaria.
Mandatario que cae en cualesquiera de ellas corre el riesgo de —en el mejor de los casos— pasar a la historia como un funcionario chambón, pollino, tonto, arbitrario, mentecato, atrabiliario y demás expresiones peyorativas, si es que antes no cayó en prisión o se convirtió en prófugo o pasó a formar parte de la impunidad concertada con sus pares tan o más corruptos que él.
Encabezo pues estas diez razones con el tema de la historia ya que su desconocimiento suele ser la principal característica de los políticos que ven los libros como si fuesen quijadas de alguna bestia salvaje deseosa de destrozar a los pendejos. Intento promocionar para vender el libro La Puebla variopinta, conspiración del poder en cuyo contenido muestro al lector cómo los hechos pasados se repiten en el presente debido, entre otras cosas, al valemadrismo de los gobernantes que por ígnaros cometen los mismos errores de quienes antes gobernaron Puebla. Si le interesa la obra pídamela al correo o llame a mi celular, datos que aparecen al final de esta entrega. Será de los primeros en tenerla antes de que ocurra la tradicional presentación.
Mientras y para que se animen les comparto algunas líneas (Pp 280–281):
Es difícil predecir lo que pasará con la Universidad poblana. Lo único seguro es que el gobierno (el que sea) nunca más volverá a meter mano tal y como ocurría en el pasado remoto. Baso este mi aserto en lo que dijo Carlos Fuentes (doctor Honoris Causa de la buap, precisamente) en el penúltimo de sus mensajes en Twitter, escrito poco antes de que cambiara de dimensión: “Serán los jóvenes quienes tengan que enmendar los errores de nuestras generaciones… cuentan con una gran tecnología para hacerlo”. Agrego a las palabras de Fuentes, que esta generación tiene, además, el gen antigobiernista que suele fortalecerse cuando algún mandatario intenta imponerles su voluntad.
Cuando en el 2010 inició la campaña que propició la alternancia de gobierno, Enrique Agüera Ibáñez y Rafael Moreno Valle Rosas llegaron a un conveniente acuerdo en beneficio de las instituciones, pacto que no cabe en la definición de eufemismo pero sí en la de pragmatismo.
Aprovecho la referencia para agregar:
Ha sido la costumbre que los gobernantes consideren obligación política el manejo “científico-electoral” (aumento la colección de eufemismos) diseñado para ganar elecciones. No importa que ello sea un atentado contra la buena fe del pueblo o incluso que se corra el riesgo de una protesta popular. Lo primario es triunfar en las urnas para conservar el poder. Lo que sigue suele parecerse a lo que el obispo Juan de Palafox y Mendoza llamó asalto, manipulación e impugnación de las leyes. De ello podría dar fe Agüera en cuya vida pública se atravesó el pragmatismo morenovallista, mismo que no ponderó en su debida dimensión. Por este “pequeño detalle” dejó la Universidad y enfrenó al poder político de Rafael iii y, obvio, a la estructura electoral que incluyó varios partidos, unos inventados o coyunturales, y alguno más alquilado por el gobierno poblano empeñado en ganar la alcaldía de la capital. El adversario de Agüera rompió la ortodoxia política y transgredió el estatuto electoral valiéndose de las ficciones jurídicas preparadas para violentar el derecho sin caer en el ilícito: José Antonio Gali Fayad fue promovido en exceso y de manera anticipada a pesar de ser servidor público, el políticamente más apapachado por el gobierno estatal.
El libro en comento tiene 400 páginas y su contenido está formado con una interesante cosecha de hechos; historias que fueron concatenándose hasta llegar a nuestros días. Se trata de referencias inéditas unas, y otras perdidas en la vorágine política. Concluyo esta mi promoción con lo que dice la contraportada:
La maquinación política aquí bosquejada, podría consolidarse en el 2018 como la estrategia donde el ciudadano se convirtió en un simple objeto electoral estadístico debido, entre otras razones, al surgimiento del Despotismo famoso en el siglo XVIII, en esta época poco ilustrado.
@replicaalex

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domingo, 15 de febrero de 2015

