Por Alejandro C. Manjarrez
Bajo la bandera de la unidad, el PRI empezará a defenderse de la andanada de cañonazos que prepara el PAN con miras a conservar el control político y gubernamental del territorio nacional.
Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones ya tiraron la línea pensando, quizás, en crear una panoplia que les permita defenderse de la artillería blanquiazul. “No se hagan bolas, vayamos unidos, cuidemos en todo momento la unidad del priismo”, dijo el gobernador del Estado de México a los senadores de su partido. Por su parte, el pastor senatorial, ponderó la urgencia de generar el acuerdo que les dará la fuerza necesaria para ganar las elecciones del 2012.
“Cosas más que obvias”, diría el ranchero aquel que pudo haber inspirado al cineasta que produjo “La ley de Herodes”. Y vaya que lo son si consideramos los obuses lanzados por Ernesto Cordero y asociados, contra Humberto Moreira, el expresivo y refractario dirigente nacional del tricolor.
En esa obviedad también entra lo que los camaradas de Moreira llamaron “campaña perversa” dirigida por el Partido Acción Nacional. Sólo les faltó agregar que detrás de esa estrategia está el presidente Felipe Calderón, cuyo objetivo, ya lo sabemos, es conservar la Presidencia de México al costo que sea, incluido el deshacer los acuerdos para lograr la aprobación del próximo presupuesto y algunas de las iniciativas pendientes. “Primero es lo primero”, secundaría el ranchero mencionado en el párrafo anterior.
En esa prioridad se basa, precisamente, la intención del PAN: ganar la elección presidencial. Calderón sabe que si falla en esta acción electoral, vendrán días tan tristes como terribles para él y sus compinches dado que el poder en pleno estaría en su contra. De ahí que haya empezado a poner la carne en el asador albiazul.
La primera víctima de semejante necesidad o estrategia, como le guste al lector, será (o ya es) Humberto Moreira. A través de él y todo lo que le rodea –adicionadas sus erratas gubernamentales– a priori y para siempre tratarán de quemar al priismo triunfador que representa Enrique Peña Nieto.
Ésta que por el momento parece una burda estratagema, nos lleva a considerar el siguiente escenario o urgente sacrificio en pos de la Patria que anhelan los integrantes del mal llamado grupo Atlacomulco: sin Moreira en la dirigencia, los priistas cancerberos o golpeadores entrenados y preparados ex profeso, podrían arremeter contra Calderón y sus socios políticos, sin temer a las represalias judiciales; írseles con todo documentándoles lo que la nación ya conoce de oídas y, entre otras cosas, denunciar la entrega del país al capital extranjero, además de aquellas operaciones políticas-financieras que rebasan la heterodoxia y caen en la ilegalidad, digamos que draconiana.
¿Complicado?
No, de ninguna manera. Es tan simple como jugarse la vida a sabiendas de que no hacer nada equivale a un suicidio político o, vuelvo a recurrir a la sabiduría del ranchero mencionado, embarrar de estiércol a la institución.
Si Peña Nieto y Beltrones se la juegan con Moreira, deberán afrontar las consecuencias de las denuncias que pesan sobre el dirigente de su partido. ¿Cómo y en qué gastó la cantidad de dinero que forma la deuda de la entidad que gobernó?, sería (o ya es) un línea de investigación. Otra: ¿quién o quiénes intervinieron para que durante los próximos sexenios los coahuilenses tengan que pagar 33 mil millones de pesos? La tercera: ¿qué diputado o servidor público lo asesoró y por cuánto? Y aquí, en esta última pregunta, me salta el nombre de Jorge Estefan Chidiac, actual secretario de Finanzas del PRI nacional: hasta él se vería untado de boñiga en virtud de que fue presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados y, por ende, para los gobiernos priistas, comprendido el de Moreira, un buen negociador o intermediario en aquello de conseguir incrementos presupuestales.
Así, pues, considerando los pros y contras de esta trama saturada de tufos raros, en el PRI se podría dar la unidad e incluso la uniformidad para entre todos convencer a Moreira de que renuncie o se retire mientras se desahoga la denuncia penal interpuesta por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Está más que claro que Felipe Calderón, Ernesto Cordero y demás parafernalia panista, van por él o por quién o quiénes resulten responsables de la contratación irregular de créditos bancarios, de la falsificación de los datos y cifras oficiales en el Diario Oficial de la entidad y del engaño a las autoridades sobre el endeudamiento que se tenía. Es evidente también que en ello está involucrada la próxima elección presidencial.
Como verá el lector, el aspirante Peña Nieto no puede ni debe soslayar la gran mascarada que le han organizado a su PRI.
Twitter: @replicaalex