miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los “plagios” del gobernador



Por Alejandro C. Manjarrez
Si las frases políticas estuvieran sujetas a derechos de autor (copyright), Rafael Moreno Valle Rosas tendría sendas demandas por plagio. Y éste, avergonzado y montado en cólera, seguramente y con razón estaría pasándole las facturas a los genios de marketing que contrató para promover su imagen. ¿Cómo? Pues con terribles y altisonantes humillaciones, además del cese ipso facto después, claro, del certero celularazo en la chambona cabezota del plagiario primitivo (espero que no lleve el nombre de Marcelo).
Lo peor del imaginario pleito en las cortes internacionales, es que la contraparte del mandatario poblano sería nada menos que Barack Obama. Sí, en efecto, leyó usted bien: el ciudadano presidente de los Estados Unidos de Norte América, relecto gracias al talento profesional que le distingue, así como a su oratoria política, su think tank y desde luego a su preparación social.
Vaya follón.
Preguntará el lector por qué digo lo que acaba de leer. Bueno pues aquí van dos de las razones, digamos que las más esplendentes debido a su trascendencia y difusión. Una, la más reciente, ocurrió el pasado martes en la noche cuando Barack pronunció su discurso triunfal. Hete aquí lo que dijo:
Lo mejor está aún por venir. Si bien nuestro camino ha sido duro, aunque nuestra jornada ha sido larga, nos hemos levantado, hemos peleado por nuestro regreso, y sabemos en nuestros corazones que lo mejor está por venir para Estados Unidos”.
¿Recuerda el lector la frase? Es obvio que sí porque en Puebla durante y después de la campaña se ha repetido hasta el hartazgo.
Ahora otro de los mensajes, quizá el más “poético” dado que fue redactado por el propio presidente y Jon Favreau, su ghost writer, también conocido precisamente como “El poeta”.
Va primero el que forma parte del discurso del señor Gobernador del estado de Puebla:
“Somos personas ordinarias que si nos unimos podremos hacer cosas extraordinarias”.
Esto es lo que dijo Barack:
“Juntas, las personas corrientes pueden hacer cosas extraordinarias”.
Aquí vale acotar que los gringos mencionados (dicho el “gentilicio” con el respeto que nos merece la investidura presidencial) hicieron varios discursos dándole a cada uno cierto contenido literario, práctica que me lleva a compartir con el lector el concepto del escritor Jorge Volpi, mismo que resume las razones del éxito político del presidente afroamericano: leer cuentos y novelas “nos hace por fuerza mejores personas”. Es obvio que tanto Barack como Jon son buenos lectores de literatura.
Dicho lo anterior va la reflexión del columnista:
Por lo que hemos visto durante varias décadas y además comprobado gracias a la verborrea oficial, la mayor parte de los políticos son ajenos a la literatura. Sus lecturas se constriñen a libros utilitarios de los cuales, en el mejor de los casos, abrevan desde las estrategias políticas que utilizan, hasta la forma de actuar y presentarse ante sus gobernados. Un par de esos libros, quizá los más socorridos y también vendidos en los aparadores, son los popularísimos El arte de la guerra y Las 48 leyes del poder, ambos con el contenido de maña y maldad que permitió a los hombres del pasado remoto dominar a las sociedades que los soportaron, ya sea por temor a perder la vida, o bien esperanzados en las promesas de la existencia ultra terrenal que les compensaría su sufrido paso por el mundo.
El problema es que nuestros políticos no leen, algunos quizá por falta de tiempo y otros porque suponen que los libros muerden. También hay quienes no lo hacen debido a que dependiendo de cada cual dedican su jornada laboral a combatir o promover la corrupción en sus diversas manifestaciones… o a disfrazarla valiéndose de sus asesores financieros. Al final de cuentas los dos bandos se unen para tratar de convencernos de que ellos son los únicos capaces de resolver los graves problemas sociales de su estado o país, según el tamaño del sapo. En fin…
Una vez enterado de la tomada de pelo (debe haber leído o escuchado el discurso de Obama), el gobernador está obligado a exhibir a su ghost writer y, además, a jalarle las orejotas de burro por plagiar la oratoria del hombre más popular del mundo. O para que no haya duda del ingenio y talento del equipo que forma parte de su staff o tanque de cerebros (a lo mejor son genios fantasmas), demandar a Barack por haberse fusilado las frases que llevan el copyright morenovallista. Digo…

Twitter: @replicaalex