Por Alejandro C. Manjarrez
¡Qué difícil es ser gobernante! Más aún cuando en el pasado inmediato de quienes están en el poder, existen antecedentes que forman parte de la corrupción casi institucionalizada. ¿Alguien se salva de este fenómeno político? Nadie, ni siquiera Rafael Moreno Valle Rosas, cuya economía y formación profesional, que conste, estuvo lejos del servicio público como lo que ha sido: escuela de entrenamiento y capacitación para obtener beneficios económicos ilegales.
Esta conclusión que a lo mejor comparten algunos lectores, ha sido inspirada en los acontecimientos que rodean al caso Valle Fantástico, o sea el laberinto jurídico donde sólo Carlos Meza Viveros se ha movido con la solvencia de quienes conocen los vericuetos de la ley.
Lo curioso de este digamos que descubrimiento del columnista, está en que Moreno Valle es beneficiario de la bonhomía de los que, según Meza, corrompieron su gestión para promover pingües negocios inmobiliarios. Esto porque uno de esos ex gobernantes lo impulsó para que primero fuera secretario de Finanzas y Desarrollo Social y después aspirante a sucederlo, y debido a que el otro negoció con él la diputación y el liderazgo del Congreso local. De no haberse dado estas dos condiciones, el hoy gobernador nunca hubiera llegado a ocupar el honroso y comprometido cargo que ejerce.
La segunda curiosidad digna para Ripley, la encontramos en que el conductor jurídico del tema es hijo de quien sembró la semilla ya corrompida cuyos frutos cosecharon los últimos tres gobernadores, rareza cuya autoría pertenece al actual mandatario: éste lo nombró precisamente para que, entre otros asuntos judiciales, se hiciera cargo del hasta ahora frustrado rescate del espacio donde algún día estará el Parque Metropolitano. Dicho con otras palabras: lo instruyó a destapar la cloaca cuyo contenido sirve para darse baños de pureza.
La paradoja más espectacular de esta serie de incongruencias, la encontramos en la confesión de cada uno de los impulsores de Rafael, acto en el que –asegura el abogado Meza– aceptaron haber trasgredido la ley para beneficiar a unos cuantos amigos dotándoles de varias de las hectáreas expropiadas a los campesinos que hoy miran sorprendidos cómo el pantano ahoga a los usufructuarios del poder, los mismos que los jodieron quitándoles su patrimonio generacional.
Todo lo comentado se consolidó como caso extraño el pasado día nueve de agosto, cuando los involucrados en varios delitos comparecieron ante el juez de la causa para dejar asentado que, en efecto, durante su mandato constitucional, cometieron actos al margen de la ley. Y aquí me asaltan varias preguntas, a saber:
¿Qué pasó? ¿De dónde los agarró Moreno Valle? ¿Por qué aceptaron firmar lo que históricamente los compromete ubicándolos en el espacio reservado a los delincuentes? ¿Habrán recibido una “carta compromiso” para no fincarles delitos por lo que hicieron cuando eran gobernadores? ¿Cambiarían esta confesión por la patente de impunidad? ¿Podrán caminar por la vida mirando de frente a quienes gobernaron? ¿Qué pasará si llega a aparecer otra u otras operaciones con el mismo vicio de origen? Y lo más interesante: ¿Moreno Valle Rosas los seguirá apapachando a pesar de que ponga en riesgo su popularidad?
Mientras sucede algo que aclare las dudas expuestas, el titular del poder Ejecutivo necesita en primer lugar concretar lo que inició el día de su protesta, cuando dijo que recuperaría el predio motivo de la litis en comento, juicio que ha exhibido a los priistas beneficiados por el voto del pueblo. Mientras esto no ocurra, la duda y la desconfianza operarán como una broca que poco a poco irá taladrando el prestigio de Rafael Moreno Valle Rosas, fama pública que por ahora parece colgada de un clavo ardiente.
También necesita precisar cuál fue el trato con los ex gobernadores o qué diablos les dijo para que éstos aceptaran colaborar con él a sabiendas de que atentaban contra su propio prestigio. Si no lo hace, la perplejidad de los poblanos formará un pesado lastre que podría impedirle ascender al cielo que le tienen prometido.
¿Y cómo reaccionarán los beneficiaros del poder melquiadista y marinista?
Es otra pregunta que habré de responder una vez que den color los miembros distinguidos de esa pléyade de nuevos millonarios precisamente gracias a los negocios y las transas inmobiliarias. Bueno, a lo peor también hacen (si es que no lo han hecho) un conveniente trato de impunidad.
Twitter: @replicaalex