Por
Alejandro C. Manjarrez
Escena uno
Música
de fondo: guitarra de Francisco Rodríguez (La Llorona, Martirio)
Rafael
Moreno Valle y José Cabalán Macari Álvaro, afianzaron su relación personal poco
antes de cumplir las 30 primaveras. Ocurrió en Puebla, cuando uno llegó a
hacerse cargo de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social y el otro pasaba
parte de su tiempo en el gimnasio.
Allí, en
Acuática, entre sudores y pujidos, ambos cultivaron amistad y cuerpo.
Cabalán
ingresó a la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social como sub director de
Adquisiciones. Entonces vigilaba que los proveedores cumplieran con los
requisitos de ley. Así, tuvo oportunidad de seleccionar a quienes tenía que
apoyar para que, con el tiempo y un ganchito, le ayudaran a crear la red de
relaciones comerciales, base de la estructura empresarial que hoy busca cambiar
el rostro de Puebla; ninguno, que conste, alma de la caridad.
El
siguiente nombramiento importante lo obtuvo ya siendo gobernador su amigo Rafael
Moreno Valle: llegó como titular a la Secretaría de Administración, espacio
donde tendría la oportunidad de aprender cómo diablos se maneja la cosa
pública. Y lo aprendió.
¡Oleee!
Escena dos
Música
de fondo: Imagine, de John Lennon
José
Antonio Gali Fayad se acercó a Rafael, algunas veces apoyándose en las
relaciones políticas de su concuño Jorge Charbel Estefan Chidiac.
Hubo
química debido al desparpajo social que les hacía visibles en las reuniones de
amigos y de negocios donde el futuro de Moreno Valle fue el hilo conductor.
Mientras Tony cantaba y Rafa aplaudía, fue dándose el compromiso de amigos
basado en el éxito y el poder económico de los dos. Y también en el intercambio
de influencias; la política y la fiscal.
Gali se
adicionó encantado al proyecto político–financiero de Rafael, incluidas las
campañas y las charolas, los grupos de capitales y las cofradías que caben en
la definición de “El Tlacuache” César Garizurieta (vivir fuera del presupuesto
es vivir en el error). Ahí la llevaba hasta que Moreno Valle lo integró a su
gabinete como secretario de Infraestructura. Y en ese cargo, valiéndose del
talento de sus hijos, inició la cosecha de intereses y voluntades.
Estaba
hecho el tamal.
Tony
entregó a Cabalán la Secretaría de Infraestructura para irse a buscar la presidencia
municipal de Puebla.
Macari
emprendió sin problema la segunda etapa constructiva con la orden de hacer de
Puebla una ciudad rodeada de fierros blancos, algunos pintados de azul. Todo
ello, obvio, bajo la orientación y liderazgo de Rafael: había que consolidar su
imagen dotándola del halo de eficiencia en el ejercicio de la cosa pública.
Antes de
llegar a la alcaldía, Tony mejoró su perfil académico gracias a los programas
del Instituto de Administración Pública del Estado de Puebla, en tanto que el
esforzado y tozudo Cabalán concluía la licenciatura en la Ibero, estudios que le
llevaron poco menos de diez años.
Lo demás
fue lo de menos.
La
imaginación abrió la puerta del futuro.
El
proyecto Los Pinos iba sobre rieles.
Y la
estirpe Gali se trepó al tren de la revolución morenovallista.
Escena tres
Música
de fondo:
No
pregunten quién soy. Canta Chabela Vargas
Los
tres, Rafael, Tony y Cabalán, han popularizado sus efigies. Solos, solitos,
auto aislados, posan para la foto que publica la prensa escrita y electrónica.
Aparecen como el marco que adorna los puentes atirantados, las calles de
concreto y uno que otro parque de cemento con andadores desiertos, zonas donde
predominan los fierros variopintos, digamos que de estética minimalista completada
con plantas secas, mismas que emergen de la grava negra y las piedras blancas.
Ah, y el Auditorio Metropolitano cuya fachada original (antes cálida) quedó
cubierta con acero, vidrio y aluminio.
“No
pregunten quién soy porque no se los digo”
Gali y
Macari han sido testigos y en algún caso víctimas del reclamo airado de su jefe.
Aguantaron vara y se volvieron confiables. Por eso llegaron al estrellato morenovallista,
espacio en el cual Gali tiene el privilegio de ser acompañado de sus vástagos,
uno de ellos destacado miembro del Gabinete poblano.
Puebla
es, pues, un bonito selfie, el plató exclusivo para los amigos del mandatario,
la foto que nos muestra al supuesto sucesor de Rafael, el que acompañado de los
diputados digitales defenderá el gran proyecto llamado Los Pinos.
@replicaalex