martes, 30 de octubre de 2012

El culto a la personalidad*


Por Alejandro C. Manjarrez
Es un buen día para rememorar los errores de quienes se sintieron o se sienten paridos por los dioses del Olimpo.
Así que rescato algo de lo que el tiempo ha convertido en anécdota.
Se trata del culto a la personalidad, la costumbre cuyo costo no tiene cifras ni parangones. Simplemente se da en mentes enfermas de megalomanía.
Quien impuso la moda, digamos que moderna, pudo haber sido José Stalin. Nadie podía increparlo y menos aun rebatirlo. El tipo se sintió el único juez de la ley suprema. No obstante la represión a la que se arriesgaban quienes discrepaban con él, hubo algunos que lo hicieron, atrevimiento que incluyó la buena suerte ya que sobrevivieron para después de la muerte del dictador recibir una especie de premio al valor. Durante su mandato se murieron asesinados o por "fuego colateral" 23 millones de personas.
Mussolini, Hitler, Franco, Trujillo, Mao Tsetung, Idi Amin, Bokassa, Mobutu, Duvalier, Marcos y Hussein son otros de los adoradores de ellos mismos.  La historia registra a Hitler como el responsable de la muerte de 17 millones de seres humanos.
He aquí un digamos que postre histórico del dañino culto a la personalidad:
Rafael Leonidas Trujillo Molina, presidente de República Dominicana, genocida que mandó asesinar a más de 30 mil haitianos que se atrevieron a ingresar al país, se hizo llamar “Generalísimo y Doctor Benefactor de la Patria Nueva”. Sus seguidores nombraron a su madre “Matrona de Vientre Privilegiado”, la misma que sus víctimas recordaron en no muy buenos términos.
Jean-Bedel Bokasa tiene un apartado especial en la historia de África: gobernó la república centroafricana durante catorce años. Lo hizo entre la sangre, el dolor, el canibalismo y su crueldad demencial, características que acompañaron sus crímenes. Se declaró apóstol y santo y nombró emperador. Dijo ser católico y tuvo 17 mujeres y 55 hijos. También se auto proclamó como: “Emperador de África Central por la voluntad del pueblo centroafricano, unido al partido político nacional…”.
Mobutu Desiré Joseph implantó el récord en el poder omnímodo y brutal. En Zaire su efigie prevaleció años después de muerto (1997). Él mismo se definió como el “todopoderoso guerrero que gracias a su resistencia e inflexible voluntad de vencer irá de conquista en conquista dejando tras de sí una estela de fuego”. Fue el ejemplo perfecto de la cleptocracia, fenómeno que por cierto vivimos en Puebla durante el pasado sexenio.
Uno de los actos políticos más espectaculares de Sadam Hussein, consistió en el plebiscito que convocó para que su pueblo decidiera si continuaba o no en el poder. Aquella consulta produjo el siguiente resultado que, obvio, tuvo el aval de la autoridad electoral designada por él: el 99.96 por ciento de los ciudadanos dijeron “sí”. Y sólo 3 mil 52 de los ocho millones de votantes, sufragaron por el “no” (que yo me acuerde, hay una votación superó a la del Irak de Hussein: la del distrito de Ciudad Serdán donde se implantó lo que debería figurar en el libro de récords de Guinness: 110 por ciento dieron el triunfo al candidato del PRI).
Y ya que hice el paréntesis sobre Ciudad Serdán, ahora me ubico en México para traer a colación los siguientes datos:
Por acá tuvimos a don Antonio López de Santa Anna, alias el “Quince Uñas”: se hizo llamar “Su Ilustrísima”. Porfirio Díaz no cantó mal las rancheras y de ser un hosco y vulgar general cimarrón, pudo transformarse en un exquisito gobernante cuyos modales y modo de hablar cautivaron a los diplomáticos extranjeros de aquellos entonces: así gobernó durante 27 años ininterrumpidos. Arnulfo R. Gómez, otro general menos pomposo que Díaz, plagió para firmar como propia la máxima romana: “Si quieres la paz prepárate para la guerra”. Y qué decir de Victoriano Huerta, conocido como “el chacal”, un hombre que en su locura por el poder ordenó matar al presidente Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez: fue inspirado e inducido por el embajador estadunidense que le lavó el cerebro diciéndole que su país lo haría el mejor gobernante de México.
Una vez hecho este recorrido histórico a vuelapluma, al mirar nuestro entorno político, he concluido que el culto a la personalidad forma parte del proyecto personal de los hombres de Estado. ¿Cómo convencer a los electores si se presentan como simples mortales? ¿De qué manera trascender cuando la modestia forma parte de la personalidad? Ante esta disyuntiva concluyen que no hay de otra mas que echarle crema a los tacos o lana a los medios de comunicación electrónicos. Y nosotros, los simples mortales, somos los que pagamos los platos rotos (ahora impuestos) para que siga vigente el culto a la personalidad. Entre esas víctimas incluya el lector a los burócratas corridos bajo la chambona idea de adelgazar la nómina con la intención de tener más dinero disponible, precisamente para el culto a la personalidad. ¿O no?
*Columna publicada en junio de 2011, ahora con algunos cambios dado que su vigencia debería alertar a la sociedad. Se aceptan sugerencias para ampliar y actualizar la lista de políticos megalómanos.
Twitter: @replicaalex

