Este es el segundo de los dos encuentros
periodísticos con quienes ahora buscan ser candidatos del PRI a la
“minigubernatura” del estado de Puebla. Se trata de Alberto Jiménez Merino. La
verdad, como ya lo dije, no cambia a pesar del paso del tiempo.
Retrato hablado de Alberto Jiménez
Merino
Por Alejandro C. Manjarrez
Siendo niño Alberto Jiménez
Merino salió de su casa en la Mixteca poblana para poder estudiar y superarse.
Se sintió como una rama tierna que arrancan del tronco. No dijo nada pero pasó
días tragándose el llanto que le produjo la separación de sus padres y
hermanos. Cuatro meses después, en las vacaciones, regresó al hogar y lo
primero que le dijo a su mamá fue que ya no quería estar lejos, que los
extrañaba mucho. ¿Por qué?, preguntó ella. ¿Tienes algún problema, te tratan
mal, no te dan de comer? El entonces niño de once años respondió llorando: “Es
que los extraño”. Su madre, que también tenía un nudo en la garganta, trató de
calmarlo: “Mira hijo, a mi me duele más que a ti porque yo te tuve. Pero si tú
te quedas vamos a estar contentos, pero nada más nos vamos a estar mirando.
Fíjate como estamos de pobres. Mejor vete a estudiar, prepárate y ayúdanos… ayúdanos a salir de esta pobreza”.
Esas palabras fueron lo que
movió la conciencia del entonces niño. Y según parece lo que más le ha llenado
de satisfacción: “Me marcó aquella conversación con mi madre –dijo Alberto–. Ha
sido la regla de mi vida: hacer las cosas con intensidad buscando siempre la
forma de apoyar a los demás. El ‘ayúdanos’ que me ronda en la cabeza está implícito
en mi trabajo que busca eso, ayudar a que la gente mejore sus condiciones de
vida”.
—¿Y ayudaste a tu familia?, pregunté.
—Te respondo con una historia
personal: en 1989 viajé a Niza, Francia, gracias a que fui aceptado como
ponente en el Congreso Internacional de Pastizales. De regreso hice escala en
Nueva York. Busqué a mi padre que como muchos mixtecos había dejado su casa
para ir en busca de trabajo y mejores oportunidades de vida. Lo encontré, pude
convencerlo y regresé con él a México. Allá estaba desde 1986 y no le había ido
bien; mucho trabajo y poca paga. Se lo entregué a mi mamá y a mis hermanos. Yo
creo que en la vida es muy difícil que vuelva a repetirse esa sensación. Fue
muy emocionante llegar a casa con mi padre vivo y ver la expresión de felicidad
en el rostro de mi madre y de sus hijos.
—¿Dónde vivía tu familia?
—En Tehuitzingo que es el lugar
al cual se fueron cuando yo estaba estudiando en el internado José Amarilla.
Antes vivíamos en Tecomatlán. Pero retomo la pregunta anterior para ampliar mi
respuesta: me tardé en cumplirle a mi madre porque me casé poco después de
terminar la carrera. Y entre la vocación y la necesidad acepté una oferta de la
Universidad de Chapingo donde estudié la carrera de ingeniero agrónomo. Fui
maestro y ello me obligo a meterme de lleno a la investigación para generar mi
propia información, pero sobre todo para adquirir autoridad: autoridad de
profesor con sus propios datos, con sus propias investigaciones. Es así como
allí inicio lo que ha sido la base de mi éxito profesional. Siempre hice un
poco más de lo que me correspondía, un poco más de lo que me asignaban. Y eso
me permitió ir aprendiendo de otros temas, de otras cosas. Inicié la docencia
como maestro de climatología (era la única plaza que había), materia que me
obligó a estudiar el tema en serio. Creo haber impulsado a varios compañeros
que hoy son muy buenos climatólogos.
—El ayúdanos te marcó, ¿verdad?
—Siempre lo he tenido presente.
La decisión de emigrar de mi padre produjo en mí la necesidad de encontrar la
forma de ayudar a mis paisanos de la Mixteca. Se me ocurrió plantear lo que fue
la producción de semillas de pasto, que era mi especialidad. Para esas fechas,
1991, ya sumaba yo sesenta y siete tesis profesionales de estudiantes, cuarenta
y cuatro de las cuales eran sobre el tema de semillas de pasto. Empezamos a
sembrar los pastos que, excepto el intento fallido de Chiautla de Tapia, nunca
antes se habían sembrado en la mixteca poblana hasta el año 91. En Tehuitzingo
creamos un centro de producción de semillas de pasto llanero, el buffel. Y luego en el 94, gracias a la intervención de
Gabriel Sánchez Andraca, tuve oportunidad de presentar mi proyecto a Manuel
Bartlett, gobernador de Puebla. Así fue como el programa se extendió por la
región; incluía la construcción de bordos, la siembra de pastos y la producción
de ganado. Logramos juntar agua a través de obras de retención, lo cual
permitió mejorar la alimentación de los animales. Esta fue realmente una de mis
contribuciones y creo que de las más importantes. Y el cultivo y la promoción
del mejoramiento de la ganadería, la respuesta al ‘ayúdanos’; una de varias
pues. Sí, claro que me marcó el ‘vete, prepárate y ayúdanos’. Es el motor que
impulsa e inspira mi trabajo de todos los días.
