viernes, 30 de septiembre de 2011

Los hoyos de Trauwitz

Por Alejandro C. Manjarrez
Pronto veremos el resultado de la gira comercial, industrial y turística realizada por el gobernador a la tierra de Alexander von Humboldt. Quizá corresponda al titular de la Secretaría de Turismo, el licenciado Ángel Francisco Javier Trauwitz Echeguren, dar las buenas nuevas.
Mientras eso ocurre déjeme imaginar lo qué pudo haber dicho nuestro ínclito secretario.
Como estaba en Alemania tuvo que hablar de Humboldt, precisamente. Ponderar su paso por Puebla a donde llegó acompañado de su compañero y socio Amado Bonpland. Jugar con esa efeméride para destacar su impresión sobre los palacios que el científico encontró en la Angelópolis, los mismos que cautivaron a Poinsett, el primer espía gringo que vino a México con la misión de comprobar si era cierto lo escrito por Humboldt. Bueno, y como no queriendo la cosa, soltar la anécdota aquella que relaciona a la Güera Rodríguez con el barón, aventurilla que puso celoso a Bonpland.
Otro hecho que por romántico pudo haber comentado con la simpatía que le caracteriza, fue el milagro del Señor de las Maravillas. Así como Humboldt cayó en las redes del amor prohibido para Bonpland, hubo una dama que se enamoró de cierto operario en alguno de los talleres de la época. Cuando la entusiasmada mujer le llevaba dos tortas de tamal se encontró a su marido quien, por cierto, ya se las olía: “¡Qué llevas en esa canasta, mujer pérfida!”, le reclamó a sabiendas de que era un tentempié para el amor furtivo de la dama. Ésta, asustada y temerosa, se acordó del Señor de las Maravillas e ipso facto le pidió su ayuda y perdón por los pecados de la carne: sin siquiera pensarlo respondió al celoso consorte: “Llevo flores para el Señor de las Maravillas”. Obvio, don cornudo no le creyó y enardecido jaló con fuerza el paño que cubría la canasta. Y nada que se encuentra con una sorpresa tanto para él como para su cónyuge: un hermoso ramillete de flores amarillas. Desde entonces, reza la leyenda, este santo, el de las Maravillas, es visitado por muchas mujeres arrepentidas de su infidelidad.
Imagino, pues, a don Francisco Javier buscando la mirada de complacencia de su jefe, el gobernador, para, una vez captado el gesto de su venia, seguir amenizando aquellos breves encuentros con los duros y fríos teutones, devoradores de carne de cerdo y salchichas con chucrut. Y así, entre cena y comida, presumir que Puebla fue famosa por sus criaderos de puercos, cochinos, cerdos y marranos, sinónimos que Luis Cabrera usó en algún debate legislativo.
Pero volvamos a las historias de amor:
Intuyo que Ángel Francisco también habló de Gutierre de Cetina, el poeta español que en Puebla dejó su corazón y su vida. Tal vez hasta describió cómo en alguna de las calles de la ciudad capital, donde en la actualidad sólo truenan los chicharrones del poder Ejecutivo, Gutierre enfrentó a un sicario de charrasca enviado por el esposo de Leonor de Osma, la musa a la que el poeta dedicó uno de sus madrigales: “Ojos claros, serenos/ si de un dulce mirar sois alabados/ ¿Por qué si me miráis, miráis airados?…” Triste, culta, sentimental, cruel y sangrienta historia.
Otro de los anales igual dignos de contarse a los alemanes, quienes contra la costumbre de tratar con gobernantes producto de la cultura del esfuerzo del tercer mundo, ahora lo hicieron con un mandatario primermundista, es sin duda la del fantasma de Roberto Trauwitz, tío del súper secretario y heredero universal de las Bodegas del Molino:
Cuentan que uno de los trabajadores de aquel restaurante se topó con el alma en pena de don Roberto Trauwitz. Cuando el operario quiso perforar la pared del hotel a medio construir donde se colgaría un cuadro, un señor trajeado y de lentes lo paró en seco: ‘¡Alto, ahí no puede usted clavar nada!’, le espetó molesto y desapareció. Llegó el contratista y al ver que sus instrucciones se las habían pasado por el arco del triunfo, reclamó encabronado: ‘¡Qué pasó maestro, porque no está colgado el cuadro!’ El trabajador se justificó diciendo que un señor de traje y con lentes le había ordenado no tocar esa pared. Se armó la bronca y tuvo que intervenir el gerente de las Bodegas del Molino. Al ser informado de la descripción del misterioso hombre, el sorprendido gerente llevó al trabajador a la capilla donde se encuentra un altar con la foto de don Roberto. El albañil palideció y casi desmaya. ‘Es él –dijo con voz entre cortada– Él fue el que me dijo que no tocara la pared’”.
Si el buen Ángel hubiese podido concluir la reunión principal con su propia historia, seguramente le habría adicionado el chisme que envuelve la vida misteriosa de don Roberto quien, convertido en fantasma, deambula por el viejo casco, dicen que enojado porque su sobrino ha llenado de hoyos el inmueble donde, según éste, quedó enterrado el tesoro del tío.
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martes, 27 de septiembre de 2011

