Por
Alejandro C. Manjarrez
Se
escucha en Puebla la siguiente frase supuestamente alentadora para los priistas
y alarmante para el gobierno de Rafael Moreno Valle: a partir del 1 de
diciembre, en Puebla cambiarán las cosas.
Los
portadores de semejante esperanza cargan el pesado fardo de los agravios en su
contra, tanto en el aspecto político o laboral como en aquello que involucra a
la dignidad. Le traen ganas al gobernador variopinto y por ello confían e
incluso anhelan que Enrique Peña Nieto se convierta en algo así como el chicote vengador.
¿Habrá
cambios?
Lo
más seguro es que quién sabe. Sin embargo, suponiendo que ese cambio llegara a
darse, esperemos sea para bien de los poblanos que, igual que los priistas,
también se quejan de haber sido perjudicados por diferentes razones, entre
ellas la pérdida del trabajo y, en el mejor de los casos, la disminución de su
salario o poder adquisitivo.
Lo
curioso es que compensan ese tipo opiniones algunos de los empresarios (los de
peso y pesos) que ven en Rafael Moreno Valle lo mejor que le ha ocurrido a
Puebla. E incluya el lector a uno que otro priista de corazón y origen cuya
economía o moralidad se vieron afectadas por el marinismo.
Esperemos
pues al 1 de diciembre para ver cómo diablos inicia el nuevo mandato
presidencial, y si los priistas poblanos tienen el apoyo de quien gobernará al
país. Ya veremos. Lo peor que puede pasar es que la política recule a los
tiempos idos como el que enseguida relato, pasaje del priismo de antaño que, al
parecer, podría regresar por sus fueros para, dicen, meter en cintura a los
mandatarios que se sienten virreyes o paridos por los dioses del Olimpo:
La historia
Al
declinar la candidatura, el general Miguel Ángel Godínez, jefe del Estado Mayor
de José López Portillo, argumentó ante el Presidente: “Quiero tener el honor de
concluir mi gestión junto con su gobierno”.
Aquella
venturosa circunstancia animó al gobernador Alfredo Toxqui para pedir a su
amigo, el profesor Enrique Olivares Santana, secretario de Gobernación, que
impulsara la candidatura de Marco Antonio Rojas Flores, su ahijado político.
Así iba ocurrir cuando se enteró Gustavo Carvajal Moreno, presidente del CEN del PRI,
quien ipso facto llamó a dos diputados federales informándoles que tendrían que
ayudarle para que Guillermo Jiménez Morales, su compañero y amigo, fuera el
candidato al gobierno de Puebla.
Los
convocados y el líder del PRI acudieron al despacho de Bucareli con la
intención de hablar con su titular, el profesor Olivares Santana. La
conversación que repito de memoria se llevó a cabo en los términos que uno de
los presentes me comentó:
—Señor
Secretario —dijo Carvajal—, me acompañan los diputados Alfonso Zegbe Sanen y
Victoriano Álvarez García, ya que tanto en Puebla como en el PRI estamos preocupados por el apoyo que
ha recibido el licenciado Rojas, secretario de Finanzas del doctor Toxqui.
—Rojas
es un buen político y administrador con una excelente carrera en Puebla —respondió
Olivares con la intención de cortar por lozano cualquier reproche—. Es un
asunto concluido, estimado Presidente. Está decidido: el candidato será él.
Se
hizo un pesado silencio. Las miradas de los dos diputados y el líder priista se
cruzaron. Zegbe y Álvarez exigiéndole a su amigo Gustavo que fuera más enjundioso
en su exposición; sin embargo, éste no dijo nada. En ese momento Victoriano
alzó la voz y lanzó la amenaza que en aquellos días equivalía a un pecado
político capital:
—
Si queda Rojas, los diputados federales de Puebla denunciaremos al gobernador
porque su gobierno ha sido el más corrupto en la historia de Puebla —mintió
Victoriano.
—Además
publicaremos todos los actos de corrupción del gobierno de Puebla —secundó
Alfonso en el mismo tono.
Olivares
Santana abrió los ojos asustado pero todavía tranquilo. Quizá esperaba
semejante reacción debido a que el propio Toxqui, su amigo y cómplice político,
lo había preparado. Carvajal percibió que ya estaba hecho el tamal. Se armó de
valor y tartamudeando pero mostrándose amenazante terció:
—No
sólo la diputación federal poblana, señor Secretario, todos los legisladores
del PRI se adicionarán a la denuncia.
A
Olivares Santana se le enrollaron las tripas porque se le habían alebrestado
los políticos que supuestamente él controlaba. Los vio tan decididos que pidió unos
minutos para consultarlo con el presidente López Portillo. Se metió en un
pequeño privado desde el cual supuestamente hizo la llamada por el “teléfono
rojo”. Cinco minutos después reapareció ante el trío de rebeldes a quienes se
les notaba la preocupación en sus rostros sudorosos.
—Está
bien diputados, Presidente. Pero tengo indicaciones de que se lleve a cabo una
consulta entre los priistas poblanos para que ellos sean los que decidan quién
es el candidato, si Marco Antonio Rojas o Guillermo Jiménez Morales. Sólo les pido que cubran las formas.
Ahí
acabó la reunión. Se acató la orden del Secretario y se hizo la consulta entre
los sectores del PRI previamente
“sensibilizados” para que su voto corporativo fuese a favor del entonces
diputado federal Guillermo Jiménez Morales. En la reunión que organizó la
dirigencia estatal y el delegado general para escuchar a los dirigentes
sectoriales, surgió una voz disidente, la de Blas Chumacero Sánchez, líder
obrero. Cuando le tocó el turno, el temido y respetado don Blas respondió
enérgico con las siguientes palabras que acompañadas de un vigoroso manoteo:
—
¡Que quede constancia: el candidato de la CTM
es el licenciado Marco Antonio Rojas Flores! —Y enseguida remachó con un tono
de voz un poco más amigable—: No obstante, por disciplina institucional, el
sector obrero que represento se adiciona a la instrucción del CEN del PRI
que, supongo, responde a las indicaciones del señor presidente López Portillo.
Alfredo
Toxqui fue derrotado y tanto él como Marco Antonio Rojas apechugaron la
decisión que una vez tomada tuvo que disfrazarse de consulta democrática.
¿Cuál
será el nuevo estilo presidencial? ¿Habrá recule para recuperar las viejas
prácticas? ¿Aparecerá la mano dura para los enemigos del PRI y blanda para los priistas
aunque sean pilluelos?
No
desesperemos. Sólo falta días para ver quién tiene razón, si los priistas
agraviados, o los empresarios antimarinistas…
Twitter: @replicaalex