Por Alejandro C. Manjarrez
En el PRI poblano hay quienes dudan de que su candidata Blanca Alcalá Ruiz logre el triunfo aplastante que pronosticaron los estrategas de la dirigencia nacional. La culpa del aprieto, titubeo o sobresalto la tienen las redes de Morena, organización donde participan priistas simpatizantes de AMLO y de Manuel Bartlett, varios de ellos con experiencia comprobada en la práctica electoral, digamos que disconforme.
Otra de las circunstancias que alertaron a ese partido, fue el reclutamiento que llevó a cabo el Panal para “contratar” a varios de los priistas que habían sido marginados por la dirigencia estatal priista obligada a bajar su perfil. Se supo que hubo malos manejos del dinero público por parte de algunos de sus dirigentes que antes de serlo eran beneficiarios de la heterodoxia del gobierno de Mario Marín, mismos que resultaron con señalamientos graves en las auditorías practicadas por la actual administración, la de Rafael Moreno Valle. De ahí que, déjeme imaginar, se haya manifestado el clásico: “o copelas o cuello”. Y que en respuesta a este ultimátum, ciertos priistas poblanos prefirieran cooperar con la nueva causa.
Bueno, el caso es que ocurrió la desbandada que cimbró la estructura electoral del PRI del estado de Puebla, fuga que incluyó algunos de los cerebros o activos electorales (y también uno que otro estorbo). La mayor parte de éstos se fue con Manuel Bartlett y, por ende, hoy participan en el proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Efecto dominó
Lo curioso es que la preocupación de la derrota también ronda en la sede del PAN poblano. Esto porque su candidato Javier Lozano Alarcón, sigue varado a pesar del apoyo “moral” que le brindan el gobernador Rafael Moreno Valle, el presidente Felipe Calderón y parte de la parafernalia del gobierno federal (no menciono a Josefina Vázquez Mota porque, al parecer, ésta le alza pelo). Su caso, por cierto difícil, confirma aquello de que en política lo que se siembra se cosecha. Y por ello hoy están en su contra las huestes del sector laboral al que Lozano le declaró la guerra. Por ejemplo:
Los trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro que operaban en Necaxa, Puebla. Hablamos de miles de afectados por la operación que llevó a cabo el Secretario del Trabajo y Previsión social, mismos que recibieron la solidaridad del gremio laboral, sector que igual se adicionó a la causa electoral en contra del candidato panista. Es el caso de los obreros de la Volkswagen (más de diez mil) y de los asalariados en las empresas ligadas a esta transnacional automotriz (agregue como aderezo amargo a la sopa de Lozano, el recuerdo de aquella pelea de barrio entre él y el entonces dirigente sindical). Calculemos: ¿Cincuenta mil? Tal vez aunque pueden ser mucho más si a estos números negros le sumamos otro grupo solidario: el del sindicato de Telmex.
Aparte de esos “enemigos”, Alarcón padece de otras asociaciones hostiles cuyo número multiplica su voto negativo. Verbigracia: los afiliados a la Froc Croc que encabeza René Sánchez Juárez, suplente de Manuel Bartlett. La agrupación referida cuenta como afiliados a los transportistas de la construcción (miles), a los taxistas (otro tanto) y desde luego a obreros de un buen número de fábricas.
Está en chino
El escenario apuntado, que es tan real como el carácter disparejo, áspero y entrón del abogado Lozano, beneficia a Manuel Bartlett y en consecuencia perjudica a Blanca Alcalá. Al primero porque, gústenos o no, tiene muchos positivos en Puebla: fue un buen gobernador; ha sido un político coherente y congruente con su ideología; nadie le echa en cara actos de corrupción; fue el primer priista que impulsó la democratización de su partido en Puebla (por eso Melquiades Morales Flores ganó la postulación primero y después la gubernatura); su trabajo detonó el desarrollo comercial de la capital; y durante su gestión impidió y contuvo los negocios inmobiliarios que después hicieron sus sucesores. A la segunda, Alcalá, porque los sufragios duros del PRI serán para su ex jefe y aún paradigma.
Ante este panorama –en apariencia desolador para Javier Lozano– la lógica indica que la lucha se dará entre Blanca y Bartlett. De cualquier forma ambos llegarían al Senado. La duda sigue siendo Lozano Alarcón. ¿Cuál será su destino? Según todos estos indicios y otros más que ya no caben en la entrega que lee, creo que su senaduría está en chino, igual que la aspiración presidencial de Josefina Vázquez Mota.
Twitter: @replicaalex