El honor es la poesía del deber.
Alfred Victor de Vigny
Por
Alejandro C. Manjarrez
El
4 de abril de 2008 publiqué lo que a continuación leerá, datos que, según yo,
desvirtúan gran parte de lo que han escrito o dicho algunos detractores del ex
rector, los que usan su sagrado derecho de opinar y los que opinan inducidos por
sus patrones, enemigos políticos del candidato del PRI-Verde Ecologista. Va:
Yo
soy yo y mi circunstancia, dijo José Ortega y Gasset. Un siglo antes Benjamín
Disraeli había dicho que el hombre no es hijo de
las circunstancias sino que las circunstancias son hijas del hombre.
El tiempo ha dado la razón a esos dos pensadores, ya que lo que
ocurre en la política, la academia, la ciencia y la literatura, entre otras de
las actividades del ser humano, confirma que son el hombre o la mujer quienes
con su inteligencia y labor profesionales modelan, reinventan y crean las
circunstancias de su ámbito de trabajo y, por ende, de ellos mismos.
Por ejemplificar con el caso más espectacular de México, ahí
tiene usted a Felipe Calderón, el presidente que para bien o para mal (hizo) de
su gobierno su propia circunstancia, curiosamente la misma de su partido.
Estas no son mas que unas simples reflexiones del columnista,
surgidas después de conocer el resultado de la revisión contable y académica
realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a la Universidad
Autónoma de Puebla. El vínculo o el “botón mental” que trajo a mi memoria los
nombres de Ortega y Gasset y Benjamín Disraeli, fue precisamente el comunicado
de la BUAP que refiere el dictamen que emitió la ASF para de alguna manera
“calificar” el rectorado de Enrique Agüera Ibáñez…
En
uno de los párrafos del comunicado de marras se lee que ”la Auditoría Superior
de la Federación considera que, en términos generales, la BUAP cumplió
razonablemente con el objetivo de orientar su actuación mediante los proyectos
formulados al amparo del Programa Integral de Fortalecimiento Institucional
(PIFI) y con las disposiciones normativas aplicables al ejercicio, registro y
control de los recursos autorizados al amparo del PIFI y del Presupuesto de
Egresos de la Federación para la adquisición de bienes y servicios y para la obra
pública.”
Pero
el resolutivo mencionado va más allá de lo que podríamos llamar un simple
resultado contable y académico. Esto porque la argumentación solventa y valida
la ética laboral tanto del rector como de su equipo de trabajo. También
reconoce y respalda la “transparencia y eficacia con la que se manejaron los
recursos destinados para la reconstrucción y equipamiento del Hospital
Universitario de Puebla”, una de las obras que garantizan la trascendencia
social de la función pública universitaria.
¿Y
cuál es la circunstancia de Enrique Agüera?
Pues
el ser rector de la universidad que lo formó, razón que (me dijo cuando lo
entrevisté para Réplica) lo ha
motivado a trabajar para responder con creces a la responsabilidad que tiene
con su propia conciencia y con el proyecto a futuro de la Universidad Autónoma
de Puebla. (Entonces era él y la Universidad).
Por
lo que podemos percibir, en la misma situación de Agüera se encuentra su equipo
de trabajo. Alfonso Esparza y Óscar Gilbón Rosete, por ejemplo, responsables
directos del buen funcionamiento de la administración del dinero y su control
estricto, lo cual incluye todos los programas que se sustentan en la liquidez
de las finanzas universitarias, acciones que dependen del trabajo de la
Tesorería General, la Dirección General de Obras, del Fondo de Aportaciones
Múltiples, de la Dirección de Competitividad Académica y del Programa de
Mejoramiento del Profesorado. Así pues, Esparza, Gilbón y cada uno de los
vicerrectores y directores de las diferentes carreras, también son ellos y su
propia circunstancia.
Esta
validación del manejo de los recursos que entrega la Federación a la BUAP, se
deriva de la rendición trimestral de cuentas que presenta la Universidad a ese
órgano federal, el máximo revisor de las cuentas públicas del país (a la sazón
gobernado por el PAN). Es un trabajo que, como lo manifestó Gilbón Rosete,
contralor general, nunca termina. Y a ello agregue el lector que se trata de
una labor cuyo éxito depende de cómo se pongan la camiseta los funcionarios de
la Universidad, entendidos de que, debo insistir, ellos son su propia
circunstancia...
Hasta
aquí la larga cita.
Hoy Agüera es el candidato del PRI-Verde a la presidencia
municipal de Puebla capital. También es el adversario del PAN-Gobierno cuyo
objetivo es derrotarlo a como dé lugar. Cambiaron los tiempos y Enrique Agüera
Ibañez sigue en la misma línea, es él y su circunstancia, en esta ocasión la
del guerrero que ingresó a la batalla rodeado de traidores y enfrentándose al
ejército de un general acostumbrado a ganar sus propias guerras, tal y como lo
planteó Disraelí.
@replicaalex