domingo, 28 de octubre de 2012

Aguilar Chedraui, ajonjolí de todos los moles

Los padrinos de Jorge Aguilar Chedraui

Por Alejandro C. Manjarrez
El sábado en la tarde sonó mi teléfono varias veces. Al contestarlo escuché un mensaje curioso, por no decir ilegal. La voz del empleado del que supongo un call center, me invitó a conocer a Jorge Aguilar Chedraui: el tono del recadito ponderaba a Jorge como si fuese el pilar y creador del Seguro Popular. Las tres llamadas llegaron una tras otra en cosa de sesenta segundos.
¿Conocer a Jorge Aguilar Chedraui?, me pregunté. Y en seguida me respondí: y quién no lo conoce después de que tipo ha hecho las veces de ajonjolí de todos los moles: que la decena de espectaculares; que la revista Líder; que las entrevistas en distintos medios; que la lluvia de boletines reproducidos por varios periódicos y espacios de comunicación; que las constantes apariciones en la pantalla de cristal acompañando a Rafa y a la esposa de éste. Ya no digo que hasta los perros lo conocen porque entonces sí que exageraría.
Lo que tal vez ignoren los destinatarios de esas miles de llamadas —que por cierto cuestan una buena lana— es que Jorge goza de la confianza del gobernador de Puebla. Y no de ayer sino desde que el primero fungió como secretario particular del segundo, a la sazón titular de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social. Ahí, en ese cargo, empezó a ser calado por su jefe ya que Aguilar aguantó desde regaños hasta una que otra las agresiones verbales que suelen escucharse en las oficinas públicas, donde trabajan los burócratas responsables, eficientes y exigentes al extremo (perdone usted el eufemismo).
Gracias pues a esa cachaza que rivalizó con su lealtad, el hoy secretario de Salud, en esos días director de Presupuesto, pudo librar la orden de cese espetada por el gobernador Melquiades Morales Flores. Éste había montado en cólera cuando El Sol de Puebla publicó las consecuencias del affaire protagonizado por nuestro personaje. Fue simple la estrategia para salvarlo del anatema melquiadista: sus jefes lo ocultaron entre los miles de nombres y cargos de la nómina gubernamental, hasta que Rafael Moreno Valle logró que el comprensivo Melquiades lo absolviera de su “pecado”.
La malvada prensa de entonces se encargó de promocionar lo que los periodistas consideraron una buena nota. Incluso hubo quien le agregó algún tema cuyas consecuencias rebasaban nuestras fronteras (Europa). Sin embargo, al final de cuentas casi todo se aclaró y el buen Aguilar Chedraui siguió su trayecto en la administración pública, siempre apoyado por su amigo Rafa y de paso por el manto protector de doña Elba Esther Gordillo Morales (léase Miguel Ángel Yúnez).
Una de las sentencias del controvertido y talentoso Óscar Wilde dice: “Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen”. Y en efecto, aquella cascada de palabras críticas produjo la humedad que le dio a Jorge varios de los frutos del poder morenovallista, incluido el cargo de secretario de Salud. De ahí que alguna vez me atreviera a compartir con un grupo de médicos en funciones de legisladores, galenos que se preguntaban azorados si en Puebla no había doctores en medicina capaces como para ocupar tal cargo, que Aguilar Chedraui se había doctorado en Lealtad, actitud basada –diría Shakespeare– en la tranquilidad del corazón.
Con esa tranquilidad auspiciada por el afecto y reconocimiento de su paradigma, el mandatario estatal, Jorge echó a volar la imaginación y ya se ve despachando como presidente municipal de Puebla. E igual que lo hizo al tomar posesión en la Secretaría de Salud, podría operar su nueva cacería de brujas. El objetivo aparente: Eduardo Rivera Pérez, cuya decisión para decretar la sana distancia con el titular del poder Ejecutivo, le ganó un gran tache en la lista de taches del Señor Gobernador. Ése es el tema que hay detrás de la manga ancha autorizada para ser ajonjolí de todos los moles.
acmanjarrez@hotmail.com

@replicaalex

jueves, 25 de octubre de 2012

La carta aclaratoria

 


Por Alejandro C. Manjarrez
La columna pasada (El karma del Gobernador), produjo una comedida carta aclaratoria enviada al director de e-Consulta, el periodista Rodolfo Ruiz. La información familiar que contiene dicha misiva oficial no altera las historias documentadas tanto por el protagonista que menciono en el texto (Manuel Sánchez Pontón), como por los antecedentes que moran en las hemerotecas de Puebla y del Distrito Federal, empolvados unos y olvidados otros.
En efecto, el general y doctor se enfermó cuando ejercía el poder. Uno de los médicos que estuvo cerca de él política y profesionalmente, fue el doctor Gonzalo Bautista O’Farril, quien por cierto lo sucedió en el cargo. Entrevistado por el que esto escribe, Bautista me dijo que Moreno Valle había desarrollado una alergia a los caballos, reacción que después le fue diagnosticada, además de los otros males que lo recluyeron en el hospital, mismos que están mencionados en la carta de marras. Digamos que esto coincidió con el barullo periodístico que produjo la muerte de varios pobladores de Huehuetlán el Chico. Y que para abundar en las coincidencias y consecuencias, aquel desafortunado evento publicado por Excélsior bajo la firma de Manuel Sánchez Pontón, le permitió a Luis Echeverría usar su poder con el fin de presionar el permiso o renuncia del entonces gobernador. Era el estilo del ejercicio político presidencial de la segunda mitad del siglo pasado, cuando se obligaba a los gobernantes antipáticos o rebeldes a renunciar por enfermedad o caídas de caballo.
Después de que los policías del gobierno golpearon a Sánchez Pontón con la intención de matarlo, éste emprendió una intensa campaña en contra del general y doctor señalándolo como el autor intelectual de la golpiza. Los defensores del Moreno Valle dijeron que él nunca había dado orden alguna en contra del periodista porque tenía como principio el respeto a la libertad de prensa.
Esos son los antecedentes a vuelo de pájaro. Hay otros que podrían validarse si, por ejemplo, Melquiades Morales Flores hiciese un ejercicio de moral pública y nos dijera la verdad sobre lo ocurrido cuando él era diputado local y líder del Congreso. Esto porque antes de llegar al cargo, Melquiades había sido secretario particular o auxiliar (no lo recuerdo con precisión) del gobernador Moreno Valle, puesto que dejó para hacer campaña y ganar la diputación, obviamente con la venia, directriz y apoyo de su jefe, el gobernador.
Ya como diputado electo, Melquiades fue llamado por el general Moreno Valle. Según comentario que el propio Morales Flores hizo al que esto escribe, el mandatario le entregó 15 mil pesos para cada diputado. La justificación giró en torno a que con ese dinero se podrían reponer de los gastos de campaña, además de ganarle la simpatía y aprecio de sus compañeros, precisamente para que lo aceptaran como coordinador de los esfuerzos políticos y legislativos. De ahí que Morales Flores fuera nombrado presidente de la Gran Comisión y, en consecuencia, líder de los legisladores. Todo ello, subrayo, con la venia y apoyo del titular del poder Ejecutivo.
Dije ejercicio de moral pública porque como parte de la historia moderna de Puebla (varias veces diputado y senador, además de gobernador gracias al voto popular), Melquiades debería contarnos lo que ocurrió el día en que su jefe Moreno Valle le dijo que tramitara su renuncia al cargo de gobernador. Si es cierto que el a la sazón diputado local le pidió al mandatario que no renunciara ofreciéndole que el poder Legislativo haría un manifiesto público para apoyarlo. Y si es verdad que el general le comentó con la tristeza y emoción entreveradas, que la decisión venía de arriba por lo cual ambos como soldados de la República estaban obligados a acatar las órdenes del Presidente.
Así, pues, tenemos varios testimonios de aquella época. Lo importante para el caso que me ocupa, es que la batalla emprendida por Sánchez Pontón en contra del abuelo del hoy mandatario, pudo haber dejado la huella que se me ocurrió llamar “karma” debido a que los ejemplos, historias, frustraciones, reconcomios, éxitos, molestias, enconos, disgustos, acrimonia, fobias y filias suelen formar parte del legado familiar. Y por lo que hemos visto e incluso documentado, el actual gobernador, nieto de aquel, aunque diga que respeta la libertad de prensa, alza pelo cuando de periodistas se trata.
¿Herencia o novedad?
Tarde que temprano se sabrá y publicará porque, como dice Sánchez Pontón, los periodistas lo siguen siendo y los gobernantes dejan de serlo.
Twitter: @replicaalex
 

