miércoles, 29 de octubre de 2014

Rafael Moreno Valle placeó a su esposa



Por Manola Álvarez Sepúlveda

En el homenaje por el 61 aniversario del otorgamiento del derecho al voto a las mujeres, mismo que el pasado 27 de octubre llevó a cabo la Comisión de Equidad de Género del Congreso del Estado, hubo circunstancias que hacen reflexionar.

La primera: se realizó once días después del la fecha establecida en el acuerdo de la mencionada Comisión.

La segunda: el retraso se debió a que los diputados morenovallistas estaban “muy ocupados” defendiendo a su gobernador de los señalamientos sobre las violaciones a los derechos humanos en contra de los ciudadanos de Chalchihuapan y las Cholulas.

Dudas, atraso y compromisos aparte, da tristeza que el Congreso del Estado se haya convertido en un salón de eventos autorizados, desde luego, por el titular del poder Ejecutivo. Por ello, por la frivolidad del jefe de los diputados, el poder Legislativo abandonó la solemnidad republicana.

Existe un protocolo en la Ley Orgánica que establece cómo deben realizarse las sesiones, ya sea las ordinarias o las solemnes. En ellas debe estar presente la Mesa Directiva y seguir los pasos para la instalación y desarrollo de las sesiones. En el presídium, cuando hay presencia de otros poderes, se instalan los representantes y se les menciona. Si va a tomar la palabra cualquiera que sea ajeno a la Cámara de diputados, se debe pedir autorización al Pleno.

En el caso del “homenaje” a las diputadas de todas legislaturas poblanas, no se cumplió con ninguno de estos ordenamientos. Estaban los integrantes de la Comisión de Equidad de Género y de la Junta de Coordinación Política y empezó el acto sin ningún protocolo. Cuando llegó la esposa del Gobernador, que no iba en su representación y la sentaron en el lugar principal del presídium, en la sala corrió un comentario generalizado ¿Y a cuenta de qué?

La intervención de Patricia Leal Islas produjo un sentimiento de decepción por su actitud servil hacia quienes la han apoyado en su carrera política. Destacó que los logros obtenidos recientemente a favor de las mujeres (el 50 por ciento de las candidaturas federales), se debían a la iniciativa de Rafael Moreno Valle.

Cuando Leal agradeció de manera especial la presencia de “la Maestra” recordé a Elba Esther Gordillo, la madrina de su jefe. Pero no, se refería a Martha Erika Alonso (por cierto la antepuso a la representante del poder judicial). Y como para manifestar la falta de sensibilidad política y de dignidad que debe tener cualquier representante del pueblo, la diputada panista se desvivió por agradecerle a Jorge Aguilar (no se qué), coordinador de su bancada  y ex secretario particular y defensor de su hacedor Moreno Valle.

Después hizo uso de la tribuna Silvia Tanús, presidenta de la Comisión de Equidad de Género. Entre otras cosas la diputada dejó en claro que la nueva dinámica introducida en la reforma político electoral fue promovida por el presidente Peña Nieto y que es el logro más importante desde la aprobación del voto femenino pues sustenta la paridad de candidaturas entre mujeres y hombres. Ello además de poner coto a la simulación al establecer que las suplencias también deben ser del mismo género. Sin hacer una referencia directa, le recordó a la diputada panista que Moreno valle sólo replicó a nivel estatal una ley que por su conocida misoginia él nunca hubiera promovido.

Tanús también hizo alusión al significado del emblema que el Congreso entregó a las diputadas de las diversas legislaturas: un prendedor en forma de rama con hojas de plata cuyo simbolismo es la lucha de las pioneras en la participación política, diputadas que fueron, valga la expresión, el pie de cría de las siguientes generaciones de legisladoras cuyo compromiso es que su trabajo y ejemplo motive y enorgullezca a las mujeres que tomarán la estafeta de la dignidad.

Bonito el broche y alentadoras las palabras de Silvia. La escuchaba cuando de pronto alguien tuvo la ocurrencia de dar un emblema a la esposa del gobernador. Mala la idea y peor el resultado: Martha Erika se lo colocó en su saco para causar una gran indignación a las ex diputadas presentes. ¿Por qué dárselo a quien nunca ha sido votada y no tiene carrera política? La respuesta obvia es que fue orden de su esposo: había que “placearla” porque pretende hacerla diputada federal plurinominal.

En el salón se cruzaron las miradas y surgió la intención de rebelarse, idea que explica las palabras de una compañera: “Si la señora hace uso de la palabra nos salimos. Fuimos invitadas a un homenaje no para hacerle el caldo de borrego a la primera dama”.

Para su ventura la esposa de Rafael no tomó el micrófono y ambos se salvaron del rechazo que hubiese sido nota nacional. Sin embargo, el sentimiento de desagrado prevaleció y aumentó por la omisión consistente en no mencionar a las ex diputadas, algunas provenientes de lugares lejanos. 
Sólo se nombró a las fallecidas.

Seguramente el gobernador no asistió por su patente rechazo a la participación política de las mujeres. Pero envió a su esposa para que la vieran y la apoyaran las diputadas. Nuevamente se equivocó tal y como erró Vicente Fox cuando con su esposa y terapeuta estableció un gobierno al alimón.

Algunos diputados se veían aplastados, menospreciados. Otros, la mayoría, parecían felices por tener el “honor” de representar el papel de empleados del gobernador. Desde donde se encuentren Gilberto Bosques Saldivar (su nombre figura en el muro del Congreso) y los diputados Constituyentes de Puebla, querrán decirnos que sienten vergüenza por lo que Rafael Moreno Valle ha hecho del alguna vez Honorable Congreso del Estado de Puebla.

Quizá le parezca al lector que mi apreciación es visceral. Si así fuere le aclaro que no hay otra forma para expresar la indignación que provoca el gobernante que ha hecho del Congreso poblano un elegante corral de borregos.