domingo, 12 de febrero de 2012

Moreno Valle, titiritero de Puebla


Por Alejandro C. Manjarrez
Corrupción, divino tesoro, así intitulé la novela cuya publicación me retrasó Rafael Moreno Valle. Pero no piense mal el lector. No, él no metió mano. Lo que ocurrió fue que cuando ya estaba lista la impresión corroboré que el gobernador es el que maneja la cruceta que controla y mueve los hilos de la política poblana. Entonces, a partir de esta apreciación, me vi obligado a reestructurar la trama para enriquecer la vida del personaje central, que es un gobernador precisamente. Su nombre: Herminio de la Cruz y Tlacuilo. Su estado: Puebla.
Pero como eso es otro cantar mejor invito al lector a que juntos recordemos algunos hechos que sustentan aquello de que Moreno Valle es el gran titiritero, definición ajena a cualquier sentido desdeñoso u ofensivo.
Cuando Moreno Valle llegó al gobierno de Puebla, ya traía un largo camino andado. Primero dentro del laberíntico PRI donde la disciplina y la simulación suelen ser dos de los requerimientos para ocupar los niveles de ese organismo político; conoció bien los intríngulis pues. Fallado su propósito priista, se adicionó a la lideresa magisterial e inició su tránsito por los caminos del PAN valiéndose de la influencia, negociaciones y pactos que Elba Esther Gordillo hizo con Felipe Calderón; el propio Rafael, uno de ellos. Y ya metido en ese camino, se dio tiempo para afianzar sus relaciones y amistades con la nomenclatura del Partido Verde Ecologista, así como con la facción concertadora del PRD.
Como buen estratega rodeado de otros estrategas también buenos, Moreno Valle incluyó en su plan el apartado que podríamos llamar “control partidista”. La intención: afianzarse y manejar los hilos de la política local, siempre con los ojos bien abiertos y fijos en el futuro, o sea en el proceso electoral del 2018.
Por si considera arbitrario mi resumen, aquí le van algunos datos llamémosle fundamentales.
No hay duda que las dirigencias del PAN, Panal, Verde Ecologista, PRD y PRI sirven a ese objetivo que linda entre lo personal y lo público, entre lo burocrático y lo político. Y aunque los “líderes” de cada partido no pactaron sus acuerdos, Rafael puso en práctica su sagacidad, inteligencia, audacia y agresividad para controlarlos. ¿Cómo? Pues siguiendo el ejemplo de Bill Clinton, a quien alguien por ahí le endilgó el epíteto de “histrión de la empatía” basándose en sus artes para convocar y unir a las corrientes políticas distintas. En esto me baso para decir que Moreno Valle no se queda atrás, “cualidades” que le permitieron usar su encanto con el fin de convencer a las cabezas de la clase política nacional y, en consecuencia, manejar a los dirigentes de varios de los partidos locales.
Y los hilos se mueven
O qué, ¿alguien podría decir que Juan Carlos Lastiri es adversario político del gobernador? ¿O suponer que Miguel Ángel de la Rosa, Gerardo Islas y Juan Carlos Natale son sus rivales ideológicos? No lo creo. Está comprobado que los cuatro actúan para favorecer y apoyar las acciones del mandatario poblano, unos de manera directa y otros poniéndose el disfraz que les autoriza usar el Secretario General de Gobierno. O para ser positivo diré que Lastiri está obligado a no perder de vista el expediente negro que contiene vida y milagros de los marinistas; que a De la Rosa no le queda mas que respetar el pacto personal y también el político–partidista; que Islas actúa conforme el papel que le asignaron quienes fueron sus jefes en la campaña morenovallista; y que Natale encajó perfecto en el ámbito de la familia verdolaga donde los influyentes Jorge Kahwagi y Cabalán Macari son factores de decisión.
Si lo dicho fuese insuficiente, agregue a la lista el nuevo partido (Compromiso por Puebla), proyecto que, no obstante la negativa oficial que nadie se traga, nació en el mismísimo seno del morenovallismo. Dejo para otra ocasión este tema con muchas aristas y concluyo con otros hilos suspendidos de la cruceta de marras:
Los poderes
Este apartado requiere de algo parecido a un ensayo; empero, como me faltaría espacio sólo diré cómo el hecho suele imponerse al derecho.
En el poder Legislativo se trabaja de acuerdo a la línea del gobernador. Desapareció el debate y en su lugar se impuso el acuerdo previo y “de a bigote” suscrito en las oficinas del poder Ejecutivo. Por disciplina (conste que no digo ineficiencia o mansedumbre o indignidad o ignorancia) no se estudian ni profundizan las iniciativas del gobernador, razón por la cual lo legislado ha sido la causa de desgastes públicos, tanto en la imagen de los líderes de las fracciones parlamentarias como la del propio Rafael Moreno Valle. El fantasma de Polichinela ronda en ese edificio de reminiscencias moriscas.
En el poder Judicial también se escuchan las rancheras entonadas en Casa Puebla. O como en sus tiempos lo dijo Mario Marín, se oye y se siente el tronido de los chicharrones del gobernador, sonidos que han empezado a desportillar la dignidad de algunos magistrados, los que preferirían “morir de pie que vivir de rodillas”.
¿Ve usted? Hay varios hilos en la política poblana, todos manejados por el poder de un sólo hombre, efecto que pone en entredicho al sistema republicano que abarca al estado de Puebla.
Bajo protesta de decir verdad, afirmo que el control (que no liderazgo) ejercido por Rafael Moreno Valle, es un caso inédito y por ello digno de novelarlo.
Twitter: @replicaalex