—¿Tus paradigmas?
—El primero que veo en mi larga
lista es Roberto Domínguez Castellanos. Lo recuerdo con una gran capacidad para
generar cosas, para relacionarse con la gente. Él me dio la primera oportunidad
de trabajo como profesor; quería que los muchachos que teníamos habilidades o
que estábamos interesados en la docencia, aprovecháramos el programa de
formación de profesores diseñado para ir preparado docentes. Entramos seis y
quedamos tres. Esto me dio confianza.
José Ramón Martel es otro de
mis paradigmas: lo conocí cuando era coordinador de delegaciones en Banobras y
yo rector interino de la Universidad de Chapingo. Hicimos una buena relación.
Cuando lo nombraron en 1991 como delegado político en Tláhuac me invitó y fui
el subdelegado de Desarrollo Rural. De él recibí las lecciones más importantes
de política y confirmé que la disciplina, la lealtad y la humildad son las
principales virtudes de los hombres públicos.
De Manuel Bartlett capté su
sensibilidad para asimilar en un santiamén cualquier proyecto social. Todo
mundo decía que era un señor caradura bastante riguroso. Lo que yo vi es que es
un tipo bastante firme, de los que hacen las cosas sin pretender quedar bien;
simplemente las hace porque se tienen que hacer. Cuando lo conocí le dije: ‘Señor
gobernador, los mixtecos ya no queremos que la pobreza nos siga flagelando, hay
mucha migración, nos falta agua, no tenemos buenos niveles de producción y aquí
hay una propuesta’. En dos minutos aceptó el programa que se aplicó días
después para en su sexenio hacer productivas muchas miles de hectáreas con
muchos bordos de retención de agua.
Melquíades Morales conoció este
trabajo cuando andaba en precampaña. La gente platicó con él de los pastos de
tres metros de altura, del pasto llanero, del buffel de casi metro y medio. Una
y otra vez le dijeron: ‘es que el ingeniero Jiménez es el que trajo estos
pastos’. Me buscó al inició de su precampaña en el 98. Me comprometí con él y
posteriormente me invitó, me incorporó a su equipo de trabajo. Pasó el tiempo y
tuve la oportunidad de conocer su sensibilidad para escuchar y para tratar a
los demás.
Ya como diputado federal, al
inicio de su gobierno el licenciado Mario Marín me invitó. No lo conocía de
cerca ya que sólo lo había visto en eventos oficiales…
—¿Qué le aconsejarías a quienes quieren ser gobernador?
—Primero que respeten al que
está en turno. Después que controlen sus emociones, que trabajen y que no
adelanten el tiempo. Me parece bastante aventurado que a medio periodo ya haya
quienes quieran sustituir al gobernador Marín. Y por último les diría que no
hay mejor forma para tener responsabilidades superiores que concentrarse en las
cosas que a uno le corresponden en el momento. De lo demás nadie puede asegurar
absolutamente nada.
—¿Tus experiencias negativas?
—Son varias y variadas, desde
desencuentros hasta traiciones. Las he tomado como experiencia y no como algo
que me tenga que quitar el sueño. Una de ellas fue cuando preparaba la elección
de rector de la Universidad. Alguien me dijo: ‘oiga ingeniero, le pide el
profesor Carlos Hank, que considere usted a fulano de tal para contralor’. Le
respondí: ‘le recuerdo que la universidad es autónoma’. Ya te imaginarás: hubo
presiones de todo tipo, sin embargo, el consejo universitario aceptó mi
propuesta de segunda vuelta electoral cuando la diferencia de votos fuera
mínima y ello impidió las manipulaciones de los grupos, como el supuesto del
profesor Hank. También cometí errores producto de la novatez y los asumí para
que otros no tuvieran que soportar las culpas ajenas. Son momentos
desagradables que enseñan a entender que todos somos vulnerables ya sea por
nuestros defectos o los errores de quienes te rodean.
—¿La mejor en el ambiente político?
—Era director de la escuela de
Zootecnia en Chapingo, por elección como candidato único, cuando Hugo Ramírez
Maldonado, mi amigo, se postula por tercera ocasión a la rectoría. Había
perdido las dos anteriores en las cuales estuve con él. La tercera fue la buena
y al tomar posesión me dijo: ¿Y tú qué quieres? Déjame seguir trabajando en
zootecnia, le respondí, apenas llevo ocho meses de los treinta y seis. Después de
dos horas de platica concluyó que lo que hacíamos en zootecnia lo hiciéramos en
toda la universidad. Me convenció y fui designado director general académico.
Dos meses después el rector renuncia para irse a México a Sagarpa y el Consejo
Universitario analiza la situación y me nombra rector interino. Esta es una de
las mejores experiencias, de las más importantes. Otra, la invitación de Mario
Marín que yo no la esperaba. Y la diputación federal que me mostró el mundo de
las grandes decisiones políticas de México.