Políticos mutantes

Por Alejandro C. Manjarrez
Buen intento el de Rafael Moreno Valle para traer a Puebla otra inversión más de los alemanes. El problema, como lo dijo el presidente del Consejo de Organismos Empresariales (COE), Luis Gerardo Inman Peraldi, es que no existen parques industriales para satisfacer las necesidades de empresas como la Audi. Y lo peor: los espacios disponibles por la infraestructura que les rodea, son tierras de alta productividad agrícola que, además de ayudar a resolver el problema alimentario, permiten o contribuyen a la regeneración del medio ambiente. Cambiar esa vocación, digamos que natural, es atentar contra la salud y vida de las generaciones por venir, inclusive.
¿Cómo convencer al gobernante y a su séquito de porristas para que se privilegie a la naturaleza en vez de causar daños al ecosistema? ¿Qué podría sensibilizar a Moreno Valle, por ahora un mandatario que mira el problema ecologista con los ojos de la conveniencia política? ¿Acaso habrá que recomendarle que lea los criterios que vertió Verónica Mastretta antes de obtener el cargo público que hoy ostenta? (seguro le daría risa) ¿Sugerirle que pida la asistencia profesional de Al Gore, el contaminador arrepentido?
La verdad es difícil que Rafa pueda escuchar el grito silencioso de los poblanos preocupados por el futuro de sus hijos. Y más aún si las opiniones de algunos sectores sociales no coinciden con el proyecto de gobierno diseñado, creo, a partir de grandes obras civiles con resonancia nacional e internacional, en las cuales los impactos ecológicos son temas secundarios. Bueno hay un par de excepciones: el río Atoyac y el lago de Valsequillo, dos de los retos más difíciles de concretar debido a su alto costo y al tiempo que se requiere, mismo que rebasa con mucho los seis años de su mandato, periodo que, por desventura para él, podría alterarse con la presencia de un presidente ajeno a los intereses de la llamémosle cultura del morenovallismo.
Comparto con usted, amable lector, una conversación entre el que esto escribe y el entonces aspirante a gobernador Mariano Piña Olaya, en apariencia paradigma de Rafael Moreno Valle Rosas.
–¿Qué  dice  la prensa?– me preguntó durante el breve viaje de un elevador.
–La noticia de hoy es el problema ecológico –respondí para dar pie al comentario que quería hacerle.
–¡Esas son pendejadas! Tus colegas no tienen de qué escribir –dijo enfático dándome la oportunidad de hablar del tema que había preparado a sabiendas de que sería gobernador.
–No creas Mariano –dije–. Es un asunto relevante. Por ejemplo: en Huejotzingo se construyó un parque industrial sacrificando las tierras agrícolamente más productivas de Puebla. Y además se hizo el aeropuerto...
–A ver a ver –me interrumpió–. ¿Tú crees que las tierras agrícolas resolverán el problema de la mano de obra o de las fuentes de empleo que se requieren? –preguntó para en seguida disparar–: una hectárea sembrada de maíz o de frutales puede dar de comer a cinco personas, cuando mucho, mientras que esa misma superficie destinada a una industria produce empleos para cien personas. Multiplícalo por cinco y habrá quinientas personas que coman y vivan decorosamente…
Como consideré que no iba a cambiar esa dura y en apariencia imbatible opinión, preferí callar lo que pudo haber sido la respuesta que provocaría una discusión bizantina. Me di cuenta que Piña pensaba igual que varios que fueron gobernadores, entre ellos el que entubó el río de san Francisco; el que se hizo tonto para que las industrias descargaran sus contaminantes al río Atoyac; el que permitió la tala de árboles del pulmón citadino porque negoció con los fraccionadores voraces; los que engañaron a los ejidatarios para quitarles sus tierras y vendérselas a la Volkswagen (uno de ellos permitió que asesinaran a dos campesinos); el que adicionó a la capital varios municipios convirtiéndolos en juntas auxiliares subordinadas a Puebla; el que concesionó obras y edificios propiedad del estado a empresas que le ayudarían a cubrir sus trapacerías o a promocionar su imagen; el que vendió cientos de las hectáreas expropiadas para hacer millonarios a sus socios. En fin…
Ahora sólo nos queda esperar que el entusiasmo industrial no motive a Rafael a ser como alguno de sus antecesores. Y además que no se le ocurra disponer de los cientos de hectáreas que hoy son el único bosque que tiene Puebla, el mismo donde se asentará la famosa academia de policía para, como lo dije ayer, violentar el decreto que el 8 de abril de 1994 emitió Manuel Bartlett, disposición que establece cuáles son las áreas protegidas y de preservación ecológica.
Concluyo y comparto con usted la siguiente profecía india para llamar su atención y con la idea de evitar que los políticos poblanos concluyan su vida pública en calidad de mutantes:
Sólo después de que el último árbol sea cortado/ Sólo después de que el último río sea envenenado/ Sólo después de que el último pez sea apresado/ Sólo entonces sabrás que el dinero no se puede comer.
Twitter: @replicaalex

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Ecolocos en Puebla?

Por Alejandro C. Manjarrez
Cuando conocí al capitán Carlos Camacho yo era entonces un mozalbete entusiasmado con la fauna selvática en cautiverio. Acompañé al mayor Arturo de la Rosa, hermano de mi madre, a presenciar el trabajo que Camacho realizaba con el sueño de crear uno de los zoológicos más importantes de México. El lago de Valsequillo daba a Africam el toque mágico y al paisaje un marco lacustre con diversas tonalidades.
Han pasado poco más de cuatro décadas y hoy el lago es la gran cloaca de Puebla, mientras que Africam representa el gran esfuerzo generacional cuya sobrevivencia se debe, en parte, al interés de los gobiernos estatales entusiasmados con la idea original del capitán Camacho. La contaminación acabó con los deportes acuáticos que ahí se practicaban, y expulsó a los poblanos que invirtieron en las elegantes mansiones reflejadas en las aguas de la presa, y afectó la salud de las familias originarias del lugar, especialmente los niños.
Poco después, durante el mandato de Guillermo Jiménez Morales, Klaus Feldman Petersen, propietario de Flor del Bosque, se puso de acuerdo con el gobierno para que éste aceptara en donación y convirtiera en reserva territorial alrededor de 600 hectáreas, en su mayoría cubiertas de encinos: era eso o ceder a las presiones comerciales de inversionistas inmobiliarios que decían tener derecho por haber comprado parte del predio. Después se convirtió en reserva territorial creada precisamente para evitar que el crecimiento urbano engullera al bosque. Con ello propiciarían la conservación y desarrollo de las especies endémicas, entre ellas pájaros, liebres, conejos y otros ejemplares de la fauna que se le escapó a cazadores y fraccionadores voraces. El nombre original, según el Periódico Oficial del 24 de diciembre de 1985, es Parque Ecológico Recreativo Lázaro Cárdenas. Posteriormente, el 8 de abril de 1994, Manuel Bartlett emitió un decreto donde ese bosque se convierte en área protegida y de preservación ecológica.
Viene a cuento esta apretada síntesis para protestar porque parte de esa reserva (22 hectáreas) se destinó a la Academia de Policía que desde luego no va a sembrar arbolitos ni a cuidar la fauna del bosque y menos aún a usar armas con silenciadores para sus prácticas de ataque y defensa.
Y aquí regreso a la familia Camacho, en especial a Amy, ahora titular de la Secretaría de Sustentabilidad Ambiental y Desarrollo Territorial (SSAOT).
Es obvio que, si acaso le cayó el veinte, la secretaria Camacho tuvo que apechugar la decisión del mandatario entusiasmado con la idea de la Academia de marras, e incluso quedarse calladita para no alterar a su jefe. Lo mismo pudo haberle ocurrido a Gerardo Tapia Hervert, coordinador de Recursos Naturales de la SSAOT y, curiosamente, ex director del Zoológico de Chapultepec en el Gobierno del Distrito Federal encabezado por Marcelo Ebrard. Ambos guardaron silencio, quizás contra su voluntad ecologista. Se quedaron sin objetar no obstante que, entre otros daños, las aves de ese bosque verán interrumpido o afectado su proceso de apareamiento porque el ruido de las balas afectará sus trinos acortándolos o modificándolos. Dicen los especialistas que si esto sucede, la hembra ya no va a entender los cantos del macho y se abstendrá de copular. Algo parecido ocurrirá con el resto de las especies endémicas.
Si le dio risa no se preocupe ni se sienta apenado: cuando se entere el gobernador de lo aquí escrito, también se soltará la estruendosa carcajada antes de lanzar al aire un explosivo “¡no mamen!”. Es digamos que la actitud de los hombres del poder preocupados por el desarrollo industrial y, por ende, medio ausentes u omisos de la realidad ecológica que azota al mundo, y en especial a estados como Puebla, donde la basura es un buen negocio, tan bueno como la venta o usufructo de los bienes inmuebles. De esto último, que por cierto le quita el sueño a Amy, podrá asesorarla José Antonio Gali, en una época concesionario de la recolección de basura en la zona urbana de la ciudad de Puebla, años en los que el hoy flamante secretario de Infraestructura (antes Desarrollo Urbano) fue declarado “enemigo público número uno” del vecino Tlaxcala, cuando su empresa tiraba la basura en La Resurrección, tierras enclavadas en esa entidad.
En fin, los funcionarios mencionados tienen en sus manos el futuro del medio ambiente poblano. Uno, el Gobernador, obligado por lo insoslayable que él mismo respira y comparte: la contaminación. Otro, la Secretaria, cuya herencia familiar y experiencia personal la inducen a tomar decisiones importantes, como el resolver la problemática de la gran cloaca que a ella y a su negocio afectan, además de conservar y evitar que se perturbe a las especies endémicas. El tercero, coordinador de Recursos Naturales, especialista en apareamiento de gorilas, como celoso e intransigente guardián de la conservación de la fauna –que no del zoológico poblano–, incluidas las tepocatas, cascabeles, tarántulas y alacranes que pululan en Flor del Bosque. Y Gali, como el ave de Díaz Mirón, en este caso la que cruzó por los montones de basura y que hoy camina orondo en los escenarios del límpido poder.
Si hay alguna duda al respecto, recomiendo a quien la tenga que pregunte a Verónica Mastretta, destacada ecologista poblana. O a Manuel Bartlett, el ex gobernador que emitió el último decreto sobre las reservas ecológicas.
Twitter: @replicaalex

