Por Alejandro C. Manjarrez
Es difícil encontrar una figura para definir las acciones burocráticas de la mayoría de los diputados al Congreso local poblano. Y lo es porque cada uno tiene su lado amable, bondadoso, espiritual, amigable, simpático y hasta romántico. Son seres humanos con virtudes. Pero también son individuos que tienen defectos digamos que justificables dada su condición humana. Lo malo está en que su única coincidencia sea la de atentar contra el prestigio del gobernador Rafael Moreno Valle.
Antes de explicarme y detallar las razones del aserto que acaba de leer, referiré al Cuadrilátero Legislativo que formaron cuatro diputados, obvio. Lo hago porque, perdone usted la franqueza, el trabajo de éstos y de sus rivales representa la antítesis de nuestros eufemísticamente llamados legisladores.
En 1912, hace cien años precisamente, en la XXVI Legislatura federal, participaron Francisco M. de Olaguíbel, José María Lozano, Nemesio García Naranjo y Querido Moheno, hombres de letras e ideas cuyas críticas se centraron en el gobierno maderista. Las discusiones, álgidas por cierto, los enfrentaron al llamado Bloque Renovador en el cual participaban el poblano Luis Cabrera Lobato, Serapio Rendón, Jesús Urueta, Roque González Garza, Enrique Bordes y Francisco Escudero. Los asesinatos de Madero y Pino Suárez dieron fin a aquellas jornadas de discusión parlamentaria intensa, culta, crítica e inteligente, no así a la participación política constructiva de los mencionados cuyo legado político y cultural sigue siendo importante. Hay mucha tela que cortar en estas historias; sin embargo, de ello me ocuparé en otra ocasión porque, por ahora, sólo quiero llamar la atención del lector para contrastar actitud, comportamiento y capacidad de aquellos legisladores con los actuales diputados. Usted tiene la última palabra.
Arriba escribí: “atentar contra el prestigio del gobernador Rafael Moreno Valle”. Baso mi dicho en que es prácticamente nula la discusión legislativa sobre las propuestas del Ejecutivo. Así como éstas llegan, se aprueban y se votan sin problemas. No hay aportaciones ni enmiendas, menos aun consultas con la sociedad a la que supuestamente representan los diputados. Lo que existe es una completa sumisión, actitud que pone en entredicho la solvencia política del poder Ejecutivo; ello porque sin rechistar los diputados aprueban, avalan y hasta aplauden arrobados lo que les manda Moreno Valle. Supongo que eso los hace sentirse útiles al gobierno, leales al morenovallismo y productivos para la administración estatal a la que sirven. Si así fuere estarían violentando el mandato del pueblo, y lo peor, exponiendo al gobernador a que una persona loca o cuerda, o un grupo de oposición o neutral, acuda al Congreso de la Unión para denunciar que en Puebla no hay separación de poderes. Y les creerían si analizasen los antecedentes de las minutas, votaciones, comparecencias, actas, decretos y diario de los debates.
Para no ser reiterativo propongo al lector echar un vistazo a la información que refiere la prensa sobre lo aprobado en comisiones al poder Ejecutivo, trámite que seguramente será validado por el Pleno. Constataría que el gobierno dispondrá vía endeudamiento de 12 mil 494.8 millones de pesos, de los cuales tres mil 500 millones de pesos serán generados por la bursatilización del ISN y mil 500 millones de pesos con el mismo esquema financiero, pero afectando los ingresos del Instituto Registral y Catastral. Y esto tiene dos connotaciones. Una: que Puebla haya seguido el ejemplo de las entidades que adquirieron “liquidez” con el mismo método (Veracruz y Coahuila) en periodos curiosamente preelectorales. Y otra: que se afecte la credibilidad de los ciudadanos y de paso a los Ayuntamientos porque ni unos ni los otros fueron consultados para tomar ese tipo de decisiones que, para bien o para mal, incidirán en su futuro.
Puede ser que sea benéfica la ingeniería financiera puesta en práctica por el gobierno de Puebla. Tal vez. Lo malo está en que la participación de la sociedad haya sido eliminada por los diputados que, en vez de hacer un ejercicio democrático, plural y social, se hayan acogido al despotismo ilustrado del siglo XVIII, cuando los monarcas y su séquito aplicaban la fórmula: “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Y que con su comprobada mansedumbre, amistad, bondad, romanticismo y simpatía, los diputados locales expongan a su amigo a pasar a la historia como un gobernante al cual el pueblo le valió un soberano cacahuate.
Concluyo con esta verdad de Perogrullo: comete un grave error aquel que suponga que gobierno es sólo la función ejecutiva.
Esperemos pues que los diputados entiendan la misión para la que fueron electos, en lugar de mostrarse sumisos y disciplinados con el mandatario, actitud que, insisto, lesiona el prestigio de Rafael Moreno Valle, aunque éste diga que el Legislativo es un poder autónomo.
Twitter: @replicaalex
La foto que ilustra esta columna es de Diego Huerta. Fue tomada en San Andrés Cohamiata, Jalisco. Huerta, es un fotógrafo mexicano que durante 23 días compartió techo con una familia huichol. La sensibilidad y colorido que captó el artista nos muestra, además, lo importante que es entender a la gente para captar sus necesidades, demandas y esperanzas.