Por
Alejandro C. Manjarrez
Más
vale maña que fuerza
Se
ha dicho que Martha Erika Alonso es clon de su marido Rafael Moreno Valle. Es
posible. Lo que salta a la vista es su carácter e inteligencia, características
que se fueron adaptando al estilo controversial de Rafa. No pasó mucho tiempo
para que ella se convirtiera en confidente, conductora política y terapeuta
emocional de él. Compartió así los problemas cotidianos del gobernador. Y
además se involucró en sus soluciones.
Tenemos,
pues, que a pesar de no haber concebido hijos, la pareja Moreno Valle-Alonso
Hidalgo construyó un matrimonio bien avenido. De tal unión nació un ente, cosa,
ánima o espíritu (Aristóteles le llamaba Daimon
y sor Juana Sombra) que los mantuvo y mantiene activos y unidos en
la lucha por el Poder (Guillermo del Toro podría inspirarse en ellos para otra
película). Esta actitud los transformó en una singular pareja cuyo éxito se debe
a su pragmatismo, praxis que —para arrobo de sus seguidores— combinan con una empatía
digamos que seductora. De seguir como van podrían convertirse en leyendas o
personajes que nos recuerden a Enrique VIII, Luis XIV, Rasputín, Goebbels o,
para ubicarnos en la aldea poblana, al atrabiliario gobernador cuya presencia
pública hacia temblar a los ciudadanos que diferían o criticaban sus excesos: me
refiero a Mucio P. Martínez.
Martha
Erika es una mujer decidida a enfrentar cualesquiera de los retos que impone el
uso y usufructo del poder. En esta característica, precisamente, podría encontrarse
su debilidad como candidato a suceder a su esposo (digo esposo porque todos
sabemos que Tony hace lo que dice Rafa). Esto porque una buena parte de los
poblanos la ve como la extensión del mando morenovallista con un terrible agregado:
temen que de ganar la gubernatura, ella dé continuidad y exacerbe el estilo
persecutorio y vengativo impuesto por su marido. Es el sentir de varios de los perseguidos
(o encarcelados en aquel calamitoso mandato constitucional), miedo que comparten
muchos de los empleados del gobierno estatal, principalmente.
Por
todo ello no es arriesgado afirmar que cuando, para efectos de difusión
propagandística, Martha Erika se quitó el apellido Moreno Valle, lo hizo consciente
de que la relación conyugal podría operar como un pesado lastre electoral
(suman miles los afectados por su marido). Es obvio que tal deslinde forma
parte de una estrategia diseñada con la idea de propiciar la continuidad al
maximato morenovallista, mismo que cuenta con el apoyo de la nueva aristocracia
camotera integrada por los que desean dar continuidad a la monarquía del
milenio. Es la misión de, entre otros, los futuros diputados y alcaldes
postulados por el dedazo de su líder y paradigma.
Es
obvio que aquel frustrado desmarque conyugal forma parte de una estrategia
mediática, maniobra que resultó fallida debido a lo apuntado en los primeros
párrafos de esta columna. Nadie se tragó el cuento pues. Menos aún los
adversarios del morenovallismo enterados y sorprendidos con la operación que
lleva a cabo la estructura electoral iniciada por Rafael siendo titular de la
Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social del gobierno melquiadista. Ella
primero fue testigo de calidad para después convertirse en avanzado aprendiz de
ese tipo de manejos, experiencias que finalmente la integraron a la gran operación
diseñada con la intención de conservar el control político de Puebla. Si acaso
lo duda recuerde usted el siguiente dato: su compañero y querido Rafa movió las
fichas del PAN poblano para nombrarla (como lo hizo) secretaria general
encargada y conductora de las acciones políticas de ese partido, ortodoxas unas
y heterodoxas otras. Así, sin rechistar, el presidente de utilería las acató disciplinado.