domingo, 25 de septiembre de 2011

La prensa, ¿enemiga del poder?





Por Alejandro C. Manjarrez
Antes de escribir lo que enseguida leerá, declaro bajo protesta de decir la verdad, que analicé y le di veinte o más vueltas al tema de la relación prensa-gobierno. También que dispersé vista y mente hacia otras entidades y épocas recientes partiendo del concepto o idea que le escuché a uno de los colaboradores del mandatario en turno: “Si pudimos ganar la gubernatura con la prensa en contra, podremos gobernar sin tomar en cuenta a la prensa”.
Esta frase que es tan real como la existencia de Rafael Moreno Valle, muestra las razones del gobierno para, además de prescindir de los medios de comunicación, escritos o digitales, encararlos, desprestigiarlos, minimizarlos y buscar la forma de aplastarlos. Es lo que se percibe de las acciones puestas en práctica para corregir la plana a los periodistas, mismas que se basan en la restricción de publicidad y en algo que podríamos denominar método epistolar que parte de la siguiente premisa: “tú me criticas y yo te respondo lanzándote una o varias cartas aclaratorias”.
En esos “viajes” por la historia reciente o intemporal, destinados a encontrar algún parangón con lo que ocurre en Puebla, me saltó a la vista lo que parece ser la estrategia local, misma que a lo peor está inspirada en la herencia de Goebbels. Lo digo porque hay muchas pistas que confirman que por ahí hubo un “genio” que fusiló y plagió la táctica al comunicador de Hitler, para después hacerla suya maquillándola, actualizándola y modernizándola y así, como si fuese una sesuda técnica elaborada ex profeso por profesionales en la materia, vendérsela al gobierno morenovallista.
En mi columna anterior dije que el plan de comunicación implementado por el gobierno se basa en simplificar, contagiar, trasponer, exagerar, desfigurar, vulgarizar, orquestar o silenciar la información. Igual como lo hizo Joseph de acuerdo con los principios que están disponibles en la carretera de la información. Helos aquí:
Simplificación y del enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al beligerante en un único enemigo.
Método de contagio: reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los antagonistas han de constituirse en suma individualizada.
Transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.”
Exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Vulgarización: toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar. (De ahí el uso y abuso de la televisión).
Orquestación: la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente; presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas.
Renovación: hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del contrario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Verosimilitud: construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
Silenciación: callar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen o dan la razón al antípoda, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. (En Puebla ya sabemos cuáles son).
Transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Unanimidad: llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo" creando una falsa impresión de unanimidad.
Esta es, desde luego, una percepción sustentada en la controvertida relación prensa-gobierno. Si estoy equivocado agradeceré una carta aclaratoria que, con detalle, explique a nuestros lectores y a todos los comunicadores poblanos, cuál es la política de comunicación del gobierno del estado de Puebla para, de una vez por todas, establecer cómo considera el poder Ejecutivo estatal a los periodistas: si nos ve como informadores, rivales, enemigos, adversarios, discrepantes o ¡terroristas! Y también que explique lo del presupuesto asignado a la imagen del Gobernador: cuánto y cómo se ha gastado en este ejercicio, y cuánto más se “invertirá”. Digo…
Twitter: @replicaalex

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Quién engaña al gobernador?

