Por Alejandro C. Manjarrez
Enrique Peña Nieto puso por primera vez sus republicanos zapatos en el
suelo gobernado por Rafael Moreno Valle. Y no hubo fuchis ni gestos ni mensajes pesimistas. Los dos se reunieron mostrándose
como histriones de la empatía (lo digo con todo respeto). Y con esa calidad
mandaron el mensaje que decepcionó a los amarra-navajas y a los pesimistas de
ambos bandos, el priista y el panista. César Camacho Quiroz, lo explicaría de
la siguiente manera: Rafael y Enrique comieron sapos y ranas… y pidieron más.
Tanta cortesía y decencia trajo a mi memoria una de las caricaturas de la
infancia, donde el personaje sale de su hogar para dirigirse al trabajo cuidándose
de no aplastar a las hormigas y salvar a cuanto animalito se le atravesaba.
Todo marchó bien hasta que el amable y bondadoso caballero (míster Goofy) llegó
a la cochera, se subió al auto y empezó a manejar. En ese momento cambió su
personalidad transformándose en un conductor agresivo, enojón, atrabancado y
mienta madres.
(Aquí la liga: http://youtu.be/0ZgiVicpZGk).
Así imagino a los gobernantes mencionados. O sea: amables, solidarios,
incluyentes, bondadosos, y hasta afectivos. Pero ¿y qué pasará cuando ambos se trepen al coche electoral para sentirse dueños de todo
aquello que les rodea? Supongo que cada cual será el comandante en jefe de la
lucha cuyo objetivo es conservar la fama de triunfadores, la misma que forjaron
gracias al resultado de las contiendas electorales donde han participado,
incluidas las personales. Creo pues que la
caballerosidad pasará a segundo término.
Aparte de esta mi personal percepción, lo demás —incluidos los discursos— siguió el guion republicano que ha puesto en boga
el gobierno de Peña Nieto. Mientras que el Gobernador poblano se mostró
incluyente, participativo y solidario con el proyecto de la República (su
discurso fue cuidadoso y tan bien articulado que nos recordó sus gloriosos días
de priista), el Presidente habló para validar el oficio político que lo
proyectó al lugar que hoy ocupa. El propio Moreno Valle dio sustento a lo que
acaba usted de leer cuando en uno de sus mensajes en Twitter escribió:
“Agradezco al Presidente @EPN, su gira de trabajo por #Puebla para
participar en foro de consulta México incluyente”.
Ahora bien, menciono lo de oficio político porque el Foro sirvió a Peña
para traer a colación el espíritu democrático que anima a su administración con
el fin de escuchar y ponderar las opiniones y los diferendos que, por ejemplo,
acaban de manifestarse con motivo de la chabacana actitud del mandatario
veracruzano Javier Duarte de Ochoa. Digamos que le quitó presión a la olla de
grillos llamada Pacto por México. Más tarde Peña Nieto escribió lo siguiente en
la página de la Presidencia de la República:
“En Puebla, hoy tuve la oportunidad de participar en el Foro de
Consulta Ciudadana para lograr un México Incluyente; con la gran
motivación de encontrar las mejores políticas para elevar la calidad de vida de
los mexicanos.
“Como sociedad y como país, debemos atender la deuda social que tenemos con
quienes más lo necesitan. En ese propósito, hemos puesto en marcha un conjunto
de programas sociales de nueva generación, como son:
“La Cruzada Nacional contra el Hambre; el Programa de Pensión para Adultos Mayores y el Seguro de Vida para Mujeres Jefas de Familia, programas que se suman a otros
existentes, como Oportunidades y el Seguro Popular.
“Lo que queremos, en el mediano y largo plazos, es establecer un Sistema
de Seguridad Social Universal, que cuide a los mexicanos durante todo
su ciclo de vida, que asegure el derecho a la protección de la salud y que
fomente la formalidad laboral.
“Además, el Gobierno de la República vigilará que nadie lucre con las
carencias y necesidades de las personas; tampoco tolerará el uso
electoral de estos programas sociales…”
Al hablar de los programas sociales lo hizo —creo— para de manera tangencial referirse al caso que produjo la denuncia penal
contra Rosario Robles. Y en la última frase subrayada por la propia Presidencia
de la República, podría estar el mensaje a Moreno Valle. Algo así como: “Claro
que me molesta lo ocurrido en Veracruz y más el juicio político contra el
gobernador y la secretaria Robles. Así que toma nota porque sobre ti podría
caer todo el peso de la ley si dotas a tus candidatos (casi todos) del calor del poder que ejerces. Una vez trepado en el coche electoral no
respondo chipote con sangre...”
A mi juicio, esto fue lo más rescatable de la primera
visita del Presidente a la Puebla variopinta gobernada por el mandatario
panista quien, dadas las circunstancias auspiciadas por Gustavo Madero (caso
Veracruz), de aquí en adelante padecerá el marcaje personal de los priistas en
el poder.
Como diría el clásico: el que las hace no las consiente.
@replicaalex