martes, 23 de octubre de 2012

El karma del Gobernador*

Grafico tomado de la página: www.spiritual-knowledge.net
 
Por Alejandro C. Manjarrez
Antes de justificar el subtítulo que acaba de leer, tomo del sitio Terra (Mafev) la definición-respuesta-propuesta —positiva y sencilla por cierto de la “Ley de causa y efecto”. Edito y transcribo algunas ideas:
En el futuro, propongámonos que por cada acto negativo que provenga de nuestra parte, efectuar un acto positivo con el fin de equilibrar nuestra balanza. La segunda acción es perdonar: debemos hacerlo para ser perdonados. El tercer y último paso es compensar, cambiar el menos por el más; sembrar conscientes de que cosecharemos lo que sembramos.
Parto de ello y digo:
Rafael Moreno Valle Rosas trae un karma muy fuerte. La herencia de su abuelo, para ser preciso. Supongo que a ese legado debe su animosidad hacia los periodistas (la mayoría) y en consecuencia el encono que le impidió actuar con la sabiduría que me pongo romántico plasmó en una frase Pedro Calderón de la Barca, noble, soldado y culto sacerdote: “Vencer y perdonar, es vencer dos veces”.
Recordemos que el general tuvo que dejar el cargo de gobernador precisamente por el reportaje que escribió en Excélsior Manuel Sánchez Pontón entonces reportero, información que una vez publicada le costó a Manolete la golpiza que le dieron los genízaros del gobernante, agresión que por poco lo manda al otro mundo donde, pudo haber sido la orden, tendría que alcanzar a los muertitos de Huehuetlán el Chico. Además de perder la chamba de gobernador, al médico militar no le quedó de otra mas que resistir las andanadas que en líneas ágata y durante su mandato (e incluso en los siguientes años) le dedicara Sánchez Pontón, entre ellas su terrible calificativo: “costal de excremento”.
El agua de los camotes
La herencia de ese reconcomio debe haber producido en el nieto del general y médico, la necesidad de “castigar” a los periodistas quienes dirá allá en su íntima intimidad, frase ésta de su maestro Melquiades Morales Flores, no le dieron el tratamiento que merecía por ser él un hombre “elegido para gobernar y trascender”. Ocurrió la cerrazón oficial y la mayor parte de los medios escritos sufrieron el menosprecio, reacción que compartieron los tunde máquinas que se atrevieron a criticarlo. Con esta su actitud el mandatario sacudió a los periodistas que salvo honrosas excepciones durante dos décadas habían estado blanditos gracias a los convenios financieros y los papachos del poder.
Antes de que Moreno Valle llegara al gobierno (2011), a varios reporteros y columnistas se les retribuía por dizque pegar para enseguida curar la huella con algún comentario melifluo. “Te pago para que me pegues quedito y después me acaricies bonito”, hubiese dicho José López Portillo.
Lo bueno del cambio ríspido que protagonizó Rafael iii, es que mejoró el trabajo de la prensa escrita ya que desapareció la línea editorial (excepto en el diario que se transformó en boletín del gobierno) así como la castrante censura o autocensura. Sin llegar al extremo que indujo a Manolete a responder como lo hizo, los periodistas poblanos sufrieron la “desventura” que, verbigracia, incentiva el ingenio y la sensibilidad de los escritores. Para apoyar el ejemplo exagero con las siguientes frase y paráfrasis: “La neurosis hace al artista, y el arte cura la neurosis”, escribió André Maurois en Tierra de promisión. De ahí que la persecución donde ésta se dé desarrolle los sentidos del periodista y que la verdad se convierta en el único escudo contra la nociva y estúpida cacería.
Así, sin habérselo propuesto, Moreno Valle Rosas sembró en el gremio lo positivo que significa repeler las presiones diseñadas para frenar la libre y auténtica libertad de prensa, ejercicio a cargo de periodistas en pleno uso de su criterio y ética profesionales.
Gracias, pues, al uso inteligente de la libertad de expresión, la mentira y el maquillaje perdieron su fuerza como atenuantes de la información. Asimismo se produjo un fenómeno por demás interesante: bajaron de tono los atentados contra la inteligencia de los lectores. Los periodistas que desdeñaron ese venturoso cambio producto del despertar de la sociedad (las redes sociales), se pusieron de pechito ante la crítica que suele ser satírica e hiriente; se quedaron pasmados en el espacio que es la frontera del desprestigio y la credibilidad.
Ayer inició una nueva etapa en el periodismo poblano, fase que a pesar de incruenta, no es mejor que la de hace cuatro décadas, cuando gobernaba el general y médico Rafael Moreno Valle. Sin embargo, la vertiente judicial adoptada por el gobierno, obliga a los periodistas a responder con inteligencia y hurgar en la administración gubernamental donde ocurre una contradicción sensacional: lo que el Jefe dice con la boca, los subordinados lo borran con la cola.
Es la tarea.
*Ni modo mis queridos y respetados lectores. Las líneas que leyó también forman parte del libro La Puebla variopinta, con un agregado: el último y obligado párrafo.
Tuiter: @replicaalex

