domingo, 11 de marzo de 2012

Los hombres del gobernador


Por Alejandro C. Manjarrez
Hemos escuchado y visto actuar a todos los secretarios del gabinete de Rafael Moreno Valle. Tienen su estilo en el arte de matar pulgas en su petate o colchón de agua, depende las fantasías de cada cual. Ninguno se parece al otro porque sus orígenes profesionales son distintos. Sin embargo, hay dos que tres que están en la misma frecuencia del mandatario, incluso en el arte de lanzar proyectiles disfrazados de aparatos celulares.
Es, pues, un interesante grupo cuyas características harían la delicia de cualquier guionista o director de cine: Woody Allen sería el más adecuado si considerásemos que, igual que la familia del cineasta y escritor, nuestros servidores públicos viven como burgueses porque están bien alimentados, vestidos (metrosexuales) e instalados en la cómoda y lujosa residencia que ellos compraron o, si hacemos caso a la versión oficial, pagan la renta con su modesta retribución juarista, salario por cierto mermado con el 5 por ciento que, dicen, servirá para vivir mejor.
Inicio la serie con Fernando Manzanilla Prieto, titular de la Secretaría General de Gobierno, a mi juicio el único diferente al resto ya que, no obstante su parentesco político con el gobernador, tiene lo que podríamos llamar luz propia. Y no lo dice el columnista eh; el propio Fernando lo sugirió durante la presentación del libro motivacional de Odín Dupeyrón, intervención que se antoja como su autorretrato hablado.
Al escuchar la grabación recordé la técnica de Dale Carnegie, precursor en los cursos de desarrollo personal. Esto porque habló de lo que se ha ganado el derecho de hablar, razón por la que transmitió su pensamiento para congraciarse con el público que a priori suele rechazar lo que dicen, hacen o representan los políticos. He aquí algunas de las confesiones del hombre exitoso:
Manzanilla dijo que logró su transformación personal después de haberse cuestionado sobre lo que deseaba: qué es lo que buscaba, qué podía hacerlo feliz, cuál sería el camino para encontrar el balance que permite vivir contento y con un espíritu positivo. Lo analizó y tomó la decisión.
Su primera digamos que receta, la proyectó en la frase: “lo mejor del pasado es que ya pasó”, criterio que me lleva a compartir con el lector la fórmula del mencionado Carnegie: “vive en un compartimento estanco y no te preocupes por el pasado ni tampoco por lo que habrá de suceder”. O sea, disfruta el día y manda al carajo lo que ocurrió ayer, experiencias que pueden hacer las veces de lastre. Dale Carnegie nunca habló de la historia dado que su formación lo mantuvo ajeno a esta circunstancia que el tiempo ha convertido en una de las fallas notables en la técnica de autoayuda, lo cual también es una lección insoslayable: si no conoces la historia estás condenado a repetirla, diría el clásico. Lo bueno es que Fernando tiene interés e incluso promueve el rescate y difusión de la historia.
Otra de las confesiones del secretario fue la siguiente: dijo que hace dos años no sólo no pensaba en regresar a la política sino que se había prometido nunca más ubicarse en este escenario. Empero, lo hizo consciente de que el día a día se construye con las decisiones que se toman a cada instante, siempre con el corazón puesto en ello, sin miedos ni remordimientos. Y como vimos: ¡regresó! Intuyo que ese retorno de debió a que, diría Paulo Coelho, el universo conspiró a su favor.
Manzanilla trajo a colación el tema de la física cuántica. Dijo que esta ciencia comprueba que lo que uno piensa afecta la realidad, la materia. Y en seguida agregó para ejemplificar su dicho: “Lo que decimos también afecta la realidad que vivimos”. Vaya que éste es un tema harto complicado aunque fácil de definir si nos acogemos a las siguientes frases sacadas de alguno de los espacios mediáticos para mentes galácticas: “El modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos”. ¡Sopas! Y aquí me permito acotar: la receta habrá que pasársela a quienes fueron expulsados de la galaxia morenovallista.
Agregó el funcionario que “si somos respetuosos generamos un entorno adecuado, no sólo por lo que pensamos y decimos sino también por lo que hacemos”. Puntualizó que el patrón de conducta debe ser positivo y constructivo. Y dio un salto cuántico para  establecer que este gobierno tiene la posibilidad de ir transmitiendo valores; que los valores son las guías de la conducta, y que cuando esos valores se consolidan es posible construir una mejor vida para nosotros y en el colectivo para la comunidad.
Manzanilla puso punto final a su plática con los siguientes valores que debemos analizar en otra entrega: Colaboración, Conocimiento, Verdad, Generatividad y Efectividad. Pero le adelanto algo sobre el concepto Verdad: dijo el Secretario que se convierte en un buen negocio, en algo útil para la vida. Por eso, digo yo, hay que hablar con la verdad.
Twitter: @replicaalex