martes, 22 de mayo de 2012

El “debate” Lozano-Bartlett



Por Alejandro C. Manjarrez
He seguido con interés periodístico al candidato a senador de la República Javier Lozano Alarcón. Sus participaciones en la radio, en las entrevistas publicadas en periódicos y desde luego su actividad en Twitter lo muestran como un hombre inteligente y preparado. Este mi ejercicio incluye algunas de sus intervenciones como secretario del Trabajo y Previsión Social, mismas que ahí están en el archivo de YouTube, casi todas mostrándolo agresivo y contestatario.
Me interesó su trayectoria desde que participó como candidato del PRI a la diputación que no pudo obtener, y más tarde como representante del gobierno de Melquiades Morales Flores en el Distrito Federal. También supe de sus talentos e intenciones a través de Luis Banck Serrato, quien colaboró con él en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Vaya, hasta lo entrevisté para la radio (92.5 FM) siendo presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (la entrevista se realizó a la alimón con Julián de Jesús Peña).
Retrato hablado
Lozano es un tipo profesionalmente confiable a pesar de sus pasiones o defensas a ultranza de lo que cree o hacia quienes sirve. Incluso cuenta con el plus de los pianistas cuya habilidad y dominio del instrumento se basa en la dedicación, la tozudez y el estudio. Y es aquí en esta última característica donde, según mi apreciación, no encaja su estilo respondón, a veces colérico, con frecuencia despreciativo y tan vehemente que raya en la intolerancia. Sí, me refiero a la sensibilidad que siempre acompaña a los músicos, con algunas excepciones como la que Wagner, por ejemplo, carencia que éste suplió con su genialidad.
Mi aserto se basa en su aparente misoginia y bien definida gerontofobia o desprecio para las personas mayores. En el primer caso, Blanca Alcalá Ruiz podría ser una de sus “víctimas” preferidas. El segundo lo sería Josefina Vázquez Mota, a quien menospreció al decir que iba a ganar en Puebla gracias al trabajo que ha realizado Rafael Moreno Valle.  Y el tercero Manuel Bartlett Díaz. La primera y el último, sus adversarios en la lucha por el escaño senatorial. Y por aquello de las ausencias señaladas en la lucha interna por Cordero y ratificadas por él, de ganar la presidencia, la segunda podría ser su enemiga política.
Lo curioso de esta contienda electoral es que tanto Blanca como Javier y Manuel llegarán al cargo que buscan y que, allá en el Senado, podrían hasta hacerse amigos o cómplices, si por alguna extraña razón coincidieran en un pacto o concertación legislativa.
El debate y la vergüenza
Decidí hacer esta columna después de escuchar un casi debate entre Lozano y Bartlett. Javier entró al aire en el programa de Iván Mercado, y por el tono de su voz y jadeos lo noté enojado o nervioso (tal vez corría como lo acostumbra cuando decidió llamar al programa). Todas sus frases fueron articuladas con la intención de ofender al ex gobernador y también ex senador de la República: sugirió que la edad le impedía hablar con soltura y rapidez. Y le recomendó que solicitara el apoyo de sus nietos para poder acceder a la computadora y enterarse de lo que ocurre en Puebla.
En ese momento recordé lo que digo arriba, además de otros antecedentes que hablan muy bien de la educación y el sostén que permitió a Lozano llegar hasta donde está. Igual rememoré el tuit que escribió cuando obtuvo la candidatura, caracteres donde agradece a don Alberto (Peniche) su apoyo digamos que familiar. Y desde luego se me vino a la cabeza la liga política-profesional entre don Alberto y Manuel Bartlett en las Secretarías de Gobernación y de Educación Pública. De ahí el impacto que me produjo aquel casi debate que, debo decirlo, bajó de nivel debido a los insultos apuntados. Si alguien ganó fue Bartlett, pero no por decisión del respetable, sino por la descalificación del oponente cuyos golpes fueron bajos.
¿Qué esperamos los poblanos de nuestros legisladores?
He aquí la respuesta: decencia, honestidad intelectual, ética y decoro públicos, además de sumisión ante los ciudadanos, acatamiento para con el poder público, eficiencia, cordura, serenidad, nacionalismo y la inteligencia social que incluye el respeto a la diversidad que predomina en este país de jóvenes que en tres décadas o menos serán ancianos.
Cumplidos estos llamémosle requisitos, Javier Lozano Alarcón tendría derecho y razones para aspirar a ser gobernador del estado de Puebla.

Twitter: @replicaalex