Arte moderno
Existen dos
pasiones que siempre han marcado las
acciones humanas:
el amor por el poder y el amor al dinero.
Benjamín Franklin
Por
Alejandro C. Manjarrez
No
inició ayer la campaña por la presidencia municipal de Puebla capital porque —dijo
el Instituto Electoral del Estado (IEE)— faltaban los originales de algunos
documentos presentados por los candidatos Enrique Agüera Ibáñez y Antonio Gali
Fayad. Pero sí empezó en la radio, la televisión y también en el desfile ya que en el primer
caso salieron al aire los spots alusivos, mientras que en el segundo
aparecieron las sombrillas de la coalición Puebla Unida. Esto aparte de los
tuits de cada contendiente, Enrique manejándose como un optimista motivador. Y
Tony invitándonos a estar con él en la degustación de las cemitas, artesanía
culinaria que lo vuelve loco.
Todo
ello no tendría importancia si el sospechosismo
nos dejara en paz. Pero como tal condición —puesta en boga por Santiago Creel—
se ha ido vigorizando gracias a las promociones anticipadas del candidato de la
coalición PAN-Moreno Valle, tenemos que pensar en un posible
acuerdo-instrucción entre el IEE y el gobierno estatal (léase Luis Maldonado
Venegas, el genio político del gobierno). ¿Cuál? Pues el buscar cualquier
ficción legal para, precisamente como ocurrió, impedir que el inicio de la guerra
electoral opacase al aniversario de la Batalla del 5 de Mayo. Imagine el lector
el desmadre que hubiese sobrevenido si en el desfile hubieran aparecido los
candidatos y sus porras. O que por el cielo de los Fuertes cruzara un globo con
la leyenda de Agüera o de Gali. En uno u otro caso Peña Nieto y Moreno Valle
habrían sonreído o hecho mutis, dependiendo el mensaje del supuesto aerostático.
El
pacto de marras (digamos que de caballeros y autoridad) me lleva a suponer que
las campañas en Puebla Capital serán civilizadas. No tanto por el espíritu o
estilo de cada candidato, sino debido a que el gobernador Rafael Moreno Valle
usará su influencia moral para convocar a los contendientes recomendándoles no
romperse su mandarina en gajos. Nada más tantito —como diría el filósofo— con
el fin impedir que el sospechosismo enturbie
el final feliz, el que sea. Y digo cualquier final feliz porque a Rafael Moreno
Valle le da casi lo mismo que gane Agüera o triunfe Tony (los dos hablan su
idioma). Es más, a estas alturas al góber le convendría que Enrique obtuviera
la victoria porque así mandaría el mensaje que espera el Presidente de México.
Especulo. Un: “yo no metí las manos, Jefe”. ¿Y Tony?, preguntará el lector
quisquilloso. ¿Qué hará Tony que desde endenantes puso toda su carne en este
asador? Supongo que le iría bien pues con ese su “sacrificio” (si acaso se
da) se ubicaría en el umbral de la mini gubernatura, siempre y cuando —que
conste— su amigo Rafa, lo siga siendo.
Las campañas colaterales
A
la actividad electoral que apunto como civilizada o caballerosa, agregue usted
la guerra sucia en las redes sociales, estilo que, paradójicamente, daría
legitimidad al candidato triunfador bajo el siguiente parámetro ciudadano: “Si
ese cuate ganó, es porque está hecho a prueba de infundios, boñiga, insultos,
difamación, calumnias y todo lo que concebido para ensuciar su fama pública. Es
un cabrón confiable”.
Además
de los francotiradores naturales que a través de tuiter envían sus
mandarriazos, el dato curioso podremos encontrarlo en la existencia de grupos
de este talante muy bien organizados, mismos que suelen depender de los
coordinadores de cada candidato. Igual que en las campañas gringas donde —lo
sabe el lector— funcionan espías e investigadores cuya misión es el descubrir
aquello que lesione el prestigio del oponente.
El fiel de la balanza
Estamos
pues ante una lucha electoral entre limpia y cochina en la que estará presente
la energía mental (o influencia personal) de Enrique Peña Nieto. Por ello el
PRI y su adlátere Verde procurarán ponerlo contento a través de los triunfos distritales
y municipales, entre ellos el mencionado de Puebla Capital. ¿Y el PAN? (Y dale con las dudas) Bueno, la dirigencia de este partido y sus anexos buscará encontrar la
orientación psíquica (derivación ésta sin riesgos legales punibles) de Rafael
Moreno Valle, el mandatario cuya preocupación podría ser el incrementar las
posibilidades de una buena relación con el Presidente de México.
A
esta última línea de acción o inspiración (no utilizar las urnas para burlarse del
Presidente de México viéndole la cara de ingenuo) se ajustará el trabajo de
Fernando Manzanilla y Eukid Castañón, dos de los eficaces y confiables
operadores del gobernante poblano. Lo que hagan o dejen de hacer deberán
consultarlo (psíquicamente, claro) con el Hombre de Los Fuertes (y también de
los débiles). De una u otra forma Peña es, de facto, el fiel de esta balanza
que, diría Manuel Bartlett, medio se parece a la de Oseas, aquel mercader que
engañaba con las manos cargadas de contrapesos.
En
fin amable lector: si usted coincide con el columnista, entonces tome algo de
lo que recomienda la prudencia; es decir, no se entusiasme con la democracia y
menos aún se moleste al grado de la pasión. Recuerde que este sentimiento induce
a perder los estribos. Vea las cosas con sentido lúdico y diviértase. Lo que
viene y atestiguará es una muy buena obra montada con el lujo y los recursos
del gran teatro republicano.
@replicaalex