Por Alejandro C. Manjarrez
Por lo ocurrido en la relación prensa-gobernador, supongo que Rafael Moreno Valle Rosas está siendo engañado por algún “genio” goebbeliano. Esto porque sólo le dicen aquello que lo pone contento y, cuando se sale de control la información periodística, modifican las verdades dándoles el rango de la mentira… Hay que construir al jefe el mundo feliz que noveló Aldus Huxley, donde la pobreza no existe como tampoco existe el arte, la ciencia, la literatura, la religión, la filosofía y, por ende, libertades como la de expresión.
Sin embargo, para desventura de esos panegiristas o aduladores que son capaces de convertir las flatulencias del mandatario en una descarga de perfumes exóticos, el periodismo se ha alejado de las presiones del poder que, entre otras cosas calamitosas, dio fuerza a la frase que ha puesto en evidencia a los políticos y gobernantes megalómanos: si no estás conmigo estás contra mí.
Goebbels dijo que una mentira repetida mil veces se convertía en verdad. Y a esta lección agregó su proyecto de imagen hitleriana, estrategia basada en simplificar, contagiar, trasponer, exagerar, desfigurar, vulgarizar, orquestar o silenciar la información. Lo curioso es que el esquema ha sido copiado y adaptado por “especialistas” que, como los caballos, se ponen anteojeras para no distraerse con lo que ocurre en su entorno.
Viene a cuento la reflexión por los dos párrafos que contiene la segunda carta enviada al que esto escribe, por el vocero oficial Sergio Ramírez Robles, quien una vez más tacha de falsos los rumores poblanos recurriendo a una afirmación categórica de autoridad, sin valorar lo que sobre el tema se ha publicado. He aquí sus dos párrafos:
“1. No por repetir mentiras una y otra vez (aunque se disfracen de verdades), se convierten en verdad.
“2. Existen canales de comunicación formal con todos los grupos poblanos: Empresariales, culturales, intelectuales, gremiales, organizaciones no gubernamentales, y muchas más del resto de la sociedad. Con todos esos grupos mantenemos continuo diálogo y ninguno de ellos ha hecho comentarios relacionado con “rumores” o información como la que usted cita”.
¿Qué responder a este medio centenar de palabras?
Decidí que había que recordar al comunicador oficial que el periodismo se sustenta en fuentes confiables. Quizá cometí el error de tratar de suavizar mis comentarios dándole a los hechos el carácter de rumor, pero ahora corrijo y digo que no son hablillas ni mentiras sino actos documentados en los medios nacionales y locales, así como en declaraciones de grupos culturales y organismos no gubernamentales. Bueno también en otras de las fuentes que forman parte del amplio tejido social poblano.
Empiezo por la más reciente de las críticas al titular del poder Ejecutivo, la de Ana Teresa Aranda: una vez que sugirió que el mandatario padece de megalomanía, la panista le escribió ayer en e-consulta el siguiente mensaje:
De verdad, Señor Gobernador, son apenas ocho meses los que lleva en el cargo, por el bien de los poblanos, busque ayuda profesional.  Ah!  y si me permite le aconsejaría que repase las cinco virtudes (de los panistas) y ya extralimitándome le sugeriría las practicase con asiduidad.  Los poblanos le estaremos profundamente agradecidos.
¿Chisme? Ahí está escrito igual que lo dicho por Antonio Gali Fayad, cuando éste confesó a los constructores poblanos que temía que lo corrieran si daba apertura a las empresas poblanas del ramo. Agregue lo que han publicado Reforma y El Universal sobre el tema de las constructoras extranjeras contratadas por el gobierno poblano. Y lo escrito en diferentes medios de la prensa local, hechos que refieren la presencia de fuereños en la nómina gubernamental. O lo que se ha tratado en distintas publicaciones sobre el desempleo local provocado por el despido masivo de miles de poblanos con supuesto sello marinista, a pesar de que un importante número de ellos tenían más de diez años de trabajar en el gobierno poblano. Igual que la entrega de tractores que produjo algunos comentarios negativos, mismos que fueron referidos en los diarios locales. Lo de la renta de inmuebles para acoger a los fuereños contratados por el gobierno, fue otro de los hechos que se convirtieron en noticia o comentario de columnas. La seguridad de algunos servidores públicos –que en lo personal creo necesaria dado los tiempos que vivimos–, también forma parte de la hemeroteca poblana. El ánimo de hacer negocios quedó consignado tanto en la prensa nacional como en la local, y el recipiendario de la primera referencia sobre ello fue Norberto Tapia. Ah, el nepotismo: podría manifestarse en el matrimonio Patricia Leal-Bernardo Huerta.
Ahora bien, ¿acaso es mentira que no son poblanos Ramírez Robles, Carrancá, Gordillo, Maldonado, Cabalán, Moya, García Almaguer y Manzanilla, por sólo citar a los hombres de primer nivel?
En fin, hay mucha tela de dónde cortar para responder otras cartas aclaratorias. Mientras vienen, en la próxima columna citaré ligas y fuentes así como lo que podría ser el esquema Goebbels en Puebla, basado en eso, en mentiras al gobernador.
Twitter: @replicaalex

