miércoles, 11 de mayo de 2016

Puebla, el parto de los montes


Por Alejandro C. Manjarrez
Las campañas electorales han servido para mostrar a la sociedad las vergüenzas que habían permanecido ocultas entre las ondas hertzianas, las líneas ágata y las imágenes de la televisión alquilada: los anuncios y convenios publicitarios del gobierno morenovallista, dejaron su espacio para que salieran a la luz pública las denuncias sobre la corrupción, digamos que institucionalizada.
Habría que agradecérselo al PAN de Marcelo García Almaguer (o de Rafael Moreno Valle, que es casi lo mismo) porque, chambonamente, los genios del marketing lanzaron al aire una campaña de desprestigio contra Blanca Alcalá Ruiz, acción que propició la reacción de los estrategas del PRI cuya defensa fue exhibir a José Antonio Gali Fayad tachándolo, eufemísticamente, como un hombre de riqueza inexplicable. Dicho de otra manera: el gobierno local atacó con todo a la carta política del gobierno federal. Y éste ha accionado su estructura mediática y judicial para mostrar cómo es la realidad de quien busca ocupar la titularidad del poder Ejecutivo estatal… y en un descuido hasta la situación personal del gobernador que, cual gorrioncillo, se ha puesto de pechito al conceder (u ordenar) que su partido haga uso de la estructura del gobierno estatal.
Si ello no fuera suficiente, el PAN (o Marcelo o Rafael, vaya usted a saber) emprendió una campaña contra Ana Teresa Aranda y Roxana Luna quienes —igual que Blanca— resultaron candidatas incómodas para esta administración cuasi virreinal. Es obvio que el mandatario poblano no quería que fueran postuladas, la primera debido a su obligada vocación anti morenovallista, y la segunda por haberse tomado la libertad de alterar el proyecto aliancista (PRD-PAN), además, claro, de arrogarse la defensa de los afectados por el gobierno de Puebla (asesinados, perseguidos, opacidad, cerrazón y presos políticos).
A lo anterior agregue el lector el desbarajuste que ocasionó el férreo control oficial de los medios de comunicación alejados de la ética periodística. Por ello, por los compromisos con el gobierno (o tal vez, según trascendió, por la extorsión de éste), se produjo uno de los más vergonzosos pleitos entre periodistas y políticos, caos que afecta el futuro de los hijos de quienes directamente están involucrados en la contienda electoral.
Sin embargo, no cabe duda que semejante barullo político-electoral tiene ya su lado positivo: se corrió el telón para que sobre el escenario mediático aparezca de cuerpo entero la impunidad que parecía amparada por el poder cuyo representante —ya lo vimos— se ha dejado llevar por el entusiasmo que conlleva la candidatura presidencial del 2018, obsesión que perjudica a los gobernados quienes, sin distinción de credo, sexo o filiación política, han sido tratados como si carecieran de inteligencia.
Parto de los montes
¿Quién ganará la mini gubernatura de Puebla?
Podría ser Tony Gali o quizá Blanca Alcalá. Dependerá, no de las encuestas ni del proselitismo legal, sino del efecto nocivo que produzcan las campañas negras y también de la atomización del sufragio, efecto éste propiciado por la presencia de Ana Teresa Aranda, Roxana Luna Porquillo y Abraham Quiroz Palacios. La primera captando a los votantes indecisos y a los panistas molestos con la manipulación de su partido. Roxana llevándose el sufragio de los perredistas, antes voto cautivo de la estructura electoral del gobierno. Y Quiroz validando, obvio, el voto a favor de Morena o de Andrés Manuel López Obrador.
Según parece, es probable que el ganador sea Tony Gali, resultado que ubicaría a Puebla como la nueva sede de la fábula denominda “El parto de los montes”: mucho estruendo, grandes volutas de ceniza, derrame de magma, temblores y explosiones. Y todo para dar a luz un ratón.
@replicaalex