Por
Alejandro C. Manjarrez
Cada
cabeza es un mundo, dice el refrán. Por eso queda corta la “profecía” maya que
para los catastrofistas anuncia el fin del mundo.
¿Cuál
mundo?
¿El
de los ricos o el de los pobres?
¿El mundo real, que por cierto es mucho más
pequeño que el mundo de la imaginación? (Nietzsche, dixit).
Supongamos
pues que la profecía se refiere al mundo de los ricos, específicamente a
quienes medran, corrompen, expolian y explotan. Ojalá. Si eso fuere sería más
que justa la predicción maya. Esto porque el Gran Chahuistle caería sobre aquellos que habitan en el VIP social:
o sea los corruptos cuyo objetivo principal es blanquear sus fortunas mal
habidas, ya sea porque los capitales son producto de la corrupción
gubernamental, o mal porque provienen de negocios sucios e ilícitos, como el de
lavado del narco-dinero, por ejemplo.
No
obstante las distintas lecturas sobre el mensaje de los 56 jeroglíficos mayas
de hace mil 300 años, entre los cuales uno anuncia la nueva época —por
cierto nada apocalíptica como algunos loquitos lo aseguran—,
todo indica que el género humano obligará a sus gobernantes para que dejen de
ser corruptos.
Eso
es lo que supongo basándome en que los arqueólogos pudieron haber leído al
revés el glifo llamado Garra de Jaguar:
en vez de que el “rey reafirme su poder y domine la mente de sus súbditos” —como
dicen que dice— éstos podrían darle la vuelta a la
tortilla para poner orden entre los gobernantes.
Esperemos
que ello ocurra.
Confiemos
en que los especialistas en cultura maya hurguen, diluciden y le busquen. A lo
mejor encuentran que esa Garra de Jaguar
representa a las redes sociales cuya fuerza proviene de la Gran Nube.
Aparte
de mi optimista lectura sobre el cambio que se avecina, la crueldad de la lógica
nos indica que los pobres seguirán siéndolo y que su número irá incrementándose
mientras prevalezca la injusta distribución de la riqueza nacional y el
ofensivo manejo discrecional del dinero público. Será de este modo mientras no
opere la vuelta a la tortilla que menciono arriba. Y aunque este giro maicero
llegara a funcionar, seguramente tardaríamos años en percibir sus efectos
positivos.
Dicho
lo anterior, dispongámonos a escuchar lo que ocurre y ocurrirá en estas fiestas
navideñas; o sea las sonoras y abundantes mentadas de madre para quienes,
valiéndose de su poder, dejaron sin trabajo (y sin dinero, obvio) a miles de
mexicanos (poblanos muchos), decisión que tomaron basándose en su
discrecionalidad y empeño en recortar el gasto público. Una de sus intenciones:
acrecentar la bolsa que incluye rubros dedicados al relumbrón gubernamental.
Respetado
lector:
Que
los próximos días estén llenos de felicidad familiar. Si debido a lo expuesto
líneas arriba usted se considera uno de los afectados por consecuencia de los
recortes laborales o presupuestales, sea bienvenida su mentada de madre a quien
corresponda y se la merezca. Y esto, que conste, no es profecía sino la neta
del planeta Tierra que inicia una nueva época.
Twitter: @replicaalex