miércoles, 7 de septiembre de 2016

El muro de Trump, vaya ingenuidad


Por Alejandro C. Manjarrez
Dolia Estévez realizó una serie de entrevistas con varios de los embajadores de Estados Unidos asignados a nuestro país en los últimos 34 años. El libro contiene diversas opiniones y experiencias, criterios que definen a México como un socio estratégico y, por ende, respetado por necesidad u obligación diplomática. No cuesta trabajo entenderlo si tomamos en cuenta lo dicho por Carlos Pascual, por ejemplo, embajador de 2009 a 2011: “Ninguna otra relación afecta más directamente las vidas de los ciudadanos estadounidenses que la relación con México” (El embajador, Ed. Planeta, 2013).
A partir del contenido de las nueve entrevistas publicadas en el libro de marras, tenemos que concluir que la relación del vecino país con México se basa, precisamente, en la estabilidad económica, política y social de nuestra nación, principio que nos muestra el por qué los gobiernos de ambos países se han visto estimulados u obligados a llevar la fiesta en paz. Esto no obstante los desencuentros de los mandatos de ambas naciones, colisiones en parte consecuencia de las Constituciones, en un caso, la que privilegia el interés privado, y en el otro, la que antepone a lo privado el interés de la sociedad.
A partir de ello se puede decir que la propuesta de Donald Trump está destinada al fracaso. Es probable, pues, que lo del muro quede registrado en la historia como una de las tantas puntadas del candidato lenguaraz cuyo discurso lleva el tufo que despiden las acciones de los comerciantes de armas empeñados en convertir a Estados Unidos en una ínsula bélica rodeada de murallas equipadas con tecnología de punta. Empero, si acaso Trump llegara a habitar la Casa Blanca, la historia, los intereses políticos y la política internacional de su país, lo obligarían a tragarse sus amenazas o, de concretar lo que por ahora parecen balandronadas, a detonar la inestabilidad, la desesperanza y las desigualdades políticas, sociales y económicas que acompañan a los gobiernos tiránicos.
He ilustrado este breve comentario con la bandera rasgada por un rayo, gráfico que forma parte de un revelador estudio sobre México, trabajo que usted puede leer en la página http://www.voltairenet.org/article192953.html .
En efecto, como lo muestra ese estudio en particular y otros más que señalan los daños ocasionados por los personeros del capitalismo de cuates (legión preparada en la misma escuela económica del candidato Trump), México padece el embate de grupos de tensión (financiados o no) cuyo éxito se basa en hacer fracasar al gobierno, circunstancia ésta que —de acuerdo con lo dicho por los embajadores entrevistados por Dolia Estévez— propiciaría que el gobierno estadounidense se avoque a lo que siempre ha hecho para que México resuelva sus problemas, antes de que se convierta en un vecino cuyos conflictos internos trastoquen la economía de Estados Unidos de Norteamérica (y la del mundo globalizado). Por eso digo que lo del muro en la frontera norte es una ingenuidad rayana en la estupidez, actitud que, además de perturbar a las sociedades de uno y otro lado, causaría un daño terrible a las especies endémicas y, obvio, al equilibrio ecológico.
Así que para qué buscarle chichis a las víboras
@replicaalex