Por
Alejandro C. Manjarrez
“Rafael
no será gobernador —dijo Gustavo Abel Hernández—. El tipo ve a la política como
si fuese un juego de computadora...”
La
opinión fue vertida después de compartirme su percepción sobre Rafael Moreno
Valle, a quien, por aquellos entonces, Gustavo equiparó con alguno de los
dioses del Olimpo, el que no incluyó Salomón de la Selva en su libro La ilustre familia•.
Pasaron
los años y el equívoco debe haber apenado a mi amigo intelectual que —aseguraban sus compañeros de la UNAM— hacía hablar a los “animales políticos” (los asesoraba y les
preparaba discursos, entre otros servicios de apoyo profesional). Por ello, por
la fama de Gustavo, éste fue convocado para ayudar al en esa época secretario
de Finanzas y Desarrollo Social, un hombre cuyo objetivo era (y todavía lo es)
llegar a sentarse en la silla del águila.
Falló
Gustavo. Sin embargo, en lo que acertó fue en que la computadora parecía el
corazón y la mente de Rafael: éste le había confiado que la usaba para todo,
incluso para elaborar las proyecciones político–sociales, costumbre que —digo yo— lo metió en los pantanosos terrenos
de la controversia con los ciudadanos, del ataque a los medios de comunicación
locales, de la respuesta asertiva de periodistas críticos y, por burda, de la
vergonzosa lisonja periodística a cargo de plumas mercenarias.
Debido
a la distancia entre la realidad virtual y la realidad social, a estas alturas la
imagen de Moreno Valle dista mucho de ser la originalmente planeada por su staff. Entre otras causas, las
imponderables, está la estrepitosa caída de su madrina Elba Esther Gordillo,
por ejemplo; o el que el PAN no haya podido conservar la presidencia de México;
o que él llegara a convertirse en algo así como la “pieza clave” que sirve al
PRI de Enrique Peña Nieto. Esto último, que conste, basado en que el poder del
Presidente crecerá en la medida en que los gobernantes de la oposición comentan
tonterías y se desgasten.
Vox populi
Concluí
la columna anterior (“Moreno Valle, gobernador sui generis”) con el pronóstico
de Manuel Sánchez Pontón, una de las víctimas del autoritarismo y la
chambonería gubernamentales de hace casi medio siglo. Como lo escribí, mi
esposa y yo esperábamos el inicio de la ceremonia de entrega del Premio Cuauhtémoc–Moctezuma
al Periodismo Poblano. Cuando pregunté al decano de la prensa de Puebla su
opinión sobre el futuro del gobernador, su respuesta fue tajante: “Se puso la
soga en el cuello y día con día la jala. Caerá como su abuelo”.
Vacilé
al escucharlo. Empero, minutos después, desapareció aquel mi recelo basado en
los motivos anímicos de don Manuel (uno de ellos —quizá el principal—, que el gobierno del general y doctor Moreno Valle fue quien
autorizó y permitió las operaciones que produjeron decenas de ciudadanos
muertos en el municipio de Huehuetlán, donde el pueblo se había manifestado en
contra de la imposición del alcalde. Y también la golpiza que casi mata al
periodista en comento, en esos días corresponsal de Excélsior y autor de la nota que manejó el escandaloso hecho).
Mi
recapitulación ocurrió en cuanto los oradores del acto expusieron la motivación
de los organizadores para premiar a jóvenes periodistas y fotógrafos poblanos. Gerardo
Galarza, director editorial adjunto del periódico Excélsior, habló a nombre de los jueces. Sus palabras de alguna
manera validaron el presagio de don Manuel: Gerardo hizo referencia al espíritu
crítico en los trabajos que presentaron los más de ochenta participantes.
Poco
antes de concluir la ceremonia llegó prácticamente corriendo la periodista Guadalupe
Loaeza, Y a ella le correspondió cerrar el acto con un discurso amable y terso
pero altamente revelador. Dijo estar impresionada porque las aportaciones de
los concursantes le mostraron que en Puebla existe un sentimiento crítico hacia
el gobierno (o sea Rafael Moreno Valle) “Se nota que en Puebla la gente está
muy enojada y que ya no tienen miedo”. Digo “altamente revelador” basándome en que
meses antes Loaeza había escrito una nota laudatoria dedicada a Rafael. Pensé
en ello y me quedé con la espinita clavada hasta que concluyó la reunión.
Al
despedirme de los periodistas me encontré con una colega, quizá la de más
experiencia en el ámbito reporteril, escrito y radiofónico. Salió a colación el
nombre del mandatario y la reportera espetó: “¡Qué bueno que no vino! En la
entrega anterior se portó muy grosero, como un patán. Le faltó el respeto al
gremio y su actitud ofendió a los organizadores, o sea los miembros del jurado
y los representantes de la Cervecería. ¡Qué bueno que no vino!”
No
obstante el presagio de Manuel Sánchez Pontón y las opiniones que escuché. más
el contenido de los trabajos presentados por los jóvenes periodistas poblanos,
yo creo que Rafael Moreno Valle no va a caer. Además de suertudo, el tipo se ha
convertido —como lo menciono líneas
arriba— en un gobernador útil para
los propósitos del gobierno de Enrique peña Nieto, cuyo plan se basa en el
desprestigio de los mandatarios de la oposición, sean éstos puros, variopintos,
corruptos, mañosos o traidores al PRI.
Concluyo
parafraseando a Gustavo Abel Hernández: Moreno Valle nunca será Presidente de
México. Si falla mi “predicción”, tendré que pedir asilo político a la hermana
República de Yucatán.
@replicaalex
•La
ilustre familia, es un libro perfecto por su edición
y construcción literaria, sin guiones ni “viudas” ni “huérfanos”. Trata sobre
la historia del Olimpo vista con los ojos de Salomón de la Selva, poeta y
novelista nacido en Nicaragua. Su hermano Rogerio fue secretario privado del
Presidente Miguel Alemán y el único extranjero que ha pronunciado parte de un
informe presidencial: Alemán se había quedado afónico y ya no pudo concluirlo.