Por Alejandro C. Manjarrez
“Ya rugiste leona”, sería el epígrafe de esta la nueva etapa de los políticos elbistas, los mismos que tendrán en la mente los siguientes pensamientos: “que conste tu mala fama Maestra, misma que has ganado con el sudor de tu frente y de tu pecho y de tu espalda y de tu mente perversa y de tu ingenio y de todo aquello que te ha llevado a ocupar el poder más espectacular del Estado mexicano”.
Pero lo piensan nada más. Es obvio que nunca se lo dirán debido al temor que despierta la mejor amiga o la peor de las enemigas, depende cómo les vaya a esos sus hombres públicos en lo que es la feria de las vanidades, los elogios y las genuflexiones. Ninguno de ellos lanzará la primera piedra. Si acaso habrá quienes una vez masacrados por las palabras de Elba Esther, tengan que defenderse para medio quitarse algunos pedazos de excremento. Miguel Ángel Yunes, por ejemplo. O el inefable Jorge Castañeda cuyo valor lo llevó a criticarla defendiéndola; es decir, a usar el juego semántico que valida aquello de que el miedo no anda en burros.
¿Qué hará Rafael Moreno Valle Rosas, quien después de Felipe Calderón es sin duda el más conspicuo de los beneficiarios del poder que ejerce la señora Gordillo?
Callará y apechugará como los machos. Y de paso encenderá sendos lirios pascuales al santo de su devoción (si lo tiene, y ojalá que sea el Señor de las Maravillas) o, como plan B, le pedirá a su chamán preferido que le haga varios trabajitos para que lo libre de la mala influencia social que proyecta la sempiterna líder magisterial. Al mismo tiempo tendría que ordenar tajante a sus asesores que ya no la caguen (perdón el término, pero es el más adecuado) como lo hicieron con el caso del niño Oswaldo Zamora, cuyas extremidades fueron cotizadas al precio equivalente a 600 bolsitas de comida chatarra. Y todo por la parquedad de la información inicial que embarcó al elegante titular del poder Ejecutivo.
Esa prudencia política obligada me lleva a pensar en las diferencias generacionales a través de contrastar al gobernante con el intelectual. Vea usted:
Moreno Valle carece del sustento cultural que distingue al literato y escritor Carlos Fuentes, uno de los ex amigos de la dama en cuestión. Intuyo que por la fama pública internacional que le adorna, Fuentes se dio el lujo de pintar su raya. Lo hizo meses después de que el SNTE le publicó un libro (Por un progreso incluyente), obra que prologó Elba Esther Gordillo Morales. Entre las líneas que escribió la profesora, hay algunas frases rescatables; a saber:
El libro de “Carlos Fuentes, de ninguna manera (es) el primero en que aborda de una manera global el problema de la educación y progreso, relación que en este fin de siglo (1997), en este fin de milenio, se ha tornado indispensable”. Enseguida Gordillo cita al autor y dice: “agrega el maestro Fuentes que la educación y el magisterio serían el presagio de la noche eterna o el eterno amanecer del país”.
Dándole la vuelta a estas palabras y una vez visto de qué lado masca la iguana, mordidas que han lesionado la presencia pública de la líder nacional, ahora podemos decir que la doña representa el presagio de la noche eterna para aquellos que han crecido bajo su manto protector, Rafael entre ellos.
La razón de esta verdad de Perogrullo, está en la fama mediática de la madrina que dejó de ser hada para convertirse, diría Yunes, en la bruja de la película que estamos viendo. Y vaya que ella lo sabe y lo machaca y pone el dedo en la llaga y “besa” a quien en su entrevista con El País (24. 07. 11), decidió clavarle una daga en el trasero después, claro, de flagelarse como víctima del machismo mexicano: “Que si digo que este país necesita ahora de un gran pacto y que el candidato que más me gusta es Marcelo Ebrard –disparó a mansalva–, tal vez pueda estar perjudicando al señor. Eso es duro. No soy cínica. Lo sé. Sé de mi mala fama… Pero lo crean o no, mi causa es México”.
Marcelo salió a la palestra para decir que jamás aceptaría el apoyo de la maestra Gordillo, algo que nunca dirá Rafael Moreno Valle Rosas por dos simples razones: el gobernador poblano sí cree que aún hay una hada dentro de su protectora, y difícilmente traicionará a quien lo arropó, impulsó, protegió y todavía tiene en sus manos el porvenir político de éste que es el pupilo más exitoso.
Pero ¿por cuánto tiempo más seguirá vivo el poder de la Maestra?, preguntan sus enemigos. La respuesta sería: gracias a la medicina moderna que funciona a la perfección cuando abunda el dinero, el tiempo suficiente para que Moreno Valle brille con luz propia sin ofender el orgullo de su protectora. Sin embargo, mientras son peras o manzanas, en el cuarto de guerra morenovallista, debe estar preparándose ya el Plan B. ¿Cuál? Pronto lo sabremos. Bueno, siempre y cuando no estalle otro “petardo”.
Twitter: @replicaalex