domingo, 21 de octubre de 2012

Gobierno caprichoso y dominante*

Grafico tomado de Terra, Juegos de poder, Talina González
Por Alejandro C. Manjarrez
La gestión del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas (2011) inició al mismo tiempo que aparecieron los internautas dispuestos a devorar a los políticos, con las consecuentes funciones digestivas.
Sí, me refiero a los nuevos críticos de las redes sociales que ven el éxito económico de los servidores públicos con recelo y desconfianza debido, entre otras razones, muchas de ellas contundentes, a que la mayor parte se ha enriquecido mediante el uso “racional y sustentable de la corrupción institucionalizada” (vaya eufemismo).
Contra ese digamos que fenómeno nacional (el de los internautas) se enfrentan todos los políticos incluido el gobernador poblano, un hombre de buen vivir, costumbre que practica con éxito desde antes de que ingresara a los áureos espacios de la burocracia selectiva. Rafa es pues un político que cuenta con varios pluses pero que, sin embargo, tiene un problema grave: le cuesta trabajo comunicarse con los gobernados porque es poco afecto a los tradicionales “baños de pueblo”. Prefiere dedicar la mayor parte de su tiempo a cultivar a los factores del poder fáctico, los cuales –él lo supone– podrían ayudarlo a convertirse en una de las alternativas para gobernar al país.
Aparte de las distintas expresiones en su contra –testimonios que parecen difíciles de asimilar por quienes forman su círculo íntimo o burbuja de poder–, Rafa parece una de las reencarnaciones de John F. Kennedy y al mismo tiempo producto profesional de las enseñanzas de Milton Friedman: en el primer caso sin Marilyn Monroe, y en el segundo sin el Premio Nobel de Economía y, obvio, sin el talento economicista.
De pobres a ricos
¿Usted cree que Moreno Valle sea un político de prosapia?
Yo digo que sí lo es debido a que le anteceden dos generaciones de familiares consanguíneos que labraron su arribo al jet set (que es un estatus social) igual que lo hicieron algunas de las familias famosas salidas de la pobreza lacerante para formar los capitales que más tarde les permitieron integrarse a las élites del dinero. Por ejemplo, los Rothschildn cuyo pie de cría nació precisamente en uno de los guetos más pobres del siglo xviii. Y discúlpeme el lector el parangón que, aunque exagerado, es válido sólo por el origen de ambas familias distantes en el tiempo y desde luego en la forma.
El clan judío que menciono tuvo su origen en Frankfurt. Y el éxito del primer miembro de esta estirpe financiera, se debió a su vocación por servir a los integrantes de la monarquía y desde luego a la gente económicamente poderosa, riquezas que se acrecentaron gracias a la honradez y eficacia de Mayer Rothschild, pie de cría de una de las grandes fortunas actuales cuya tradición data de aquel siglo. Dicen sus biógrafos**, que en 1795 Mayer era el ciudadano alemán que pagaba más impuestos que nadie. Que sus descendientes, además del dinero, heredaron la visión comercial y las habilidades financieras de este icono que, igual que el rey Midas, trascendió al tiempo porque convirtió en oro lo que tocaron sus manos, extremidades que bien pudieron ser réplicas de una jamsa, amuleto de los judíos y talismán de los árabes. O para no ser tan esotéricos diré que fue el encuentro afortunado de las neuronas que se unen para desarrollar la inventiva y la genialidad que suele distinguir a los triunfadores, sino es que sabios.
La cuna de Rafael no fue ningún gueto, pero sí la vida modesta y de trabajo de sus ascendientes, empezando por la bisabuela que, según cuenta la historia familiar, decidió sacrificarse para que el mayor de sus hijos pudiera estudiar con el fin de eludir las penurias que le deparaba el destino hasta esos días compartido con miles de poblanos marginados del progreso. Así ocurrió y el hijo beneficiado llegó a convertirse en médico militar, profesión y uniforme que le pusieron en bandeja de plata el conveniente matrimonio con Lucina Suárez, parte de una familia de rancheros acaudalados. Junto con ello le llegó al general la oportunidad de adquirir las alas que permitieron volar para nunca más arrastrarse. El abuelo de Moreno Valle alcanzó la cumbre y desde esa cúspide dirigió las campañas financieras de sus hijos.