—¿Qué piensas de la mujer?
—Pues para mí ha sido la guía,
el soporte, la inspiración. Es sin duda el complemento indispensable,
ineludible. Es un ser humano que tiene las mismas o más capacidades que el
hombre. A la mujer le debemos todo lo bueno de la vida. Mi profundo
reconocimiento a ellas que son la obra perfecta de la naturaleza.
—¿Tienes hijos?
—Sí, tengo dos hijas. Una de 25
años la otra de 23. Patricia terminó la
maestría y Karina estudió física matemáticas y cursa la maestría en el
Instituto Politécnico Nacional. Ambas son solteras y están en lo que les gusta
a pesar de que tuve la tentación de que fueran ingenieras agrónomas.
—¿Qué nos puedes decir de la política?
—Que es el arte de unir
voluntades, capacidades, inteligencias. Que la política no es sinónimo de
venganza o agresiones burocráticas. Que es la mejor oportunidad de ayudar a la
gente e influir en el mejoramiento del entorno. Que es el arte que se les da a
quienes tienen la sensibilidad y son disciplinados, leales, respetuosos.
—¿Cuántos libros has publicado?
—Directamente ocho. Te nombro
algunos: Cadenas productivas del estado
de Puebla es uno de ellos. En esta obra encuentras los 466 productos,
plantas, animales y peces que se dan el
estado. Orienta cómo comercializar, qué producir y cuáles las muchas necesidades tecnológicas. También
creamos las Guías básicas de asistencia
técnica para el desarrollo rural; es un documento que permite a los
asesores técnicos tener un instrumento que les ayude a comunicarse con los
productores. Opciones alimenticias del
estado de Puebla es otro de los libros que ayuda a las familias que les
pasa lo que a mi madre: a veces no tienen para comer. Hay 370 opciones
alimenticias útiles no sólo para las familias pobres sino para los restaurantes
que están interesados en la calidad de la cocina mexicana tradicional. Pronto
aparecerá Plantas medicinales del Estado
de Puebla que además del beneficio familiar contiene cuatrocientas opciones
medicinales interesantes para el mundo. E hicimos un catálogo que está por
salir; se llama La guía del emprendedor
en agro negocios. Será de interés para todos, profesionistas, amas de casa,
estudiantes, jubilados, etcétera. Contiene 1045 proyectos e ideas de todo tipo.
—Imagínate un grupo de Jóvenes de diferentes especialidades o vocaciones
o de diversos niveles sociales ¿Cuál podría ser tu mensaje a esos jóvenes?
—Concentrarse en la actividad
en la que se van a desarrollar, en el tema que escojan para crecer profesional
y personalmente. O si no lo tienen identificar para qué es uno bueno, qué es lo
que más se le facilita; identificar los talentos que indudablemente todos
tenemos, que todos tienen, más destacados en unos que en otros, pero
identificar aquello en que uno quiere desarrollarse. No debo omitir otra
recomendación: lograr la independencia financiera lo más rápido que puedan, lo
más pronto que puedan, a través del ahorro y la inversión Yo creo que todo esto
les va a ayudar a eludir lo que podríamos llamar el destino exclusivo para los
mediocres.
¿Algo más que quieras agregar?
—Los medios de comunicación son
muy importantes para todos, en especial para quienes nos dedicamos a la tarea
pública. Siempre lo he dicho: los medios de comunicación me ayudaron a crecer.
Recuerdo mis primeras notas en La Jornada
y en Excélsior. Era rector. Después llego a Puebla y cuando
empiezo a sembrar los pastos y a decir que es una opción productiva, una opción
de diversificación, la prensa local se fija en mi trabajo. Así, entre 1992 y
1999 se manejaron mis temas y, creo, algunos políticos se fijaron en lo que yo
hacía. Por eso digo que los medios me impulsaron, me hicieron. Y por eso les
tengo un gran reconocimiento, un gran respeto. Hasta la fecha sé que los medios
están ávidos de información, que los comunicadores necesitan información y eso
es lo que hemos tratado de dar. Por otra parte tengo que decir que la lealtad,
la disciplina y el trabajo son la mejor fórmula de la vida, que cada quien
tiene su método y un estilo que hay que respetar. Esto es lo que a mí me ha
dado resultado y por ello estoy en un momento productivo muy importante
haciendo todo lo que está a mi alcance para ayudar a la gente, a los pobres, a
los campesinos cuya riqueza ahí está a su alcance pero a veces no la descubren.
Cuando concluyó la entrevista
confirmé que el “ayúdanos” ha sido el mensaje que ronda en la cabeza de Jiménez
Merino, señal o petición que Freud pudo haber adoptado como línea colateral
para sus investigaciones. Supongo que el científico y creador del psicoanálisis
hubiera dicho: “La madre y el niño estuvieron profundamente unidos por las
interacciones somáticas precoces que establecieron la cadena de comunicación
entre ella y su hijo”. Lo que siempre sucede pues. Pero en este caso con
repercusiones sociales muy importantes…
@replicaalex