Por Alejandro C. Manjarrez
La participación de Manuel Bartlett Díaz en el proceso electoral del 2012, ha puesto al PRI poblano contra la espada y la pared. La experiencia del ex gobernador y la parafernalia que seguramente se le unirá, me permite imaginar un escenario desastroso para el partido de Mario Marín Torres.
Por si el lector levantó la ceja después de leer la última frase, enseguida explico el por qué los derechos de autoría priista poblana aún le pertenecen al también ex gobernador y, en alguna época, ahijado, fan y colaborador cercano de Manuel Bartlett:
El actual presidente del Comité Directivo Estatal es producto del caldo de cultivo que movió el cucharón del entonces “Precioso” mandatario. Varios de los presuntos candidatos surgieron de la misma pócima. Y casi todos los dirigentes olvidaron que los militantes tienen más importancia que el gobernador actual que, además de haberlos derrotado, hizo aliados a su causa a quienes supuestamente tendrían que haberlo enfrentado en los temas políticos que afectaron o afectan a los priistas, fenómeno éste que merece un apartado especial.
Tenemos, así, que el ex secretario de Gobernación Federal y ex secretario de Educación Pública y ex senador de la República, llega a Puebla más fuerte que cuando ganó la elección que lo hizo gobernador: conoce el terreno que pisará, lo apoyan los estrategas que junto con él perdieron y ganaron elecciones y, además, habrá de ocupar el enorme vacío del liderazgo que añoran los jefes de línea cuyo control o presencia sigue vigente a pesar de que hayan sido desplazados unos y engatusados otros. Vea usted:
Ignacio Mier Velasco pondrá a la disposición de su ex jefe la estructura cuyos ejes él aceitó y reacomodó después de la estruendosa derrota sufrida por el PRI en la primera elección que le tocó al gobierno bartlista. De ahí que con su apoyo y dirección electoral, Enrique Doger Guerrero haya ganado la presidencia municipal llevándose una votación en esos momentos histórica. Lo curioso es que una vez engrasado el engranaje electoral, Mier le dio mantenimiento para –entonces así lo supuso– conducir de la mano a su amigo Enrique por los caminos que lo llevarían al gobierno estatal. Recordemos que Nacho fue presidente del PRI poblano, posición que le permitió conocer las entrañas de la bestia electoral y convertirse en un estratega en ese tipo de asuntillos.
Además de Mier, estaría Carlos Meza Viveros, ex dirigente del PRI municipal y uno de los políticos con mejor preparación para el debate, la denuncia y la judicialización de las elecciones. En un descuido hasta Víctor Manuel Giorgana se adicionaría al grupo. Pero lo peor para quienes se enfrenten a la fuerza de Bartlett, es que este personaje conoce vida y milagros de aquellos que puedan contender por el escaño senatorial, incluidos Javier López Zavala, Alejandro Armenta Mier y Blanca Alcalá Ruíz, por mencionar a los tres aspirantes con bagaje.
A lo anterior hay que adicionar la ola-tsunami que, según parece, provocará Morena y su candidato amoroso. La razón: un número importante de ciudadanos están convencidos de que el PAN no debe permanecer en el poder. Lo paradójico es que parte de ese segmento social tiene reminiscencias priistas; sin embargo, parecen estar dispuestos a votar en contra de su partido, precisamente porque la dirigencia y los representantes populares del PRI se amorenovallaron.
De concretarse estas condiciones basadas en la lógica de los tiempos que vivimos, las elecciones cambiarían el escenario poblano para dejar sin dos senadurías al PRI. Esto, que conste, dependerá de quiénes sean los candidatos que postulen. Con Zavala la moneda estaría en el aire (si no es marinista ¿qué otra cosa puede ser?). Y con Blanca podría alcanzar los votos suficientes para que no quedara como tercera fuerza electoral. El resto de aspirantes, con el respeto que se merecen, poco o nada pueden hacer por su partido
La duda que todavía no da color, se basa en el efecto electoral de las alianzas PRI, Panal y Verde Ecologista, cuya concepción para contender en Puebla también ha sido alterada con la presencia de Bartlett. Además de Guillermo Aréchiga Santamaría, ¿quiénes serían los héroes o mártires de esta contienda? ¿Enrique Agüera Ibáñez?
Hay que esperar un poco de tiempo para saber más o menos lo que pasará con el PRI entre amorenovallado y amarinado, instituto por ahora víctima de sus timoratos dirigentes. A esta circunstancia nada positiva para el, insisto, PRI marinista con tintes morenovallistas, agregue el lector la participación de Javier Lozano Alarcón, otro ex priista entrenado para el debate y el descontón contra aquellos que pongan en duda la solvencia moral y política de su amigote el Presidente.
En efecto, lo mejor está por venir para quienes sólo somos observadores –críticos o no– del acontecer político estatal. Así que estemos preparados porque esto, señoras y señores, se va a poner tan bueno como divertido.
Twitter: @replicaalex