Al padre de Rafael Moreno Valle Rosas le tocó disfrutar la época de oro del mílite y galeno, o sea su progenitor. Gracias a ese estatus y relaciones personales pudo codearse con la crema y nata de la política nacional, entonces ligada a los grandes negocios auspiciados por el gobierno, espacio que procreó personajes como Carlos Hank González –por citar al más conspicuo de aquella época. En su calidad de beneficiario de ese digamos que embrujo, Rafael hijo (II) decidió que Rafael nieto (III) se dedicara a la producción y manejo del dinero. Empero, el problema surgió cuando Moreno Valle Rosas se mostró más interesado en la herencia política del abuelo, dote mezclada con el ejemplo financiero que finalmente lo convirtió en un gobernante sui generis, tanto por su estilo empresarial como por sus anhelos de poder político y económico.
El conquistador del poder
Sus amigos definen a Rafael III como un adalid imbatible cuyo objetivo es el éxito. Si para cumplir con esa meta es necesario sacrificar a uno o más de sus generales, se coloca en su rostro la más seductora de las sonrisas con la intención de dar ánimo al mártir. Y cuando la situación lo amerita suele ser implacable, sobre todo si se trata de aplicar castigos que van desde la ley del hielo hasta la persecución legal. Hete ahí su pleito con Ricardo Henaine, confrontación que entre los morenovallistas incrementó el respeto hacia su líder. Y también están sus diferencias con la prensa que él juzga incómoda y por ende sujeta a sus venganzas personales y reacciones gubernamentales cismáticas.
Moreno Valle Rosas nos ha demostrado que es un político pragmático. Por ese su pragmatismo decidió romper con el pri, acción en la que se llevó de corbata a sus ex correligionarios con más o menos cierta representatividad dentro del sector románticamente llamado “clase política”. No reparó en que por crecer bajo su protección debía lealtad a quienes lo impulsaron, todos ellos con la filiación partidista de la que después renegó justificándose con el affaire protagonizado por Mario Marín Torres y Kamel Nacif Borge (asunto Lydia Cacho). Por ello, lo que para unos fue traición y para otros una especie de oportunismo electoral, para él y su equipo resultó una necesaria maniobra de sobrevivencia política.
Destino y desatino
Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, dijo Albert Einstein. Y casualmente Moreno Valle siguió esta recomendación para cambiar su destino que parecía haber llegado a su fin cuando el entonces gobernador Marín desconoció el trato que ambos habían hecho, pacto que incluyó la candidatura priista al Senado de la República, misma que al final se le dio pero por parte del pan cuya directiva tuvo que apechugar la indicación de Felipe Calderón, y éste a su vez la petición de Elba Esther Gordillo, tutora política de Moreno Valle. (Como verá el lector, la democracia partidista en una de las manifestaciones de su a veces incomprendido “realismo mágico”.)
Meses después, el mismo destino le hizo a Rafael III una mala jugada cuando Enrique Peña Nieto ganó la presidencia de México para, junto con el pri, ejercer el poder nacional casi absoluto. Y aquí debemos preguntar:
¿Qué hará Moreno Valle para negociar con los priistas eliminados por él, unos sometiéndolos a una “purga”, otros convirtiéndolos en desempleados y no pocos metiéndolos al sótano del desprestigio? ¿Cómo evitará la venganza electoral de los miles de despedidos sin más explicación que su manifiesto priismo? ¿Qué reacción tendrá el sector de la prensa declarada por él como su enemiga, sólo porque lo criticó, en algunos casos con cierta saña?
La lógica permite suponer que el final de esta historia tendrá facetas y consecuencias por demás interesantes. Una de ellas será la protagonizada por los internautas, misma que cambiará el esquema morenovallista inspirado por la estrategia mediática de Enrique Peña Nieto. En este caso Rafael III corre el riesgo de ser devorado por las redes sociales con las consecuentes funciones digestivas. Lo curioso o paradójico, usted dirá, es que cualquier cosa que haga lo pondrá en la balanza del escrutinio popular, grupos y personas que ya le empezaron a levantar la ceja, precisamente por su estilo caprichoso y dominante con el cual hasta ayer gobernaba a los poblanos.
*Este artículo publicado por la revista Réplica en circulación; forma parte del libro La Puebla variopinta próximo a publicarse.
**Lottman, Hebert. The Rothschild. The Great Banking Dynasty Through Two Turbulent Centuries. Ed. Tusquets, 1996.
Tuiter: @replicaalex

