Por
Alejandro C. Manjarrez
No
hay duda: el gobernador Rafael Moreno Valle es un chingón; fantastic, dirían sus maestros de Boston.
Le
ha dado a la política local y nacional un toque harvariano aderezado con dosis
del estilo chicharronero puesto en boga por Gonzalo N. Santos, por citar a uno
de los distinguidos hombres de horca y cuchillo.
Vea
usted:
Cambió
la naturaleza política de dos que tres de los partidos nacionales y concibió a
uno estatal.
Inventó
líderes partidistas y avezados legisladores.
Convirtió
al PAN nacional en la holding desde la cual promueve y controla la política
electoral de Gustavo Madero y adláteres.
Colocó
a su brother Marcelo García Almaguer
en la titularidad de la Dirección de Comunicación Social del blanquiazul. La
intención: establecer la plataforma propagandística que, suponen ambos, deberá
proyectarlo a la candidatura presidencial del 2018.
¡Es
un fregón!
Hizo
panistas y perredistas a los otrora distinguidos priistas de prosapia o
vocación digamos que revolucionaria, mismos que —valga la alegoría— alimentaron
su nacionalismo con las mieles de la diosa Mayáhuel. Uno de ellos, Eukid
Castañón, quedó en la lista de candidatos cinchos plurinominales de Acción
Nacional. Otro, Luis Maldonado Venegas, aseguró la diputación federal por el
Partido de la Revolución Democrática.
Aplicó
la máxima que le endilgan a Maquiavelo (divide y vencerás) para que el PAN se
quedara sin sus militantes custodios y/o vigilantes del ideario que legó Manuel
Gómez Morín.
¡Es
un iluminado!
Inspirado
en Dracón y Cromwell concibió y ordenó legislar las leyes que —diría Andrés
Manuel López Obrador— le dieron celebridad como mandatario represor, dictador e
intolerante.
Pactó
con el chamuco para que las críticas, gritos, protestas y denuncias de
ciudadanos perseguidos, encarcelados y afectados, le hicieran lo que el viento a
Juárez.
Se
valió de la sabiduría de Sun Tzu y resistió estoico los coletazos que produjo
la detención, enjuiciamiento y cárcel de quien lo ayudó para llegar a la
gubernatura: la maestra Elba Esther Gordillo Morales.
¡Es
un innovador!
Implantó
en Puebla un nuevo sistema que, de vivir, hubiese dejado estupefactos a Platón y
Aristóteles. Esto porque mezcló el estilo monárquico con la democracia, la
dictadura y el despotismo ilustrado, creando así a una nueva clase política
cuyos miembros podrían llegar a ser una especie de burdéganos, o sea híbridos
ideológicos.
Como
buen estratega y/o buscador de talentos, descubrió, promovió, placeó e hizo
alcaldes a quienes, sin rechistar, podrían interpretar sus deseos de
trascendencia política, circunstancia ésta que lo convirtió en presidente
municipal de facto de varios de los municipios importantes del estado.
Tuvo
la visión para bloquear a la prensa crítica e impulsar a los medios de comunicación
dispuestos a arrogarse el papel de sus panegiristas, acciones que hasta ayer no
habían afectado su psiquis.
¡Es
un chido!
Ha
podido mantener el gasto público y el pago de rentas por los PPS —además de los
viáticos, vehículos de tierra y aire, vuelos charter y otras disposiciones personales—. Para ello disminuyó
salarios y personal valiéndose de distintas e inteligentes acciones decidido a librarse
de las consecuencias que produce la aparente falta de sensibilidad social.
¡Es
un chingón!
A
poco no…
@replicaalex