martes, 13 de septiembre de 2011

Puebla de mis rumores

Atento recordatorio 2
Por Alejandro C. Manjarrez
En Puebla, ciudad de los rumores, existe un nuevo impulso a esta “tecnología” que data ya de hace cuatro siglos. Claro, ahora tan moderna que sus efectos, si acaso no las superan, tienen la misma influencia o impacto al de las redes sociales. De ahí que, como lo dije hace meses, el rumor equivalga a una llamémosle red paradigital, dado que se trata de un tejido social saturado de datos que a veces suelen acompañarse con comentarios turbios o malévolos.
La red empezó a crecer y fortalecerse a los quince días de inaugurado el actual gobierno debido a la inercia de las controvertidas campañas electorales saturadas de lodo e infundios procedentes de las partes en competencia por el voto ciudadano. De ahí que en las calles, cafés, casonas y edificios públicos se escuchara un susurro de voces que –quizás por los nuevos tiempos que vivimos– rompieron la tradición para surgir al inicio del gobierno morenovallista.
Por ejemplo: se empezó a comentar de boca a boca, de oreja en oreja y de café en café, los dizque elevados sueldos de muchos funcionarios importados para que el gabinete tuviera un digamos que performance-retro.  Se creó así el cúmulo de quejas contra la nueva burocracia dorada. También se dijo que los nuevos servidores públicos habían dejado su chamba en el DF porque acá ganarían mucho más y tendrían prestaciones envidiables por novedosas y cuantiosas.
Otro de los rumores estableció que esas adquisiciones laborales llegaron a Puebla con la espada desenvainada para hacer negocios; o sea, dispuestos a resolver sus problemas económicos y, dependiendo de quién se tratase, a preparar su retiro y oxigenar sus proyectos personales de largo aliento.
El tercer comadreo se refería (y por obvias razones aún prevalece el chisme) al efecto inmobiliario que produjo la demanda de casas en los mejores barrios para los nuevos servidores públicos. Junto con esto se difundió que el gobierno había comprado autos blindados, contratado seguridad de primer mundo, destinado una partida especial para el apoyo de colegiaturas y pago de menaje de casa de las familias recién llegadas a Puebla y vinculadas con el poder Ejecutivo. En fin, los rumores saturaron las calles de la capital poblana para dar vigencia al título de la entrega que está usted leyendo, mismo que tomé del libro de Gastón García Cantú, el ilustre poblano que hizo una importante reflexión sobre los rumores, precisamente.
En ese mismo tenor está el chisme sobre el nepotismo que, dicen, forma parte de la administración estatal. Por ello se habla de la paradoja que conforma el matrimonio contralora-secretario de la SCT; de la misma manera se dice que la cuenta pública de uno será revisada por la otra. Abundando sobre tema, se incluyó a la Procuraduría de Justicia del Estado donde, según trascendió a la prensa, cobran varias familias emparentadas entre sí y relacionadas con el Procurador.
El rango de la rumorología en comento envuelve asimismo la crítica tendenciosa al programa de dotación de tractores, acción puesta en práctica por el gobierno, aparatos que no son eso en el estricto sentido del término (los campesinos se quejaron diciendo que parecen motocicletas y que mejor les hubieran dado un par de mulas). Y desde luego el cotilleo incluye la entrega de obras importantes o medianas a empresas extranjeras o nacionales, acción que para los expertos en los cuchicheos lleva una alta dosis de interés pecuniario.
Esta primera dotación de rumores conserva la “tecnología” inventada por los poblanos hace más de cuatrocientos años, cuando en aquella época éstos le ganaron a la Corona el juicio que sentó el precedente de autonomía municipal en México para, entre otras cosas, ejercer su sagrado derecho de ser barrocos y cabrones.
Podrían hablar sobre este asunto varios de los gobernadores que arribaron a Puebla con el sello del desarraigo. Y también algunos alcaldes que fueron obligados a dejar el cargo debido, precisamente, a rumores maliciosos como el que llevó a la cárcel al munícipe De Velasco, o el que propició un juicio por homicidio al gobernador de apellido Sánchez, quien fue sustituido (perdón por la referencia familiar) por Froylán C. Manjarrez.
Ya lo pregunté hace algunos meses (por ello incluyo en el título de la entrega el “Atento recordatorio 2”) y aún sigue siendo válida la duda: ¿Qué debería hacer el gobernador Moreno Valle Rosas?
Aparte de entender que el rumor se fomenta con la cerrazón oficial, mostrar su ánimo de transparencia para que de una vez por todas se acaben las hablillas. Empero, tendría que hacerlo partiendo de entender la sensibilidad y el bagaje y el legado de los poblanos que, por su influencia empresarial o social, son sin duda factores de opinión a los que el gobernante está obligado a escuchar. De no existir semejante voluntad, lo que sigue es que esas redes paradigitales se complementen con las redes sociales.
Y entonces sí… para qué le cuento.
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domingo, 11 de septiembre de 2011

Periodismo: en el paraíso o el infierno

Por Alejandro C. Manjarrez
Atento recordatorio
Las siguientes ideas son como las viejas recetas de la abuela, fórmulas por cierto más efectivas que los modernos y agresivos medicamentos que inventó la tecnocracia. Así que hoy renuevo una vieja columna que, espero, sirva de mensaje para quien quiera ponerse el saco: funcionario o amanuense del poder.
Si echamos un vistazo a lo que ocurrió con el periodismo de hace 100, 50 o 25 años, veremos que sigue vigente el gatopardismo de Lampedusa, ya que se han hecho muchas cosas pero todo sigue igual.
Igual que antaño, los periodistas de nuestro tiempo son asesinados.
Igual que antes, los informadores sufren el escarnio, la persecución y hasta el efecto de delitos preconcebidos con la intención de encarcelar, perseguir o asustar a quienes critican al gobierno (Veracruz, Puebla y Tabasco, por ejemplo).
Igual que en los tiempos de nuestros abuelos, el poder sigue haciendo de las suyas cuando se trata de aplacar al periodismo auténtico.
Y lo peor: igual que hace un siglo, hay periodistas (los tontos útiles, claro) que por encargo o de motu proprio desprestigian al oficio arrogándose el papel de jueces del llamado cuarto poder, sin reparar en que ellos mismos son atropellados por su propia miseria y poder.
Ahí están, pues, los asesinatos de periodistas; las auditorias para periodistas; la "ley del hielo" en contra de periodistas; la proliferación de rumores en perjuicio de la fama pública de periodistas; las negociaciones cupulares para aplacar periodistas; las censuras pactadas con el objeto de silenciar a periodistas; y los acuerdos entre políticos y directores de medios cuyo objetivo casi siempre es "moderar" las opiniones de los periodistas, pactos con frecuencia basados en las prebendas y complicidades que suelen darse entre propietarios de empresas periodísticas y el poder Ejecutivo.
En fin, la eterna, soterrada y perversa lucha en contra de la prensa, conflicto que Rafael Loret de Mola –hijo de una de las víctimas de la represión del poder político– refirió con su característico estilo, cita que recuerdo con el lector:
"La coerción impuesta a los delitos de difamación y calumnia, también en cuanto al daño moral, varía en la medida en que el sector gubernamental se ve afectado por las opiniones disidentes. No hay duda de que una de las grandes trampas contra la democracia y la libertad es la interpretación sesgada de los contenidos jurídicos para usar la ley, sí, usar, de acuerdo a las consignas en boga y con el propósito, siempre, de proteger a los usufructuarios pasajeros del poder público.
"La polémica sobre el particular tuvo unos de sus momentos estelares durante los debates previos a la promulgación de la Carta Magna de 1917 en Querétaro. Allí, en el Teatro de la República, el diputado y periodista Froylán C. Manjarrez expuso, acaso como un mal presagio, cuál debía ser el punto de partida para entender las relaciones entre la prensa y el gobierno como parte sustantiva de las garantías individuales:
"La misión del periodista –dijo el constituyente Manjarrez– está precisamente en exhibir todo aquello que haya de malo y de podrido en las esferas oficiales. No es la misión del periodista ir a quemar incienso en el altar de los poderosos; al contrario, tiene la obligación de ir a señalar las llagas. Señores: si el ofendido, que tiene que ser el gobierno, es el que nos va a juzgar, ¿cómo podremos disfrutar de esa libertad? El gobierno no puede ser juez y parte".
"A casi nueve décadas de aquella discusión, los periodistas permanecen en la indefensión ante el gobierno. Es sencillo para el poder público escarnecer, perseguir y hasta inventar delitos para inhibir a los críticos; pero éstos carecen de recursos jurídicos para plantear cara a los represores y enemigos de la libre expresión. En este punto permanecemos anclados."
En 1857 Francisco Zarco dijo que la libertad de prensa permite la existencia de las otras libertades, incluida la de disentir con los periodistas, reclamo que debería de ajustarse a la Constitución no así a leyes hechas para espantar periodistas.
Cada día es una nueva oportunidad para que nosotros y los funcionarios públicos promovamos y protejamos las libertades consagradas en la Carta Magna.
Cada día tenemos que anteponer a nuestras acciones la ética y la honestidad, que es la mejor de las fórmulas para que la prensa y el poder público cumplan con el deber de informar y gobernar, respectivamente, nunca al revés.
En el periodismo no hay paraísos y menos aun infiernos. Lo que nos guía es la opinión pública cuya influencia regula y modera las acciones de quienes fueron designados para ejercer el poder, potestad que hoy le corresponde a Rafael Moreno Valle. ¿Va bien?, preguntará el lector. De ello hablaré en el siguiente “atento recordatorio”.
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jueves, 8 de septiembre de 2011