miércoles, 17 de octubre de 2012

La respuesta a los acertijos de Puebla


Biblioteca Palafoxiana
Todo lo que se ignora, se desprecia.
Antonio Machado
Por Alejandro C. Manjarrez
Si usted es de los que se interesan por conocer algo de la historia de Puebla (supongo que a Jorge Aguilar Chedraui y Antonio Gali Fallad les vale un soberano cacahuate a pesar de que quieren gobernar la ciudad capital), van las respuestas a los “acertijos que publiqué la semana pasada:
¿Cómo y por qué ocurrió en Puebla la primera manifestación documentada de discriminación racial?
Los primeros fundadores se pasaron por el arco del triunfo la idea de que Puebla fuera una población sin la encomienda que entonces equivalía a la esclavitud. Había sido el argumento principal para que la Segunda Audiencia decidiera establecer en Cuetlaxcoapan (valle donde las víboras cambian de piel) la ciudad inspirada en la Utopía de Tomás Moro, de donde también se inspiraron para esforzarse a fin de que Puebla fuera un lugar santo, levítico, libre de indeseables. Por ese espíritu clasista, los españoles (la mayoría soldados del conquistador cuyos antecedentes dejaban mucho qué desear) decidieron que los indígenas pernoctaran fuera de la traza urbana. De ahí que al ponerse en sol tuvieran que salir rumbo a su casa. Por ello se construyeron los barrios El Alto, Xanenetla, Analco, Santiago, Santa Ana, El Parral, El Carmen, San José y otros. Lo paradójico de este apartheid fue que sólo a los negros y asiáticos se les permitía estar cerca de sus amos.
¿En qué año se manifestó la primera acción precursora de la autonomía al municipio?
Ocurrió en 1554 cuando el Ayuntamiento poblano entabló un litigio que buscaba invalidar la imposición del virrey, cuyo interés fue nombrar un alcalde provincial de la Santa Hermandad, cargo que desplazaría a los alcaldes ordinarios. A final del pleito la Corona decidió que para obtener ese beneficio el rey, los poblanos tenían que pagar veinte mil pesos. A partir de esa decisión se inició la costumbre de adquirir el cargo de alcalde provincial, puesto exclusivo para los capitulares del Ayuntamiento que contaran con el aval de la Corona.
¿Quién fue el audaz que se disfrazó de cura y ofició misa en la Catedral de México (y en otras del país), el mismo que una vez descubierto tuvo la inteligencia y habilidad para burlarse de los miembros del Tribunal del Santo Oficio?
Nada más ni nada menos que Martín Villavicencio Salazar, célebre por su picardía y negro sentido del humor. El tipo nació y estudio en Puebla. Llegó a disfrazarse de cura para lo cual, además, sustraía las hostias de los templos y oficiaba misa en algunas partes del país. Sus habilidades y conocimientos le permitieron portar la sotana sin problemas de ninguna índole. Incluso se dio el lujo de oficiar misa en la Catedral de México. Lo más curioso es que la Inquisición lo descubrió y, gracias a la facilidad de palabra, le dio permiso de ausentarse del juicio para regresar a Puebla a despedirse de su familia y curarse de sus males con la condición de regresar a los 40 días. Nunca más se supo de él. De esa vida llena de aventuras, burlas y “usurpación de funciones”, Vicente Riva Palacio obtuvo la inspiración que produjo su novela Martín Garatuza.
¿Por qué se produjo oro y plata en Puebla sin que los oidores, el virrey y la Corona se dieran cuenta de éste que fue el primer peculado en la Nueva España?
Resulta que aquellos ilustres poblanos decidieron contrabandear mercurio y azogue para de manera clandestina explotar las minas y beneficios de oro y plata, también clandestinos, ubicadas en Huauchinango, Tepeyahualco, Tetela, Zacatlán, Tepexco y Libres, lugares por cierto no detectados ni, obvio, mencionadas en el Ensayo Político sobre la Nueva España del barón Alejandro de Humboldt.
¿Qué grupo organizó la recepción en Catedral primero al general Winfield Scott –el invasor norteamericano que llegó hasta el alcázar de Chapultepec– y poco después a sus altezas serenísimas Maximiliano y Carlota?
Los conservadores, el más conspicuo de ellos Alejandro Arango y Escandón, un hombre políglota y culto que también formó parte de los “notables” que fueron a Miramar a ofrecer a Maximiliano el trono de México. Valga subrayar que los invasores de cualquier nacionalidad siempre fueron recibidos con la magnificencia que en el siglo XIX formaba parte del entreguismo clerical y ultra conservador: festejaban al triunfador francés, norteamericano o austriaco con espectaculares Te Deum en la Catedral angelopolitana.
¿Quién fue el héroe mexicano que le dijo a Benito Juárez que el problema de México no eran los invasores sino los reaccionarios poblanos?
A pesar de las celebraciones de los 150 años de la batalla del 5 de Mayo, nunca se dijo (o cuando menos no lo escuché) que Ignacio Zaragoza le dijo al Presidente de México que quería voltear los cañones hacia la ciudad de Puebla, donde se encontraban los verdaderos traidores. Se refería a los reaccionarios cofrades de Arango y por ende caballeros de la vela perpetua.
¿Cuál fue el primero de los gobernadores de México que se pasó por el arco del triunfo las leyes emanadas de la Constitución de 1917?
Se llamó Alfonso Cabrera Lobato, hermano de Luis. Por sus pistolas el mandatario aquel mandó cerrar el Colegio del Estado (hoy Universidad Autónoma de Puebla). Los alumnos se ampararon y la justicia federal ordenó reabrir las puertas del edificio Carolino. Sin embargo, el doctor Cabrera, en su terquedad y burlándose de los “amparitos”, las mandó cerrar media hora después arguyendo la falta de maestros que se hicieran cargo de las cátedras: en pleno uso de sus facultades como gobernador, ya había cesado a todos los maestros (cualquier parecido con personas vivas y poderosas es simple coincidencia).
¿Quién fue el poeta que protagonizó uno de los lances románticos más esplendentes de la historia poblana?
Gutierre de Cetina, se llamó el autor del madrigal dedicado a la bella Leonor de Osma. Los celos del marido provocaron un artero ataque contra el poeta que terminó herido, lesiones que meses después provocaron su muerte, no así el olvido de su pasión por esos ojos de mirar airado.
¿Qué gobernador estrenó lo que hoy es Casa Puebla donde mandó adaptar una habitación para en ella guardar la valiosa colección de muñecas de sus hijas?
