¿Usted qué cree? El gobernador Rafael Moreno Valle tomó con sentido lúdico las referencias que en su contra hizo López Obrador, o de plano se enojó al grado de la histeria.
Si tomáramos como referencia el comunicado donde el Gobierno poblano responde al Peje tildándolo de mesiánico, tendríamos que suponer que el mandatario se enfureció, no tanto por la comparación con Gustavo Díaz Ordaz, sino por la definición de “aprendiz de dictadorzuelo”, frase ésta adicionada con lo de “góber mafioso”.
Ahora bien, si consideramos que por su origen panista o antiperredista varios de sus asesores sienten animadversión por el tabasqueño, habría que darle a Rafael Moreno Valle Rosas el beneficio de la duda y desechar aquello de que se molestó pero, al mismo tiempo, suponer que alguien de su equipo lo embarcó. E incluso pensar en que sonrió al escuchar los informes sobre lo que había ocurrido en Atlíxco, la tierra de su abuelo y además sede histórica de rivalidades sangrientas.
No obstante cualquiera de las dos posibilidades, nuestro mandatario sale perdiendo debido a que su gobierno respondió a la provocación o, si pensamos con cierta malicia, tuvo a bien sudar las calenturas ajenas.
¿Entonces cuál debió haber sido la respuesta?, preguntará el inquisitivo lector. El silencio que al respecto adoptó el presidente Felipe Calderón, el político más vapuleado por la flageladora lengua de López Obrador.
El problema para adoptar ese conveniente mutismo, está en que Moreno Valle no tiene partido ni legisladores que lo defiendan y menos aun correligionarios que se rasguen las vestiduras por él. Tal vez haya dos que tres panistas calificados para hacerlo, sin embargo, al parecer, ninguno de ellos con el compromiso, deseo o ganas de arrogarse el papel de digamos que contestatario.
Lo expuesto me lleva a compartir con usted mi punto de vista, posiblemente equivocado si partimos de que soy un simple columnista, colaborador de varios espacios cuyo impacto mediático está siendo medido por los sesudos asesores del gobierno poblano:
A quienes gobiernan les está prohibido responder a las alusiones personales. Si lo hacen, cualquier cosa que digan promueve a sus enemigos, rivales o adversarios. Una vez en el cargo público, por salud republicana deben abandonar las actitudes propias de las campañas proselitistas. Y ejercer la honrosa titularidad del poder Ejecutivo dedicándose en cuerpo y alma a servir a todos los ciudadanos, sean éstos del partido que fueren. Para ello resultaron electos por el pueblo.
¡Pero es que Moreno Valle no tiene atole en las venas!, dirán a manera de protesta quienes lo conocen de cerquita. Pues sí –les respondería cualquiera que tenga un adarme de inteligencia–, pero hay que combatir esa densidad circulatoria con la “aspirina” diaria que en este caso equivale a la experiencia de ideólogos y políticos tan citados como Jesús Reyes Heroles y Carlos Castillo Peraza, por ejemplo. He aquí dos frases, una de cada cual, legado que debe “tomarse” todos los días, antes de desayunar:
Reyes Heroles: “La política demanda pasión pero, a la par, mesura, sosiego interno y dominio de sí mismo para no intentar dominar a otro u otros.”
Castillo Peraza: “La política no es una lucha de ángeles contra demonios, sino que debe partir del fundamento que nuestro adversario político es un ser humano”.
Una vez consideradas y aprendidas las experiencias de quienes pasaron a la historia por su sabiduría, inteligencia y visión de estadista, entonces sí hablar de capacidad de diálogo sin que ese tipo de declaraciones se atoren en el cogote.
¿Y de qué se trata lo que pomposamente llaman capacidad de diálogo? Vaya otra cita pero ahora de una mujer.
María Dapello de Verteréis, una estudiosa del tema nos los aclara:
“El diálogo planteado de modo constructivo, ya sea porque poseemos las habilidades o porque nos hemos propuesto lograrlas, es en sí una virtud moral. A partir de su práctica equilibrada y constante aprenderemos a utilizarlo y si lo aplicamos de manera positiva nos ayudará en la resolución de conflictos y contribuirá al mejoramiento de las relaciones interpersonales”.
Eso dice doña María Dapello. Ahora habrá que preguntarle al diputado José Juan Espinosa, si él y sus antagónicos ideológicos y personales estarían dispuestos a dialogar en los términos morales que esboza la argentina, empezando desde luego por el arte de saber escuchar. Bueno, esto siempre y cuando no le quiten el fuero como intentaron hacerlo con López Obrador.
Twitter: @replicaalex