“Quien
con monstruos luche cuide de
no
convertirse a su vez en monstruo”
Nietzsche
Por
Alejandro C. Manjarrez
Si
la tozudez se premiara, Tony Gali Fayad ya tendría asegurada la presidencia
municipal de Puebla capital.
Y si las estrategias goebbelianas estuvieran vigentes,
el susodicho y el gobernador Rafael Moreno Valle (su indiscutible promotor e
inventor) ya hubiesen recibido el premio a la mejor campaña preelectoral del
mundo. Bueno, para no exagerar, cuando menos superior a la de Campbell, la sopa
instantánea.
Y
vaya que sí.
El tal Gali aparece hasta en la
sopa;
es decir, en cualquier esquina, calle, puesto de periódicos o revista rosa
oficial o extraoficial, así como en publicaciones católicas, políticas, del corazón
y subsidiadas.
Lo
extraordinario de tamaña hombrada es que los dos —padrino
y ahijado— salen juntitos en los espectaculares que solapa la revista Líder. Superman y Iron Man surcando
el cielo azul en pos de la inmortalidad política (la conjunción copulativa “y”
obedece a la pronunciación inglesa que impide la cacofonía). Ambos los
constructores del futuro. Uno el mejor mandatario. Y el otro el más
sobresaliente de los servidores públicos de esta aldea que de seguir como vamos
llegará a ser global.
Pero
como siempre hay un negrito en el arroz, los héroes mencionados enfrentan a
otro súper hombre cuya genética lo ha convertido en un recordman nacional. Se llama
Enrique Peña Nieto, el
ciudadano cuya estructura celular está formada por los 200 genes que estimulan
el alto rendimiento político. Y además es el priista que recuperó el poder para
su partido, mismo que —obvio— tratará de conservar a partir de no perder las próximas
elecciones, las de este año. La razón: necesita
legitimarse como presidente de los mexicanos.
Visto con esta simpleza que bien puede servir de
argumento a cualesquiera de los comic que forman la contra cultura que le ha
dado en la madre a nuestra cultura, Moreno Valle dejaría que Gali se caiga de
la nube si éste resulta el tonto útil para que aquél permanezca en las alturas.
Lo curioso de la trama en comento está en que nuestro Superman, sabe que es necesario
ofrecer algún sacrificio que ponga contento al representante de la
teocracia política nacional. ¿Gali? Podría ser si el PAN acepta la honrosa
recomendación de su principal militante en el estado. ¿Fernando Manzanilla? ¡No! El cuñado seguirá siendo el eje del
proyecto político futurista preparado a conciencia desde hace tiempo, para ser
preciso allá en los días de la “íntima intimidad” del mandato melquiadista. ¿Jorge Aguilar Chedraui? ¡Tampoco! Antes
de cualquier cambio, renuncia o enroque, este destacado secretario del Gabinete
morenovallista, deberá limpiar la casa que recibió cochina, además de zafarse
de la inercia que en un descuido contable o administrativo, podría succionarlo
embarrándolo de boñiga.
Los
tres Enriques, la competencia
En esta gran aventura camotera, también trabajan y actúan
otros personajes, los llamémosles institucionales. Diría Tom Morris (Los superhéroes y la
filosofía), ahí están prestos
y activos los Enriques: Agüera Ibáñez y Doger Guerrero, émulos los dos de
Aristóteles, dado que ambos son pensadores terrenales apegados al manejo de la
ciencia combinada con el pragmatismo.
¿Cuál personalidad encajaría con Agüera y con Doger? ¿Spiderman, Nightcrawler
(Rondador
Nocturno), Batman? O para alejarnos de la “modernidad cultural”
situémonos en la mitología griega: ¿Hércules, Ícaro, Ulises?
Usted lector decida porque
cualquiera de los mencionados podría contender por el PRI,
el partido que actuará para revalorarse y, como ya lo dije, legitimar al otro Enrique, el
que se apellida Peña Nieto.
Éste es pues, desde lo visual, el
estridente escenario poblano que hoy aparece dominado por varios superhéroes,
hombres dispuestos a protagonizar la gran batalla iniciada precisamente con las
carteleras callejeras que menciono arriba. Las mismas que anuncian lo que será
un encuentro donde —una vez
que la ley permita lo que hoy está prohibido— aparecerán los espectaculares
que dejarán chiquitos a los de Superman and Iron Man y, en un descuido, metidos
en los expedientes del Tribunal Federal Electoral.
¡Viva
el mole de guajolote, chingao!
Twitter: @replicaalex