Por Alejandro C. Manjarrez
Va el segundo adelanto de mi libro La Puebla variopinta. Es fin de semana y todo se vale, hasta la auto promoción:
“La política, reza la sentencia, debe ser el arte de lo posible pero también el arte de hacer posible lo deseable. En ello debe haber pensado Rafael Moreno Valle Rosas cuando dijo ante el gobernador Morales Flores:
… en la política es fundamental la experiencia. Y entendemos que ésta no se obtiene con títulos universitarios. No hay estudios en el extranjero que valgan si uno no ha salido al campo y se ha empolvado los zapatos. Así lo entendemos y por ello reconocemos a aquellos de quienes hemos aprendido este oficio de servidor público. A nuestros maestros en la vida. A los experimentados…
Sabemos que la política es escuchar, es conjugar experiencia con innovación. Es acercarse a la gente, entenderla, comprenderla y apoyarla. Sabemos que hacer política es servir no sólo administrar…
“El entonces secretario de Finanzas y Desarrollo Social, parecía empeñado en labrarse su futuro siguiendo el ejemplo de su paradigma, el mismo que siete años después enfrentó en las urnas para derrotarlo con sus propias armas: control electoral, equipo entrenado ex profeso, manejo de liderazgos regionales, cooptación de expertos en el manejo de elecciones, solvencia financiera, compromisos electorales, creación de redes de ciudadanos comprometidos con la causa, presencia política y el siempre necesario e imprescindible plan B.
“A pesar de tan enorme esfuerzo político-administrativo, Rafael no logró convertirse en el ‘delfín’ de Melquiades. Tuvo que negociar con Marín la diputación local y el liderazgo del Congreso poblano para de ahí brincar a la diputación federal.
“Operaba así una cláusula del trato verbal y del plan B. Al fracasar en su intento de ser postulado por el pri para contender por la senaduría, improvisó otra alternativa y se alió con Elba Esther Gordillo, primero como diputado de confianza y después como su copartícipe en la protesta contra el pri, en esos días administrado por Roberto Madrazo Pintado.
Y el milagro se hizo
“Moreno Valle necesitaba un milagro para lograr lo que se había propuesto desde que dejó Nueva York con la intención de incorporarse a la política mexicana. Se le complicó la vida cuando Elba Esther Gordillo abandonó el pri. Puede ser, por qué no, que hasta haya sufrido una crisis existencial cuando cayó en cuenta que su futuro dependía de la lideresa del magisterio nacional, quien en esos días iniciaba el proceso que habría de llevarla al desprestigio que ganó por diversas causas; a saber: su riqueza, la caída de la capacidad educativa y vocación de los maestros, su injerencia en los procesos electorales, y sus tratos bajo la mesa con gobernadores y presidentes.
“La suerte, el diablo, los ángeles o el mismísimo Dios, vaya usted a saber, permitió a Rafael convertir en flores la boñiga que portaba en su portafolio político. Puede ser, por qué no, que hasta el Señor de las Maravillas se haya compadecido de su sufrir, igual como le ocurrió a la dama aquella que le ponía el cuerno al marido.
“Ya que menciono al Señor de las Maravillas y para evitar que el lector suspicaz haga comparaciones políticamente incorrectas, le platico una de las leyendas del milagro que propició la adoración que le profesan, en este caso las señoras dominadas por la pasión de la carne:
“Cierta dama de la sociedad de la recoleta Puebla, acostumbraba llevarle suculentos bocadillos a su amante o, como lo creyó el marido, a su amor platónico. Llegó el día en que el cornudo empezó a sospechar de su cónyuge. La siguió con la intención de sorprenderla infraganti. Si acaso tuvo malas intenciones como el matarla o golpearla, alguno de los ángeles poblanos debe habérselas quitado: el tipo se alejó de cualquier intención malévola y prefirió descubrir los bocadillos que llevaba en la canasta dándole a su esposa la oportunidad de salvar su prestigio o tal vez una lección de moral. “Es mejor una mentira piadosa que la cruel y ofensiva verdad”, supongo que pensó allá en su “íntima intimidad”.
— ¿¡Qué llevas en la canasta¡? —inquirió furioso el desconfiado marido.
—Flores para el Señor de las Maravillas —respondió la sorprendida dama con la congoja cerrándole la garganta.
“En ese momento el encorajinado marido arrancó con violencia la tela que cubría los alimentos encontrándose con una sorpresa: en efecto, la canasta contenía un colorido ramo de flores. Fue tal el escándalo callejero que el hecho se convirtió en el tema de los chismosos que cual cuervos graznaron comunicándole a los demás el “milagro” ocurrido esa mañana, cotilleo que festejó el clero poblano. Al Señor de las Maravillas le aumentó el número de prosélitos y peticionarios: “Más vale pedir perdón que permiso”, podría ser la conclusión de esta fábula popular.
“La alegoría de marras me permite dar el tono de “milagro” a lo que logró Felipe Calderón Hinojosa, cuando arrogándose el papel del Señor de las Maravillas, sin darse cuenta, convirtió en cualidades las traiciones de la maestra Elba Esther Gordillo, apostasía que a él le permitió ganar la Presidencia, y a Moreno Valle transformarse en gobernador de Puebla gracias, ya lo dije, al apoyo de una alianza que equivale a eso, a un milagro, dado que logró que se mezclaran el agua y el aceite, o sea PAN, PRD y Panal, amasijo que produjo Compromiso por Puebla. Pero si no bastara la mezcolanza electorera, el último membrete adquirió la condición de partido político local e ‘independiente del poder’.
De bajo perfil
“Mario Marín hizo del PRI una agencia de gobierno con todo y lo que esto implica: desprestigio, componendas, negocios, duda, sospecha, resabios y venganzas. Confirmó aquello de que cualquiera podría ser presidente del partido. Con esa su decisión de camarilla, puso de pechito a sus amigos exponiéndolos a investigaciones ministeriales por el simple hecho de ser parte y por ende estar involucrados en los beneficios exclusivos de la “burbuja marinista”.
“Por tal motivo algunos dirigentes del PRI, incluido su candidato a gobernador, fueron sujetos a investigaciones cuyo resultado pudo haber permitido al gobierno morenovallista negociar la gobernabilidad valiéndose de lo que descubrieron, precisamente para quitarle brío a la principal fuerza política opositora. Los priistas no encontraron otra explicación, digamos que razonable, para justificar el por qué su partido permaneció como si estuviese sedado, vivo pero sin reacciones.”
Hasta aquí este segundo y último adelanto del libro que ya quedó listo.
Twitter: @replicaalex