domingo, 8 de abril de 2012

Manipulables y manipuladores


Por Alejandro C. Manjarrez

Hay quienes dicen que la manipulación es un arte.
También hay quienes la consideran como parte de la magia porque combina palabras con imágenes y acciones.

Puede ser que en ambos casos se explique el hecho, e inclusive que hasta se le dé validez si detrás de la manipulación —como magia o arte— existe el beneficio social o la diversión colectiva.
Lo que sigue, cualquier cosa que sea, carecerá de justificación ética. Sobre todo si se recurre a la llamada gobernanza para organizar y utilizar este tipo de maniobras —por cierto aviesas— con el único fin de lograr el beneficio político de grupúsculos burocráticos.

Tenemos así que manipular o tratar de hacerlo conlleva un grave riesgo cuando sus promotores son los políticos que llegaron al poder porque supieron usar a los ciudadanos, acción en la que contaron con el apoyo (o lo compraron) de los medios de comunicación masiva. En ese momento el “arte” o la “magia” adquiere otros nombres; uno de ellos: marketing político; otro: fraude social; y el más socorrido: mentira institucional.
Esto es en lo general.

Ahora veamos lo que ocurre con particulares para lo cual pondré como ejemplo a Fernando Manzanilla Prieto, secretario general de Gobierno, un hombre cuyo entusiasmo por servir podría ubicarlo en las acepciones que rebasan a la de “arte” o “magia” y en consecuencia trastocan, alteran o ponen a la defensiva a los manipulables que forman la masa popular, clase mediera, indecisa, emergente o más numerosa y por ende conquistable.
1.     Se hizo ciudadano poblano para, según la Constitución del estado, ser elegible a un cargo de elección popular.

2.     Representa al mandatario en actos y funciones en las que debería figurar el Gobernador Rafael Moreno Valle, estrategia que busca hacer de Fernando un político popular, muy conocido y además candidato natural a cualquier cosa.

3.     Aparece como organizador y operador de eventos de todo tipo, incluidos los culturales, académicos, sociales y desde luego los gubernativos.

4.     Es, valga la expresión poblana, el ajonjolí de todos los moles, sin despreciar a los municipales.
Esto me lleva a suponer que desde el cambio de nombre y funciones a la Secretaría que encabeza, hubo una carga de sana manipulación cuyo objetivo fue validar ese carácter, digamos que omnipresente, circunstancia que me permite asegurar que existió un acuerdo con su cuñado, precisamente para la gobernanza con visión a futuro. Y aquí es donde los manipulables alzan pelo, levantan ceja o tuercen la boca para preguntar: ¿De qué se trata?

La respuesta axiomática ante semejante situación es tan simple y a la vez tan compleja como lo fue la vida política durante el periodo avilacamachista: se trata de conservar el poder (14 años) para poder aspirar al máximo poder de la República (2018) que sería encabezado por el poderoso cuñado del también poderoso Secretario.
En este interesante y ambicioso propósito que despide el tufo de la pluralidad manipulada, están involucrados los diputados locales, varios dirigentes partidistas, todos los miembros del Gabinete (amigos y cómplices de siempre) y uno que otro individuo que sin ser mago o artista se ha especializado en manipular a la sociedad.

¿Se consolidará semejante propósito? ¿Tendremos Manzanilla para rato? ¿Puebla será el bastión del morenovallismo entronizado en la República?
Como ocurre en este nuestro nuevo e informado México, todo dependerá de los manipulables ya curados de espanto.

Twitter: @replicaalex