Un buen prospecto de gobernante

Por Alejandro C. Manjarrez
Sin pretender asustar al duro, frío e implacable staff del gobernador de Puebla, hay que decir a quien corresponda que la sociedad poblana está inquieta y nerviosa; actitudes que en otras épocas fueron preámbulo de los problemas que produjeron la renuncia de varios gobernadores. Se lee y escucha la decepción popular. Y en el ambiente político, económico, social, empresarial y educativo puede percibirse cierta inconformidad, debido a que, entre otras cosas, el gobierno aún no ha podido cumplir con las expectativas que produjo el cambio político.
Aumentó el desempleo. Se alteró la tranquilidad social que hasta hace poco generaba certidumbre. Reapareció la corrupción burocrática que dio pie al fenómeno electoral anti marinista. El mandatario ha dejado en sus subalternos la enorme responsabilidad de gobernar cerca de la gente, lo cual no se ha cumplido. Es evidente la polarización de dos de los niveles de gobierno. El menosprecio hacia lo poblano es otra de las percepciones generada por la internacionalización en los contratos de obra pública que huelen o apestan a negocio. Y la presencia de funcionarios sin arraigo produjo ya el tempranero desánimo de los ciudadanos que en varias ocasiones escucharon la promesa del hoy gobernador, mismo que se comprometió a gobernar con poblanos.
¿Por qué tantos yerros?, se preguntan aquellos (me incluyo) que han sido testigos de los avances y recules la vida pública poblana.
¿Novatez? Me niego a creerlo.
¿Rechazo a las tradiciones locales? Ojalá que no porque esto implicaría un suicidio político.
¿Les pareceremos pueblerinos? Si esta fuere la razón cometerían un error terrible, una falla tan absurda como el suponer que la ropa de marca quita los genes indígenas.
¿Miran al grueso de la población con los ojos del pirrurris? Puede ser a pesar de que, diría el más “sensible” de los estrategas políticos que cobran en Puebla, los “nacos” son los dueños de la cancha.
¿Y entonces?
Es difícil saberlo con precisión no obstante las pistas que enuncié. Sin embargo, podríamos suponer que se trata de un problema con raíces culturales y educativas, raigambre aderezada con el desarraigo de quienes operan, sugieren, idean, proponen o inventan maniobras para sustentar las decisiones que pudieron haber sido tomadas poco después del mes julio del 2010; algo por cierto inédito en Puebla desde que cayeron tres gobernadores al hilo (Antonio Nava Castillo, Rafael Moreno Valle y Gonzalo Bautista O’Farril), inercia que fue frenada con la presencia política e intelectual del doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara, un hombre en cuya sangre corrían los genes de los cholultecas víctimas de la sangrienta y cruel conquista española.
Lo que hizo don Alfredo fue cubrir o sustentar sus decisiones valiéndose del consejo y asesoría de abogados oriundos del estado, empezando por su secretario general de Gobierno, el habilidoso Carlos Trujillo Pérez. Después siguió Guillermo Jiménez Morales, abogado de profesión, nacido en la Sierra Norte, cuya determinación fue integrar un gabinete muy poblano en el cual también hubo abogados. A éste lo suplió el guerrerense Mariano Piña Olaya, cuya experiencia abogadil le permitió cruzar los vendavales que él mismo provocó. Le tocó el turno a Manuel Bartlett Díaz, poblano por accidente, abogado también y con el plus de haber cogobernado al país. Melquiades Morales Flores, poblano en exceso, tomó la estafeta para concentrar y ponderar en su gobierno las buenas y malas experiencias que legaron sus antecesores. Y Mario Marín Torres, sin las luces jurídicas de los mencionados, cometió el error de olvidar aquella conseja que recomienda rodearse de gente más hábil que el jefe o el dueño del balón.
Este breve recorrido me lleva a suponer que la razón de los tropiezos del gobierno, por ahora reparables, se debe a la falta de abogados o de poblanos que así como dominen el derecho conozcan el modo de ser de los gobernados y desde luego la historia de Puebla. Es probable que por estas ausencias se menosprecie a los nativos de esta tierra que ha visto nacer a muchos hombres y mujeres ilustres, descuido o carencia oficial que en unos casos convoca la desconfianza y en otros produce el desconcierto de los ciudadanos. Y ello me lleva a deducir que, de no recular, corregir, enmendar o incluso reparar daños causados por los yerros, en algunos casos jurídicos y en otros políticos, el famoso ciclo o círculo histórico que acaba en tragedia alcanzará a este gobierno. Ojalá que no porque perderíamos a un buen prospecto de gobernante.
Twitter: @replicaalex