El góber chingón


Por Alejandro C. Manjarrez
No hay duda: el gobernador Rafael Moreno Valle es un chingón; fantastic, dirían sus maestros de Boston.
Le ha dado a la política local y nacional un toque harvariano aderezado con dosis del estilo chicharronero puesto en boga por Gonzalo N. Santos, por citar a uno de los distinguidos hombres de horca y cuchillo.
Vea usted:
Cambió la naturaleza política de dos que tres de los partidos nacionales y concibió a uno estatal.
Inventó líderes partidistas y avezados legisladores.
Convirtió al PAN nacional en la holding desde la cual promueve y controla la política electoral de Gustavo Madero y adláteres.
Colocó a su brother Marcelo García Almaguer en la titularidad de la Dirección de Comunicación Social del blanquiazul. La intención: establecer la plataforma propagandística que, suponen ambos, deberá proyectarlo a la candidatura presidencial del 2018.
¡Es un fregón!
Hizo panistas y perredistas a los otrora distinguidos priistas de prosapia o vocación digamos que revolucionaria, mismos que —valga la alegoría— alimentaron su nacionalismo con las mieles de la diosa Mayáhuel. Uno de ellos, Eukid Castañón, quedó en la lista de candidatos cinchos plurinominales de Acción Nacional. Otro, Luis Maldonado Venegas, aseguró la diputación federal por el Partido de la Revolución Democrática.
Aplicó la máxima que le endilgan a Maquiavelo (divide y vencerás) para que el PAN se quedara sin sus militantes custodios y/o vigilantes del ideario que legó Manuel Gómez Morín.
¡Es un iluminado!
Inspirado en Dracón y Cromwell concibió y ordenó legislar las leyes que —diría Andrés Manuel López Obrador— le dieron celebridad como mandatario represor, dictador e intolerante.
Pactó con el chamuco para que las críticas, gritos, protestas y denuncias de ciudadanos perseguidos, encarcelados y afectados, le hicieran lo que el viento a Juárez.
Se valió de la sabiduría de Sun Tzu y resistió estoico los coletazos que produjo la detención, enjuiciamiento y cárcel de quien lo ayudó para llegar a la gubernatura: la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
¡Es un innovador!
Implantó en Puebla un nuevo sistema que, de vivir, hubiese dejado estupefactos a Platón y Aristóteles. Esto porque mezcló el estilo monárquico con la democracia, la dictadura y el despotismo ilustrado, creando así a una nueva clase política cuyos miembros podrían llegar a ser una especie de burdéganos, o sea híbridos ideológicos.
Como buen estratega y/o buscador de talentos, descubrió, promovió, placeó e hizo alcaldes a quienes, sin rechistar, podrían interpretar sus deseos de trascendencia política, circunstancia ésta que lo convirtió en presidente municipal de facto de varios de los municipios importantes del estado.
Tuvo la visión para bloquear a la prensa crítica e impulsar a los medios de comunicación dispuestos a arrogarse el papel de sus panegiristas, acciones que hasta ayer no habían afectado su psiquis.
¡Es un chido!
Ha podido mantener el gasto público y el pago de rentas por los PPS —además de los viáticos, vehículos de tierra y aire, vuelos charter y otras disposiciones personales—. Para ello disminuyó salarios y personal valiéndose de distintas e inteligentes acciones decidido a librarse de las consecuencias que produce la aparente falta de sensibilidad social.
¡Es un chingón!
A poco no…
@replicaalex


