Por Alejandro C. Manjarrez
Pelearse entre correligionarios es una práctica común en el PRI. La costumbre inició con la Corriente Democrática que terminó siendo Crítica, desacuerdo que curiosamente produjo el impulso democrático que le hacía falta al país. Excepto Rodolfo González Guevara, ahí están vivitos y coleando los precursores de aquel movimiento nacional, mismo que produjo la unión de las izquierdas y los novedosos liderazgos entonces encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. Así que el pleito de comadres poblanas, más que preocupar al cotarro, debería animarlo en virtud de que representa el inicio de una nueva época en la política local.
Han dejado al PRI aquellos militantes cuya vida pública no es de ninguna manera ejemplar. Quite usted a dos que tres y el resto de esta nueva oleada de tránsfugas tiene más negativos que cosas dignas del reconocimiento social. Según consta en la memoria del pueblo, su paso por alguno de los poderes fue con más pena que gloria y en algunos casos adornado con los moños de la corrupción.
La llamémosle “fuga de cerebros” tendrá sin duda un efecto parecido al que produjo la corriente crítica. Pero no por sus aportaciones ideológicas, no, sino debido a que los pleitos o escaramuzas servirán para que en la política local se produzca una especie de selección natural. Me explico:
Los ahora ex priistas socavarán la estructura electoral de su ex partido. Esto porque conocen bien los asuntos electorales incluido el trabajo que lesionó la presencia del mapache, animal u osito que no tiene la culpa de compartir esa mala fama. Unos harán su labor en el Panal y otros trabajarán con la izquierda que reúne el movimiento Morena, hecho que pone en riesgo la posición del PRI en el tejido social poblano ubicándolo, digamos que a priori, como la tercera fuerza política en el estado. Para los priistas, lo peor de este escenario aparecerá en el momento en que salgan a la luz pública algunos antecedentes de sus candidatos o candidata, artillería disparada desde varios frentes: el llamado “fuego amigo” que no lo será porque los artilleros se pasaron al otro bando. Auméntele a esa “lluvia de bombas” las descargas que seguramente lanzará el PAN-Gobierno.
Viéndolo con los ojos de Giovanni Sartori, puedo decir que por ser una democracia mal entendida, la del PRI es una democracia mal planeada, ya que al no considerar la diferencia entre lo ideal y lo real se metió en el ámbito del maximalismo para acabar con su propia democracia y, por ende, depende la apreciación del lector, con el poco o mucho prestigio que tiene o tenía.
Cito al inicio a Cárdenas y a Muñoz Ledo para que el lector hurgue en las características de los nuevos desertores, y poniéndose la mano en el corazón determine si alguno de ellos cuenta con el bagaje ideológico e intelectual como para criticar a quienes hasta hace pocos días eran sus correligionarios, compañeros, cómplices, cofrades o amigos. Y para ser equitativo, también búsquele cualidades a los que se quedaron como candidatos del tricolor y decida si tienen o no derecho a ponderar la democracia partidista.
Concluyo con un auto plagio de mí mismo (sic), columna publicada en agosto de 2010:
"Por esa guerra intestina hay tranquilidad en el PAN, actitud que contrasta con la incertidumbre y las quejas tricolores. ‘Déjenlos que ellos solitos se hagan pedazos’, recomiendan los asesores de Rafael (Moreno Valle).
“Si Jesús Reyes Heroles viviera para ver lo que hacen y dicen sus correligionarios poblanos, con esa su autoridad moral y gesto adusto ya les habría espetado: ‘Miren muchachitos, es más fácil ser dogmático que negociador, ser intolerante que tolerante; es más fácil dividir que juntar’”.
Juan Carlos Lastiri pasará a la historia como el nuevo héroe la democracia panista. Y también, por qué no, como impulsor del Panal, ya que gracias a los ex priistas que él bloqueó, el partido de Elba Esther Gordillo podría conservar su registro.
Twitter: @replicaalex