Texto escrito por un universitario cuyo nombre no menciono por petición expresa porque –dijo– quiere que el lector lo haga suyo y lo difunda
Eres un catalizador. Estás sacando lo mejor de la inmensa mayoría de la
gente. Representas la estupidez, la maldad que anida en la cabeza de muchas
personas. Venturosamente, la mayoría no es como tú. No. Para nada. Somos más,
muchos más, los que aún creemos en la bondad, en el amor al prójimo, en la
tolerancia y en la inclusión. Toma nota presidente: mientras existan personas
que piensen y actúen diferente, habrá esperanza. Así que escucha: ¡Viva la
República latinoamericana! ¡Viva la tez morena enriquecida por el mestizaje de
lo blanco y negro que llegó para quedarse y correr en la sangre orgullosa de
América! ¡Viva la arepa, los tacos, la cachaza, el aguardiente antioqueño, el
mezcal, el tequila, el mariachi, el folclor sudamericano, el Boca, el Nacional
de Medelln, el Santos de Brasil o el Sao Paulo y también los gauchos, los
paisas, los incas, la salsa cubana, el merengue, la samba... Como decía Octavio
paz (lo parafraseo): somos la cultura del maíz, tostados por el sol, bañados por
el agua de nuestros cenotes, playas y ríos; somos arte del barro moldeado por
nuestras tradiciones, por las manos rudas y callosas; somos café, chocolate y
miel; somos albañiles, obreros campesinos; nuestro universo está enriquecido
por mujeres hermosas e inteligentes y las top models Shakiras, Sofías, Thalías;
se escucha el canto, la prosa y la poesía de los Juan Gabriel, Jiménez, Laras,
Velázquez, Nerudas, Octavios, Gabos, Garros, Monsiváis y Fuentes; nos reímos y
disfrutamos el ingenio de los Cantinflas y los Ibargüengoitia; somos pirámides,
Puerto Madero, Río de Janeiro, Canal de Panamá, Machu Pichu, Amazonas, selvas
montañas y mar; somos Costa Rica y Centroamérica; somos el Caribe, las ciudades
amuralladas, Cartagena y Colima; somos casco viejo lleno de nostalgia y aroma a
eso que huele a lo nuestro en Panamá, Puerto Rico y la Habana vieja; somos la
lengua de Cervantes, la más rica y poética acompañada de la sensualidad del
portugués; somos generosos, hospitalarios y solidarios; somos el aroma del suelo
variopinto de Amerindia. Pero también -escucha bien Donald- somos cabrones,
boludos e hijosdeputa cuando de
defender lo nuestro se trata. ¿Te quedó claro? Hoy más que nunca somos
orgullosamente latinos como este o cualquier ciudadano que te escriba encabronado
por tu estulticia, actitud que contraviene la inteligencia del pueblo
estadounidense.
¡Viva México!
¡Viva Latinoamérica!
¡Viva la libertad de disentir!
¡Viva la raza de bronce!