lunes, 2 de febrero de 2015

Rafa, Tony y Cabalán, el trío del poder


Por Alejandro C. Manjarrez
Escena uno
Música de fondo: guitarra de Francisco Rodríguez (La Llorona, Martirio)
Rafael Moreno Valle y José Cabalán Macari Álvaro, afianzaron su relación personal poco antes de cumplir las 30 primaveras. Ocurrió en Puebla, cuando uno llegó a hacerse cargo de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social y el otro pasaba parte de su tiempo en el gimnasio.
Allí, en Acuática, entre sudores y pujidos, ambos cultivaron amistad y cuerpo.
Cabalán ingresó a la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social como sub director de Adquisiciones. Entonces vigilaba que los proveedores cumplieran con los requisitos de ley. Así, tuvo oportunidad de seleccionar a quienes tenía que apoyar para que, con el tiempo y un ganchito, le ayudaran a crear la red de relaciones comerciales, base de la estructura empresarial que hoy busca cambiar el rostro de Puebla; ninguno, que conste, alma de la caridad.
El siguiente nombramiento importante lo obtuvo ya siendo gobernador su amigo Rafael Moreno Valle: llegó como titular a la Secretaría de Administración, espacio donde tendría la oportunidad de aprender cómo diablos se maneja la cosa pública. Y lo aprendió.
¡Oleee!
Escena dos
Música de fondo: Imagine, de John Lennon
José Antonio Gali Fayad se acercó a Rafael, algunas veces apoyándose en las relaciones políticas de su concuño Jorge Charbel Estefan Chidiac.
Hubo química debido al desparpajo social que les hacía visibles en las reuniones de amigos y de negocios donde el futuro de Moreno Valle fue el hilo conductor. Mientras Tony cantaba y Rafa aplaudía, fue dándose el compromiso de amigos basado en el éxito y el poder económico de los dos. Y también en el intercambio de influencias; la política y la fiscal.
Gali se adicionó encantado al proyecto político–financiero de Rafael, incluidas las campañas y las charolas, los grupos de capitales y las cofradías que caben en la definición de “El Tlacuache” César Garizurieta (vivir fuera del presupuesto es vivir en el error). Ahí la llevaba hasta que Moreno Valle lo integró a su gabinete como secretario de Infraestructura. Y en ese cargo, valiéndose del talento de sus hijos, inició la cosecha de intereses y voluntades.
Estaba hecho el tamal.
Tony entregó a Cabalán la Secretaría de Infraestructura para irse a buscar la presidencia municipal de Puebla.
Macari emprendió sin problema la segunda etapa constructiva con la orden de hacer de Puebla una ciudad rodeada de fierros blancos, algunos pintados de azul. Todo ello, obvio, bajo la orientación y liderazgo de Rafael: había que consolidar su imagen dotándola del halo de eficiencia en el ejercicio de la cosa pública.
Antes de llegar a la alcaldía, Tony mejoró su perfil académico gracias a los programas del Instituto de Administración Pública del Estado de Puebla, en tanto que el esforzado y tozudo Cabalán concluía la licenciatura en la Ibero, estudios que le llevaron poco menos de diez años.
Lo demás fue lo de menos.
La imaginación abrió la puerta del futuro.
El proyecto Los Pinos iba sobre rieles.
Y la estirpe Gali se trepó al tren de la revolución morenovallista.
Escena tres
Música de fondo:
No pregunten quién soy. Canta Chabela Vargas
Los tres, Rafael, Tony y Cabalán, han popularizado sus efigies. Solos, solitos, auto aislados, posan para la foto que publica la prensa escrita y electrónica. Aparecen como el marco que adorna los puentes atirantados, las calles de concreto y uno que otro parque de cemento con andadores desiertos, zonas donde predominan los fierros variopintos, digamos que de estética minimalista completada con plantas secas, mismas que emergen de la grava negra y las piedras blancas. Ah, y el Auditorio Metropolitano cuya fachada original (antes cálida) quedó cubierta con acero, vidrio y aluminio.
“No pregunten quién soy porque no se los digo”
Gali y Macari han sido testigos y en algún caso víctimas del reclamo airado de su jefe. Aguantaron vara y se volvieron confiables. Por eso llegaron al estrellato morenovallista, espacio en el cual Gali tiene el privilegio de ser acompañado de sus vástagos, uno de ellos destacado miembro del Gabinete poblano.
Puebla es, pues, un bonito selfie, el plató exclusivo para los amigos del mandatario, la foto que nos muestra al supuesto sucesor de Rafael, el que acompañado de los diputados digitales defenderá el gran proyecto llamado Los Pinos.

@replicaalex