martes, 6 de septiembre de 2011

El timón morenovallista

Por Alejandro C. Manjarrez
Como Puebla no es Lebensborn nunca habrá niños eugénicos o infantes producto de la crianza selectiva que impulsó Himmler apoyado por Hitler. Tampoco funcionará el esquema Goebbels debido a que, entre otras cosas, los poblanos somos distintos a los europeos y, en especial, a los teutones y sajones. Su sociedad, hay que decirlo con énfasis para que lo entiendan los fuereños, jamás aceptará lo que considere un atentado en contra de sus tradiciones.
En fin, Puebla, señores funcionarios públicos con facturas y diplomados exóticos, es un espacio geográfico protegido por el modo de ser de sus habitantes, barroquismo donde suelen perderse los inventores del hilo negro. Sobran los ejemplos.
Por ello, creo, al gobierno estatal le urge un golpe de timón para cambiar no de rumbo sino de rutas que igual conduzcan hacia los objetivos que se ha trazado Rafael Moreno Valle Rosas. Lo digo, que conste, porque el mandatario es un hombre inteligente y dispuesto a valorar las diversas opiniones, aunque éstas no estén en la frecuencia o sintonía de su asesor de imagen, el máster Marcelo García Almaguer.
Si no da ese viraje, podrían aumentar los problemas provocados por la incomprensión a las características enunciadas. La ventaja (veámoslo con optimismo) es que ya se encendieron varios focos rojos, precisamente para mostrar al poder político las rutas fallidas que, de prevalecer, conducirán al fracaso político.
Veamos, pues, algunas de esas luces escarlatas, las que ha manejado la prensa local e incluso dos que tres periódicos nacionales:
1. La desconfianza de los gobernados hacia el trabajo que realizan sus diputados locales, quienes suelen ser vistos como un apéndice del gobernador.
2. La inconformidad de los alcaldes del PRI y de otros partidos (incluidos varios panistas, entre ellos Eduardo Rivera Pérez) que se sienten agredidos por las imposiciones o instrucciones dictadas para que sus ayuntamientos se ciñan a la directriz del gobierno estatal. ¡Ay de aquel que se rebele! Le puede ocurrir lo que pasa con Teziutlán, por citar a uno de los municipios carentes de la “benevolencia” oficial, mismo que ya tiene voces periodísticas discordantes.
3. La imposición del logotipo en los uniformes escolares, acción que ha despertado suspicacias tanto políticas (el avatar de Goebbels) como comerciales. Un logotipo o marca no produce inteligencia y menos aun convoca el espíritu cívico de los educandos o de sus padres. Es un sello que atenta contra la tradición de los jefes de familia que desde siempre se han organizado para decidir los colores, la vestimenta y hasta el distintivo de los uniformes de sus hijos. En la variedad está el gusto.
4. La mutación del escudo de Puebla, metamorfosis que, se dijo anteayer en El Popular y el sitio de e-consulta, trastoca la ley que lo creó. Y aquí pregunto: ¿por qué no seguir los trámites legales para cambiarlo e incluso valerse de una convocatoria con el fin de lograr el consenso que apoye su modificación? Un logo no hará que nuestros niños se equiparen a los eugénicos que produjo Hitler.
5. La actitud de menosprecio hacia la prensa no electrónica, talante que, por cierto, ha propiciado el despertar de los medios que se habían dormido en sus laureles financieros. La ventaja está en que esa política hizo las veces de estímulo para mejorar la relación prensa-sociedad. Es este caso el poder está en desventaja ya que su estilo ha favorecido las líneas críticas que antes no se leían porque no se escribían.
6. La uniformidad legislativa produjo ya una especie de héroe social en la persona de José Juan Espinosa Torres. El poder lo ha victimizado para producir una creatura política que podría crecer como las enredaderas. Y como el ejemplo arrastra, no faltarán quienes adopten esa línea e incluso produzcan el martirologio que tanto incomoda al poder político.
7. La controversia casi permanente entre el Partido Acción Nacional y el Gobierno del estado de Puebla (nótese que en el segundo caso uso el nombre completo tal y como lo establece la Constitución poblana).
Concluyo con una imagen mediática que a lo peor le encanta a Marcelo:
Qué pasaría si para festejar los 150 años de la gesta del 5 de Mayo, durante el tradicional desfile, los niños y adolescentes de las escuelas poblanas portan un cartoncillo tamaño carta impreso con el rostro de Rafael Moreno Valle… Y que al pasar frente a la tribuna saluden al gobernador y al presidente colocándoselo en la cara para que, con esa fotografía, todos se vean, valga el término, amorenovallados…
Digo.
Twitter: @replicaalex

lunes, 5 de septiembre de 2011

Relación entre BUAP y gobierno

Por Alejandro C. Manjarrez
Para ser buen político hay que tener sentido común. Cualquiera que posea esa llamémosla virtud, podrá actuar con decoro y unir voluntades a su favor. Empero, si no existe lo que se ha dado en llamar el menos común de los sentidos, el político, quien sea, tendrá problemas y hará su trabajo a contrapelo.
Sin ánimo de echar porras, debo reconocer que Rafael Moreno Valle Rosas aplicó esa regla, digamos que centenaria, cuando decidió romper lo que parecía una barrera ideológica o sicológica, no lo sé; la intención: establecer una buena relación con la Universidad Autónoma de Puebla y, obvio, con su líder Enrique Agüera Ibáñez. (Recordará el lector que al principio, cuando trabajaba para ser gobernador, Rafael le hizo fuchi a nuestra universidad pública, una de las más importantes del país. Quizás porque alguno de sus asesores le dio ese mal consejo.)
Bueno, el caso es que hoy existe una excelente relación entre el mandatario estatal y las autoridades de la BUAP, trato que mejoró ostensiblemente desde que Luis Maldonado Venegas y Fernando Manzanilla Prieto, fungieron como enlaces del gobierno poblano. Desapareció aquella ñañara causada por la presencia moral (de alguna forma hay que llamarla) de Mario Marín Torres, el ex alumno y gobernador que más se había preocupado por impulsar a su alma máter. Hoy, para bien de los universitarios, rector y gobernante están en el mismo canal, coincidencia que aleja el viejo espanto que en el siglo pasado produjo la caída de tres gobernadores, cuyo staff (o ellos mismos, vaya usted a saber) los indujo o les aconsejó enfrentarse a la fuerza política popular con más peso e influencia social de entonces y en la actualidad.
Ahora bien, el acercamiento apuntado tuvo una positiva reacción de parte de Enrique Agüera quien, especulo, pudo haber sido asediado por los “jefes de línea dura” quienes, ante la primera actitud de Moreno Valle, sintieron que tenían la oportunidad de recuperar las glorias de los viejos tiempos; es decir, de llevar a la calle a los estudiantes enarbolando las banderas de la lucha antigobiernista. Pero no, se impuso la inteligencia y hoy, como lo apunto arriba, existe una muy buena relación universidad pública-gobierno del estado.
Esa buena relación tiene un bagaje o respaldo político que ahí está a la vista: Enrique Agüera vivió los días de incertidumbre que produjo la derechización del gobierno federal y, por ende, el repudio a la universidad pública (igual le ocurrió a Enrique Doger Guerrero). Primero Vicente Fox y después Felipe Calderón, dos presidentes promotores de la educación privada. Fue, pues, una controvertida polémica que, por ventura, ganaron los rectores junto con los legisladores aliados: así el grupo enfrentó a los funcionarios pirruris, los mismos que arrugaban la nariz ante lo que para ellos representaba un escollo al gran proyecto de las universidades privadas (como ocurrió en la “guerra” entre la medicina social y privada, combate éste que al final del día ganó la iniciativa privada).
Lo curioso de este fenómeno político-educativo, se halla en que ahora la Benemérita se maneja bajo los parámetros que tanto entusiasman a las corrientes de la derecha, recalcitrante o no: sin perder su perfil social, democrático y popular, la BUAP logró insertarse en la modernidad administrativa para lograr el reconocimiento de varias instancias internacionales y nacionales cuya función es, precisamente, calificar desde el manejo de las finanzas públicas hasta la calidad académica de las instituciones de educación superior.
Con estos logros más los avances en materia científica y tecnológica, supongo que Moreno Valle dejó de pensar en que las universidades de Boston, Massachusetts, y la poblana referida, están, educativamente hablando, en las antípodas. Esta es la impresión que generan las actitudes referidas tanto del titular del poder Ejecutivo como del rector Agüera. Si el lector los observa verá que cuando están juntos se les ve como dos amigos que trabajan –cada uno en su área, obvio– coordinados y apoyándose en lo que podríamos llamar el proyecto Puebla.
Igual que el columnista, tal vez usted esté de acuerdo en que para beneficio de la educación superior en Puebla, parece que el sentido común existe en ambas partes: gobernador y rector. En fin, con el respeto que me merece la trayectoria, capacidad académica, moral pública y reputación universitaria de los personajes citados, espero y confío en que la boca o la pluma no se me hagan chicharrón.
Twitter: @replicaalex

