Por Alejandro C. Manjarrez
Ni modo: como Rafael Moreno Valle es la
estrella del gobierno poblano colocado ya en la orilla del tobogán, resulta
obligado escribir sobre lo que le depara el futuro, que por cierto se parece a
las fotografías blanco y negro de alto contraste. Esto porque su resplandor ha formado
las enormes sombras que lo persiguen. Veamos algunas:
1. Después
de promulgadas las reformas constitucionales, bajó la presión que durante
un año condujo el comportamiento y hasta los gestos de Enrique Peña Nieto. Hoy
el Presidente de México está más suelto, relajado y metido de lleno en el
ejercicio del poder republicano, reacomodo que incluye el control de las
instituciones. Esto le ha restado importancia a la condición de mediador que
los gobernadores delegaron en Moreno Valle, cuando el Pacto por México era el
eje fundamental de la política nacional. Por ello el poblano pasará a ser es un
integrante más de la Conago, con una obligación para él excepcional e incluso
frustrante: la prudencia, actitud que lo exhorta a evitar los excesos del poder,
incluidos los mediáticos.
2. En
lo que es el inicio del presidencialismo renovado, el PRI habrá de
comportarse como partido en el poder: además de repercutir y promocionar los
actos del Presidente Peña, la dirigencia nacional necesita demostrar que la
democracia no es concesión ni gracia de los gobernadores, incluidos los
priistas. De ahí que el gobierno de Puebla esté en la mira de los hombres del
Presidente debido a que cinco de los partidos actúan de acuerdo con las
instrucciones de Rafael Moreno Valle
3. Una
vez promulgada la Reforma Política e instalada la estructura del Instituto
Nacional Electoral, los consejeros del IEEP pasarán a mejor vida burocrática;
es decir, Moreno Valle perderá el control de las elecciones y, por ende, de los
cinco membretes partidistas que dependen de él o de su gobierno, que es lo
mismo. Seguir metiendo mano en los procesos político-electorales, lo pondría en
el umbral de las denuncias que conocerá la Fiscalía de la Nación. Dicho lisa y
llanamente: de persistir la manipulación en esta área, el mandatario no podría escapar
a las imputaciones que lo ubicarían como presunto
delincuente electoral.
4. Es
prácticamente imposible pero Rafael tendrá que borrar de los anales el hito
histórico que forma la mayoría de los diputados locales (o sea el Congreso
poblano, casi en pleno): son y seguramente seguirán siendo sus empleados y
operadores políticos. Lo curioso es que estamos ante un fenómeno de origen
priista (de la vieja estirpe) que, de persistir, sería señalado y combatido por el nuevo PRI. Pero si acaso la nueva
dirigencia estatal priista se negara a cumplir esta digamos que obligación
ética, avalaría aquello de que siguen siendo comparsas del morenovallismo. Y esto daría el tiro de gracia al PRI
poblano. ¡Vaya sombra!
5. El
factor Elba Esther Gordillo conservará su condición de lastre del
mandatario estatal poblano. He aquí las razones:
Si partimos de la postulación al senado
y rematamos con el apoyo logístico electoral que causó la derrota del PRI en el
estado de Puebla, tenemos que concluir que Moreno Valle le debe la gubernatura
a la Maestra, referencia que habrá de prevalecer en el cerebro político de
Enrique Peña Nieto. Recordemos que por ella el PAN ganó la presidencia de la
República y que gracias a ella el PRI se resquebrajó para perder desde elecciones
hasta militantes además de presencia nacional. Aquel es pues un agravio que le
fue cobrado en parte a doña Elba. Empero, como reza el corrido popular que
sirvió de epígrafe a El Llano en llamas
de Juan Rulfo: “Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos...”
6. Y sí, como escribió Rulfo, “el viento
que (sopla) desde abajo nos trajo un
tumulto de voces amontonadas, haciendo un ruido igual al que hace el agua
crecida cuando rueda sobre los pedregales”. Son las señales captadas en las
páginas de la prensa libre que, paradójicamente, resultó impulsada por la
actitud refractaria del mandatario poblano. Ya lo sabe el lector pero vale la
pena repetirlo: con su dedo flamígero, Moreno Valle trazó la línea que separa
la elegía mediática de la ética periodística. Y esto me lleva al siguiente
punto:
7. La
prensa auténtica seguirá atenta a las acciones del gobierno de Puebla y su
gobernador. En una de esas hasta podría descubrir los vínculos de funcionarios
con los empresarios que han hecho muy buenos negocios en Puebla, operaciones
basadas en la información privilegiada. Por ejemplo: la infraestructura
comercial de San José Chiapa que inició su construcción en los terrenos
adquiridos antes del aviso oficial sobre la determinación de la empresa Audi,
decisión relativa a asentarse en Puebla. O los beneficios etiquetados y
derivados de la privatización y contratación de empresas extranjeras
convenientes para el poder político estatal. Y qué decir de los Proyectos para
la Prestación de Servicios (PPS)…
En fin, lo bueno de estos cambios,
encuentros, divergencias y reencuentros está en que el gobierno rescató del
ostracismo a varios periodistas que habían olvidado que el nuestro es un oficio
de crítica y no de elogios para quienes tienen la obligación de administrar el
dinero del pueblo con honestidad y ética pública. Y que conste que no lo hizo
de manera consciente sino casual. Y aquí concluyo con el siguiente y breve
punto:
8. Por todo lo dicho renglones arriba, la prensa libre seguirá fortaleciéndose,
circunstancia que hará las veces de parteaguas a la política de Puebla. Y ¡guay
de aquel que la menosprecie o ataque!, diría el poblano Luis Cabrera Lobato.
@replicaalex