jueves, 14 de junio de 2012

Y el PRI regresará al poder



Por Alejandro C. Manjarrez
Buena o mala, la del PRI es una “gran escuela”.
De ella han salido políticos de provecho o perjudiciales o simplemente esos que pasan del útero a la tumba sin más gloria que la de haber vivido del trabajo del pueblo. Por esta razón hoy existen candidatos pillos unos, mediocres otros y maletas muchos, personas cuyo objetivo es obtener un cargo de elección popular para, en algunos casos, gozar de la impunidad proveniente del fuero legislativo y, en otros, seguir pegados a la ubre del presupuesto nacional.
Como verá el lector, no descubro el hilo negro razón por la cual sobraría apuntar nombres harto conocidos. Usted ya sabe quiénes son.
A donde quiero llegar con esta breve introducción, es a lo que pasa en Puebla, la heroica entidad que por los hechos inéditos que vivimos, ya debería ser parte del récord Guinness, o de perdida figurar en los anales de Ripley (“aunque usted no lo crea”). La razón: los excelentes resultados que ha tenido la “universidad priista”.
Los que enseguida menciono sólo son algunos de los casos que apoyan la idea del Guinness o del Ripley, o de los dos reconocimientos al mismo tiempo faltaba más:
Javier Lozano Alarcón, Manuel Bartlett Díaz, Enoé González Cabrera y Víctor Hugo Islas, son los candidatos por distintos partidos que contienden por un escaño senatorial. Ellos, que como priistas mamaron la ideología de ese partido, se enfrentan a Blanca Alcalá Ruiz y a Lucero Saldaña éstas sí priistas en activo.
Como verá el lector tenemos en Puebla a seis candidatos para el Senado, de los cuales, los que resulten electos o favorecidos por el sufragio universal o la matemática electoral, serán ex priistas o miembros de ese partido.
¿Le parece poco?
Si su respuesta es afirmativa entonces agregue a la propuesta para el Guinness o Ripley, el nombre y función pública del mandatario Rafael Moreno Valle, quien a pesar de que no contiende, influye y mucho dado que es un ex priista y panista de nuevo cuño, además de padre intelectual de un nuevo partido de ex priistas.
Vemos pues que de una u otra forma en Puebla, lo que se llama pluralidad –esencia de la democracia que vio la primera luz en Grecia– estará representada en el Senado de la República por ex priistas o priistas en rebeldía, además de ser gobernada por un panista cuyo origen y proyección se la debe precisamente al PRI.
Lo anterior me lleva a preguntar: ¿y usted por quién votará? La respuesta es simple: por el PRI. O para no enojarlo diré: por un candidato que se formó en el PRI.
Lo curioso es que lo mismo ocurre con la lucha por la Presidencia de la República. Andrés Manuel López Obrador fue miembro distinguido del PRI, igual que varios personajes de su equipo. Y qué decir de Enrique Peña Nieto, heredero de la prosapia cuya cuna está en Atlacomulco, la tierra de ilustres personajes, y también lugar en el que hace 10 mil años habitaron mamuts y mastodontes, por no llamarlos dinosaurios.
La alternativa para los que aborrecen al PRI sería el Panal. ¿Y qué creé? También tiene su origen en el PRI, aquel otrora partidazo que hizo diputada y líder de su camada en el Congreso de la Unión a doña Elba Esther Gordillo Morales. Es obvio que no ignora que la mayoría de los candidatos de este partido igual son ex priistas.
Dirá alguno de mis sufridos lectores: entonces votaré por el PAN y su candidata, doña Josefina Vázquez Mota. Es su decisión, coherente por cierto. Sin embargo, lo malo –según dicen los exégetas políticos cuyo criterio se basa en la demoscopia– es que ese voto ayudará a los candidatos de Morena y del PRI que andan disputándose desde el voto útil hasta el sufragio de los indecisos.
Concluyo y asumo el riesgo del enojo que podría causar este remate:
Al final del día, alguna de las versiones del PRI, la rebelde o la sumisa, retomará el poder.
Twitter: @replicaalex