viernes, 2 de septiembre de 2011

Lalo Rivera, ¿presunto culpable?

Por Alejandro C. Manjarrez
Vamos a ver: si la hay, a quién le falla la estrategia política, ¿al gobernador o al alcalde de Puebla o de plano a los dos?
Sea cual fuere la respuesta, no importa el cargo o nombre del que tenga la culpa o le asista la razón. Al final del día la sociedad saldrá perjudicada si acaso persiste lo que pudo haber sido desde un berrinche hormonal hasta la estrategia política, rencilla personal o resabio partidista por los motivos que usted quiera y mande. De ello darán cuenta los poblanos, y el culpable del diferendo (mismo que se ha ido agravando conforme pasan los días) será arrastrando hacia el desprestigio sin importar, que conste, el cargo que ostente: presidente municipal o titular del poder Ejecutivo.
Bueno, eso es digamos que a mediano plazo. ¿Y si antes de que concluya la gestión de Eduardo Rivera Pérez, ocurre un percance grave derivado del retiro de la policía adscrita al Ayuntamiento de Puebla? ¿Quién sería el culpable: el que retiró a los efectivos o el que no supo defender su autonomía? Y aquí, con el permiso del lector, tenemos que pensar en el peligro que se cierne sobre las ciudades importantes del país, en este caso la de Puebla. Me refiero al riesgo que representa el crimen organizado, cada día más virulento y, al parecer, decidido a imponer su fuerza criminal.
Escenarios probables
Dentro de pocos días Eduardo Rivera Pérez y Rafael Moreno Valle Rosas presidirán la ceremonia del 15 de septiembre, el segundo dando el Grito y el primero acompañándolo como anfitrión y testigo de honor de la tradicional ceremonia cívica. Claro esto siempre y cuando el mandatario no se ausente o, como lo hizo ayer jueves 1 de septiembre que no asistió al inicio de las guardias a la Enseña Patria, simplemente rompa la tradición y por sus pistolas decida irse a “gritar” a Ciudad Serdán, por ejemplo, nombrando al lugar que tanto quiere, la sede honorífica de los tres poderes del estado.
Ahora bien, si el Ayuntamiento está corto de vigilancia, la lógica nos induce a suponer que en una y otra posibilidades (se encuentre o no el mandatario) existe el peligro de que suceda lo mismo que pasó en el 2008 en Morelia, Michoacán, cuando durante el Grito explotó una granada en pleno centro de la ciudad, artefacto que provocó ocho muertos y 90 heridos. O cualquier otro percance tan “sonoro” y sangriento como aquel.
A quién le cargarían la mano, al presidente municipal que no protestó las decisiones del gobernador, o a éste que hizo gala de su autoridad. O si de aquí al día en que Rivera supla la merma de vigilancia ocurre un acto criminal de alto impacto mediático, ¿qué diría la prensa escrita y electrónica sobre este tema? ¿Soslayarían el de anteayer que fue un acto del poder a cargo de Moreno Valle?
De una u otra forma quedaría mal, muy mal el poder político del estado de Puebla. Si no hubo vigilancia suficiente, dirán, fue por culpa del gobierno estatal. Y aquí tengo que volver a preguntar: ¿fue berrinche hormonal, estrategia política, rencilla personal o resabio partidista?
Dejemos, pues, que el tiempo nos dé la respuesta. Mientras ésta llega le platico una anécdota que bien puede adaptarse para aplicarla en la vida política de México y, obvio de Puebla. La tomo del libro que regaló Milenio a sus lectores, obra que se llama “Los Rothschild” y que se refiere a la familia judía cuyo trayecto y éxito financiero inició en Frankfurt, allá por el siglo XVIII:
“Shalom Aleichem contó la historia de un pobre judío que fue a París desde Europa oriental con la intención de ver al barón de Rothschild, para lo cual tuvo que porfiar mucho tiempo con el reticente portero para que lo dejara entrar, lo que consiguió alegando que tenía una interesante proposición que hacer al barón. Por fin apareció éste: ‘Y bien, usted dirá’, le dijo. ‘Señor de Rothschild, he descubierto un medio para hacerle inmortal’, le explicó el hombre… ‘Continué, por favor’, lo animó Rothschild. ‘Es muy sencillo. Si usted quiere ser inmortal, lo único que tiene que hacer es venirse a vivir a mi pueblo, Kasrielenke.’ ‘¿Y esto por qué?’ ‘Pues porque en Kasrielenke no hemos visto nunca morir a un hombre rico’.
Si el lector cambia el nombre de Kasrielenke por el de Puebla, podrá decir que acá no hemos visto nunca morir a un político con la fama íntegra. Y entonces, me pregunto: ¿para qué tanto pinche brinco estando el suelo tan parejo?
Twitter: @replicaalex