Cualquier parecido con los actuales gobernantes no es casual
Por
Alejandro C. Manjarrez
Si
Hernán Cortés se hubiese lanzado de candidato, seguramente habría puesto en
práctica todos los trucos que hoy lastiman la dignidad franciscana del PRD y
PAN, los partidos cuyos dirigentes se dicen indignados por lo que antes
practicaban. Y digo Cortés Hernán porque el conquistador pervirtió a los
entonces ingenuos y bien intencionados indígenas. Compró a los caciques indios
para que, además de controlar a sus congéneres, los corrompieran ofreciéndoles
el mismo cielo que los curas simoniacos prometieron a la soldadesca arrepentida
de sus pecados: violaciones, infanticidios, genocidios (Cholula), homofobia
criminal (Ixtacamaxtitlán), pedofilia, ejecuciones a los indios no conversos,
tortura y desde luego el soborno que sedujo a las “buenas conciencias” de
aquellos días.
El
susodicho conquistador también tendría la patente de las concertaciones
políticas diseñadas para quitar presión a los grupos opositores desplazados del
poder por su poca imaginación para operar acciones contrarias a la moral
pública. Y qué decir de la extorsión basada en manipular los errores o fallas
legales de los líderes críticos de los gobiernos, de jure o de facto da lo
mismo.
A
esos métodos precursores del Capitán peninsular, habría que agregar la
cooptación de rivales y adversarios mediante la oferta de una piscacha de poder
e incluso alguna retribución o concesión, digamos que decorosa y socialmente
justa (Tlaxcala). E incluir su habilidad para conservar el poder mediante la
compra de voluntades con oro (soldados de Diego de Velázquez). Por si fuera
poco agreguemos su prolífico comportamiento sexual y el método para difundir
propósitos buenos o malos pero en su beneficio basándose, obvio, en la hablilla
de boca en boca, de oreja en oreja, de cantina en cantina y de lupanar en
lupanar, antecedente de lo que hoy conocemos como redes sociales.
¿Y
la alquimia que convierte el plomo en oro?
Cinco siglos después
Como
verá el lector las cosas siguen tan igual como antes pero con su toque de
modernidad.
Los
políticos cambian de chaqueta si ven algún incentivo pecuniario (oro).
Los
dirigentes y gobernantes reclutan prosélitos pirateándoselos a los partidos
distintos al suyo (les ofrecen diputaciones o alcaldías).
Las
redes sociales también son utilizadas para propagar aquello que beneficie al político
promotor y perjudique al adversario.
El
dueño del poder convence, compra o conquista a los líderes sociales dispuestos
a manipular a su gente mediante el dorado de la píldora y la obtención de
favores o patrocinios de provecho personal.
Algunos
mandatarios son catalogados como burdos y mostrencos gracias a su falta de
imaginación para delinquir y contratar cómplices.
Existen
dignatarios eclesiásticos que trastocan el canon divino si alguien poderoso les
paga por la indulgencia, el divorcio religioso, el perdón o el secreto de
confesión.
La
alquimia dejó su concepto antiguo (4 mil años) por un logaritmo que forma parte
del método para transformar los votos en oro (presupuestos de gobierno). Bueno
esto último también aplica para los partidos políticos que hoy critican el
cochinero y las complicidades que antes practicaron; verbigracia: elecciones
partidistas en el Distrito Federal y los apoyos magisteriales que les
permitieron obtener la Presidencia de México.
La sociedad
El
único remedio para esta llamémosle herencia es la opinión pública organizada o
no. No hay otra forma para oponerse al desdén palaciego que incluye la
corrupción en sus diversas manifestaciones, todas ellas bajo el “principio” que
forma parte de la cultura política mexicana: “el que las hace no las
consiente”.
Concluyo
con las líneas que nos obsequió Armando Labra (1943-2006), economista
visionario, ético, honesto y sin pelos en la lengua. Es sin duda parte de la
solución que está en manos de los más donde usted y yo militamos:
La idiosincrasia comunitaria frente a la
crisis es un rasgo esencial de los mexicanos, que ahora se expresa en la
proliferación de grupos que se organizan, reflexionan y construyen alternativas
políticas para la nación, ante la mediocridad o inexistencia de ofertas
políticas provenientes de los partidos o del gobierno, y ante la inoperancia
real del quehacer gubernamental para el cual fueron electas las autoridades del
país. Las personas en el gobierno hacen, se sirven, pero no sirven. Por ello no
sólo está harta la sociedad, sino que se organiza y milita en un ejercicio
político que previsiblemente será creciente y permanente…
México incursionó en un vértigo de
modernización dogmática que lesionó la soberanía, hizo decaer la economía y
agudizó la injusticia social. Hasta ahora, ha recaído sobre el país el cúmulo
de costos, siendo imperceptibles los beneficios populares de tal intento.
Modernizar al país es necesario, pero debemos escoger el camino correcto.
El problema fundamental no es tanto el
cúmulo de tonterías, retrocesos y abusos que observamos y padecemos, como el
daño a la nación herida en su dignidad, inteligencia y esperanzas democráticas.
Fracturada en sus posibilidades económicas, defraudada en sus demandas
sociales.
Lo hemos dicho antes: vivimos en una retrocracia hoy por hoy abrumadora que nos lleva hacia
atrás en la política, la economía y la sociedad.
¿Podemos hacer algo? ¡Claro que sí!
Métanse a cualquier organización social y política y dejen de rumiar en soledad
o sólo en familia y entre cuates. Pidan la palabra. Hágalo sin pudor. Digan lo
que piensen y propongan sólo acciones viables y legales. No neceen, convenzan.
Pero, por favor, piensen en México y no se pasmen…
Ahora a observar a los candidatos para ver y
comentar de qué están hechos: si de barro o de partículas del Cosmos o de papel
moneda.
@replicaalex