A pesar de sus múltiples y millonarias remodelaciones, todavía hay quienes recuerdan que la residencia donde hoy vive el gobernador de Puebla, le decían la ‘casa de las muñecas’. Así la llamaron porque el entonces mandatario Carlos I. Betancourt, destinó un cuarto especial para guardar los cientos de muñecas de trapo, porcelana, madera, pasta y sololoy que su esposa Teresita, sus dos hijas y él mismo compraron durante varios años hasta formar la valiosa colección cuyo paradero nadie conoce. Don Carlos ordenó que el gobierno comprara el predio y se construyera el inmueble. Una vez que concluyó su gestión, los agradecidos diputados emitieron el decreto por el cual el gobierno donaba la casa al ex gobernador. “¡Pobrecito don Carlitos! –deben haber dicho aquellos legisladores– No tiene donde guardar sus muñecas”. Y por unanimidad votaron por la afirmativa: ¡Había que obsequiarle la casa pagada con el dinero del pueblo, faltaba más!
¿Qué mandatario fue destituido por ser sospechoso de la autoría intelectual de un crimen?
José María Sánchez se llamó. Fue gobernador del 18 de junio de1921 al 2 de marzo de 1922. Se le acusó de haber asesinado a los hermanos Moro. Se amparó y le fue concedida la suspensión provisional.
¿Cómo se llamó el presidente del PRI poblano que fue asesinado por su chofer quien a su vez se suicidó, precisamente en las oficinas de ese partido?
Rafael Lara Grajales, presidente del pnr (antecedente del pri poblano) y su ayudante y chofer, protagonizaron la tragedia amorosa que a los dos les costó la vida. El móvil del crimen y suicidio quedó sin aclarar debido a la obligada discreción que en esa época se acostumbraba para salvar la fama pública de las mujeres y el prestigio de los políticos. La versión más creíble de este episodio sangriento, dice que en un arranque de celos el ayudante, un joven teniente, le disparó a su jefe para enseguida suicidarse con la misma pistola.
¿Quién es el político que obtuvo el 110 por ciento de la votación en uno de los distritos federales de Puebla?
Melquiades Morales Flores. Tomó el lugar del candidato de apellidos Cortés López, maestro de profesión: éste murió quince días antes de la elección y Melquiades fue designado como candidato emergente. En esas dos semanas logró obtener la votación más alta en la historia de las elecciones en el mundo, circunstancia que debería haberse explotado para que en esa materia Puebla tuviera el récord Guinness.
¿Que edad tenía Carmen Serdán cuando fue declarada muerta por un médico chambón que no supo distinguir un ataque de catalepsia?
Carmen Serdán estuvo muerta durante varias horas. Tenía dieciséis años cuando conoció el inframundo y regresó a la vida. Ese día su madre la encontró tendida en la cama con el brazo izquierdo caído sobre el piso de duela. La vio plácida. Estaba excepcionalmente hermosa. Daba la impresión de haber entrado al sueño que por ser eterno se llama muerte. Tenía una insólita y acentuada hermosura en el rostro que proyectaba esperanza. De repente, sin saber la causa, la señora Alatriste supo lo que había ocurrido; aspiró profundo para poder gritar las palabras que se agolparon en su mente: — ¡Mi hija está viva!
¿Qué hizo Manuel Serdán –padre de Aquiles, Carmen y Máximo– para pasar a la historia como uno de los precursores de la revolución social que estalló en 1910?
Junto con Alberto Santa Fe, en 1878 Manuel Serdán publicó la Ley del Pueblo en el periódico La Revolución Social, órgano del Partido Socialista Mexicano fundado por Manuel y Alberto y, de acuerdo con lo que sus creadores habían planeado, hubo grupos que adoptaron como suyo el contenido del manifiesto: todos coincidieron en que representaba la esperanza para mejorar las condiciones del trabajo y, de alguna forma, participar en un acto patriótico: la defensa del país contra las ambiciones políticas de Estados Unidos.
¿Cuál es el documento de sor Juana Inés de la Cruz que, según Octavio Paz, se encontró en Puebla?
Nos cuenta Octavio Paz en su libro Las trampas de la fe, que en 1690 “apareció en la ciudad de Puebla un folleto de lóbrego título: Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo…”
¿Cuántos muertos hubo en el asalto que los enemigos de Madero perpetraron en el antiguo toreo de Puebla?
Mientras que la sociedad se alistaba para acudir al llamado popular, los federales inconformes con Madero también se preparaban para disolver a los grupos de simpatizantes. ¡Denles duro!, había dicho el coronel Aureliano Blanquet a sus colaboradores, orden que pudo haber sido uno de los malos presagios que se quedaron en el fuero interno de quienes observaron el cielo de ese día: estaba decorado con nubes esculpidas por los vientos del mes de julio. Corría el año 1911. Fueron más de cien los niños, mujeres y hombres asesinados a tiros y bayonetazos.
¿Cómo se llama el paisano que espetó que los poblanos comíamos cerdo, cochino, puerco y marrano, y por qué lo dijo?
Luis Cabrera Lobato. Ocurrió cuando disertaba en la tribuna del Congreso de la Unión y el voluminoso Aurelio Manrique le gritó:¡Mono, perico y poblano…! A bote pronto Cabrera le respondió: ¡Los poblanos comemos cuatro platillos: puerco, cerdo, cochino y marrano! El pobre de Manrique fue aplastado por la carcajada de los diputados. 
¿Cómo se llamó el obispo que impulsó la producción literaria en Puebla?
Fray Julián de Garcés, uno de los consentidos de Carlos V, también fundador de la Puebla de los Ángeles, fue quien impulsó a los hoy llamados creadores.
¿En qué año la ciudad de Puebla tuvo su primer alumbrado público?
En 1723. La iluminación se basó en farolas de aguarrás. Ya existía la nomenclatura y estaba en apogeo la construcción de obras civiles. Por ejemplo: se habían edificado el puente de Xanenetla, el de San Francisco y el puente México, éste último construido en 1720.
¿Cuántos “ángeles” (los de carne y hueso) construyeron la ciudad de Puebla?
Nada más dieciséis mil: Tlaxcala aportó ocho mil indígenas, Cholula y Calpan poco más de seis mil y Tepeaca tres mil y fracción. Treinta fueron asignados por tres meses a los primeros pobladores. Y veinte más sin límite de tiempo para realizar labores agrícolas. Mano de obra barata pues.
 “Pagaré cuando se termine la Catedral”, decían los morosos de la época. ¿Cuántos años duró la construcción de la Catedral?
87 años. Inició en 1562 y se consagró en 1629. El humor de la época encontró en esa complicada empresa una forma de eludir sus pagos.
Hasta aquí las respuestas que algunos de los políticos nunca podrían responder, no por ignorantes sino debido a que para ellos los libros muerden y los de historia escalpan.
Twitter: @replicaalex

