Por Alejandro C. Manjarrez
Diría Perogrullo: a partir del 31 de agosto ya tenemos otro escenario político.
Confirmado el triunfo de Enrique Peña Nieto, priistas, panistas y perredistas empezaron a mover sus piezas, los primeros para rescatar el poder en las entidades donde cayeron, otros preocupados por recuperar la representatividad perdida, y los terceros dispuestos a vender cara su derrota.
En Puebla ocurre lo mismo con una variante: el gobierno de Rafael Moreno Valle tratará de proteger su bastión contra los embates de los priistas cuya fuerza será precisamente el poder presidencial. Puede ser que de una y otra parte no haya compasión y menos aun concertación debido a que está en juego el porvenir de dos grupos importantes, el Rafael Moreno Valle Rosas y el que encabeza Jorge Charbel Estefan Chidiac.
Rafael y su equipo pugnarán por afianzar el proyecto 2018. De ahí la iniciativa para que el Congreso local postergara la fecha de inicio del próximo proceso electoral, de noviembre de este año a febrero del 2013.
Estefan y sus seguidores pelearán con todo para tener el control político del estado, valiéndose de la organización partidista que en tres meses se vigorizará con el digamos que empujón de la estructura del gobierno federal. La intención: ganar la mini gubernatura primero, para después afianzar la elección del gobernador de seis años. Y esto me lleva al siguiente escenario:
Estefan operará para que tanto la presidencia municipal de Puebla como la mini gubernatura se queden en manos de priistas afines a su proyecto que es, ni más ni menos, suceder a Moreno Valle. Y como necesita dos ganadores con oficio y capacidad de convocatoria, se me ocurre que ellos podrían ser Enrique Doger Guerrero y Blanca Alcalá Ruiz, ambos candidatos idóneos para la presidencia municipal y la mini gubernatura, respectivamente. Uno lograría su primer objetivo (el segundo está por verse). Y la otra cumpliría su sueño dorado que es gobernar el estado de Puebla, aunque sea por dieciocho meses pero con la oportunidad de regresar al Senado y pasársela cachetona con el plus de haber sido gobernadora y atar los cabos sueltos.
¿Y Rafael Moreno Valle?, preguntarán los lectores suspicaces.
Seguramente pondrá a funcionar su plan B (¿o será el C?); mejor dicho ya lo inició con la acción que menciono en el cuarto párrafo, estrategia que contiene los mismos objetivos de Estefan: ganar la presidencia municipal y la mini gubernatura, pero en su caso para afianzar su arribo político-electoral al 2018.
En esa lucha entre poderes (incluidos los fácticos) aparecen algunos asegunes; por ejemplo: la guerra emprendida por el gobierno morenovallista en contra de Blanca Alcalá cuya cuenta pública, por el momento, tiene observaciones más que de orden jurídico de tipo administrativo. Es un prestigio que se podría negociar (que no concertar) a cambio de la presidencia municipal a la que aspiran Doger y Fernando Manzanilla Prieto. ¿Doger como mini gobernador? Puede ser. ¿Manzanilla como presidente municipal? Es probable siempre y cuando haya otra negociación entre el mandatario y la cúpula nacional del PAN. O sea que desde allá les coloquen la brida a los nuevos custodios de Acción Nacional (Ana Teresa Aranda y Humberto Aguilar).
¡Falta el PRD!, protestarán esos mismos suspicaces.
Según lo ocurrido en otras elecciones, en las cuales subieron como la espuma gracias a sus figuras nacionales para después retomar su nivel político, creo que su participación en el próximo proceso sólo compensaría los efectos de voto indeciso. En Puebla no tienen figuras que convoquen masivamente al ciudadano elector. La solución sugerida por algún perredista sería Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, Beatriz ya dijo que no participará en ninguna elección. Supongo que así lo decidió para seguir al lado de Andrés Manuel, ayudándolo en su liderazgo en vez de distraerlo, preocuparlo e incluso hasta exponerlo.
En fin, estamos ante uno de los probables escenarios políticos que para el columnista es el más viable. Lo interesante será ver quién ganará, si Estefan Chidiac o Moreno Valle, dos políticos que hace un par de años se agarraron de moco, Jorge echándole en cara a Rafa lo del hoyo financiero del gobierno de Melquiades Morales Flores, y el entonces candidato exhibiéndole al otro su casota en La Vista.
Lo bueno de esta pelea anunciada, está en que dará mucho de qué hablar, más aún si este par de rivales fumaran la pipa de la paz.
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