Pero apareció…
La boñiga
Parecía
que tanto la candidatura como el triunfo en las urnas estaban planchados. El
aval de Ricardo Anaya y la festinada simpatía o amistad personal de José
Antonio Meade con el ex gobernador, anticipaban el triunfo de la esposa de Rafael
Moreno Valle. Trascendió que existía un supuesto acuerdo en contra del PRI,
idea que obligó al candidato presidencial de este partido a deslindarse
brindándole su apoyo irrestricto a Enrique Doger Guerrero. Después salieron a
la luz pública los negocios inmobiliarios de Ricardo, circunstancia que generó
una intensa guerra de lodo. Antes de que ocurriera este escandalo, Andrés
Manuel López Obrador ya había mostrado en Puebla su músculo político-electoral,
fuerza y presencia política que impulsó la candidatura de Miguel Barbosa Huerta.
Sobre
el escenario del poder poblano aparecieron los primeros nubarrones negros. Por
un lado Barbosa mostrándose decidido y comprometido a meter a la cárcel a
Moreno Valle. Lo dijo antes de que el exgobernador fuera postulado para ocupar
un escaño pluri en el Senado de la República y por ende obtener el fuero que lo
ubicará en los espacios de la impunidad. Barbosa había sembrado la duda si
Moreno Valle era o no un corrupto sofisticado o descarado. Por otra parte
Enrique Doger Guerrero abrió su artillería conceptual con la intención de
desligarse de lo que parecía una amistad política entre él y Rafael. Para
completar ese cuadro de probables calamidades en perjuicio del esposo de Martha
Erika, Ricardo Anaya declaró la guerra mediática al presidente de México,
contingencia que —dicen las malas o buenas lenguas— fue auspiciada por los
datos que obtuvieron los espías de su propio partido, algunos de ellos
afiliados al morenovallismo.
Lo
anterior, que he apuntado de manera sucinta, obliga a suponer que Puebla podría
quedar atrapada en medio de borrascas políticas. Y que uno de los protagonista será
quien le juró amor eterno a Martha Erika, la candidata del poder chicharronero. Veamos:
a)
Si
Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México y Martha Erika la
gubernatura de Puebla, la gestión de Rafael Moreno Valle sería sometida a
profundos y draconianos análisis jurídicos que permitieran al Peje demostrar
que su palabra es ley. Por su parte Barbosa impugnaría el resultado electoral
basándose en la operación fraudulenta puesta en acción por la estructura morenovallista,
grupos financiados —dirán los voceros de la oposición— por el gobierno de
Puebla y los contratistas que figuran en el padrón estatal de proveedores.
b)
Si
los estudios demoscópicos ubican a Miguel Barbosa Huerta como probable
triunfador, la mencionada estructura electoral podría recibir la instrucción
para que el “logaritmo mágico” pueda inclinar la balanza a favor del priista
Enrique Doger Guerrero. Según parece a Moreno Valle le sería más fácil negociar
con un gobierno concertador que con un mandatario comprometido con la aplaudida
propuesta de encarcelarlo.
c)
Si
repuntase la candidatura de Pepe Meade podría ocurrir un fenómeno local digamos
que controlable: más que el voto diferenciado, las huestes de Rafa serían
incentivadas a votar por el candidato priista. Esto con el interés de obtener
algo parecido a una patente de corzo.
d)
Si
llegara a ganar Ricardo Anaya y en consecuencia Martha Erika regresara a vivir
a Casa Puebla, se consolidaría el proyecto de largo aliento concebido y
encauzado por Rafael, ella incluida y desde luego los colaboradores cuasi
familia, varios de ellos designados para llegar al Congreso Local a controlar
daños y poner a funcionar el plan “C”.
e)
Si
el triunfador de la elección poblana fuese Enrique Doger Guerrero, Rafael
Moreno Valle, después de negociar con Doger, lucharía contra el destino de los
políticos terminales. ¿Cómo? Pues invirtiendo dinero y valiéndose de la
información que durante años ha recabado con un sólo objetivo: mantenerse en el
poder hasta el último de sus alientos. Es este escenario coincido con los
analistas que lo ubican en la presidencia nacional del PAN.
No hay duda: más
que clon, Martha Erika Alonso Hidalgo de Moreno Valle es uno de los tentáculos
del poder que construyó su marido basándose en el ejemplo de su abuelo, el
general y doctor, y mejorando las prácticas político-electorales que aprendió
de sus maestros, uno de ellos Melquiades Morales Flores y la otra Elba Esther
Gordillo Morales. Un caso real del alumno que superó a sus mentores, hoy
maestro del equipo que encabeza Martha Erika.
@replicaalex