domingo, 14 de octubre de 2012

Periodismo vs poder político


Grafico tomado de Radiografía Mundial.com
 
Por Alejandro C. Manjarrez
Eran tiempos de Guillermo Jiménez Morales.
“El periodismo en Puebla tenía en Enrique Montero Ponce a un maestro de la generación que junto con él trascendió al tiempo. Su capacidad y sensibilidad reporteriles lo alejaron de la tentación que secuestró a otros dos personajes de la época, los mismos que quisieron manejar la prensa escrita como si ésta fuese un negocio de toma y daca o una actividad que por añeja hubiese sido propia de la época del virreinato. La intemporalidad de don Enrique, premio nacional de periodismo, se debe precisamente a su profesionalismo y visión periodísticas.”
Esto lo dije durante la presentación del libro de Blanca Lilia Ibarra (Expresiones entre lo publico y lo privado), acto que tuve el privilegio de conducir (2009). Manuel Bartlett Díaz, Guillermo Jiménez Morales, Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Montero Ponce, fueron los presentadores de la obra que compila las entrevistas de la periodista, hoy en funciones de presidenta de la Comisión para el Acceso a la Información Pública.
Viene a cuento la remembranza porque don Enrique acaba de presentar su más reciente libro ¿Y ahora qué, Enrique?, un trabajo cuyo contenido son las reflexiones del propio periodista, recuerdos escritos como dice Pedro Ángel Palou en el prólogo con la soltura que traza el laberinto político mexicano de las últimas décadas.
La habilidad que refiere Palou me invitó a recorrer sus páginas para constatar que, en efecto, Montero Ponce tuvo la oportunidad de navegar en la cresta de la ola del entonces (como ahora) agitado mundo político nacional. Encontré en sus textos la oportunidad de viajar del pasado al presente (y viceversa) en un santiamén para concluir que han cambiado los hombres que ejercen el poder no así la esencia que, con algunas variables, sigue siendo la misma aunque con una venturosa diferencia compensatoria: la actitud de las nuevas generaciones cuyas críticas y protestas se manifiestan al instante gracias a la inmediatez auspiciada por las redes sociales.
Valiéndose precisamente de esas redes sociales (Twitter), el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas dijo que se encontraba en el festejo del 43 aniversario de Tribuna, donde, por cierto, se presentó el libro de marras. Fue uno de los cientos de mensajes informativos y auto promocionales que vía el pajarito azul acostumbra a enviar el mandatario. Y así como tal la esquela propagandística quedó en mi mente hasta que leí en ¿Y ahora qué, Enrique? lo que en seguida transcribo:
El coronel me presentó al doctor y general Rafael Moreno Valle, quien de secretario de Salud en el sexenio del presidente Gustavo Díaz Ordaz vino a Puebla como candidato a gobernador del estado.
“El general Rafael Moreno Valle es mi hermano y vamos a darle todo nuestro apoyo”, me dijo el coronel. Se cubrió con esmero la campaña del candidato hasta que fue electo gobernador.
A unos meses de la toma de posesión, el coronel me llamó una mañana para ordenar: “¡Vamos a darle con todo a Moreno Valle! La voz enérgica y la orden dictatorial me desconcertaron. “Hace unos meses…” me atreví a responder recordándole su recomendación anterior. El periodista es un soldado y debe obedecer a sus superiores. La redacción me pareció un cuartel. En poco tiempo, el general Moreno Valle me brindó su amistad. No olvido su interés y sus atenciones cuando solicité una recomendación para que atendieran a mi hija Alejandra en el Instituto Nacional de Neurología. La gratitud es para toda la vida.
La campaña contra Moreno Valle fue diaria y subía de tono. Las órdenes se cumplían, pero una me desconcertó: “Dale con todo al gobernador y firma la nota”.
Coronel, usted es el dueño del periódico, pero no de mi nombre. No firmo la nota.
¿Noooooo? Preguntó.
No, coronel.
El impacto del teléfono para cortar la comunicación señaló lo que me esperaba. Mi nombre desapareció del directorio y mis columnas dejaron de publicarse. Es el momento crucial de un periodista. El editor cuida sus intereses y ordena arbitrariamente. Es el choque entre el periodista y el dueño del diario. Si te doblegas, pierdes tu independencia y tu libertad de expresión. Si te rebelas, defiendes la dignidad de esta bendita profesión…
El coronel José García Valseca era, literalmente, un soldado y por ello obedeció sin rechistar la orden superior, o sea publicar y machacar sobre el evento que produjo las decenas de muertes ocurridas durante el operativo de Huehuetlán el Chico, acción llevada a cabo por el personal del gobernador Rafael Moreno Valle.
Al periodista Manuel Sánchez Pontón (decano del periodismo poblano), le correspondió ser el primero en investigar in situ el hecho, información que al otro día publicó el periódico Excélsior.
La fuerza bruta
La nota de “Manolete” produjo el escándalo nacional pero también convocó la reacción de los vengadores, varios de ellos en el papel de sicarios del gobernante, empleados que motu proprio o instruidos por su jefe decidieron golpear al periodista con la deliberada intención de matarlo. Luis Echeverría era a la sazón presidente de México y, dicen, ya había ordenado sacar de la bancarrota a los periódicos de García Valseca (su gobierno los compró para después “vendérselos” a Mario Vázquez Raña).
Cambiaron los tiempos. Sin embargo, los nuevos gobernantes conservaron la esencia de antaño. Claro, hoy con una venturosa circunstancia: las manifestaciones políticas cruentas resultarían terribles para sus autores intelectuales debido a la inmediatez de la información y, desde luego, a los millones de críticos internautas que deambulan en la “gran nube”.
Montero Ponce nos recuerda en su libro que “la gratitud es para toda la vida”. Respetable y valiosa la opinión de don Enrique. Pero Manuel Sánchez Pontón sabe bien que las huellas de la injusticia igual pueden ser herencia generacional, legado que en muchos casos se ha convertido en un ejemplo, digamos que genético.
En fin...
Algún día alguien se atreverá a preguntar a Moreno Valle Rosas (si acaso éste se deja) lo que piensa sobre ese tipo de dotes y qué representan para él los periodistas Montero Ponce y Sánchez Pontón.
Ya veremos, dijo un ciego.
Twitter: @replicaalex